volver
Thomas R. Schreiner (MDiv y ThM, Western Conservative Baptist Seminary; PhD, Fuller Theological Seminary) es el profesor «James Buchanan Harrison» de interpretación del Nuevo Testamento y decano asociado de la Escuela de Teología en Southern Baptist Theological Seminary.
¿Qué es la marca de la bestia? (Apocalipsis 13)
¿Qué es la marca de la bestia? (Apocalipsis 13)
Este artículo es parte de la serie Pasajes difíciles publicada originalmente en Crossway.
Lee el pasaje
11 Vi otra bestia que subía de la tierra. Tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero y hablaba como un dragón. 12 Ejerce toda la autoridad de la primera bestia en su presencia, y hace que la tierra y los que moran en ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada. 13 También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra en presencia de los hombres. 14 Además engaña a los que moran en la tierra a causa de las señales que se le concedió hacer en presencia de la bestia, diciendo a los moradores de la tierra que hagan una imagen de la bestia que tenía la herida de la espada y que ha vuelto a vivir. 15 Se le concedió dar aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia también hablara y diera muerte a todos los que no adoran la imagen de la bestia. 16 Y hace que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les dé una marca en la mano derecha o en la frente, 17 para que nadie pueda comprar ni vender, sino el que tenga la marca, la cual es el nombre de la bestia o el número de su nombre. 18 Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, que calcule el número de la bestia, porque el número es el de un hombre, y su número es 666. (Apocalipsis 13:11-18).
Una gran bestia
Juan ve a una bestia saliendo del mar, convocada por el dragón en la costa (12:17). El mar era el lugar del caos, del peligro y del mal para los hebreos (cf. comentario sobre 21:1). La visión se basa en Daniel 7:3, donde Daniel ve «cuatro bestias enormes [...] subi[endo] del mar». Las bestias en Daniel representan grandes imperios, y un gran imperio (con toda probabilidad Roma) también está en la mente de Juan. El reino que surge del mar no es humano, civil ni solidario con sus ciudadanos. En cambio, es como una bestia devastadora y feroz, que se alimenta de sus ciudadanos. La bestia descrita aquí es probablemente la cuarta bestia que vio Daniel (Dn 7:7, 19, 23). La bestia en Apocalipsis tiene un extraordinario poder, porque tiene diez cuernos, con diez diademas (Ap 17:12; cf. Dn 7:20, 24), símbolos de la autoridad reinante, sobre sus cuernos. Tiene siete cabezas, que también significan su autoridad y poder. El dragón tenía siete cabezas y diez cuernos (Ap 12:3), y él claramente le ha dado la autoridad a la bestia. La bestia, con sus cuernos y diademas, hace una parodia de Cristo (cf. 5:6: 19:12), tal como lo hace el dragón. Las siete cabezas llevan nombres blasfemos, que quizás son afirmaciones romanas de deidad, tal como «Señor», «Hijo de Dios», y «Salvador» (cf. también 17:3), revelando una vez más las pretensiones divinas de la bestia. La bestia no está confinada al Imperio Romano: se refiere a Roma, pero se aplica también a toda manifestación del mal en todos los gobiernos a través de la historia, y también al conflicto final que vendrá al final. La bestia que surge del mar es como un leopardo, con pies de oso y boca de león. En la visión de Daniel de las cuatro bestias, la primera (Babilonia) era como un león con alas de águila (Dn 7:4), la segunda (Medo-Persa) era como un oso (Dn 7:5), y la tercera (probablemente Grecia) era como un leopardo (Dn 7:6). Juan ve estas bestias consumadas en la cuarta bestia de Daniel, que es la bestia que describe aquí (probablemente Roma; cf. Dn 7:7, 19, 23). Esta bestia no es autónoma, sino que deriva su reinado totalitario del dragón y, en consecuencia, su autoridad gobernante es demoníaca (cf. 2Ts 2:8-9). Una de las cabezas de la bestia tenía una herida mortal, de la que se recuperó (cf. 17:8). Muchos entienden que esto se refiere a un individuo, lo que es ciertamente posible. Después de la muerte de Nerón en el año 68 d.C., surgió la tradición de que él volvería (tal vez desde Partia) y reinaría otra vez, y Juan puede haber tenido esa tradición en mente. Pero si Juan escribió en los años 90, la fecha más plausible, es muy poco probable que esta tradición estuviera en mente, ya que Nerón había partido hace mucho tiempo. Es más probable, entonces, que la referencia sea al imperio en su totalidad. La herida mortal significaba la aparente caída del reinado tirano. El dominio de Roma parece ser destronado y removido para siempre. Y, sin embargo, el reino no es destruido; justo cuando parece que su tiranía ha terminado, su poder es reiniciado. El llamado «golpe mortal» es inefectivo. En respuesta, el mundo está sorprendido con la bestia y le rinde pleitesía, pues la recuperación de un imperio demoníaco es una especie de resurrección y así, una vez más, la bestia hace una parodia del Cristo.Adoración a la bestia
La resistencia de la bestia y su imperio lleva a la adoración del dragón y la bestia. El dragón es adorado por darle la autoridad a la bestia. La bestia es adorada por su llamada resurrección. Él es considerado incomparable y omnipotente, como Dios (cf. Ex 15:11; Sal 89:7). Las personas adoran a la bestia, creyendo que no se le puede resistir ni vencer. Como es observado a lo largo de la historia, la gente apoya al ganador. Dos veces en este versículo se nos dice lo que «se le dio» a la bestia: una boca para pronunciar palabras absolutamente orgullosas y blasfemas y la autoridad por cuarenta y dos meses. La cláusula «se le dio» (edothē) aparece otras cuatro veces en este capítulo (13:7 [por 2], 14, 15). En el comentario sobre el 9:1, yo defiendo la noción de que Dios es el sujeto implícito en esta construcción pasiva. Aunque el dragón activamente le da (edōken; 13:2, 4) su autoridad a la bestia, Dios reina y gobierna sobre lo que hace la bestia, permitiendo que la bestia ejerza su autoridad. Aunque Dios ordena lo que hace la bestia, Él no tiene las mismas motivaciones o intenciones que Satanás. El juicio de Dios es su «extraña» obra (Is 28:21) y Él llama a los malvados a arrepentirse y vivir (Ez 18:23, 32), mientras que Satanás se regocija cuando las personas son destruidas. Las «cosas secretas» pertenecen al Señor (Dt 29:29) y, por ende, no podemos trazar o explicar la relación lógica entre la soberanía divina y la responsabilidad humana.La oposición de la bestia a Dios
