En 1860, Spurgeon le habló a la Sociedad Misionera de Londres y expresó su deseo de que las misiones fueran fructíferas. Él tituló su charla: «Peace at Home, and Prosperity Abroad» [Paz en casa y prosperidad en el extranjero]. Para Spurgeon, las misiones exitosas comienzan con iglesias locales saludables. Él preguntó: «¿cuáles son los puntos que constituyen la salud de la iglesia en casa?». Su respuesta:
- la pureza de vida (conversión) confirmada por medio del examen de membresía;
- la solidez del Evangelio (sana doctrina);
- el vínculo salvado de la fraternidad (unidad);
- la actividad constante (dedicado a las buenas obras);
- la abundancia en la oración1.
Quizás pudo haber agregado cuatro o seis más, pero estos puntos ciertamente son un buen lugar para comenzar si queremos ver que una iglesia local llegue a estar más saludable.
1. La pureza de vida (conversión) confirmada por medio del examen de membresía
Spurgeon creía que los santos debían «distinguirse suficientemente del mundo» y que «en nuestra pureza, sólo en nuestra pureza, nos mantenemos firmes». ¿Cómo es una iglesia «pura» y una que se distingue del mundo?
Por conversión. Esta visión es consistente en las predicaciones de Spurgeon. En otro sermón, Spurgeon dijo: «una iglesia no regenerada ni santa nunca puede ser el pilar de la verdad. Si hubiera una falla en la piedad vital, si se es negligente en el andar humilde con Dios, la iglesia no puede permanecer por mucho tiempo siendo una iglesia saludable2». Él predicó: «si recibimos en nuestras iglesias a aquellos que no son convertidos, inflamos nuestros números, pero disminuimos nuestra fuerza real».
Para Spurgeon, el verdadero éxito no se mide sólo con números, sino que «nuestro éxito en una medida depende de la vitalidad, la salud y la piedad de cada individuo». Spurgeon sabía que los individuos inconversos impactaban al resto del cuerpo.
Aquellos tentados a comprometer la membresía bíblica en pos del crecimiento numérico deben escuchar la advertencia de Spurgeon: «no hemos traído el mundo a nosotros; sólo nos hemos bajado hacia él. No hemos conquistado al mundo; sólo nos hemos rendido a él. […] Hemos llevado a la casta novia de Cristo a fornicar entre la gente».
¿Cómo las iglesias pueden trabajar para asegurarse de que sus miembros sean cristianos?
Para Spurgeon, la respuesta es simple: la cuidadosa examinación de los miembros. Él predicó: «posiblemente, no podemos ser demasiado estrictos en la examinación de aquellos que son propuestos para la comunión de la iglesia».
En relación a la membresía, Spurgeon buscó combinar la afabilidad de la mente del Salvador y el amor del Espíritu con una firmeza severa. Esto significa que las iglesias deben trabajar duro «con la discreción más prudente de mantener la pureza del discipulado». Guardamos la conversión «cuando estamos involucrados en la aceptación o rechazo de los candidatos para la comunión de la iglesia visible».
Es más, los pastores deben trabajar en nuestras examinaciones de membresía. Él concluyó este punto de ser saludables con estas palabras:
Que Dios nos otorgue a cada uno de nosotros, que somos pastores de la iglesia, esa vigilancia incesante y supervisión constante por medio de las cuales debemos poder detectar a los lobos vestidos de ovejas y por medio de las cuales debemos poder decir con calma, dura pero amorosamente a aquellos que se nos acercan buscando comunión, sin la evidencia satisfactoria de que pertenecen a la familia de Dios: «debes seguir tu camino hasta que el Espíritu de Dios haya tocado tu corazón, porque hasta que no hayas recibido la fe viva de Jesús, no podemos recibirte dentro del número de sus fieles».
2. La solidez del Evangelio (la sana doctrina)
¿El Evangelio se predica fielmente? ¿Se afirma y se celebra la sana doctrina? Si no es así, una iglesia podría estar dirigiéndose al infierno en lugar de a la salud. Spurgeon dijo: «¡ay! Si sus doctrinas están contaminadas, su fe no se mantendrá y la iglesia al no estar sana, ¿qué más podría ocurrir?». Spurgeon se mantuvo fiel a esta convicción a lo largo de su predicación. En otro sermón dijo: «una iglesia saludable mata el error y hace pedazos al mal3».
Aun cuando él fue un defensor implacable de la verdad, Spurgeon también buscó ser comprensivo y también buscó la unidad alrededor de la verdad vital.
