Siete siglos antes de Cristo, el pueblo de Dios se metió cronológicamente entre los terroríficos reinos de Asiria y Babilonia. Un profeta miró a toda la maldad a su alrededor y se preguntó qué haría Dios, si es que había una posibilidad, sobre todo eso. Este breve libro de tres capítulos que tenemos como resultado ofrece un gran tratamiento sobre sufrimiento y juicio, sobre soberanía y justicia, y sobre la posición apropiada ante Dios para las personas que están en dolor.
Predicar este libro será de gran beneficio tanto para ti como pastor como para tu congregación. Los temas contenidos en Habacuc son tan relevantes como las noticias diarias. Pero no solo creas mi palabra. Permíteme llamar a cuatro testigos. Debes predicar Habacuc debido a Epicuro, a Lutero, a Leibniz y a Jesús.
1. Debes predicar Habacuc debido a Epicuro
Un sinfín de personas han luchado con el problema de la maldad, aunque el razonamiento filosófico más básico para el asunto a menudo es atribuido al antiguo filósofo griego Epicuro.
Su formulación era básicamente esta: si el Dios cristiano (que es omnisciente, omnipotente y omnibenevolente) existe, entonces el mal no existe. El fundamento aquí es que si Dios lo sabía todo, él habría sabido sobre todo mal (así como la manera de detenerlo); si era todopoderoso, él pudo haber detenido al mal; y si era todo amoroso, habría deseado detener el mal. Sin embargo, Epicuro observó, y el mal persistió. Por lo tanto, o Dios no existe o no es el Dios que los cristianos declaran.
Pastor, como sabes, Epicuro no fue la última persona que confrontó este problema. La iglesia está llena de personas que han luchado, lucharán o están actualmente luchando con la angustia mental de vivir la vida en un mundo caído. El profesional fiel se pregunta por qué perdió su trabajo cuando hizo todo correctamente. La madre primeriza agoniza por la incapacidad de poder tener una buena noche de sueño para poder tener un devocional decente por la mañana. Los universitarios cristianos luchan con ser ridiculizados por sus compañeros y evaluados críticamente por un profesor agnóstico. Y podemos continuar. ¿Dónde está Dios cuando las cosas no funcionan como esperamos que funcionen como fieles seguidores de Cristo?
Habacuc comienza con estas preguntas ante Dios (Ha 1:1-4). El profeta miró a su alrededor y solo vio violencia, injusticia y opresión. Él clamó a Dios por ayuda, pero a él le parecía como si Dios estuviera en silencio. El mal persistió y Dios parecía inactivo. O al menos esta es la percepción que Habacuc tiene al principio del libro.
Debes predicar Habacuc debido a Epicuro. O más concretamente, debes predicar Habacuc porque te dará una gran oportunidad pastoral para hablar sobre el problema del mal y pastorear a tu congregación a través del dolor y la confusión.
2. Debes predicar Habacuc debido a Lutero
Habacuc es como un «preguntas y respuestas con Dios». El profeta plantea una pregunta en el 1:1-4 y Dios responde en el 1:5-11. Habacuc da una contestación en el 1:5-2:1 antes de que Dios dé una respuesta final en el resto del capítulo 2. En el capítulo 3 se encuentra la oración de Habacuc en respuesta a todo lo que ha sucedido.
¿Qué tiene que ver todo esto con Martín Lutero? Bastante, en realidad. La segunda respuesta de Dios a Habacuc contiene una línea que será citada tres veces en el Nuevo Testamento (Ga 3:11; Ro 1:17; Heb 10:37-38), una línea que detendría a un monje alemán y se conocería por muchos como «el verso de la Reforma».
Como sabrás, Lutero como monje católico odiaba la idea de la justicia de Dios. Instruido por sus profesores y sacerdotes en la ira justa de Dios hacia el pecador injusto, Lutero vivió aterrado de Dios. Él sabía que, a pesar de todos sus esfuerzos como estudiante y monje, no era justo y nunca podría estar ante Dios.