La bestia es orgullosa, pronuncia «palabras altivas y blasfemas» contra Dios, tal como lo hizo Antíoco IV Epífanes en su día, quien funcionó como un tipo de la bestia venidera (cf. Dn 7:8, 20; 11:36) . Tal actividad encaja también con el «hombre de pecado», que se exalta a sí mismo como divino (2Ts 2:3-4). A la bestia se le permite ejercer autoridad por cuarenta y dos meses. Algunos entienden esto como literalmente tres años y medio antes de que regrese Jesús. Sin embargo, es más probable que Juan está describiendo el periodo entero entre la primera y segunda venida de Jesús (cf. comentario de Ap 11:2); Juan no escribió sobre días lejanos para sus lectores, sino sobre el impacto del Imperio Romano en ellos. Todos los gobiernos totalitarios que se atribuyen a sí mismos la autoridad divina revelan que ellos también son la bestia. Juan se enfoca en la oposición de la bestia a Dios, basándose especialmente en Daniel. Como en el versículo 5, la autoexaltación de la bestia se expresa en su discurso, que blasfema contra Dios y su nombre. Él sigue el patrón de Antíoco IV Epífanes, de quien Daniel 7:25 dice: «Él profería palabras contra el Altísimo». También se cumple la profecía de Daniel 11:36: «se enaltecerá y se engrandecerá sobre todo dios, y contra el Dios de los dioses dirá cosas horrendas». La bestia también injuria a la morada de Dios, a los que moran en el cielo (cf. Ap 12:12). Esta es probablemente una referencia al pueblo de Dios (21:3), mostrando que su verdadero hogar está en el cielo. Las acciones de la bestia aquí concuerdan con Daniel 7:25, donde la bestia se opone a Dios y su pueblo. La bestia, quien alberga pretensiones divinas, odia cualquier cosa y cualquiera que se dedique al único Dios vivo y verdadero.Dios reina sobre la bestia
Dos veces más vemos lo que Dios le ha dado (edothē) a la bestia. Primero, Dios le ha permitido hacer la guerra contra los santos y conquistarlos. Esto no significa que los santos renunciaron a su fe (cf. comentario sobre 11:7). Significa que Dios le permitió a la bestia quitarles la vida (cf. 2:13; 6:9-11; 16:6; 18:24; 19:2; 20:4); esto también sigue el patrón que se encuentra en Daniel, donde Daniel dice sobre Antíoco IV Epífanes: «este cuerno hacía guerra contra los santos y prevalecía sobre ellos» (Dn 7:21; cf. Dn 7:25). Dios concede los deseos de la bestia por un período de tiempo, para que la bestia ejerza autoridad sobre cada tribu, lengua, pueblo y nación. Aquí vemos el alcance del culto imperial y la naturaleza totalitaria del reinado de la bestia.La autoridad de la bestia
La autoridad y el gobierno de la bestia provoca temor y admiración a aquellos que viven en la tierra, y ellos adoran a la bestia. El versículo se lee como si todo el mundo sin excepción adorara a la bestia, pero la frase «y los que moran en ella» (pantes hoi katoikountes epi tēs gēs) es un término técnico en Apocalipsis para los no creyentes (cf. comentario sobre 3:10). Tal entendimiento es confirmado por la siguiente cláusula, porque los moradores de la tierra son aquellos cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida. El libro de la vida contiene los nombres de aquellos que no perecerán en el lago de fuego (cf. Dn 12:2; Fil 4:3; Ap 3:5; 17:8; 20:12, 15; 21:27; 22:19). Aquellos que le dan su lealtad a la bestia demuestran así que no pertenecen al único Dios verdadero. La mayoría de las traducciones al inglés se refiere a aquellos «escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida». Juan hace un comentario similar en Apocalipsis 17:8, donde él se refiere a «los moradores de la tierra, cuyos nombres no se han escrito en el libro de la vida desde la fundación del mundo». El orden de las palabras en el 13:8 podría sugerir, alternativamente, que Juan se refiere al «Cordero que fue sacrificado desde la creación del mundo» (cf. en las versiones King James y NIV). El orden de las palabras no es determinante y, dados los paralelos, Juan probablemente habla de aquellos que fueron escritos en el libro antes de que comenzara la historia del mundo; no obstante, es otra cosa decir que fue inmolado antes de que comenzara el mundo, porque el Cordero fue inmolado en la historia, no antes de que comenzara el mundo. Por otro lado, Dios decidió antes del comienzo de la historia quién estaría inscrito en el libro de la vida.Prepárense
Juan vuelve a la fórmula utilizada en las siete cartas (Ap 2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22). Aquellos que tienen oídos deberían abrir sus oídos y prestar atención a lo que se dice. A la gente se le dice de antemano acerca de la autoridad de la bestia y su persecución y matanza de cristianos. Se les informa que los incrédulos darán su culto y su adoración a la bestia. Por lo tanto, los creyentes deben prepararse. Algunos están destinados al cautiverio, y al cautiverio irán. Otros están destinados a ser muertos a espada, y así será (cf. Jer 15:2; 43:11). Tales eventos no significan que Dios los haya abandonado o se haya olvidado de ellos; el poder de la bestia no sugiere que el gobierno soberano de Dios sobre el mundo ha sido entregado, porque la bestia ejerce autoridad solo por la voluntad de Dios. Por lo tanto, los creyentes son llamados a perseverar y a mantenerse fieles a su Señor. Deben permanecer leales a pesar de la persecución y dificultades del momento. El siguiente párrafo (13:11-18) comienza cuando Juan ve otra bestia que surge de la tierra. Esta otra bestia es identificada en otro lugar como el «falso profeta» (16:13; 19:20; 20:10). La segunda bestia, entonces, afirma hablar de parte de Dios y, por ende, representa la autoridad religiosa contraria a la Palabra y los caminos de Dios. Si la primera bestia es el Imperio Romano, la segunda bestia es probablemente el sacerdocio imperial. El engaño de la segunda bestia es aparente: tiene dos cuernos como el Cordero, presentándose de este modo a sí mismo como si estuviera de acuerdo con el Cordero, cuando en realidad habla como el dragón, revelando que su mensaje es demoníaco. Jesús mismo advirtió que vendrían falsos profetas «vestidos de ovejas» cuando en realidad son «lobos rapaces» (Mt 7:15). La segunda bestia es el tercer miembro de la trinidad impía, y funciona como un espíritu impío. Ejerce la autoridad de la primera bestia en su presencia, convenciendo a los habitantes de la tierra (todos incrédulos) de que adoren a la bestia. Los incrédulos acatan dichosos, porque la bestia parece tener poderes divinos, habiéndose recuperado de la aparente herida mortal. La bestia, en otras palabras, tuvo su propia versión de la resurrección: justo cuando el gobierno totalitario parecía haber sido aplastado, surgió de las cenizas para reinar otra vez. La plausibilidad de la segunda bestia se ve aumentada por su poder milagroso (cf. 16:14). En otras palabras, la religión falsa parece verificarse empíricamente. Así como Elías pudo hacer descender fuego del cielo (1R 18:38), religión falsa aquí es presuntamente confirmada por señales y prodigios. Tanto Jesús (Mt 24:24) como Pablo (2Ts 2:9) enseñaron que los falsos cristos y los profetas realizarían milagros. Tales milagros prueban a los creyentes y determinan su devoción al Señor (Dt 13:1-3). Las señales engañan a los moradores de la tierra (incrédulos; cf. comentario sobre 3:10), y los convence de que la bestia es digna de adoración y alabanza. Por lo tanto, los que moran en la tierra hacen una imagen de la bestia. Las imágenes fueron creadas para la adoración, y Juan nos recuerda una vez más que la bestia es adorada por parecer