Mencionó el debate del calvinismo vs. el arminianismo como ejemplo:
Debo estar preparado para recorrer un camino muy largo por el bien de la comprensión y admitir que mucha de la discusión que ha existido incluso entre los arminianos y los calvinistas no ha sido una discusión sobre la verdad vital, sino sobre los términos en los cuales esa verdad vital debe afirmarse. […] Al leer el conflicto entre ese poderoso hombre que hizo que estos muros resonaran con su voz, el señor Whitfield, y ese otro hombre poderoso igualmente útil en su tiempo, el señor Wesley, sentí que se enfrentaban por las mismas verdades y que la vitalidad de la piedad no fue un asunto principalmente de controversia.
Ahora bien, estas palabras podrían sonar extrañas porque en otra parte Spurgeon es claramente dogmático sobre el calvinismo. Después de todo, este es el mismo Spurgeon que veía al calvinismo como «la carne espiritual que capacita al hombre para seguir trabajando en los caminos del servicio cristiano4» y que creía que «el calvinismo te da diez mil veces más razones para tener esperanza que un predicador arminiano5». Debemos recordar que el hombre que predicó comprensión en esta charla es el mismo que también dijo:
Tengo mi propia opinión privada de que no existe tal cosa como predicar a Cristo y a Él crucificado, a menos que prediquemos lo que hoy en día se denomina calvinismo. Es un apodo llamarlo calvinismo; el calvinismo es el Evangelio, y nada más. No creo que podamos predicar el Evangelio si no predicamos la justificación por la fe, sin obras; tampoco a menos que prediquemos la soberanía de Dios en su dispensación de la gracia; tampoco a menos que exaltemos el amor electo, inalterable, eterno, inmutable, conquistador de Jehová; tampoco creo que podamos predicar el Evangelio a menos que lo basemos en la redención especial y particular de su pueblo elegido y escogido la cual Cristo llevó a cabo en la cruz; tampoco puedo comprender un Evangelio que permite que los santos se desmoronen después de haber sido llamados ni que permita que los hijos de Dios sufran quemándose en el fuego de la perdición después de haber creído en Jesús. Tal Evangelio aborrezco6.
Su objetivo al hablar de la salud de la iglesia en casa es enfocar a sus oyentes en las verdades fundamentales y vitales que muestran si es que la enseñanza de una iglesia es o no sana. Spurgeon predicó: «sigo manteniendo que debe haber, y tiene que haberla si nuestras iglesias han de ser sanas y saludables, una adherencia constante a las doctrinas fundamentales de la verdad divina». Una falta de unidad alrededor de la verdad «claramente demuestra que el cuerpo de la iglesia no está en un estado saludable». Spurgeon claramente afirmó unidad alrededor de la sana doctrina mientras que también defendió valientemente las verdades que creyó.
Quizás una actitud más característica de Spurgeon se refleja en lo que predicó después:
No obstante, hermanos míos, si alguna vez se llegara a poner en duda la divinidad de Cristo o la personalidad del Espíritu Santo, si se llegará a usar los términos del Evangelio en un sentido más contrario al que jamás se le haya atribuido en cualquier era de la verdad; si se llegara a estropear o a dañar nuestras ideas de la justicia divina y de esa grandiosa expiación la cual es la base de todo el Evangelio, tal como nos han sido entregadas, entonces es tiempo, hermanos míos, que de una vez por todas, se arroje la vaina y se desenfunda la espada. Debemos enfrentarnos incluso hasta la muerte contra cualquiera que ataque las preciosas verdades vitales que constituyen el corazón de la religión santa.
Spurgeon afirmó unidad en el cuerpo, pero no una unidad superficial. En su visión, una iglesia saludable está unida alrededor de la sana doctrina.
3. El vínculo salvado de la fraternidad (unidad)
Un tercer punto para Spurgeon era la unidad, especialmente entre ministros del Evangelio. En un día con mucha división, el punto de Spurgeon es un buen recordatorio. Él dijo: «cuando el pie está en enemistad con la mano debe haber algo de locura en el cuerpo; no puede haber una mente sana dentro de ese marco que está dividido contra sí mismo». Y en otra parte:
Si hubiera entre ustedes cualquier remanente de un espíritu de división; si hubiera algo en nosotros que nos hiciera excomulgar y cortar a los hermanos, porque no podemos ver con ellos todos los puntos de la brújula espiritual, aun cuando estemos de acuerdo en lo principal; si es así, entonces debe haber en algún lugar u otro una enfermedad grave. […] Oh, mi corazón anhela ver una unión más minuciosa entre los ministros de Cristo Jesús.
Spurgeon dijo: «estos tres puntos: pureza de vida, sana doctrina y unidad de los ministros de la iglesia de Cristo ayudarán a constituir una iglesia saludable en casa». Sin embargo, no fueron exhaustivos. Él agregó dos más: actividad constante y oración.