La transformación de Lutero de odiar la justicia de Dios a amarla, de vivir en terror porque sus obras eran insuficientes a la alegría y libertad de saber que era salvo solo por fe, se remonta a su meditación en un versículo de la Escritura. Es un versículo que originalmente aparece en Habacuc 2:4: «Así es el orgulloso: en él, su alma no es recta, mas el justo por su fe vivirá». Una vez que Lutero entendió este verso (como es citado en Romanos 1) dijo: «me sentí como si hubiera nacido de nuevo completamente y hubiera entrado al paraíso mismo a través de las puertas que habían sido abiertas de golpe».
Estos grilletes de obras justas aprisionan a más de un par de personas en nuestras iglesias. Ayuda a tu congregación a pensar en lo que significa que los justos deben vivir por fe. Debes predicar Habacuc debido a Lutero. O, debes predicar Habacuc porque te da una oportunidad para hablar sobre el peso de la Reforma y sobre el principio siempre relevante de que hay dos maneras de vivir.
3. Debes predicar Habacuc debido a Leibniz.
Gottfried Leibniz era un filósofo del siglo XVII que era optimista en el sentido filosófico formal. Esto no quiere decir que él siempre tuvo una actitud de ver el vaso medio lleno si es que usamos un término actual, sino que tenía una visión filosóficamente optimista del mundo que Dios creó. El mundo que existe debe ser el mejor de todos los mundos posibles, razonó Leibniz, porque si habría sido posible un mejor mundo, entonces Dios habría creado ese en su lugar.
Este optimismo entregó parámetros para explicar la presencia del mal y del sufrimiento en nuestro mundo. Si este es el mejor mundo posible, entonces debemos ser capaces de reconciliar el mal que existe con nuestro Dios que todo lo sabe, que es todo amoroso y todopoderoso.
Hacia este fin, Leibniz acuñó el término «teodicea», una combinación de palabras griegas antiguas para Dios (qeoß/theos) y justicia (dikh/dike), como una expresión para la justificación de los atributos y de las acciones de Dios dada la presencia del mal y del sufrimiento en el mundo.
Si el problema del mal formula preguntas filosóficas y teológicas, entonces la teodicea formula las respuestas filosóficas y teológicas.
¿Por qué predicar Habacuc? Porque es uno de los dos libros en el canon de la Escritura que está categorizado como una teodicea. Mientras que muchos pasajes nos ayudan a reconciliar la bondad de Dios y la presencia del mal, solo Job y Habacuc lo tienen como su primer tema. Predicar Job es beneficioso y elogiado, pero tomará un poco de tiempo. Habacuc, por otro lado, te capacitará para introducir la teodicea de manera más concisa.
Debes predicar Habacuc debido a Leibniz. Dicho de otra manera: debes predicar Habacuc porque equipará a tu congregación para responder al problema del mal y construirá su confianza en la bondad y en la soberanía de Dios
4. Debes predicar Habacuc debido a Jesús
La injusticia y el sufrimiento le recuerdan al cristiano las aflicciones de Cristo por nosotros. Las preguntas de Habacuc sobre la bondad de Dios de cara a la injusticia son una sombra del evento de Cristo, donde una verdadera y perfectamente buena persona sufrió el trato más injusto de la manera más inhumana. Habacuc nos muestra que Dios se mueve de maneras misteriosas. Una verdad que está al centro de nuestra fe. El Mesías triunfará no por victoria militar, sino que por la muerte de un criminal. El cristiano igualmente debe perder su vida para salvarla; el que va a ser primero debe ser el último.
Predicar Habacuc le traerá a tu iglesia el siempre necesario recuerdo de que solo en Cristo tenemos una teocracia que responde al problema del mal. Es solo en Cristo que tenemos justicia por la cual podemos vivir por fe. Es solo en Cristo que podemos regocijarnos como Habacuc, cuyas palabras finales declaran que incluso si Dios se lleva todo, «Con todo yo me alegraré en el Señor, me regocijaré en el Dios de mi salvación. El Señor Dios es mi fortaleza; él ha hecho mis pies como los de las ciervas, y por las alturas me hace caminar».