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Deléitate en la autoridad
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Deléitate en la autoridad

Si fuera hombre, sería un plantador de iglesias.  Soy una líder fuerte con los dones y las habilidades esenciales para el llamado. Florezco cuando comparto una visión, cuando hago discípulos, cuando predico la Palabra y cuando evangelizo a los perdidos. He estado «pensando en sermones» desde que tenía quince años. No puedo evitar dirigirme a líderes potenciales. Me pregunto constantemente cómo alcanzar a mi comunidad. Es instintivo. Cuando escucho un sermón poderoso, siento una compulsión a predicar. Cuando alguien se va de la iglesia, no puedo dormir en la noche. Cuando estudio un texto, me obsesiono por la claridad teológica. Pero soy mujer: una mujer que cree que Dios ha hablado con autoridad en su Palabra sobre todos los temas relacionados a la vida y a la piedad. Una mujer cuya conciencia está atada por la convicción de que el rol de enseñanza con autoridad dentro de la comunidad del pacto está reservada para los hombres. Nunca plantaré una iglesia como la pastora/anciana[efn_note]Esta verdad no quiere decir que las mujeres no puedan involucrarse en las plantaciones de iglesias. Por supuesto que pueden. ¡Deben hacerlo! Un equipo de plantación bien equipado debe incluir mujeres entrenadas y equipadas dentro del grupo central. Yo hablo sobre el rol de liderazgo y autoridad como plantador de iglesias.[/efn_note] líder no porque sea incompetente ni carezca de deseo, sino porque creo que la Palabra habla con autoridad sobre este tema y confío que Dios es autor de ella. De hecho, me deleito en la autoridad de la Palabra, en la de mi esposo y en la de la iglesia local. Estoy convencida de que todo lo que Dios ordena, incluidas las diferentes esferas de autoridad, es el mejor plan posible para su gloria y mi bien. Soy lo que podríamos denominar una complementarista feliz[efn_note]Un complementarista sostiene la visión teológica de que los hombres y las mujeres son creados iguales en dignidad, valor y valía, pero tienen roles complementarios diferentes en el matrimonio, la familia y la iglesia local.[/efn_note].

«Saliendo del clóset» como una complementarista feliz

Lamentablemente, no todos se deleitan en la autoridad ordenada por Dios. Por un lado, la cultura popular ha hecho un buen trabajo al convencer a las mujeres de que la femineidad y la libertad sólo se pueden encontrar al quitarse de encima las trabas patriarcales de las generaciones anteriores para descubrir a nuestros «yo verdaderos y empoderados». Me dicen que mis sentimientos y mis deseos son la última fuente de autoridad. Incluso un no creyente me animaría a plantar una iglesia si eso significa «seguir mi corazón». Hoy en Portland, Oregon, (donde vivo) ser una mujer fuerte es rechazar cualquier limitación a lo que puedo o debo hacer.  Por otro lado, algunas subculturas cristianas (en particular, las corrientes del fundamentalismo que respaldan una visión del complementarismo sospechosamente cercana a la subordinación) han creado mujeres miserables que externamente afirman convicciones complementaristas mientras que interiormente desprecian la autoridad. Algunas han sufrido trágicamente el abuso espiritual de sus líderes y ya no saben cómo distinguir la autoridad piadosa de un autoritario impío. Otras se sienten demasiado atrapadas en tradiciones hechas por el hombre y en limitaciones superficiales que se vuelven como animales enjaulados, provocados incluso por transeúntes inocentes. Son las que se erizan al afirmar el liderazgo masculino, pero se ofenden amargamente a la más mínima conversación sobre autoridad. Quiero rechazar ambos extremos, incluso si invita a la desaprobación. Estoy cansada de disculparme por ser una mujer fuerte y una complementarista conservadora. En un círculo, soy demasiado educada, demasiado teológica, demasiado testaruda y hago demasiadas preguntas. En el otro círculo, soy demasiado conservadora, demasiado mojigata, demasiado limitada y no hablo lo suficiente. Es tiempo de que la iglesia cree espacio en sus asambleas locales para mujeres fuertes que afirman felices la autoridad (p. ej. el liderazgo masculino y de ancianos) mientras abogan por más oportunidades para que las mujeres florezcan de acuerdo a sus dones y a sus calificaciones. Imagina cómo el Evangelio podría desplegarse por el mundo que observa si las iglesias estuvieran llenas de mujeres con mentalidad bíblica que abrazan la autoridad ordenada por Dios como una bendición en lugar de una carga. Este impulso contracultural ofrecería oportunidades continuas para compartir el Evangelio con un mundo desesperado por la verdad.

