Es algo que no muchos cristianos se preguntan; parece no ser muy importante; y aún más, la mayoría de los cristianos ni siquiera se molestan en preguntar por qué la historia es tan irrelevante. Soy profesor de Historia de la Iglesia, y logro entender un poco las razones de esto. La mayoría de nosotros pensamos en la historia como algo aburrido o algo que hoy no nos afecta por el simple hecho de que la historia es algo que ya ocurrió.
Por ejemplo, fíjate en la idea de los números de la lotería del año pasado. Ninguno de nosotros tiene una máquina del tiempo, así que esos números, que fueron tan importantes para la gente de ese entonces, ya fueron historia y actualmente no tienen ninguna relevancia. Sólo existen en los viejos y polvorientos periódicos o en los libros de historia que nadie va a tocar (salvo los académicos raros, claro).
Lamentablemente, con frecuencia olvidamos la dimensión humana de la historia. Si tomamos el mismo ejemplo, piensa en cómo cambió la vida de la persona que ganó la lotería (ojo que no estoy sugiriendo que juegues la lotería). La fe cristiana es, sin duda, una fe histórica y se enfoca especialmente en nuestra dimensión humana. Por eso, diría que nuestra fe, tu fe, puede ser reavivada por el estudio de la historia. Eso fue lo que ocurrió conmigo cuando era mucho más joven.
Mi familia hizo un viaje desde mi patria, Australia, a Europa cuando tenía alrededor de once años. Mi madre había pasado dos años de su niñez viviendo en el extranjero. Mi padre era pastor, así que ellos ahorraron durante muchos años para llevarnos a mí y a mis cuatro hermanos al Reino Unido para conocer amigos y lugares del tiempo que mi madre vivió allá. Todo el viaje me fascinó por los registros físicos de la historia. Pudimos ver restos romanos, castillos, arquitectura medieval en antiguas ciudades universitarias, que eran señales impresionantes de las guerras y los reyes del pasado. Cuando estábamos haciendo un recorrido por las ruinas de un antiguo cuartel romano en Inglaterra, llegamos a lo que debería ser el lugar menos indicado para tener una epifanía de la Biblia: las letrinas.
Nuestro guía nos contó que había un foso que rodeaba la zona de las letrinas y que los hombres se sentaban uno al lado del otro para hacer sus necesidades. Luego soltó la frase: «para limpiar sus traseros, usaban una esponja en un palo». Algo bastante asqueroso, pensé. Realmente no sé si me gustaría usar ese sistema. Tal vez estás de acuerdo conmigo en eso. El guía siguió adelante, pero mi hermano mayor, que en ese entonces tenía unos catorce años, tuvo un repentino momento de inspiración que compartió con el resto de nosotros en voz baja: «espera, ¿una esponja en un palo? ¿No es eso lo que dice la Biblia que utilizaron los romanos para ofrecer de beber a Jesús mientras colgaba de la cruz?». Todos nos quedamos maravillados y dijimos cosas como: «sí, estoy casi seguro de que fue así, ¡qué locura!, ¿verdad?». Más tarde lo buscamos en los evangelios, y Juan dice:
Después de esto, sabiendo Jesús que todo ya se había consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed». Había allí una vasija llena de vinagre. Colocaron, pues, una esponja empapada del vinagre en una rama de hisopo, y se la acercaron a la boca. Entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre, dijo: «¡Consumado es!». E inclinando la cabeza, entregó el espíritu (Juan 19:28-30).
Juan dice en su evangelio que lo último que le ocurrió a Jesús antes de morir fue que Él bebió de la esponja en un palo. El significado de esto se pierde en nuestras mentes modernas, ya que podemos pensar algo así como: «oh, que bueno que al menos le dieron algo de beber cuando tenía sed». No obstante, ¿habrá sido realmente agradable? ¿O es que, en sus últimos momentos y teniendo en cuenta la crueldad de los romanos, Jesús tuvo que beber vinagre por medio de un «papel higiénico» en lugar de una copa?
En ese momento, me di cuenta de que la vida cotidiana de los siglos y milenios pasados todavía puede cambiar y aumentar nuestro entendimiento de la Biblia, y magnificar la obra asombrosa y sacrificial de nuestro salvador Jesús. Es la dimensión humana en la historia (no una lista de fechas) lo que puede animarnos y motivarnos a seguir mejor a Jesús. De hecho, yo diría que si no entendemos la historia, no podremos comprender bien la Biblia, la fe cristiana y nuestra propia cultura.
Y si esto no es suficiente para ti, la historia puede ser tanto importante como graciosa. Por ejemplo, el personaje del viejo pascuero se basa en la figura histórica de San Nicolás, quien es conocido por haber sido una persona muy generosa y amable, y esa es la verdad. Sin embargo, también Nicolás tenía una forma única de hablar con los herejes. Se dice que se enfadó tanto cuando un hombre llamado Arrio dijo que Jesús era un ser creado (en lugar de ser Dios), que le dio un puñetazo en la cara. ¡Por alguna razón no celebramos esto del famoso viejito pascuero!
Por lo tanto, hay buenas razones de por qué conocer la historia importa: es interesante, es vivificante, es graciosa, nos enseña sobre nuestra cultura y además nos ayuda a evitar que cometamos los mismos errores del pasado. No obstante, por encima de todo esto, recuerda que eres una persona que forma parte de la historia también, como todas las que ya han vivido. Aunque los textos históricos parecen densos y distintos, siempre hay una persona detrás de ese texto, muchas veces con una fe vibrante que nos animará.
Entonces, ¿qué debemos hacer? No estoy sugiriendo que deberías pasar todo el tiempo leyendo la historia de la iglesia (aunque eso sería genial si tienes tiempo). Pero existen muy buenos recursos en español como lo es BITE Project. Esta organización comparte una variedad de recursos sobre la historia de la iglesia, sobre doctrina y sobre la cultura actual. Sin embargo, si sólo puedes leer un poco más, lee mejor la Biblia e intenta entenderla mejor con un poco más de historia. Por ejemplo, si tienes una Biblia de estudio, estas agregan un poco más de información sobre el contexto histórico al inicio de cada libro, el cual te ayudará entender la Palabra de Dios de manera más profunda. Por último, también podría sugerirte que leas biografías de los grandes cristianos del pasado o que utilices buenos comentarios bíblicos. Paso a paso, podremos comprender más de la historia del pueblo de Dios y cómo nosotros encajamos en ella.