En la publicación anterior, discutimos nuestro rol como mujeres influyentes. Ahora quisiera que consideráramos dónde la Biblia nos llama a tener influencia principalmente: el hogar. Ahora, si acabas de poner los ojos blancos o de sentir una punzada de miedo o de enojo al pensar que las mujeres son llamadas al hogar, escucha. No permitas que la cultura sea el formador principal de tu cosmovisión. En nuestra época en la que la carrera lo dirige todo, exhortar a las mujeres a esforzarse lo mejor que puedan para el éxito del hogar parece un insulto. «¿Acaso no es como pedirle a las mujeres que jueguen de suplentes? ¿A ser el reemplazo? ¿Una calientabanquillos? ¿A dejar que los hombres realicen todas las cosas realmente importantes, mientras ordenamos su desorden, lavamos su ropa y criamos a sus hijos?».
Quizás eso es lo que crees que significa administrar un hogar… algo que haces cuando no tienes nada mejor que hacer. Incluso quienes están de acuerdo con que las mujeres deben ser las principales guardadoras del hogar, a menudo tienen una actitud que expresa lo contrario. Preferimos mucho más estar trabajando en el ministerio vocacional, escribiendo en un blog o ________ [rellena el espacio en blanco] que la doméstica y monótona vida diaria del hogar.
No obstante, no te creas la mentira de que el hogar no es importante. El hogar es el establecimiento fundamental de cualquier sociedad. Como el timón de un barco, la condición de los hogares cambiará la dirección de la nación. El hogar es el lugar donde los futuros líderes del mundo son moldeados, donde las mentes brillantes son alimentadas, donde las cosmovisiones son establecidas. Toda inversión hecha en el hogar tiene un efecto en cadena que perdura por generaciones. Por lo tanto, cuando hablamos de una mujer que supervisa el hogar, no es para reducir su importancia, sino para elevarla. Dios nos ha dado influencia sobre el establecimiento más importante en toda la sociedad.
¿Dónde lo encuentro en la Biblia?
Observemos un par de pasajes clave de la Escritura sobre este tema. En lugar de hacer el trabajo de abrir estos pasajes por ti, te pido que te tomes solo un minuto para sacar tu Biblia (o tu aplicación de la Biblia), leer el pasaje tú misma y responder las preguntas.
Tómate un tiempo para leer Tito 2:3-5 y responde las siguientes preguntas:
- De las seis cosas que las ancianas deben enseñarles a las mujeres jóvenes, ¿cuántas están relacionadas con la vida familiar/del hogar?
- ¿Qué comunica esto sobre nuestras prioridades?
Lee Proverbios 31:10-31 y responde la siguientes preguntas:
- ¿Quiénes son los principales beneficiarios de los esfuerzos de la mujer? (vv. 11, 12, 15, 21, 23, 27).
- ¿Trabaja esta mujer fuera de su casa? (vv. 16, 20, 24).
- Lee nuevamente los versos 15, 21, 27. ¿Qué notas sobre la intencionalidad hacia aquellos que viven en su casa? ¿Y qué implica esto respecto a su trabajo fuera de casa?
Por último, pero no por eso menos importante, regresemos al diseño inicial de Dios para el hombre y la mujer con el fin de comprender mejor. Lee Génesis 2:7-22.
- ¿Creó Dios a Adán antes o después de que creara el Jardín del Edén?
- ¿Dónde fue creado Adán? ¿Dentro o fuera del Jardín?
- ¿Dónde fue creada Eva? ¿Dentro o fuera del Jardín?
- ¿Qué implica esto sobre hombres y mujeres?
Después de estudiar estos pasajes, es evidente que Dios ha creado a las mujeres para ser excepcionalmente influyentes dentro del contexto del hogar. Esto no significa que no pueda ganar un sueldo para su familia o dedicar su tiempo a otras empresas, como el pasaje de Proverbios 31 enmarca. Sin embargo, independiente de los otros compromisos que tenga, su principal responsabilidad y área de influencia debe estar orientada hacia el hogar, no lejos de él.
Para que puedas entender, considera un último versículo del libro de Proverbios:
La mujer sabia edifica su casa, pero la necia la derriba con sus manos (Pr 14:1).
Una mujer sabia invierte en su hogar. Se esfuerza en edificarlo, fortalecerlo y sustentarlo. La sabiduría comienza con el temor al Señor, por lo que una mujer que teme al Señor edificará su casa. Eso es exactamente lo que vemos que hace la mujer de Proverbios 31.
Para todas las mujeres
Al contrario de lo que muchas piensan, este enfoque en el hogar no es solo para las mamás de niños pequeños. No hay descripciones que indiquen cuáles son las mujeres que están en vista en estos pasajes (a excepción de la esposa en Proverbios 31), lo que supone que todas las mujeres deben tener una orientación hacia el hogar. Esto incluye mujeres solteras, mujeres casadas sin hijos, mujeres que trabajan y mujeres con el nido vacío.
¿Cuál es el objetivo?
