A lo largo de la vida, existen muchos llamados en diferentes áreas, circunstancias y formas. Todo hombre que se digne a ser llamado hombre —con esto me refiero a todo ser humano— tiene un llamado o un camino a seguir. El llamado tiene una dirección y es una guía para vivir la vida. Sin embargo, ¿qué significa ser llamado por Dios? O, específicamente, ¿qué significa ser llamado al ministerio pastoral?
Los cristianos tienen un sinnúmero de habilidades y capacidades para liderar a una iglesia en lo administrativo, en lo económico y a las personas que la componen; no obstante, solo algunos de ellos son llamados a dedicarse a tiempo parcial o completo al ministerio. Quizás tú te encuentras en esta última disyuntiva y estás considerando seriamente que Dios te está llamando al ministerio. Pero sopesas lo que tienes y lo que podrías llegar a perder y se te revuelven las entrañas y los pensamientos. O quizás tú llevas años de ministerio, estás adolorido y apunto de tirar la toalla por relaciones rotas, por las preocupaciones constantes del ministerio, por las frecuentes reuniones administrativas y por tus recurrentes fallas y desinterés para liderar a tu comunidad ante el agotamiento y el cansancio que estás experimentando. Si te encuentras en cualquiera de estas situaciones o en otras, ¿Soy llamado? te ayudará a reflexionar y a detenerte para pensar en lo central del ministerio pastoral a la luz de lo que la Biblia dice y espera de este.
¿Soy llamado? te invita a considerar el ministerio pastoral y a ver el rol activo de Dios en el proceso de discernir tu llamado. Aunque Dave, su autor, declara que este libro «está escrito para hombres que algún día podrían ser pastores», creo que, por su fundamento bíblico, puede llegar a ser un bálsamo para quienes ya tienen tiempo en el ministerio y están flaqueando u olvidando para qué Dios los llamó. Yo comencé a leerlo después de un año de ministerio y me encontré con algunas preguntas que no me había hecho o no había respondido con franqueza. Además, hoy en día me encuentro pensando y buscando cómo animar a otros a servir en el ministerio y este libro tiene un consejo elemental y bíblico para tal fin.
En su interior, encontrarás tres secciones. La primera parte nos da una aproximación al llamado, donde nos explica qué es y cómo llega a nosotros. La segunda sección presenta un diagnóstico para el llamado a través de seis preguntas elementales que buscan ayudar en el proceso del llamado pastoral y que pueden ser usadas incluso cuando ya estás en el ministerio: «¿Eres piadoso?», «¿Cómo está tu hogar?», «¿Puedes predicar?», «¿Puedes pastorear?», «¿Amas a los perdidos?» y «¿Quién está de acuerdo?». La tercera parte nos muestra lo que deberíamos estar haciendo mientras esperamos, ya sea que el llamado sea claro o no, y cómo podemos seguir confiando en el plan de Dios sea cual sea el resultado. Todo esto ilustrado con historias personales del autor y pequeñas cápsulas históricas al final de cada punto, donde explora principios bíblicos y prácticos para determinar el llamado pastoral y así tomar una decisión respecto al ministerio.
Quiero terminar compartiendo un trozo de una cápsula histórica donde relata el llamado de Thomas Scott, para que puedas degustar la riqueza de este libro y para que puedas sentirte, tal vez, identificado o perplejo con esta historia:
Thomas Scott era una de las jóvenes mentes brillantes de la iglesia anglicana del siglo xviii. Tenía una buena formación y habilidad para comunicarse; sin embargo, tenía un problema: no creía en el evangelio […].
Aprovechando la oportunidad, el reverendo Scott le preguntó a Newton si podía escribirle para pedirle consejos sobre asuntos espirituales. Newton, quien siempre estaba dispuesto a apoyar a jóvenes en el ministerio del evangelio, aceptó gustoso. Pero esto no era una tutoría; Scott quería hacer caer a Newton en una trampa.
Scott describió su estrategia:
Le escribí una carta como un amigo que deseaba conocer la verdad; pero en realidad, deseaba provocar una discusión sobre nuestras diferencias religiosas… No me importaba su compañía. No pretendía que fuera mi maestro ni quería que la gente pensara que estábamos conectados de alguna forma. Me esforcé por tratar de hacer caer al Sr. Newton en la controversia. Cuestionaba todas sus respuestas y me molestaba cada una de ellas.
Pero John Newton conocía las intenciones de Scott. Las cartas que enviaba Newton contenían respuestas cuidadosamente redactadas, que citaban la verdad bíblica y esquivaban las trampas para participar de una especulación teológica. Y, lo más importante, Newton hizo siempre énfasis en el evangelio. Frustrado por la falta de resultados, Scott se dio por vencido. Sin embargo, Dios empezó a exponer la hipocresía de Scott no solo en su ministerio, sino también en su vida […].
No obstante, la semilla del evangelio había empezado a crecer en el corazón de Scott y, en algún momento, después de un año de su primer encuentro, Scott el cura se convirtió en Scott el cristiano. […] Thomas se convirtió en ministro y fue una luz en el despertar evangélico del siglo xviii.
Estoy convencido que este libro te animará a orar, te ayudará a respirar profundo (si ya estás en el ministerio), te ayudará a evaluar si estás ocupado en lo que realmente importa en la iglesia de nuestro Padre y te fortalecerá para confiar en la gracia y en la sabiduría de Dios, quien es el que prepara a sus hombres para la misión. Que cada ministro y futuro ministro del Evangelio pueda decir junto al autor de este libro: «Dios nos llama. Su llamado es claro. Su misión es gloriosa. Su Iglesia es su gozo. Dios bendiga tu llamado a exaltarlo».