¿Cómo los hombres casados aman a mujeres que no son sus esposas? ¿Cómo los hombres en el ministerio a tiempo completo, cargados con la responsabilidad de liderar al pueblo de Dios, aman a las mujeres de sus iglesias o de los grupos que ellos lideran?
Esta responsabilidad no se puede evitar. Nosotros los hombres necesitamos amar genuinamente a las mujeres que están bajo nuestro cuidado. Mujeres tanto casadas como solteras no serán ministradas eficazmente si no son amadas por sus líderes. Romanos 12:9 dice: «El amor sea sin hipocresía» y se encuentra en el contexto de la familia de la iglesia, al ser mencionada como un cuerpo con muchos miembros (v. 4), y del «amor fraternal» (v. 10). El capítulo del gran amor en 1 Corintios 13 también se encuentra en el contexto del ministerio cristiano dentro de la iglesia. Los ministros no deben mantenerse distantes ni despreocuparse de las mujeres o huir asustados. Son personas preciadas confiadas a nuestro cuidado. Debemos amarlas de corazón.
Sin embargo, todo eso está bien en teoría. ¿Cómo un ministro que está casado ama genuina y efectivamente a otra mujer?[1].
El problema con el amor es que no se expresa necesariamente en su totalidad al llevar a cabo una tarea o una acción sola; está conectado a los sentimientos. Sí, el amor es un verbo, el amor es una acción y el amor es incluso una decisión, ¡pero el amor también es un sentimiento! Hay momentos en los que nos comprometemos a realizar acciones amorosas independientemente de nuestras emociones, pero nunca tener una actitud amorosa en sintonía con nuestras acciones puede resultar en una gran confusión para otros y potencialmente en una rutina mecánica para nosotros. Para ser amado bien, una persona tiene que sentirse valorada en lugar de pensar que el pastor cumplió con un requisito. Debemos estar conscientes de cualquier tendencia en nosotros mismos a reemplazar completamente nuestras emociones con nuestros deberes.
Por tanto, entonces, ¿cómo podemos asegurarnos de que no estamos abandonando a las mujeres que estamos pastoreando, mientras nos aseguramos de que estamos actuando y sintiéndonos apropiadamente?
Primera guardia contra la tentación sexual
Una dificultad es la preocupación justificada de la inmoralidad sexual. El mundo sigue diciéndonos que los hombres solo se relacionan sexualmente con las mujeres, pero la Biblia nos anima a relacionarnos como familia. Por lo tanto, la regla general es que los hombres deben tratar a las mujeres mayores como madres, a las mujeres de la misma edad como hermanas y a las mujeres más jóvenes como hijas. Simple, en teoría. Sin embargo, el decoro absoluto es crucial. Las mujeres son heridas, las familias son marcadas, los pastores son removidos y los ministerios son dañados cuando no se cumple con esto.
Pedirle ayuda a mi esposa es lo más importante que hago. En un previo ministerio universitario, Jan tomó el mentoreo de las aprendices ministeriales mujeres en una sesión semanal de 90 minutos. Jan también mentoreó a algunas de las chicas de cursos superiores que estaban en el liderazgo. Esto realmente cimentó su relación con Jan y las chicas amaban el tiempo que pasaban con ella.
Es apremiante asegurarse de que las mujeres con las que trabajo más de cerca tengan una relación más fuerte con Jan que conmigo. Uso el mismo principio en la iglesia tanto con mujeres casadas como con solteras. Esto me guarda de la tentación completamente, de mí principalmente y de las mujeres involucradas. Hace que sea seguro para mí amarlas y ministrarlas. Si yo, o Jan sospecha que me atrae alguna, hablamos sobre ello. Nombrar a la mujer es como abrir una válvula de seguridad.
Por sobre todo eso, Jan hace un mejor trabajo en este mentoreo que yo de acuerdo al principio de Tito 2. Es un placer ser su acompañante en el ministerio de esta manera.
Es imposible decir todo sobre este tema en un artículo, pero a continuación comparto 12 principios que he desarrollado a lo largo de los años de ministerio, sazonado con respuestas de mujeres a las que he cuidado[2].
1. Ama al hombre y a los niños en sus vidas
Mi objetivo es amar a los hombres de las mujeres casadas de mi iglesia y participar activamente en las actividades del ministerio de hombres. Busco mentorear y entrenar a hombres para que crezcan en sus roles dados por Dios de amar, proveer y proteger a otros. De esta manera, los hombres en el ministerio pueden tener en el fondo el mejor interés por muchas mujeres. Una gran manera de valorar y de amar a las mujeres es equipar a los hombres para liderar amorosamente a sus esposas o a sus futuras esposas.