¿Cómo pueden los pastores ayudar a las líderes mujeres a deleitarse en la autoridad?

Sin embargo, ¿cómo puedes hacer esto cuando la voz abrumadora de la cultura te abofetea con sentimientos antiautoridad? Las ideas a continuación no son novedosas ni exhaustivas, pero sí vienen de alguien cuya vida entera es y ha sido directamente afectada por sus visiones sobre la autoridad.

1. Cultiva una visión alta de la Palabra de Dios

Cualquier discusión sobre la autoridad debe comenzar y terminar con la Biblia. Comenzar en cualquier otro lado es construir tu «casa teológica» sobre la arena. Demasiado a menudo, las personas comienzan con un sermón de John Piper o un artículo de CBMW [Concilio de masculinidad y femineidad bíblica] (por sus siglas en inglés) sin instar a las mujeres a enfrentarse directamente con textos bíblicos. Pero sólo la Palabra de Dios tiene el poder de penetrar hasta lo más profundo de nuestro ser e iluminar áreas que desesperadamente intentamos esconder, como nuestras predisposiciones antiautoritarias. Fue una elevada visión de la Palabra de Dios lo que me llevó a mis convicciones actuales. Al principio de mi cristianismo, me di cuenta de que tenía una posición en la disputa «igualitarios versus complementarios». Me dediqué a la Escritura, deseando afanosamente conocer lo que Dios dijo sobre los roles de liderazgo en la iglesia local. Llegué a la conclusión de que el rol de la enseñanza autoritativa de la comunidad del pacto de Dios a lo largo de la historia redentora siempre ha sido y debe continuar siendo reservado para los hombres (p. ej.: los sacerdotes en el Antiguo Testamento, apóstoles durante la era apostólica y ancianos en el nuevo pacto). Y después de llegar a esta conclusión, ¡sentí gozo! Dios me dio una convicción real en este tema y el asunto se ha resuelto desde entonces. Mi conciencia está cautiva a la Palabra de Dios. Y para hacer eco de Lutero, creo que actuar contra la conciencia no es seguro ni tampoco está abierto para mí. Al apuntar constantemente a la Palabra, el pastor puede ayudar a las mujeres a transformarse en el tipo de personas que están controladas por una convicción bíblica en lugar de preferencias o pragmatismo personales. Anímalas a escudriñar la Escritura y a ver lo que Dios dice sobre las mujeres en el liderazgo. Discutan los textos centrales y más controversiales, y faciliten el diálogo abierto. Creen ambientes donde las mujeres puedan hacer preguntas a medida que luchan con los temas. Ayúdalas a pensar bien sobre la Escritura y está dispuesto a desafiar misericordiosamente cualquier noción preconcebida que podría no estar enraizada en la Palabra. Finalmente, equípalas para tomar decisiones informadas basadas en una buena exégesis que lleva a convicciones que glorifican a Dios.

