Nuevamente llegamos a este momento del año: «Nuevo año, nuevo tú».
Mientras el calendario avanza hacia un nuevo año, muchos de nosotros estamos examinando lo que no nos gusta de nuestras vidas y esperamos determinar buenos propósitos que nos ayudarán a cambiar para mejor.
Muchos publicistas están esperando que también compres el bombo publicitario de «Nuevo año, nuevo tú».
¿Es importante el cambio? ¿Es esencial el compromiso? Por supuesto que lo son. Todos necesitamos crecer y adaptarnos a las circunstancias de la vida. Nuestras decisiones diarias son dirigidas firmemente por los compromisos que hemos hecho, tanto con nosotros mismos como con otros.
Sin embargo, la realidad es que pocas personas han hecho cambios de vida inmediatos y significativos gracias a un dramático buen propósito para Año Nuevo.
El hecho es que la transformación humana es más como un proceso rutinario. Los cambios típicamente tienen lugar en diez mil pequeños momentos, no en un evento particular que cambia la vida.
Los pequeños momentos son profundamente importantes precisamente porque son pequeños momentos. Vivimos la mayoría de nuestras existencia en esos momentos rutinarios y diarios. Por cada gran momento, experimentamos diez mil momentos insignificantes.
Lo hermoso del Evangelio de Jesucristo es que el Señor ofrece su gracia para cada uno de esos pequeños momentos. La Biblia no dice, «sus misericordias son nuevas cada año». No, dice, «las misericordias del Señor jamás terminan… Son nuevas cada mañana» (Lam 3:22-23).
Jesús es llamado Emmanuel, no solo porque una vez vino a la tierra, sino porque él hace de ti el lugar donde él habita cada día. Esto significa que él está presente y está activo en todos los momentos triviales de tu vida diaria.
En esos pequeños momentos, él te está entregando cada promesa redentora que te ha hecho. En esos momentos comunes y corrientes, él está obrando para rescatarte de ti mismo y para transformarte a su imagen.
Por su gracia soberana, tu Señor te pondrá en diez mil pequeños momentos que están diseñados para llevarte más allá de tu carácter, de tu sabiduría y de tu gracia para que busques la ayuda y esperanza que solo pueden encontrarse en él. En un proceso de cambio que toma toda la vida, él está desarmándote para restaurarte nuevamente (¡exactamente lo que cada uno de nosotros necesita!).
Sí, tú y yo necesitamos comprometernos a cambiar en este nuevo año, pero no de una manera que espere un gran evento de transformación. Al contrario, encuentra gozo en Dios y sé fiel a él, un proceso de entendimiento, de confesión, de arrepentimiento y de fe, día a día y paso a paso.
¡Que este nuevo año sea tu mejor año hasta ahora, solo por gracia y solo en Cristo!
Dios te bendiga,
Preguntas para reflexionar
- ¿Qué quieres cambiar en este nuevo año?
- ¿Cómo puedes hacer cambios en esa área en los pequeños momentos de la vida?
- En el pasado, ¿qué te ha impedido que cambies en los pequeños momentos?
- ¿Cómo puedes aprovechar las nuevas misericordias que se te ofrecen?