haber muerto, pero volvió a la vida. «Imagen» no significa que se hizo una imagen literal de la bestia, sino que es la manera apocalíptica y simbólica de Juan para decir que la bestia es adorada. «Que volvió a vivir» (ezēsen) se usa en otra parte de la resurrección de Cristo (Ro 14:9; Ap 2:8) y el plural «volvieron a la vida» (ezēsan) se refiere en otra parte a la resurrección espiritual o física de los creyentes (20:4-5). Los incrédulos adoran a la bestia por su poder de resurrección, porque el imperio parece muerto, pero sigue volviendo a la vida. La bestia, entonces, es una parodia y falsificación de Cristo. Una vez más vemos que la segunda bestia funciona como el Espíritu Santo. Así como el Espíritu vino para dar glorificar a Jesús (Juan 16:14) y para ungirlo con poder (Lc 4:18-21), del mismo modo la segunda bestia honra y empodera a la primera. Cuando Juan la describe que le da vida a la imagen de la bestia, no deberíamos pensar en una imagen literalmente cobrando vida. En lugar de eso, el punto es la segunda bestia dando poder y apoyando los esfuerzos de la primera bestia. El discurso de la primera bestia parece sobrenatural, inspirado, autoritario y convincente; habla con oráculos. Sin embargo, es meramente un tema de persuasión. La coerción es lo distintiva del «ministerio» de la segunda bestia, y todos aquellos que se rehúsen a adorar a la primera bestia son ejecutados. De manera similar, Plinio le escribe al emperador Trajano (98-117 d. C.) sobre qué hacer con los cristianos: no deben castigarlos si sacrifican a los dioses (Epistulae 10.96.5 LCL), pero si se niegan, deben ser ejecutados. Tal lealtad absoluta también fue exigida por Nabucodonosor (Dn 3:5-6). Aquellos que se inclinan ante la bestia revelan que no pertenecen al único Dios verdadero (cf. Ap 14:9-11; 16:2; 19:20; 20:4).La marca de la Bestia
La segunda bestia también impone el poder de la primera a través de discriminación económica. Nadie, sin importar clase social o influencia, será capaz de comprar o vender a menos que tenga la marca en la frente o en la mano para demostrar devoción a la bestia. El número significa el nombre de la bestia (cf. 14:11; 15:2). Muchos intérpretes toman esto literalmente, como si una marca literal fuera de alguna manera impresa en las frentes o en las manos, pero el lenguaje es probablemente simbólico. Tal como el sello en las frentes de los 144.000 (7:3) no es literal, tampoco debería ser entendida literalmente esta marca. En cualquier caso, las dos bestias conspiran para excluir a los creyentes del mercado. Juan cierra esta sección con una afirmación que ha fascinado y desconcertado a los intérpretes a lo largo de la historia. Él llama a los lectores a ser sabios para que puedan calcular el número de la bestia. Se nos dice que el número es el número del hombre: 666. Algunos manuscritos dicen 616, pero la mejor lectura es 666. Si el número se refiere a un individuo en particular, la mejor suposición es Nerón. Si Nerón César es transliterado del griego al hebreo, las letras se calculan 666, aunque es dudoso que la audiencia original hubiese entendido esta solución compleja. A lo largo de la historia, se han promovido muchas especulaciones salvajes acerca de la identidad de la persona, y cada intento hasta ahora ha sido erróneo. La ventaja de ver una referencia a Nerón es que encaja con el periodo de tiempo en el que escribió Juan, momento en el que se especuló y se temió que Nerón regresaría de Partia después de su muerte. Aun así, ver una referencia a Nerón no es fácil ni obvio, ya que uno debe transliterar del griego al hebreo para obtener el número 666, lo que parece una exageración para la audiencia. Además, como se señaló anteriormente, si Apocalipsis se escribió en los años 90, el temor al regreso de Nerón habría disminuido considerablemente para ese momento. Tal vez sea mejor moverse en una dirección diferente. El número 777 representa la perfección, pero Juan dice que 666 es el número del hombre. El número 666, entonces, representa lo que es antidios y anticristo, todo lo que está en oposición al único y verdadero Dios. Si 777 representa la santidad y la bondad perfecta, entonces 666 significa la enormidad y totalidad del mal. Por lo tanto, Juan no tiene la intención de apuntar a un individuo particular aquí. Más bien, el reino de la bestia es un reino humano, un reino malvado, en lugar de uno divino. La naturaleza de la humanidad apartada de Dios es demoníaca. El reino de la bestia promete vida y prosperidad, pero trae muerte, miseria y devastación.Este artículo es una adaptación del libro ESV Expository Commentary: Hebrews-Revelation (Volume 12) [Comentario Expositivo de la versión ESV: Hebreos - Apocalipsis (Volumen 12)] editado por Iain M. Duguid, James M. Hamilton Jr., y Jay Sklar.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de Crossway.
¿Deberían enseñar las mujeres?
¿Deberían enseñar las mujeres?
El movimiento #MeToo se ha propagado en muchas direcciones. Como consecuencia, muchos evangélicos conservadores, incluso aquellos que simpatizan con el complementarianismo, han revivido la pregunta sobre qué funciones de enseñanza pública y liderazgo están abiertas para las mujeres en nuestras iglesias. Por supuesto, en muchos aspectos, estas han sido preguntas comunes durante años. Sin embargo, estas preguntas se plantean hoy con una nueva urgencia y algunos, incluso dentro de nuestros círculos, se preguntan si hemos sido demasiado restrictivos. Las nuevas situaciones plantean nuevas preguntas, las viejas preguntas resurgen en nuevos escenarios, y debemos estar abiertos a reexaminar la Escritura.
Los complementarianistas no quieren imponer restricciones arbitrarias a las mujeres. Queremos seguir la Escritura y, por lo tanto, queremos alentar a las mujeres en los muchos ministerios en los que pueden participar. Queremos trazar límites donde la Biblia los traza. Dado que nuestra cultura e incluso nuestras iglesias a menudo proclaman que no hay límites, necesitamos hablar con frecuencia sobre dónde están esos límites (un tema que abordaré en breve).
No obstante, también es importante decir desde el principio que hay muchos contextos para que las mujeres aprendan, estudien y enseñen, y por lo tanto, también debemos ser proactivos para alentar y hablar sobre los contextos en los que las mujeres pueden y deben ministrar. El elogio que Pablo hace a tantas mujeres por servir al Señor en Romanos 16 destaca este punto, mostrando que él valoraba mucho la contribución de las mujeres en el ministerio.
No solo deberíamos ser conocidos por dónde trazamos líneas para las mujeres en el ministerio, sino también por animar a las mujeres a ministrar, aprender y enseñar en contextos apropiados. Podemos perder la batalla siendo demasiado laxos y demasiado estrictos, es por eso que necesitamos al Espíritu Santo y a la Escritura en cada etapa de nuestras vidas. No hemos llegado a un entendimiento perfecto y debemos estar abiertos a remodelar nuestro pensamiento y práctica de acuerdo con la Escritura.
