En el libro Un cristianismo sencillo del pastor John MacArthur se exponen de manera clara y profunda los principios fundamentales de la fe cristiana. En él, a manera de introducción, se dice que «la esencia de la vida cristiana es amar a nuestro Señor Jesucristo», y a fin de cuentas, ese es el propósito de esta edificante lectura: que a través del conocimiento de las más relevantes —pero fácilmente olvidadas— verdades bíblicas, se nos guíe a comenzar o a renovar una vida realmente plena y firme en las cosas de Dios con Cristo a nuestro lado.
El libro se divide en cuatro grandes partes, en las cuales de manera ordenada y completa se nos presenta el evangelio tal cual es: donde Jesús es el centro siendo nuestro Dios, nuestro Señor, nuestro Salvador y nuestro Primer Amor. También incluye una guía de estudio personal y grupal que es muy útil para un mayor provecho de lo aprendido con el fin de aplicarlo y practicarlo.
MacArthur, conocido como un hombre que tan solo expone lo que la Biblia enseña, explica de forma cercana y certera aquella enseñanza teológica que nos hará más comprensible y real nuestra propia fe, abordando temas como el plan de Dios, el sacrificio de Jesús, nuestra identidad, y nuestra obediencia y herencia en Cristo; todo con el fin de que, a través del aprendizaje y la oración, nos postremos a los pies de Jesús para amarlo y adorarlo.
Considerando que hoy en día existen muchas enseñanzas y movimientos espirituales que nos animan a avanzar en el campo de la fe y experimentar cosas nuevas y atractivas para los sentidos, este libro podría considerarse básico y anticuado en lo que se refiere al cristianismo, pero me gustaría recordar que el apóstol Pablo, un claro ejemplo de una vida rendida al reino de Dios, tan solo se enorgullecía de la cruz de Cristo, y aun así experimentaba la plenitud y la gracia que en su Salvador encontraba.
Según mi opinión, en muchas ocasiones los cristianos nos debilitamos y nuestra fe se transforma en una pesada carga que nos cuesta llevar, quizás porque no estamos aprendiendo de Jesús lo suficiente, o bien no estamos buscando reposo en quien es «manso y humilde»; aquel «cuyo yugo es liviano». Por experiencia aseguraría que las buenas noticias que se encuentran en este libro serán de mucha fortaleza y ánimo para todos quienes lo lean, no sólo en una primera lectura, sino en un constante repaso del evangelio para que éste sea nuestra prioridad cada día. Y también creo que es una lectura para todo público: incrédulos y cristianos, creyentes nuevos y antiguos, porque su mensaje es el único que es digno de ser escuchado y creído por todos.
Animaría a toda persona a leer este libro con un corazón dispuesto a volver a lo esencial de la fe, y ser atraído irresistiblemente hacia Jesucristo, para conocer su persona y así experimentar diariamente su gloria en cada circunstancia, no priorizando las emociones, sino perseverando para vivir con todo el ser este cristianismo sencillo, con una fe inquebrantable que viene de oír la palabra de Dios y admirar a aquel que la encarna de manera completa: Jesús.