Intento mostrar afecto y preocupación por los niños pequeños y mostrar interés en las vidas de los niños mayores. Las madres han invertido celestialmente en sus hijos y que los pastores ignoren a sus hijos es una grosera falta de amor.
Cuando estaba en el ministerio universitario y mujeres solteras se convirtieron en aprendices ministeriales bajo mi cargo, busqué activamente tener una relación con sus padres. Cuando una estudiante universitaria se unía al equipo de liderazgo buscaba oportunidades para establecer relaciones con su padre o con su novio. Esto mostró amor por ellas y me ayudó a relacionarme correctamente con ellas.
2. Nunca acudas a mujeres para cubrir hoyos en el ministerio
A veces, en nuestra mentalidad orientada al deber, queremos que cierto trabajo se haga. Tenemos exigencias ministeriales y a veces es conveniente cubrir un hueco con una mujer dispuesta (especialmente en el área del ministerio de niños y de mujeres). Sin embargo, ¿son estas demandas legítimas del ministerio o ambiciones personales de crecimiento? Y esta, por lejos, es una pregunta más importante: ¿qué es lo mejor para la mujer afectada? Ella debe ser la prioridad, no el ministerio en sí.
En los ministerios universitarios a menudo se puede prever un gran hueco en el ministerio a mujeres. El clamor sale: «necesitamos mujeres aprendices». También puede ser tentador usar nuestra influencia y pasión para persuadir a una mujer a rellenar el espacio. Sin embargo, necesitamos escucharlas, porque a veces el momento o las circunstancias en sus vidas aún no está bien y lo mejor para ellas es esperar un año más. Debemos poner a las mujeres antes que el ministerio y no ser impacientes o imponer presión excesiva.
3. Siempre busca involucrar mujeres donde puedas en el ministerio
Esta es la otra cara del punto anterior. Como hombres que lideramos el ministerio podemos entusiasmar y dar energía a las mujeres al pedirles personalmente que hagan ciertas tareas. Notar a las mujeres y sugerirles un rol adecuado para su conjunto de capacidades muestra que apreciamos su valor. Darles roles muestra confianza en sus capacidades y multiplica oportunidades para animarlas en la fe. No solo les pedimos que se encarguen del servicio de comidas o que cuiden niños.
4. Protégelas de comprometerse en exceso
Asegurarnos que nuestras mujeres no estén abrumadas o sobrecargadas con demasiadas tareas también muestra una preocupación genuina. Es nuestro deber proteger a las mujeres del agotamiento. A menudo las mujeres inyectan más energía emocional a su ministerio que los hombres, especialmente cuando discipulan a otras mujeres uno a uno. Animar un muy necesario descanso de las responsabilidades del ministerio, tanto para las mujeres voluntarias como para las contratadas, expresa amor, preocupación y sentido común. Muestra que te preocupas más por ellas personalmente que de lo que te preocupas por el ministerio (el principio clave en todo esto).
5. Escúchalas
Generalmente, las mujeres son seres relacionales, lo que significa que pueden ayudar a los hombres a ser mejores en ministrar a otros. Escúchalas y toma en cuenta lo que dicen. A veces, esto va en contra de la naturaleza del hombre orientada a los deberes, pero aprendes cómo avanza una mujer cuando la escuchas activamente. La mitad de las personas a las que un pastor le predica un domingo son mujeres y el ministro tiene la expectativa de que las mujeres lo escuchen (o al menos lo espera); por lo tanto, cómo se atreve a no escucharlas en otros momentos durante la semana. Él debe escucharlas con la misma intensidad con la que a él le gustaría que lo escucharan. Si puedes hacer esto, podría descubrir que en realidad si escuchan más los domingos. ¡Escuchar activamente está muy subestimado!
«Me siento amada cuando me preguntas cómo estoy, cuando te interesas por cómo lo estoy haciendo en la vida y cuando activamente te involucras en discusiones sobre cosas que son importantes para mí».
6. Muestra aprecio
Las mujeres realizan una montaña de trabajo al apoyar a la iglesia y a otros ministerios. Muestra aprecio por eso. Tómate la molestia de agradecerles personalmente en conversaciones, en correos electrónicos o en un mensaje de texto. A nadie le gusta que la den por sentada. Nota que dije agradecimiento personal como un opuesto al agradecimiento formal. No puedes agradecer automática o formalmente y cumplir pensando que has expresado amor. Debe ser un agradecimiento del corazón que se conecta emocionalmente con la mujer a la que le estás agradeciendo. Esto también se subestima. Entre las mujeres a las que consulté esto fue inmensamente útil para ellas:
«Notaste el trabajo para la iglesia que hice y te tomaste el tiempo de darme las gracias».