2. Cultiva una gran visión de las mujeres

Desde Génesis a Apocalipsis, el testimonio de la Escritura es que tanto los hombres como las mujeres son criaturas creadas investidos con gran dignidad, valor y valía. Y ambos tienen la impresionante responsabilidad de hacer visible al Dios invisible por medio de su trabajo y servicio. La iglesia debe ser el lugar principal donde la imagen gloriosa de Dios es exhibida por medio de hombres y mujeres que llevan a cabo juntos la Gran Comisión con amor y respeto mutuo. Sin embargo, demasiado a menudo, la iglesia ha desvalorizado a las mujeres al no proveer lo necesario para que sirvan y florezcan dentro de sus respectivos dones. Veo esto regularmente con mujeres que tienen capacidad de liderazgo y de enseñanza. La iglesia puede tener una postura fuerte puesta en el papel, pero funcionalmente no sabe qué hacer con estas mujeres, por lo que, con frecuencia, no hacen nada. Eso no es necesariamente malicioso o calculado; creo que es sólo un estado de las cosas en las iglesias conservadoras de hoy, pero que necesita una reforma continua. Como una mujer dotada para liderar, puedo decirte que no es útil (de hecho, es confuso) formar una teología de mujeres en el liderazgo que nunca se implementa. He estado en iglesias (grandes iglesias «progresistas») donde mi esposo y yo estábamos de acuerdo con todo lo que estaba en el papel, pero, en realidad, yo no tenía permitido hacer nada dentro de mi conjunto de dones. Resultó que una mujer joven sin hijos nunca podría enseñar a mujeres. Las mujeres son una parte esencial del cuerpo, dotadas por el Espíritu para servir a la iglesia, y deben ser animadas a ministrar en todas las formas que la Biblia permite.  Parte de un buen liderazgo masculino ordenado por Dios es crear ambientes en los cuales las mujeres se sientan valoradas, proyectadas y animadas a servir de las maneras en que Dios las ha diseñado. Muéstrales a las mujeres que las valoras al formar una teología de mujeres robusta y bíblica y luego realmente implementarlas. Estas son un par de sugerencias:
  • Provee oportunidades para las mujeres que aspiran a enseñar a fin de que tengan un entrenamiento apropiado, así pueden enseñar y predicar la Escritura bien a otras mujeres. Quizás considera uno de los talleres que ofrece Simeon Trust[efn_note]N. del T.: organización que existe para entrenar a la siguiente generación de expositores bíblicos.[/efn_note] para mujeres.
  • Ofrece clases de seminario sobre Biblia, teología y formación espiritual básicas para las mujeres de tu iglesia. 
  • Dale tiempo al estudio bíblico de mujeres cada semestre para revisar el currículum y ayúdalas a enseñar bien.
  • Invita a las mujeres a darte retroalimentación de tus sermones, de la adoración, de la formación de grupos pequeños y de las clases de la Escuela Dominical.
  • Pregúntales a las mujeres cómo puedes servirlas mejor en la manera en que predicas, oras y lideras. Después de todo, en promedio, la mitad de tu congregación son mujeres, por lo que ¿acaso no sería útil recibir la perspectiva de las necesidades espirituales de las mujeres de tu congregación… de una mujer?
  • Haz que las mujeres hagan cosas como servir la Cena, orar, leer la Escritura o compartir sus testimonios desde el púlpito. No puedo decirte cuán animante es cuando visito una iglesia y escucho a una mujer orar o leer la Escritura. Comunica muchísimo a las mujeres que están sentadas en las bancas. 
  • Pregúntate periódicamente: «¿las mujeres de mi congregación están floreciendo? ¿Se les da oportunidades variadas para servir? ¿Están siendo tratadas como coherederas de la vida eterna y compañeras en el ministerio?».
Cada uno de estos puntos viene de la práctica de mi iglesia local, una Iglesia Bautista conservadora, centrada en el Evangelio, que enseña la Biblia. Recientemente, le dije a mi pastor que seré una complementarista donde sea que vaya porque mi conciencia está ligada a convicciones bíblicas, ¡pero sin duda él me facilita ser una complementarista feliz! He sido cristiana por quince años y esta es una de las primeras iglesias donde el pastor a cargo me ha hecho sentir como una bendición en lugar de una carga por ser una mujer con mentalidad teológica. Son quince años de luchar para encontrar mi lugar en la iglesia local porque me hicieron sentir como una carga por la manera en que Dios me diseñó. No estoy dando lugar a la autocompasión aquí, pero sí creo que es triste.  Creo que muchas mujeres estarían más dispuestas a abrazar misericordiosamente la autoridad masculina en la iglesia si se sintieran valoradas por el liderazgo masculino y se les diera oportunidades para servir a Jesús de maneras significativas. Pastores, los animo a usar su autoridad dada por Dios para ayudar a las líderes mujeres a florecer en sus iglesias. Haz de la autoridad una experiencia placentera para ellas.

