El 2024 marca mi aniversario número 35 como pastor principal de la misma iglesia. Estoy a punto de cumplir 64 años. Después de dar un paso al costado, ¿cómo debo involucrarme en mi iglesia?
Enfrento muchas opciones: irme, quedarme como un pastor del equipo, pero con un rol diferente y todas las posibilidades que hay entremedio. No sé cómo se verá mi futuro, pero sí sé algunas verdades que darán forma a mi respuesta.
1. Jesús compró la iglesia local
Podría sentirla como mi iglesia, mi rebaño, mi congregación, mi familia (y en ciertas maneras lo es). Pero, en última instancia, esta iglesia local no me pertenece, le pertenece a Jesús, y yo estoy buscando mantenerla fiel a su propósito durante mi periodo al mando. Por lo tanto, mi trabajo es ser fiel al Príncipe de los pastores, no influenciar la vida de la iglesia en torno a «mi carrera ministerial». Un amigo mío me preguntó si había pensado cuál sería mi última serie expositiva. Creo que esa es una manera incorrecta de mirar esto. La última serie de sermones que predique debe ser la próxima serie que la congregación necesita para parecerse más a Jesús.
Mientras tanto, necesito refrenarme de recordarle a las personas cuánto tiempo he estado aquí o de hacer referencias nostálgicas que llevan excesivo foco hacia mí. La iglesia estará bien sin mí. Le pertenece a Jesús.
2. Mi membresía en la iglesia está directamente relacionada a mi unión con Cristo
En lo más íntimo de mi corazón, soy un seguidor de Cristo. Soy miembro de su iglesia porque yo estoy en Él. Esto significa que me veo a mí mismo fundamentalmente como parte de su congregación. No soy miembro aquí porque este sea mi trabajo. Mi rol en la iglesia está enraizado en mi membresía en la iglesia. Necesito mirar mi rol ahora y la transición inevitable a través de los lentes de lo que es mejor para el cuerpo al cual he sido unido.
3. Las necesidades de mi iglesia determinarán el rol que voy a tomar
Cuando dé un paso al lado de este rol, la iglesia tendrá necesidades que podrían ser diferentes a las de hoy. Necesito hacerme la pregunta que todo miembro debe hacerse. ¿Qué necesita mi iglesia y cómo puedo ayudar a cubrir esa necesidad?
Los ancianos podrían determinar que debo quedarme formalmente involucrado en el consejo de ancianos para darle confianza a la congregación sobre el cambio. Podrían determinar que debo asistir a otra iglesia por un periodo para darle tiempo al cambio lejos de mi sombra y construir la confianza de la iglesia. Podrían querer que sirva a otra iglesia de alguna forma. Podrían necesitar otra persona en el equipo que corta el pasto, en bienvenida o para ser el bajo de un coro. Esta próxima temporada me dará una oportunidad para ser un ejemplo de un miembro fiel que sirve porque ama a Jesús, no porque le pagan.
Por lo tanto… ¿cómo debo estar planificando la manera en que se verá mi futuro?
Necesito orar por un corazón humilde que desee honestamente afecto y atención a Cristo.
Necesito recordarle a la congregación que llegará el día en que no estaré en este rol. Quiero poner el tema sobre la mesa, así la congregación sabe que estoy cómodo con eso y entonces ellos también pueden estarlo.
Necesito ayudar a los ancianos a liderar la congregación en cómo se verá el proceso de transición.
Necesito liderar a la congregación a orar por el próximo hermano y ancianos a medida que elaboran un plan de transición.
Necesito compartir el púlpito, y no sólo cuando esté fuera de la ciudad. La congregación necesita verme escuchar a otros hermanos predicar y disfrutar escucharlos.
Necesito estar listo para apoyar y animar al hermano que tome mi lugar. Mientras las personas son amorosas y misericordiosas, la verdad es que cada líder rápidamente se convierte en «alguien cualquiera». Necesito lidiar con eso en mi corazón ahora y prepararme para ser el mayor sostén en oración para el próximo hermano que tome el cargo.
Necesito disfrutar de la gracia de Dios cada día y darme cuenta de que, mientras doy un paso al costado de este rol, puedo saborear nuevas oportunidades.