4. La actividad constante (dedicado a las buenas obras)
Spurgeon dijo: «oh, hermanos míos, estamos equivocados cuando pensamos que la iglesia es saludable cuando está cómoda y quieta». Y en otra parte dijo: «a intervalos, algunos de los discursos más sinceros mueven a los miembros hacia la acción espasmódica, luego vuelven de nuevo a su apatía y tibieza laodicense».
Su solución a la pereza no era un ciclo continuo de programas. Al contrario, Spurgeon creía que las iglesias debían enfocarse en hacer discípulos. Spurgeon advirtió: «es una maravilla que estén cómodos mientras sus almas están muriendo y los pecadores se están perdiendo; cuando el infierno se está llenando y el Reino de Cristo no se está extendiendo».
5. La abundancia en la oración (oración comunitaria)
Aun cuando cada uno de estos puntos es importante, Spurgeon también enseñó: «la iglesia nunca es saludable excepto cuando abunda en oración». Él advirtió: «no me importa si el lugar está lleno en sus otros servicios; la iglesia no es próspera si la reunión de oración es débil».
Spurgeon fue rápido para mencionar su propio fracaso en esta área cuando lamentó: «debo lamentar y confesar mi propio caso, que he tenido que sentir en mí mismo —y creo que puedo hablar por muchos otros— un anhelo por oración en relación al esfuerzo misionero en especial». Spurgeon vio espacio para crecer en otras iglesias, pero también en su propia vida.
Conclusión
Mientras concluía su predicación sobre estos cinco puntos, él dijo: «se le debe dejar al corazón de cada individuo y a cada miembro de la iglesia, responder por sí mismo la pregunta, si es que su propia iglesia está en un estado de salud espiritual, tomando estas cosas como una prueba; esto es, pureza, solidez, unidad y oración».
Amigo, quizás tu Iglesia está sobresaliendo en estos cinco puntos. O tal vez tu Iglesia está lejos de la salud que Spurgeon describe. Si tu iglesia local está lejos de la salud, entonces permíteme sugerirte que comiences donde Spurgeon terminó su charla. Spurgeon no concluyó con una palabra condenatoria sobre las iglesias no saludables ni con un llamado a la acción impulsiva y rápida; al contrario, Spurgeon concluyó con un llamado que puede resonar en todos nuestros púlpitos: él llamó a sus oyentes a creer en el Cristo crucificado y resucitado.
Recuerda: estás perdido y arruinado; arruinado por completo, sin esperanza y sin remedio. En cuanto a ti mismo, no hay esperanza de salvación. Pero hay ayuda proporcionada por Aquel que es poderoso incluso para salvar: Jesucristo. Mira fuera de ti mismo hacia Él y serás salvo. […] Las palabras que dan vida al alma son «cree y vive». ¡Oh! Que el Señor te capacite ahora para confiar en Jesús y seas salvo, aunque tus pecados sean demasiados. Cuando mires a Cristo, ve el manto negro del pecado desatado y desechado. Cuando tu ojo vea al Salvador sangrando, ve a los ojos de Dios mirándote con una complacencia y gozo manifiestos. «Aquel que creyó en el Señor Jesús será salvo», aunque sus pecados sean muchos; «quien no crea será condenado», aunque sus pecados sean pocos. Exhorto fervientemente a aquellos que sienten su necesidad de Jesús, aquellos que están «cansados y cargados; perdidos y arruinados por la caída», a que ahora tomen al Señor, aún ahora, puesto que Él es suyo.
Este recurso fue publicado originalmente en 9marks.
- Se tomaron estos cinco puntos de un sermón de C. H. Spurgeon, NPSP Vol 6. «Peace at Home, and Prosperity Abroad» [Paz en casa y prosperidad en el extranjero]. Para leer este sermón en línea, visita el siguiente link: https://www.spurgeon.org/resource-library/sermons/peace-at-home-and-prosperity-abroad/#flipbook/
N. del T: todas citas de este sermón son traducción propia. - Spurgeon, C. H. MTP Vol. 24, «What the Church Should be» [Lo que debe ser la iglesia]. N. del T: traducción propia.
- Spurgeon, C. H., MTP Vol 29, «The Best War-Cry» [El mejor grito de guerra]. N. del T: traducción propia.
- Spurgeon, C. H. (2013) «Discurso 1: los ejemplos en la predicación» en Discursos a mis estudiantes, Serie. 3, (Editorial Peregrino; Publicaciones Aquila), p. 354.
- Spurgeon, C. H., MTP Vol. 53, «The Parable of the Ark» [La parábola del arca]. N. del T: traducción propia.
- Spurgeon, C.H., «A Defense of Calvinism» [Una defensa del calvinismo]. The Spurgeon Archive, MBTS. https://archive.spurgeon.org/calvinis.php N. del T: traducción propia.