¿Cómo las líderes mujeres pueden ayudar a los pastores a deleitarse en la autoridad?

Parte de ser una complementarista «feliz» es ayudar a facilitar una cultura en la cual los líderes masculinos encuentren gozo en liderarnos. Debemos (junto a todos los creyentes) someternos a la autoridad de una manera que ayude a los líderes a cuidar de nuestras almas «con alegría y no quejándose» (Hbr 13:17). Seré la primera en confesar que no siempre he hecho esto bien. No puedo imaginar cuánta «queja» le he causado a mis pastores en el pasado. No obstante, por medio de mucho arrepentimiento y gracia, estoy creciendo. Aquí les comparto sugerencias útiles que he aprendido en el camino, principalmente por medio de mi propio pecado y defectos: 
  • Dale a otros una «categoría» para ti. A menudo, las personas simplemente no están seguras de qué hacer con las mujeres con una mente teológicamente fuerte. Misericordiosamente, ayúdalos a ver que eres una mujer que ama a Jesús, que se deleita en la autoridad masculina y que desea enseñar la Biblia a otras mujeres.
  • Habla bien del liderazgo masculino de tu iglesia y hogar (si estás casada). Una de las cosas más dañinas que una mujer puede hacer es criticar públicamente a su pastor o esposo. Si realmente nos deleitamos en el liderazgo masculino, nuestras palabras deben reflejarlo.
  • Busca maneras de animar a tus pastores y ancianos. Por ejemplo, diles cuando un sermón fue especialmente útil o menciona maneras específicas de orar por ellos.
  • Agradécele al liderazgo por las oportunidades actuales que se les da a las mujeres para servir en la iglesia. Hazles saber que no pasa desapercibido. 
  • Sé rápida para comunicar y lenta para asumir. Comunica que tienes una pasión para enseñar la Biblia a mujeres en lugar de asumir que el liderazgo lo sabe y está reteniendo intencionalmente el rol de ti. Muchos sentimientos de dolor se construyen sobre suposiciones falsas.
  • Pregunta si existe o alguna vez habrá provisión para servir con tus dones. Muestra disposición para ser entrenada y equipada según corresponda. Muéstrale(s) a tu(s) pastor(es) que también estás dispuesta a servir fuera de tus dones para ayudar a la iglesia.
Señoras y señoritas, hagan de la autoridad una experiencia placentera para los hombres en el liderazgo sobre nosotras al ser una bendición para el cuerpo. Que nuestras palabras, acciones y actitudes los ayuden a ver su rol ordenado por Dios como un deleite.

Encuentra libertades dentro de las limitaciones

El salmista declara: «por el camino de tus mandamientos correré, porque Tú ensancharás mi corazón» (Sal 119:32). Esto refleja mi corazón en el asunto de la autoridad. Hace años, me incliné ante la infinita sabiduría de Dios en el tema de las mujeres en el liderazgo y descubrí que el camino bajo mis pies se había ensanchado. Hay una libertad deleitable para experimentar cuando uno acepta los límites que Dios da. Mi conciencia está limpia, mis convicciones están firmes y mi ministerio es significativo. No estoy triste porque no soy y no podré ser una plantadora de iglesias o una pastora a cargo. No me siento restringida ni resentida. Al contrario, me siento plena. Someterme a la autoridad de la Palabra de Dios, específicamente mientras se manifiesta en la iglesia local, me ha liberado para correr en el camino de los mandamientos de Dios. He encontrado gran libertad dentro de la autoridad. ¿Qué hay de ti?
Este artículo fue publicado originalmente en 9Marks.