Sobre hachas, cuchillas de carnicero y bisturíes
Cuando nos enfrentamos a preguntas sobre lo que está permitido y lo que está prohibido, nos enfrentamos de inmediato al peligro de escribir una nueva Mishná, estableciendo reglas para cada situación concebible que pueda surgir en nuestras iglesias. Todos reconocemos que hay áreas grises y que aquellos que están de acuerdo con la interpretación del texto bíblico pueden diferir sobre cómo aplicar el texto a una situación particular. En nuestro celo podemos excluir de nuestro círculo a alguien con quien estamos sustancialmente de acuerdo. Al hacerlo, podemos ser culpables de volvernos excesivamente duros, rígidamente dogmáticos e incluso divisivos en la forma en que aplicamos ciertos textos a nuestra situación. Recuerdo lo que Roger Nicole me dijo una vez sobre otro tema. Podemos pensar que somos Calvino o Lutero a la cabeza de la ortodoxia, cuando en realidad la situación exige un Bucero que haga la paz en lugar de la guerra. En cualquier caso, debemos cuidar nuestro espíritu en la controversia y abstenernos de ser duros y de atacar a los demás, incluso si los del otro lado no muestran la misma moderación. Permítanme decirlo de otra manera, y tal vez más al punto, dadas nuestras controversias complementarianistas actuales. Nuestra cultura hoy es dada a los extremos, a las denuncias con truenos y relámpagos que vienen del monte Sinaí. A veces parece, al menos en las redes sociales, que hay demonios y ángeles, y nada en el medio. Pensé que creíamos en simul iustus peccator [al mismo tiempo justo y pecador], pero parece que para muchos es iustus o peccator [justo o pecador]. Sin embargo, la vida es mucho más complicada que eso. Podemos estar agradecidos por el ministerio de una persona y, sin embargo, mantener reservas significativas sobre algunas cosas que enseñan y algunas cosas que se sienten libres de hacer. En pocas palabras, debemos ser más amables, más exigentes y más sutiles. Algunos se involucran en discusiones con un hacha o un cuchillo de carnicero cuando necesitamos un bisturí. La amabilidad y el desacuerdo no se oponen entre sí, y un aspecto que probablemente todos podemos mejorar es el tono de nuestras discusiones. No me estoy dirigiendo a ningún grupo en particular al decir esto, ya que estas palabras deben ser atendidas por todos los involucrados en la conversación.¿Qué prohíbe la Escritura? Analizando la función y el cargo en 1 Timoteo 2:12
Incluso así, las iglesias necesitan responder las preguntas que se hacen hoy. No deberíamos escribir una nueva Mishná, pero tenemos que tomar decisiones sobre lo que está permitido cuando nos reunimos como pueblo de Dios. Incluso las iglesias que se abstienen de enunciar reglas, iglesias que dicen que solo son guiadas por el Espíritu, encontrarán que el Espíritu las guía de una manera particular cuando se reúnen. Tenemos que tomar decisiones sobre lo que está permitido o prohibido, y por eso es correcto reflexionar sobre este tema. Muchos complementarianistas hoy en día argumentan que las palabras de Pablo en 1 Timoteo 2:12: «Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre», se refieren exclusivamente al cargo, pero no a la función. La noción de que Pablo se refiere exclusivamente al cargo tiene algunos puntos fuertes. En primer lugar, Pablo pasa inmediatamente a discutir el cargo de ancianos/supervisores (que creo que es el mismo cargo) y diáconos en el siguiente texto (1Ti 3:1-13). Por tanto, tendría sentido decir que tiene el cargo a la vista en 1 Timoteo 2:12. En segundo lugar, dos requisitos distinguen a los ancianos de los diáconos. Los ancianos deben tener la capacidad de enseñar y corregir a los que están en error, y tienen la responsabilidad particular de guiar y conducir a la iglesia (Hch 20:28-32; 1Ti 3:2, 4-5; 5:17; Tit 1:9). Los dos requisitos para los ancianos (enseñar y liderar) coinciden notablemente bien con lo que está prohibido para las mujeres. Podemos agregar un tercer argumento que podría apoyar la idea de que Pablo solo piensa en el cargo en 1 Timoteo 2:12. Tenemos varios textos en la Escritura donde las mujeres tienen el ministerio del hablar en público. Por ejemplo, Pablo nos dice que las mujeres pueden profetizar y orar si están apropiadamente adornadas en 1 Corintios 11:5, y tal profetización casi seguro era en la asamblea. Hulda proclamó la palabra del Señor a los líderes de Israel en 2 Reyes 22:14-20. Dado que las mujeres eran profetas, presumiblemente hubo contextos en los que alentaron tanto a hombres como a mujeres con algún tipo de mensaje. Además, Priscila junto con Aquila instruyeron a Apolos con mayor precisión en la verdad (Hch 18:26). Además, Pablo anima a las mujeres a enseñar también a otras mujeres y niños (Tit 2:4). Por lo tanto, la mayoría de los complementarianistas estarían de acuerdo en que hay algunos contextos en los que las mujeres pueden dirigirse tanto a hombres como a mujeres, aunque es discutible encontrar un acuerdo sobre qué contextos son adecuados. Pero regresemos a 1 Timoteo 2:12. Es cierto que las dos cosas prohibidas para las mujeres coinciden con lo que distingue a los ancianos de los diáconos. Juntando los versículos con los de Pablo sobre los ancianos, significa que las mujeres no deben ocupar el cargo de ancianas, que no deben servir como pastoras. Aun así, quiero hacer la pregunta sobre la forma en la que Pablo formuló su prohibición de que las mujeres enseñen y ejerzan autoridad sobre un hombre. ¿Son significativas la forma y la manera en que se da la orden? Muchos dicen que no, argumentando que el versículo es solo otra forma de decir que las mujeres no pueden ocupar el cargo pastoral. Pero yo no estoy tan seguro. Pablo podría haber escrito fácilmente: «No permito que una mujer sea pastora ni supervisora ni anciana». Los intérpretes bíblicos reconocen que la forma en que se escribe algo es significativo. Cuando leemos 1 Timoteo 2:12, no habla directamente del tema del cargo; aborda el tema de la función, prohibiendo a las mujeres enseñar y ejercer autoridad sobre un hombre. Deduzco de este punto que el cargo no es lo único en la mente de Pablo; la función también es importante para él. De hecho, el versículo habla directamente del tema de la función y no dice nada sobre el cargo per se. Es interesante, por lo tanto, que muchos parecen darle la vuelta al versículo al permitir las funciones, pero negando el cargo. Es casi seguro que Pablo está pensando en el contexto de la iglesia reunida y, por lo tanto, entiendo que el versículo significa que una mujer no debe ejercer la función de predicar y enseñar a los hombres en la congregación reunida[1].¿Pueden las mujeres predicar bajo la autoridad de los ancianos?
Algunos defensores de la posición de «cargo no función» dicen que las mujeres pueden predicar siempre y cuando lo hagan «bajo la autoridad de los ancianos». Aquí vemos una manifestación de limitar la prohibición al cargo. La noción de que las mujeres pueden predicar si los ancianos lo permiten es interesante. Los que respaldan esta posición piensan que están siguiendo 1 Timoteo 2:12 porque las mujeres solo predican y enseñan bajo la autoridad de los ancianos. Me parece, sin embargo, que terminamos, o al menos podríamos terminar, en un lugar muy extraño con esta línea de lógica. Por ejemplo, si los ancianos permiten que una mujer predique algunas veces, en otras palabras, si la función en sí es permisible, entonces no veo ninguna razón lógica por la que los ancianos no puedan otorgar tal permiso todas las semanas. Para quienes apoyan tal práctica, 1 Timoteo 2:12 no sería violado ya que la mujer que predica lo hace bajo la autoridad de los ancianos. Esta línea de razonamiento es convincente para algunos, pero anula la amonestación paulina. Pablo dice que una mujer no puede enseñar ni ejercer autoridad sobre un hombre, pero algunos terminan diciendo que una mujer puede hacerlo cuando los ancianos lo consideren apropiado. Pablo dice que las mujeres no pueden enseñar o ejercer autoridad sobre un hombre, pero en esta lectura, la amonestación paulina queda amortiguada y anulada por un ingenioso movimiento hermenéutico. Considera este asunto aún más. Imagina que los ancianos de una iglesia permiten que una mujer predique en algunas ocasiones. Uno de los ancianos de esta iglesia luego se involucra en una discusión con una feminista evangélica sobre la práctica de su iglesia. Tal vez el complementarianista cree que es más bien de mente abierta y progresista porque permite que las mujeres prediquen ocasionalmente en su iglesia. Sin embargo, él no cree que las mujeres deban predicar regularmente o cada semana porque eso violaría 1 Timoteo 2:12. ¿Cómo respondería la feminista evangélica? Las feministas evangélicas que conozco probablemente encontrarían esta convicción inconsistente y un movimiento de poder, solo un ejemplo más de hombres que se niegan a soltar las riendas de la predicación completamente a las mujeres por temor a perder poder en la iglesia. Creo que el argumento feminista evangélico es acertado en este punto. Algunos complementarianistas que permiten que las mujeres prediquen pueden creer que son abiertos, generosos, tolerantes y de mente amplia, pero en realidad, dada su posición, restringen arbitrariamente que las mujeres prediquen cada semana. Muchas feministas verán esto como hombres que se aferran a las riendas de la autoridad mientras simplemente parecen generosos. Esta posición intermedia, donde las mujeres pueden predicar ocasionalmente, pero no la mayor parte del tiempo, es inestable, y vaticino que las generaciones venideras descubrirán la contradicción. Se nos recuerda una vez más por qué es importante ver que 1 Timoteo 2:12 no solo habla del cargo, sino también de la función. La única posición consistente es permitir que las mujeres prediquen o no permitirlo, y Pablo dice que no debemos permitirlo.El complementarianismo nominalista