«Soy apreciada».
«Notas y elogias mis esfuerzos».
«Valoras mi contribución… me das retroalimentación positiva».
«Me dices que valoras el trabajo que hago».
7. Dales tiempo
Hay momentos en la vida de la mujer donde necesitan exactamente eso: tiempo. Quizás están pasando por una dificultad relacional, por estrés laboral o por un problema de salud. Tal vez quieren conversar con detención sobre una decisión que quieren tomar. Para amarlas, debemos disponernos a conversar bien las cosas. Frecuentemente, esto pasa después de una reunión, pero a veces se conversa tomando un café previamente acordado. Yo prefiero esto porque puedo poner toda mi atención, responder preguntas cuidadosamente y seguirla sin apuros. A veces la mejor manera de mostrar que amas a una mujer es darle tu preciado tiempo.
8. Protege a las mujeres ferozmente
Por supuesto, esta protección nunca debe ser impuesta, pero la mayoría de las mujeres solteras que conozco realmente lo aprecia. Pienso que Dios les ha dado a los hombres un rol protector, pero necesita llevarse a cabo de la manera correcta por los hombres correctos que tienen la relación correcta. Rara vez, se ve particularmente muy masculino. Por ejemplo, tiempo atrás el auto de una chica soltera estaba abandonado en el estacionamiento, así que hice un par de llamadas para corroborar hasta que la encontré y supe que estaba bien.
9. Responde rápidamente ante las crisis
Algunos eventos en las vidas de las personas son tan traumáticas y significativas que retrasar respuestas es mostrar que realmente no te importa. A veces la mejor y única manera de amar es dejar todo y correr. Quizás puede ser con el fin de solo sentarte en los escombros con ellas o ser el oído que las escucha si eres la persona apropiada. En las rupturas de las relaciones o en las tragedias, por ejemplo, necesitamos ser cuidadosos, escuchar mucho y dar consejo sabio y considerado. Sea una crisis o no, a veces necesitamos llorar con aquellos que lloran (una extensión natural de Romanos 12:15).
«Dentro de una hora de haber escuchado sobre nuestro tercer aborto espontáneo, tú y Jan estaban en nuestra casa, llorando con nosotros, nos trajeron flores, comida, compañía, oraciones ¡y lavaron los platos! Su disposición a dejar todo para estar con nosotros fue un gran ejemplo de amor».
10. No tengas miedo de tener sentimientos y de expresarlos abiertamente
Todos los hombres tienen sentimientos. No tener sentimientos es no ser humano. Sin embargo, por muchas razones, algunos hombres encuentran difícil expresar sus sentimientos. Es una pena. Mientras más reprimamos nuestros sentimientos menos seremos capaces de relacionarnos con aquellos que están más a tono con ellos, muy a menudo, las mujeres. Soy un caso un poco inusual en esta área, pues demuestro mis sentimientos, pero eso le indica a las mujeres en mi vida que realmente ellas sí me importan. Si dejar los sentimientos a un lado es un hábito para ti, habla con tu esposa y juntos trabajen para comenzar a ser más expresivos en casa y luego con otros.
«Ver la manera en que amas a Jan es algo muy hermoso».
«Expresas amor al no retener tus emociones y al derramar un par de lágrimas en algunas ocasiones».
11. Comparte la vida, no solo el ministerio
El apóstol Pablo solo pasó tres semanas en Tesalónica predicando el Evangelio. Sin embargo, en ese corto periodo de tiempo él se preocupó tanto por ellos que se deleitaba en compartir con ellos no solo el Evangelio de Dios sino que sus vidas también (1Ts 2:8-12). El amor genuino implica recibir personas en nuestro hogar regularmente. Debemos invitar personas a ser partes de nuestras vidas, no solo de nuestros ministerios. Abrir nuestra casa y compartir las cosas de nuestro refrigerador y despensa demuestra un amor más profundo que una obligación de trabajo (obviamente esto solo se hace con tu esposa presente).
12. Da un abrazo ocasional
Es lo más difícil de entender bien. Depende del temperamento, de las experiencias y del contexto, puede ser algo que simplemente no estará bien para ti.