Demos un vistazo al mandamiento de Pablo de ser «hacendosas en el hogar» en Tito 2:5. Esta frase viene de una palabra en griego: oikourgos. Es una combinación de dos palabras griegas: oikos (familia, núcleo familiar, hogar) y ergon (trabajo, tarea, resultado). El significado implícito es un esfuerzo estratégico y enfocado para el florecimiento del núcleo familiar, en concreto, las personas dentro del hogar.
El objetivo predominante aquí no es solo un hogar limpio y bien cuidado ni siquiera la cantidad de tiempo que permaneces en el hogar. Puedes destrozar tu hogar por medio de una actitud negativa y crítica mientras también la mantienes limpia. De igual manera, puedes ignorar las necesidades espirituales y emocionales de familia desde la casa igual de fácil como si estuvieras trabajando 60 horas a la semana.
El objetivo es una familia que esté floreciendo. Florecer se define como «crecer o desarrollarse de manera saludable y enérgica como resultado de un ambiente particularmente favorable». Es nuestra responsabilidad promover el crecimiento espiritual, emocional y físico en nuestras familias. Y aunque, como mencioné anteriormente, la presencia física en sí misma no es el objetivo final, debe ser considerada como una parte importante para crear un ambiente favorable. En resumen, debemos asumir la responsabilidad de asegurar que las personas que viven en nuestro hogar estén floreciendo física, emocional y espiritualmente.
Una motivación apropiada
Para que puedan instruir a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, a que sean prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada (Tit 2:4-5).
Pero la mujer que teme al Señor, esa será alabada (Pr 31:30).
Tito 2:5 da un propósito de peso para entrenar a las mujeres jóvenes en la piedad: concretamente, para que la Palabra de Dios no sea blasfemada. De igual forma, la característica definitoria de la mujer de Proverbios 31 es que teme al Señor. Una búsqueda de femineidad bíblica en casa debe estar enraizada en la pasión por la gloria de Dios y la reputación de su Palabra.
Nuestra primera afinidad debe ser con Dios. Somos sus hijas y debemos encontrar nuestra identidad solo en Él. Un amor floreciente por Dios es lo único lo suficientemente fuerte para sustentar nuestro servicio incondicional como mujeres en su Reino. Si nuestro trabajo en casa siempre está ligado a aquellos que se benefician de él (hombres, esposos, padres, hijos), nos sentiríamos con el derecho a obtener su aprobación y seremos sacudidas cuando estos roles cambien (muerte del esposo, hijos que se van para ir a la universidad, etc.). Sin embargo, si nuestro servicio está cimentado en una relación con Dios, los cambios en los roles o los miembros desagradecidos de nuestra familia no nos desviarán del camino ni alterarán nuestro gozo.
Esto también significa que buscar una relación más profunda con Dios como Padre no es negociable. No cometas el error de hacer caso omiso a la condición de tu propio corazón en un intento de servir a quienes te rodean por ser una mujer piadosa. Jesús nos recordó que solo permaneciendo en Él y en su amor daremos cualquier fruto (Jn 15:1-5). Por lo tanto, un corazón que permanece en Cristo debe ser tu principal preocupación. Ordena tu corazón antes de que ordenes tu casa. Busca al Señor primero y encuentra plenitud de gozo en Él y comenzarás a ver florecer tu hogar (Mt 6:33, Lc 10:38-42; Sal 16:11).
Una influencia estratégica
Dos familias no tendrán las mismas necesidades. Lo que tu familia necesita dependerá de muchos factores, dentro de ellos las actividades que realizan en tu casa y cómo es el día de cada persona. Esto requiere un cuidadoso discernimiento a medida que estudias a tu familia para observar qué necesidades son las más importantes y cuáles pueden pasarse por alto a veces sin mucho impacto negativo. Esto te permite concentrar tus esfuerzos en aquello que dará más fruto.
No puedes hacerlo todo. No solo eso, no puedes hacer todo lo que tu vecina o tu amiga puede hacer. Entender y vivir dentro de tus límites es algo muy humilde, reconocer que somos humanas finitas. Considera cómo se ve la obediencia a Dios en relación a tus compromisos actuales y cuánto tiempo y energía requiere. Sé consciente de lo que puedes hacer realistamente para invertir en tu familia y priorizar sus mayores necesidades, como discutimos anteriormente. Una comprensión saludable de tus limitaciones también te ayudará para saber cuándo decir que no a algo.
Recuerda que las dinámicas y las actividades de una familia siempre están cambiando a medida que los niños crecen o los trabajos cambian, o los compañeros de cuarto que van y vienen. Con cada cambio de estación, es bueno reevaluar cuáles son las mayores necesidades para cultivar una familia floreciente.
Una influencia integral
En relación a tener un enfoque en el hogar, la mayoría de las mujeres lo disminuyen solo al elemento físico. No obstante, esta es una visión incompleta de ser una mujer influyente en el hogar. «Vigila[r] la marcha de [tu] casa» es mucho más que asegurarte de que haya comida en la mesa y que el baño esté limpio. A continuación, comparto tres grandes categorías en las que podemos influenciar y administrar estratégicamente nuestras casas de buena manera.