Pero hay otra dimensión del argumento. La interpretación de «solo cargo» corre el peligro de caer presa de una lectura nominalista. Me explico. En una lectura nominalista, Pablo prohíbe que las mujeres sirvan en el cargo de anciana/pastora. No obstante, aquellos que permiten que una mujer predique encuentran solo en la voluntad divina el fundamento para que las mujeres no sirvan como ancianas. ¿Por qué Dios da la orden de que las mujeres no sirvan como ancianas? Pueden decir que la razón del mandato se remonta a la creación, pero al final del día, la razón por la que las mujeres no pueden servir en el cargo es por la voluntad divina. No ven una razón correspondiente o más profunda para el mandato en la naturaleza de hombres y mujeres. La lectura exclusiva del cargo explica por qué las mujeres que predican ocasionalmente no son un problema, ya que no hay nada intrínsecamente malo en que las mujeres ejerzan sus dones. Tal visión es posible, por supuesto. El Señor puede prohibir que las mujeres enseñen y ejerzan autoridad basándose únicamente en su voluntad. La autoridad de Dios como Creador debería ser suficiente para nosotros. Si Dios da una orden, somos responsables de obedecerla, incluso si no entendemos la razón de la orden e incluso si no hay una razón más profunda para el mandato. Sin embargo, la mayoría de los intérpretes a lo largo de la historia de la iglesia y la mayoría de los observadores de la naturaleza humana han discernido una correspondencia entre el mandato y las diferencias entre hombres y mujeres. Algunos, desafortunadamente, han ido demasiado lejos al enunciar las diferencias entre hombres y mujeres, y debemos rechazar a aquellos que enfatizan demasiado las distinciones entre nosotros. Aún así, el principal problema es que nuestra cultura está eliminando las diferencias entre hombres y mujeres, mostrando que muchos están enormemente confundidos acerca de lo que significa ser hombre y lo que significa ser mujer. Dado que la recuperación teológica es popular hoy en día, sugiero que recuperemos la visión histórica de la iglesia sobre los roles de hombres y mujeres (sin aceptar todo lo que dijeron nuestros antepasados). Sugiero que reconozcamos que hay correspondencia y coherencia entre el mandato y lo que significa ser hombre y lo que significa ser mujer. En caso de que se pierda el punto principal de lo que estoy diciendo, estoy argumentando que en la congregación reunida una mujer no debe enseñar o ejercer autoridad sobre un hombre. Por lo tanto, está prohibido predicar a una mujer. El mismo principio se aplica a las reuniones de ancianos. Cuando los ancianos se reúnan, debe consistir exclusivamente de hombres. En estas reuniones, los ancianos toman decisiones sobre el gobierno de la iglesia. Los ancianos ejercen su autoridad tanto en la enseñanza como en el establecimiento de la dirección de la iglesia. Limitar tales reuniones a los hombres no es machismo o patriarcalismo; es obedecer la palabra bíblica de que la enseñanza y el ejercicio de la autoridad están reservados para los hombres. Entonces, no tiene sentido tener un consejo de ancianos de hombres y luego tener mujeres presentes regularmente para consultar durante las reuniones. Puede haber ocasiones en las que las mujeres sean invitadas a una reunión para consultas y debates. El propósito no sería que ellas lideren, sino que los hombres pidan consejo para que puedan liderar sabiamente. Sin embargo, incluir a las mujeres como una característica regular de las reuniones viola lo que Pablo ordena, ya que entonces las mujeres, junto con los hombres, tomarían decisiones como líderes sobre la dirección futura de la iglesia. Una vez más, esto es complementarianismo nominal y es similar a lo que sucede cuando a las mujeres se les permite predicar. Es una forma inteligente de eludir lo que Pablo enseña al incluir mujeres en las reuniones de ancianos, pero sin llamarlas ancianas. Estas mujeres son ancianas de facto, así que no debemos asumir que estamos obedeciendo la Escritura si no las llamamos ancianas.Un ánimo final
Como dije, mi objetivo en este artículo no es escribir la Mishná. Por lo tanto, este artículo no discute si las mujeres deben enseñar en seminarios o en una clase de escuela dominical formada por hombres y mujeres, aunque es importante incluso en estas situaciones mantener el patrón bíblico del liderazgo masculino en el pueblo de Dios. Los cristianos también difieren sobre si una mujer debe facilitar o dirigir estudios bíblicos en grupo o dirigir la adoración. El hecho de que una mujer deba enseñar en un seminario generalmente se reserva para las denominaciones o para las juntas que dirigen un seminario. Los otros asuntos enumerados son asuntos de las iglesias locales. Como soy bautista, me complace decir que los ancianos y la congregación de varias iglesias tienen la última palabra. No queremos que el movimiento complementarianista se reserve a aquellos que tienen la visión más conservadora sobre cada tema. Reconocemos que las personas de buena voluntad en nuestro movimiento no están de acuerdo sobre cómo aplicar el texto bíblico a diversas situaciones. Dado que hay algunos contextos en los que las mujeres pueden dirigirse a hombres y a mujeres, nos damos cuenta de que no siempre es fácil discernir cuáles son los contextos adecuados. No obstante, espero que los complementarianistas puedan llegar a un acuerdo sobre lo que se debe hacer cuando la congregación se reúne a adorar, y que no capitulemos ante las fuerzas culturales que están golpeando nuestro barco. Pablo no dice simplemente que las mujeres no deben servir como ancianas, también dice que no deben predicar ni enseñar cuando la iglesia se reúne.Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de 9Marks.
[1] No tenemos tiempo para proporcionar un análisis completo de 1 Timoteo 2:11-15. Andreas Kostenberger y yo hemos editado tres ediciones de un libro sobre 1 Timoteo 2:9-15 (Mujeres en la iglesia: una interpretación y aplicación de 1 Timoteo 2:9-15) que presenta este caso en detalle exhaustivo, quizás agotador.
¿Qué es el milenio? (Apocalipsis 20)
¿Qué es el milenio? (Apocalipsis 20)
Este artículo forma parte de la serie Pasajes difíciles, publicada originalmente en Crossway.
Leamos el pasaje
1Vi entonces a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo y una gran cadena en su mano. 2 El ángel prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años. 3 Lo arrojó al abismo, y lo encerró y puso un sello sobre él para que no engañara más a las naciones, hasta que se cumplieran los mil años. Después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo. 4 También vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que se les concedió autoridad para juzgar. Y vi las almas de los que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y de la palabra de Dios, y a los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni habían recibido la marca sobre su frente ni sobre su mano. Volvieron a la vida y reinaron con Cristo por mil años. 5 Esta es la primera resurrección. Los demás muertos no volvieron a la vida hasta que se cumplieron los mil años. 6 Bienaventurado y santo es el que tiene parte en la primera resurrección. La muerte segunda no tiene poder sobre estos sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él por mil años (Apocalipsis 20:1-6).