Gary Chapman dice que el toque físico es uno de los cinco lenguajes básicos del amor de las personas y existen muchas personas en nuestra congregación que pocas veces tienen contacto físico con otros. No obstante, ¿cómo un hombre sabe si es el lenguaje de amor de una mujer? ¿Y es seguro hacerlo? ¿Puedo confiar en mí mismo para dar abrazos que no sean sexuales? Una última dificultad: ¿es apropiado por esta relación y esta situación? He cometido algunos errores, dar un abrazo demasiado fuerte, dar un abrazo innecesario e incluso no dar un abrazo cuando habría sido útil hacerlo. Sin embargo, a pesar de las complejidades, a veces una buena forma de expresar amor es un abrazo paternal o fraternal.
Estas son un par de cosas que hay que mantener en mente: es sabio pedir permiso primero porque no quieres hacerla sentir incómoda; pon atención a cualquier señal no verbal de malestar; un abrazo de lado o un apretón en el hombro es mucho más prudente que un abrazo de frente; abraza solo a completa vista de otros que te conocen.
A veces podemos ponernos tan nerviosos por hacer algo inapropiado que solo mantenemos la distancia y sin querer fallamos en expresar amor genuino. Si es claro que un abrazo fraterno será recibido y útil, entonces puedes avanzar. Podrían existir muy buenas razones para no abrazar a alguien, pero el temor a la incomodidad solo es egoísta.
En la otra cara de la moneda, si una mujer me abraza inapropiadamente (una situación extraña, afortunadamente) o en una manera que me atrae a ella, le cuento a mi esposa inmediatamente. Es otra válvula de seguridad.
«Me expresas amor cuando me llamas para darme malas noticias al decir que hubieses deseado darme un abrazo».
«Cuando predicaste en mi iglesia (después de no verte por un tiempo) fui a saludarte con un apretón de manos, pero me dijiste “podemos hacerlo mejor” y me diste un abrazo».
La limitación del tiempo
Todo esto podría parecer extenso y, por lo tanto, imposible debido al tiempo. Obviamente un ministro no puede hacer esto con cada mujer, pero mientras más involucrada esté una mujer en mis ministerios, más apunto a amar de esta manera. Es un poco más fácil para Jan y para mí ahora porque nuestro nido ya se vació y tenemos pocas exigencias familiares. No obstante, los hombres jóvenes en el ministerio aún necesitan amar a las mujeres que están bajo su cuidado con el limitado tiempo que tienen. Después de todo, ¿cuánto tiempo te va tomar agradecer sentidamente y expresar un poco más de emoción?
Comentarios finales
Nada de esto es nuevo o revolucionario, es solo una defensa reflexiva del principio general cristiano en Filipenses 2:4: «no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás». Somos llamados a amar a las mujeres al interesarnos genuinamente por sus vidas. Sin embargo, existe una pregunta perspicaz para los hombres casados que trabajan en el ministerio: ¿qué es más importante para ti, las mujeres que ministras o el ministerio en sí mismo? Y otra: ¿cómo respondería tu esposa esta pregunta? Si el ministerio es más importante, has perdido el foco y debes arrepentirte.
La persona que más me ha ayudado en esto ha sido mi esposa. Jan ha perdonado mis fracasos puertas adentro, lo que me ha capacitado para continuar en el ministerio puertas afuera. También anima mis fortalezas, lo que me ha inspirado a continuar en este ministerio de amor. Además, y que es lo más impactante, ella también ama a las mujeres en nuestra esfera de ministerio. Esto ha resultado en que muchas mujeres aceptan generosamente mi muchas veces inadecuado ministerio, por ser esposo de Jan.
Espero que este artículo les dé a los hombres casados que son ministros más ideas y que los anime a continuar amando a otras mujeres que están bajo su cuidado. No quieres ser el metal que suena o el címbalo que retiñe de 1 Corintios 13:1 en el púlpito.
Reproducido de GoThereFor publicado por Matthias Media. Propiedad literaria. Todos los derechos reservados. Usado con permiso. | Traducción: María José Ojeda
1. En este artículo, solo estoy abordando la situación del pastor casado. No tengo la calificación o la experiencia para escribir de igual manera respecto al pastor soltero; espero leer la sabiduría de otra persona sobre esto.
2. En la preparación de este artículo, le envié un correo a muchas mujeres a las que busqué amar a lo largo de mi ministerio, haciéndoles estas cuatro preguntas:
«1. ¿Qué hice que te expresó amor? (Sé específica y da un ejemplo); 2. ¿Por qué te sentiste amada?; 3. ¿Cómo fallé en amarte en cualquier forma?; 4. ¿Hay algo más que te gustaría agregar?». Algunas respuestas han sido incorporadas en el artículo, mientras que otras están citadas.