Si el apóstol Pablo hubiera sido un oficial de la ordenanza de la ciudad, entonces el libro de Gálatas sería una carta de «cese y desista». Esta carta fue la seria advertencia de Pablo a los gálatas por haber construido adornos «débiles e inútiles» (4:9) alrededor del Evangelio que no eran simplemente opresivos (piensa en la circuncisión obligada abordada en el 6:12), sino que también peligrosamente inestables (1:6-7). Los gálatas estaban construyendo una casa espiritual insegura y Pablo los reprende por construir lo que él una vez destruyó (2:18).
Muchas iglesias construyen estructuras alrededor del Evangelio y terminan subestimando los fundamentos del Evangelio mismo. Es por esto que Gálatas es un excelente libro del cual predicar. Si tu iglesia necesita una limpieza doctrinal mayor, o si estás preocupado de que haya un fundamento agrietado, Gálatas puede ser la advertencia que tu iglesia necesita escuchar.
A continuación presento tres razones por las que debes predicar Gálatas:
1) Gálatas nos enseña a construir nuestras vidas sobre una comprensión correcta del Evangelio
Agregarle cosas al Evangelio lo corrompe, y un Evangelio corrompido es como construir una casa con murallas a un metro de distancia del fundamento de cemento. Los gálatas se encontraban en esa situación. Habían estado corriendo apresuradamente tras cada exigencia de los judaizantes, y no se dieron cuenta de que dejaron de alinearse a Cristo. Estaban poniendo el peso de sus vidas en «un evangelio diferente» (1:6).
Pablo tuvo que llevarlos de vuelta a las bases. Al igual que todo buen pastor, él podría haber sacado su Biblia y, como una cinta de medir, podría haber visto que su conducta no estaba alineada. Él tenía que reiterar la justificación solo por fe para ellos (Ga 2:16). Ellos necesitaban que se les recordara esta verdad básica, porque estaban pensando que el cumplimiento de la ley era fundamental. Y eso era espiritualmente peligroso.
Es por esto también que Lutero llamó a Gálatas «mi carta». Gálatas limpió todos los agregados y los ajustes al Evangelio creados por la iglesia medieval. Al volver a la justificación solo por la fe, Gálatas le ofreció una claridad evangélica a Lutero que aplicó a su propio contexto.
Quizás en tu propia iglesia necesites limpiar algunas obras de justicia de estilo Católico Romano al igual que Lutero. O quizás necesitas confrontar las relaciones preferenciales de las personas. ¿Podría ser que la manera en la que las personas son inclusivas o exclusivas es en realidad una subestimación de la comunidad sobrenatural construida sobre la justificación solo por la fe? Si quieres construir una iglesia en el fundamento del Evangelio, entonces deberías considerar predicarle Gálatas a tu iglesia.
2) Gálatas confronta nuestro impulso a compararnos a nosotros mismos con otros
Gálatas aborda uno de los problemas más grandes en la «cultura de la iglesia», en concreto, las comparaciones. Las personas comparan su experiencia con la de otros: su prosperidad, sus sufrimientos o sus prácticas éticas. A menudo esta comparación puede ir de simples observaciones a medir conscientemente nuestro propio valor con el de otros.
Pablo confrontó a Pedro por sus acciones hipócritas cuando comparó su práctica de estilo gentil con la práctica de estilo judío de «algunos de parte de Jacobo» (2:12). Como alguien dijo: «la comparación es carnalidad».
Los problemas de los gálatas estaban envueltos en esta «cultura de comparación» carnal. Pablo perceptivamente dijo a los judaizantes: «Algunos les tienen celo, no con buena intención, sino que quieren excluirlos a fin de que ustedes muestren celo por ellos» (Ga 4:17).
C.S. Lewis lo describió como el problema del «círculo interior»; todos quieren entrar, y una vez que están adentro, quieren excluir a todos los demás. La respuesta por defecto es comparación y el pecado subyacente es el orgullo.
A menudo, las iglesias que están en proceso de madurar se desvían del camino al desarrollar una cultura de comparación. No están contentos con seguir a Jesús simplemente (Jn 21:22), sino que están constantemente comparando lo que otros hacen o no hacen. Si tu iglesia está desarrollando una cultura de comparación, entonces podría ser momento de abordar esa carnalidad al predicar Gálatas.
3) Gálatas nos enseña el significado de nuestra identidad en Cristo
De niño crecí en una granja, ahí había un vecino que estaba quemando el rastrojo que quedó de la cosecha en un día seco y ventoso. Era realmente peligroso. No obstante, cuando le preguntaron por qué lo estaba haciendo, él dijo: «así es cómo lo hacemos en el campo desde la antigüedad». Lamentablemente, el sentido de orgullo de nuestro vecino por su herencia ¡amenazaba con quemar la granja de todos!
Los gálatas estaban operando en su gran mayoría de la misma manera. Eran gentiles que abrazaron a Jesús, pero que se habían sentido como ciudadanos de segunda clase comparados con los judíos. Por esa razón se sumergieron en una identificación con el judaísmo que intercambió un tribalismo por otro. Iban a hacer las cosas como las hacían en el campo desde la antigüedad.
Realinear nuestra identidad es dar un paso más allá de simplemente confrontar nuestra cultura de comparación. Las iglesias necesitan pensar profundamente si es que son más cristianas o más tribales.
Tales preguntas de identidad no son fáciles de abordar y requieren gran cuidado. Sin embargo, Pablo no tiene miedo de abordarlas. Él incluso puede decir cosas radicales como: «…Todos son uno en Cristo» (Ga 4:28) o «…Ni la circuncisión ni la incircuncisión significan nada» (Ga 5:6).
No significa que las diferencias no existan, pero finalmente son relativizadas por la unión con Cristo.
Por tanto, si tu iglesia se enardece por todas las diferencias entre cristianos (ética, política, culturalmente, etc.), entonces debes considerar realinear su identidad al predicar Gálatas.