Definiciones
Este texto es el más controversial en el libro de Apocalipsis, y los intérpretes debaten sobre la credibilidad de las diversas visiones sobre el milenio. Un breve bosquejo de las posiciones defendidas puede resultar útil. Los postmilenialistas sostienen que Cristo regresará después de un largo periodo de bendición en la tierra, de ahí que el prefijo «post» significa «después»: Cristo volverá después del milenio. Después del reinado milenial, el nuevo cielo y la nueva tierra harán su arribo. Los mil años no son literales, sino que significan un largo periodo en el que el mundo es transformado por el Evangelio. Algunos postmilenialistas creen que los mil años comienzan en un momento indefinido de la historia (algunos apuntan a un momento posterior a la resurrección de Jesús). Otros postmilenialistas creen que los mil años comenzaron en la resurrección. El momento del milenio no es vital para la postura postmilenialista. El amilenialismo literalmente significa que «no hay milenio», pero tal etiqueta no es la mejor descripción de la postura. «Milenialismo realizado» es mejor. Los mil años en esta postura representan un largo periodo y no designan un reinado literal de mil años. Los amilenialistas sostienen que el milenio comenzó con la resurrección de Jesús y durará hasta la segunda venida. Durante ese tiempo, los creyentes difuntos reinan espiritualmente con Cristo en el cielo en el estado intermedio, esperando la resurrección física y la renovación de las cosas, y Satanás está atado, en el sentido de estar atado a la cruz mientras el Evangelio se esparce en las naciones (Mt 12:29). Otros amilenialistas piensan que los santos que vuelven a la vida se refiere a la regeneración (Ef 2:6; Col 3:1) en lugar de reinar en el cielo, y por eso hay cierta diversidad dentro del amilenialismo en relación a lo que significa volver a la vida y reinar con Cristo. Los premilenialistas dicen que Cristo literalmente regresará a la tierra antes del milenio (de ahí el prefijo «pre») y reinará mil años en la tierra antes de dar término a todo al final del milenio. La mayoría de los premilenialistas creen que los mil años designan un periodo literal, pero tal visión no es necesaria para la postura, pues uno podría creer en un reinado literal de Cristo en la tierra por un tiempo largo más que exactamente mil años, y aún sería premilenialista. Los premilenialistas están divididos en premilenialistas históricos y dispensacionales. Algunos son llamados premilenialistas históricos porque se identifican a sí mismos con los padres de la iglesia premilenialista, entre los que se encuentran Papías, Justino Mártir e Ireneo. Los premilenialistas dispensacionales, que aparecieron por primera vez en el siglo xix, se distinguen de los históricos al sostener un rapto secreto siete años antes de que Jesús regrese a inaugurar el milenio. Los premileniaristas dispensacionales enfatizan el cumplimiento de las promesas al pueblo judío durante el milenio.¿La cronología es significativa?
Una nueva sección comienza con «vi entonces» (kai eidon), una frase muy común en Apocalipsis, que aparece treinta y dos veces. Los premilenialistas sostienen que la frase tiene un significado cronológico, pero los amilenialistas dicen que no es necesariamente el caso. Dada la diversidad de uso de la frase, es difícil argumentar que apunte claramente a una nueva sección cronológica. Es bastante posible que el capítulo 20:1-10 describa desde otro ángulo los eventos registrados en el capítulo 19:11-21, ya que a menudo hemos visto que Apocalipsis recapitula el tiempo del fin. Un problema significativo con la visión premilenialista es que Jesús había destruído a todos los incrédulos al final del capítulo 19; de ese modo, es difícil entender cómo alguien podría entrar en el milenio con un cuerpo no glorificado. ¿Por qué Satanás necesitaría estar atado si los enemigos opositores a Dios fueron destruidos en la segunda venida? Los premilenialistas históricos sostienen que los ejércitos del capítulo 19 no representan a todas las personas (algunas no fueron destruídas en la segunda venida y, por tanto, entran en el milenio). No obstante, en ninguna otra parte hay alguna indicación de que algunos seres humanos no hayan sido juzgados en la segunda venida. Tal vez hay argumento para la visión premilenialista en Zacarías 14. Ahí el Señor juzga y mata a quienes se oponen a Él (Zac 14:12), pero algunos de los que se rehúsan a adorar al Señor permanecen y por su terquedad el Señor retiene la lluvia (vv. 17-19).Descenso angelical
El descenso de los ángeles del cielo es una característica común en Apocalipsis, y aquí un ángel tiene en su mano la llave del abismo y una gran cadena (cf. Apocalipsis 9:1, 11; 11:7; 17:8; cf. Lucas 8:31; Romanos 10:7). El ángel detiene al dragón, el gran monstruo que se opone al pueblo de Dios y lo ata por mil años. Vemos un texto paralelo interesante en Isaías 24:21-22: «y sucederá en aquel día, que el Señor castigará al ejército celestial en las alturas, y a los reyes de la tierra en la tierra. Y serán agrupados en montón como prisioneros en un calabozo; serán encerrados en la cárcel, y después de muchos días serán castigados». Además el dragón se describe (cf. también Apocalipsis 12:9) como la serpiente antigua que engañó a Eva (Gn 3:1, 2, 4, 13, 14; cf. Salmo 91:13; Isaías 27:1; 2 Corintios 11:3) y como el Diablo (el difamador del pueblo de Dios) y Satanás (el adversario del pueblo de Dios). El ángel lanza a Satanás a la fosa y lo encierra en ella. De modo que Satanás es incapaz de engañar a las naciones por mil años. Cerca del fin de los mil años, Satanás es liberado por un tiempo corto para hacer estragos. Los premilenialistas dicen que los eventos en los versículos 2 al 3 ocurren cuando Cristo regresa a la tierra, argumentando que Satanás no puede ser encerrado antes de que Jesús regrese, porque Él sigue vivo y activo en la presente era del mal, detrás de la bestia y el falso profeta, engañando (13:14) e incitando a las personas del mundo a perseguir a los cristianos (13:1-18). Satanás es llamado «el príncipe de este mundo» (Jn 12:31) y en otra parte Juan escribe: «el mundo entero está bajo el poder del maligno» (1Jn 5:19). Es difícil ver cómo, según los premilenialistas, estas afirmaciones pueden ser ciertas si Satanás estuviera confinado al abismo. En Apocalipsis 12, Satanás es echado del cielo a la tierra y, el punto aquí, aunque ciertamente es simbólico, es que Satanás no tiene fundamento para acusar a los creyentes ante Dios, puesto que la muerte de Cristo ha quitado su culpa. Parece ser que aquí, sin embargo, Juan va un paso más allá y el simbolismo indica que Satanás está absolutamente restringido para actuar en la tierra. Los amilenialistas sugieren que el encierro en una fosa es simbólico y no significa que Satanás esté ausente de la tierra. El texto dice que él ya no puede engañar a las naciones. Algunos interpretan esto como que Satanás, durante la presente era del mal, es incapaz de engañar a las naciones para que se reúnan en Armagedón. Según esta lectura, el texto no dice que Satanás no engañe a nadie; el punto es que las naciones no son engañadas de manera de librar una guerra final contra el pueblo de Dios. Otra manera de interpretar esto desde la perspectiva amilenialista es que el engaño se relaciona a la expansión del Evangelio. Con la venida de Cristo, el Evangelio ahora llega a los confines de la tierra. En el Antiguo Testamento, la salvación estaba limitada a Israel y las naciones del mundo estaban engañadas. Ahora el Evangelio se cree en todas las naciones y, de este modo, Satanás ya no engaña a las naciones como lo hacía en la era del Antiguo Testamento. Satanás aún engaña a los incrédulos, pero el engaño sobre todas las naciones que caracterizaba al periodo del Antiguo Testamento ha sido levantado, por lo que algunos de toda tribu, lengua, pueblo y nación creen. Satanás fue atado a la cruz (Mt 12:29; cf. Juan 12:31; Colosenses 2:15; Apocalipsis 12:9), dicen los amilenialistas, evitando que reuniera y unificara a todas las naciones para oponerse a Cristo y a su pueblo hasta el tiempo del fin.Juicio y resurrección