Influencia espiritual
Debes preocuparte profundamente por el clima espiritual de tu hogar y ser activa en crear un ambiente centrado en Cristo. Este es nuestro llamado como creyentes… ¡hacer discípulos! ¿Qué mejor lugar para comenzar que en el hogar? Estas son algunas sugerencias:
- Cuida tu propia alma y crea un espacio para buscar a Dios tú misma. No puedes dar lo que no tienes.
- Sé consciente de la condición espiritual de cada miembro de la familia y piensa en cómo impartir las verdades sobre Dios por medio de actividades y tradiciones diarias.
- Toma precauciones contra las influencias del mundo, la carne y Satanás.
Buenas preguntas que puedes hacerte: ¿tienes un tiempo adecuado para buscar a Dios en tu vida? Si no es así, ¿cómo puedes hacerte el tiempo y que puedes dejar para permitir que esto suceda? En tu casa, ¿quién es un seguidor de Jesús que ha nacido de nuevo? ¿Cómo puedes animarlo(a) en su búsqueda de Dios? ¿Quién no es salvo? ¿Cómo puedes promover conversaciones sobre Jesús y sobre qué significa tener fe en Él? ¿Con qué lucha cada persona para creer la verdad? ¿Cómo puedes recordarle la verdad creativamente a tu familia? ¿Cómo puedes incorporar la Palabra de Dios en tus rutinas y conversaciones diarias?
Sin una influencia espiritual: tu casa podría estar organizada; tu familia, bien cuidada, pero podrían carecer de un conocimiento de la Palabra de Dios y de una comprensión del Evangelio de Jesús.
Influencia emocional
Como mujer, al tener la capacidad de tener hijos, eres una cuidadora natural. Esta inclinación hacia la compasión y el cuidado debe ser usada para cuidar de aquellos que están en tu hogar.
- Sé susceptible a la personalidad de cada miembro de la familia. Pon atención a cómo cada persona maneja el estrés y cómo se sienten recargados y animados.
- Sé una hacedora de paz en tu hogar. Esto significa estar consciente de cualquier dificultad relacional dentro de la casa, de cualquier conflicto y de cualquier disturbio, y busca la paz.
- Sé una intercesora. Ora por quienes viven en tu hogar y mira a Dios para obtener dirección en cómo ministrar a cada persona.
Buenas preguntas que puedes hacerte: ¿cómo se siente cuidado cada miembro de la familia? ¿Qué afecta más a cada persona, algo bueno o algo malo? ¿Son introvertidos o extrovertidos? ¿Cómo se recarga y se anima cada persona? ¿De qué maneras puedes animar a cada persona en sus áreas de debilidad? ¿Es tu hogar un lugar seguro para cada persona que vive en ella? ¿Qué amenaza la seguridad de tu hogar y cómo puedes deshacerte de esa amenaza? ¿Existe alguna desunión en tu casa? Si es así, ¿cómo puedes traer paz?
Sin una influencia emocional: tu casa podría estar organizada y podrían estar creciendo en el conocimiento de Dios, pero podrían estar desunidos, cada persona sintiéndose aislada, abandonada y como si tuviesen que defenderse solos.
Influencia física
Aunque ser una mujer influyente en el hogar es mucho más que solo cuidar de la casa, sin duda no es menos que eso. La casa física en la que vivimos, ya sea una habitación, una habitación compartida, un departamento o una casa de casi 1000 m2, impacta grandemente la actividad de quienes viven en ella. Esto abarca todos los aspectos tangibles de la casa: comida, limpieza y orden, decoración y distribución de habitaciones, manejo de la agenda, etc. Es fácil olvidar ser estratégicas en esta área porque la mayoría de esas cosas suceden sin importar qué. No obstante, cuando se planifican los aspectos físicos y tangibles del hogar con esmero, puede ser una increíble bendición para la familia.
Buenas preguntas para hacerte: ¿qué comidas disfruta mi familia que sería bueno tener los ingredientes a mano? ¿Cuál es el mejor momento de día para comer juntos como familia? ¿Qué habitaciones son las más importantes de mantener limpias? ¿Cómo puedo decorar y arreglar una habitación para fomentar la recreación, la paz, la unidad y el amor? ¿Qué actividades se realizan en mi casa frecuentemente y cómo puedo ser estratégica en ayudar a que esas actividades florezcan? ¿Cuál es la mejor manera de administrar la agenda de la familia? ¿Necesitamos decir que no a más cosas para permitir que el hogar sea un lugar de descanso y recreación?
Sin una influencia física: tu familia podría estar creciendo en el conocimiento de Dios y cada persona podría sentirse cuidada, pero tu casa podría ser un caos, estar sucia y demasiado ajetreada con poco sentido de propósito y dirección.
En las próximos artículos de «Un corazón por el hogar», veremos el valor de la hospitalidad y el asunto de trabajar fuera de la casa.
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