La visión de Juan se desplaza hacia los seres humanos. Él ve tronos y a aquellos que se sientan en ellos se les da la responsabilidad de juzgar. Asimismo ve mártires, aquellos decapitados por el «testimonio de Jesús» y por la «Palabra de Dios». El testimonio de Jesús ha jugado un rol significativo en el libro (cf. comentarios sobre el 1:2; cf. también los comentarios sobre el 1:9; 12:17; 19:19), como también lo ha hecho la Palabra de Dios (cf. 1:2, 9; 6:9). El gobierno le es dado a aquellos que sufrieron por causa de Jesús, que dieron sus vidas por la Palabra del Evangelio (cf. Daniel 7:22; Mateo 19:28; Lucas 22:30; 1 Corintios 6:2; Apocalipsis 3:21). Como en el 6:9, Juan ve sus «almas», presentadas con la palabra «kai», que podría tener el sentido de «equivalente» («incluso») o de «adicional» («también»); en cualquiera de los dos casos, Juan probablemente se refiere a todos los creyentes. En un sentido, la iglesia completa es vista como una iglesia mártir, como aquellos que han dado sus vidas por Jesucristo. En este versículo en particular, aquellos a los que se les ha dado la «autoridad para juzgar» se han rehusado fielmente a transar con la bestia. No adoraron a la bestia ni a su imagen ni recibieron la marca en su mano o frente. Previamente, Juan había puesto muy de manifiesto que aquellos que adoraban a la bestia o a su imagen o que recibían la marca sufrirían tormento eterno (Ap 14:9-11). Por otro lado, los santos triunfan sobre la bestia y su imagen (15:2), El juicio y la recompensa le pertenecen a los creyentes fieles, a aquellos que dan sus vidas a Jesús y vencen hasta el fin. En otras palabras, las recompensas eternas son garantizadas a todos los creyentes verdaderos. La recompensa especificada aquí es que «volvieron a la vida y reinaron con Cristo por mil años». Los premilenialistas entienden que este pasaje se refiere a la resurrección física. Quienes fueron martirizados son vindicados por Dios y vuelven nuevamente a la vida. El verbo «zaō» se puede referir a la resurrección de Cristo (2:8; cf. también Ezequiel 37:10; Romanos 14:9), y se sostiene que lo mismo es cierto aquí, especialmente cuando se correlaciona con la primera resurrección de Apocalipsis 20:5. Los académicos que sostienen esta visión señalan que este es el único versículo que se refiere a la resurrección de creyentes en el libro y que ver esto como una referencia a la resurrección muestra la victoria de los santos más apropiadamente que la lectura amilenialista, que ve a los santos reinando en el cielo durante esta era presente de maldad. Aún más, la noción de almas volviendo a la vida apoya la noción de que las almas son resucitadas a la vida nueva y mejor que la mera existencia en el estado intermedio. Los amilenialistas encuentran que la referencia a «almas» aquí significa que las almas vuelven a la vida en la era presente de maldad (cf. Apocalipsis 6:9-11). En otras palabras, volver a la vida aquí no se refiere a la resurrección física, sino a la vida en el estado intermedio. Las almas de los creyentes reinan con Cristo ahora —la palabra «tronos» en otra parte de Apocalipsis se refiere al cielo y, de ese modo, no encaja para que se refiera aquí al reino de los santos en la tierra. Vemos en Apocalipsis 14:13 que la muerte es bendita para los creyentes, pues se les da la corona de la vida por perseverar hasta el final (2:11). Otros amilenialistas entienden que volver a la vida aquí es la conversión: quienes son convertidos ahora son levantados con Cristo (Ef 2:6; Col 3:1). El resto de los muertos no vuelven a la vida hasta que los mil años hayan terminado. Si sólo los mártires vuelven a la vida en el 20:4, el resto de los muertos incluye a todos los incrédulos y a todos los demás creyentes. Si el 20:4 se refiere a todos los creyentes, el resto de los muertos se referiría sólo a los incrédulos. Es mucho más probable, como se argumentó anteriormente, que la última visión sea la correcta, pues la iglesia completa es vista como una iglesia mártir (sin requerir la idea de que todos son asesinados literalmente). Juan hace una pausa y comenta: «esta es la primera resurrección», refiriéndose claramente a la vuelta a la vida de los mártires y santos descritos en el versículo 4. Los premilenialistas entienden la primera resurrección como una referencia a la resurrección física. Los incrédulos son resucitados después del reino de mil años de Cristo, pero esta se distingue de la primera resurrección, la cual se refiere a la resurrección física de los mártires y creyentes mencionados en el versículo 4. Uno de los argumentos más fuertes para la visión premilenialista aparece aquí: el sustantivo «resurrección» (anastasis) invariablemente se refiere a la resurrección física en el pensamiento judío. De hecho, no hay ningún ejemplo claro de que ello no se refiera a la resurrección física. Asimismo, la secuencia aquí presenta un buen argumento para el premilenialismo, puesto que el resto que vuelve a la vida mil años después no experimentan un tipo diferente de resurrección. Casi todos están de acuerdo en que el resto experimenta una resurrección física, pero si ese es el caso, la primera resurrección probablemente también es física. No tenemos dos tipos diferentes de resurrección aquí, sino que dos etapas en las que los muertos son resucitados físicamente. Una objeción a la visión premilenialista es que Juan 5:28-29 presenta la resurrección de aquellos que son buenos y malvados al mismo tiempo. Los premilenialistas responden que el libro de Apocalipsis clarifica que existe un intervalo y que no es necesario para cada afirmación sobre la resurrección mencionar también un intervalo entre las dos resurrecciones. Por otro lado, los amilenialistas argumentan que la primera resurrección es espiritual. Incluso si el término «resurrección» (anastasis) se refiere a la resurrección física en otros lugares, no debería sorprendernos el significado simbólico en la literatura apocalíptica; hay textos que hablan de una resurrección espiritual conceptualmente en otras partes también (Ef 2:6; Col 3:1). La primera resurrección significa vida en el estado intermedio (o, alternativamente, la conversión), mientras que la segunda se refiere a la resurrección física. De manera similar, la primera muerte es una muerte física, mientras que la segunda es el juicio final. Esta es una sugerencia intrigante, aunque se debe notar que Juan nunca se refiere específicamente a una «primera muerte» o a una «segunda resurrección». Anteriormente señalé que los premilenialistas sostienen que la relación entre las dos resurrecciones indican que son de la misma naturaleza; es decir, ambas son físicas. No obstante, si el esquema presentado aquí es correcto, las dos resurrecciones no son de la misma naturaleza. La lectura premilenialista sin duda es posible y podría, muy bien, ser correcta, pero también es posible que la primera resurrección anticipe y espere la segunda, por lo que la primera es espiritual y la segunda es física. Las palabras «primera» (prōtos) y «nuevo» (kainos) deben distinguirse, según los amilenialistas. «Nuevo» se refiere a la nueva creación venidera. Viene «un cielo nuevo y una tierra nueva» (Ap 21:1) —una «nueva Jerusalén» (21:2)— y Dios hará «nuevas todas las cosas» (21:5). El nuevo cielo y la nueva tierra son contrastadas con el «primer cielo y la primera tierra» (21:1). «Primera» se refiere a la vida en esta era presente, puesto que las «primeras cosas» (prōta) han pasado (21:4). Si seguimos este patrón, la primera resurrección es la resurrección preconsumada, la resurrección espiritual que ocurre en esta era, y la segunda resurrección es la física: la resurrección final que disfrutarán todos los creyentes en la era venidera. De igual forma, la primera muerte es la muerte física, que todos experimentamos, en contraste con la «segunda [deuteros] muerte» que los malvados sufrirán por siempre (2:11; 20:6, 14; 21:8). Según esta lectura, lo que es «primero» se refiere al mundo presente, mientras que lo «segundo» o lo «nuevo» se refiere al nuevo mundo venidero. Una de las siete bendiciones del libro (cf. comentario sobre 1:3) se pronuncia ahora sobre aquellos que disfrutan de la primera resurrección. La primera resurrección es tan maravillosa porque la muerte segunda no tiene poder sobre aquellos que la experimentan (cf. 2:11; 20:14; 21:8). En otras palabras, aquellos que experimentan la primera resurrección evitarán el lago de fuego. Al contrario, los participantes de la primera resurrección serán sacerdotes tanto de Dios como de Cristo. Vemos aquí que Dios y Cristo comparten la misma estatura, que Jesús es completamente Dios; es inconcebible; por ejemplo, que el autor diga que son sacerdotes de Dios y de los ángeles. La imagen de los creyentes como sacerdotes meditando en la bendición de Dios ha estado presente desde el principio del libro (cf. 1:6 y 5:10) —los creyentes son sacerdotes-reyes, como Adán en el jardín, y reinarán con Cristo mil años. Los premilenialistas entienden que esta regla se refiere a un reino de mil años (o muy largo) en la tierra después del retorno de Cristo —si la resurrección aquí denota la resurrección física prometida a los creyentes—. Los amilenialistas lo toman para referirse al gobierno de los santos fallecidos en el cielo entre la primera y la segunda venida, si la primera resurrección se refiere a la vida dada en el estado intermedio —una resurrección espiritual, no física—. Otros amilenialistas ven una referencia a la regeneración: la nueva vida que los creyentes disfrutan como cristianos nacidos de nuevo.Este artículo es una adaptación del ESV Expository Commentary: Hebrews–Revelation: Volume 12 [Comentario expositivo de la ESV: Hebreos a Apocalipsis: Vol. 12] editado por Iain M. Duguid, James M. Hamilton Jr. y Jay Sklar.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de Crossway.
¿Quiénes son los 144 000? (Apocalipsis 7)
¿Quiénes son los 144 000? (Apocalipsis 7)
Este artículo forma parte de la serie Pasajes difíciles, publicada originalmente en Crossway.
Leamos el pasaje
1 Después de esto, vi a cuatro ángeles de pie en los cuatro extremos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplara viento alguno, ni sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol. 2 También vi a otro ángel que subía de donde sale el sol y que tenía el sello del Dios vivo. Y gritó a gran voz a los cuatro ángeles a quienes se les había concedido hacer daño a la tierra y al mar: 3 «No hagan daño, ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que hayamos puesto un sello en la frente a los siervos de nuestro Dios». 4 Oí el número de los que fueron sellados: 144 000 sellados de todas las tribus de los israelitas. 5 De la tribu de Judá fueron sellados 12 000; de la tribu de Rubén, 12 000; de la tribu de Gad, 12 000; 6 de la tribu de Aser, 12 000; de la tribu de Neftalí, 12 000; de la tribu de Manasés, 12 000; 7 de la tribu de Simeón, 12 000; de la tribu de Leví, 12 000; de la tribu de Isacar, 12 000; 8 de la tribu de Zabulón, 12 000; de la tribu de José, 12 000 y de la tribu de Benjamín fueron sellados 12 000.
Los que fueron sellados
El texto previo (Ap 6:12-17) concluye con una pregunta: ¿quién podrá mantenerse en pie ante la ira de Dios y la ira del Cordero? Juan responde esa pregunta en estos versículos. Los «cuatro extremos» de la tierra no tienen el propósito de enseñarnos que el mundo es plano. Al contrario, los cuatro extremos representan al mundo entero (cf. Isaías 11:12; Apocalipsis 20:8), tal como las «cuatro esquinas» de la casa representan la casa entera (Job 1:19) y «los cuatro extremos de esta tierra» representan la tierra completa de Israel (Ez 7:2). Los cuatro ángeles, entonces, supervisan el mundo para los propósitos de Dios. Los «cuatro vientos» representan el juicio venidero, el juicio final, que envolverá al mundo entero. Vemos precedentes de esto en el Antiguo Testamento (cf. también Ezequiel 5:10, 12), donde «los cuatro vientos desde los cuatro extremos del cielo» serán infligidos sobre toda la tierra de Elam (Jer 49:36; cf. Ezequiel. 37:9; Daniel 7:2; 8:8; 11:4; Zacarías 2:6; 6:5; Mateo 24:31; Marcos 13:27), pero aquí los cuatro vientos abarcan a todo el mundo. En otra parte de la Escritura, una relación cercana se forja entre los ángeles y los vientos que azotan al mundo (Sal 104:4). Aquí los ángeles están restringiendo los vientos para que no sean soltados en la tierra, en el mar o en los árboles. Juan nos lleva de vuelta al periodo previo a que comience el juicio final. Otro ángel aparece con el sello del Dios vivo, ordenando a los cuatro ángeles que están a punto de dañar la tierra y el mar; es decir, los ángeles que están a punto de llevar el juicio final sobre el mundo, que se contengan de provocar cualquier daño hasta que los siervos de Dios sean sellados en sus frentes. El sello en la frente no es literal, pero simboliza la protección otorgada a aquellos que pertenecen a Dios (cf. Apocalipsis 9:4). Así que ahora sabemos quién puede soportar la ira de Dios: quienes tienen el sello de Dios sobre ellos. Juan nuevamente recurre al Antiguo Testamento. En Ezequiel 9, Jerusalén está a punto de ser juzgada por verdugos debido a su maldad. Quienes son malvados serán aniquilados, pero una «señal» es puesta «en la frente de los hombres que gimen y se lamentan por todas las abominaciones que se cometen en medio de ella» (Ez 9:4). El juicio no perdonará ni a jóvenes ni a ancianos, sino a aquellos que tengan la señal permanecerán intactos (Ez 9:6). Los que son sellados por Dios en la frente en Apocalipsis contrastan con aquellos que aceptan la marca de la bestia en sus frentes (Ap 13:6; 14:9; 20:4). En ambos casos, la marca es simbólica. Lo que separa a los creyentes de los incrédulos es que los primeros tienen el sello de Dios y el «nombre del Padre escrito en la frente» (Ap 14:1; cf. Apocalipsis 22:4). Son protegidos por Dios y distinguidos como su propio pueblo, sus siervos auténticos. Los sellados e identificados. Juan escucha el número. Son 144 000 de cada tribu de Israel. Juan luego hace una lista de 12 000 de cada tribu. Dios enumera, conoce y cuida de los suyos; Él conoce a cada una de sus ovejas por su nombre (Jn 10:3). La lista de tribus no coincide con ninguna lista de las tribus del Antiguo Testamento. Judá podría ser el primero, puesto que Jesús, el Mesías, cabeza del pueblo de Dios, viene de la tribu de Judá. Lo que también es interesante es que se omite a Dan, tal vez debido a la maldad asociada con esa tribu (Jue 18). En su lugar, tenemos a José y Manasés. Esto es curioso, ya que Manasés desciende de José, por lo que esperaríamos a Efraín y Manasés. Estas peculiaridades en la lista sugieren una lectura simbólica.Pero ¿quiénes son?
Los académicos difieren al identificar a los 144 000. Algunos dicen que el número es literal y registra a judíos de cada tribu que se convierten a Jesucristo. Intérpretes dispensacionalistas piensan que el número se refiere a los judíos que son salvados durante el periodo final de siete años de tribulación. Es más convincente decir que los 144 000 representan simbólicamente a todos los cristianos a lo largo de la historia, tanto judíos como gentiles. Ambos son el ejército de Dios que libran guerra al ser fieles al Cordero y soportar la persecución. Las razones para pensar que Juan se refiere a todos los cristianos son numerosas, y algunas son el resultado de Apocalipsis 14, donde los 144 000 vuelven a aparecer. Primero, los números en la literatura apocalíptica regularmente son simbólicos. Aquí tenemos el número 12 que representa al pueblo de Dios de las doce tribus en el Antiguo Testamento y el número se eleva al cuadrado y luego se multiplica por 1 000. Por lo tanto, el número debe ser entendido como una manera simbólica de designar al pueblo completo de Dios. Segundo, Juan sigue un patrón que vemos en el capítulo 5. Se le cuenta sobre un León (Ap 5:5), pero él ve a un Cordero (Ap 5:6); el León y el Cordero son la misma entidad. Entonces, aquí también, Juan escucha el número 144 000 (Ap 7:4), pero ve una multitud incontable (Ap 7:9). De nuevo, tenemos dos maneras de describir a la misma entidad, y la multitud incontable refuerza el punto de que los 144 000 representan a todos los creyentes. Tercero, especificar que los 144 000 son de Israel no significa necesariamente que sean judíos. Juan ya dijo dos veces que los judíos son una sinagoga de Satanás (Ap 2:9; 3:9) y los roles entre los judíos incrédulos y los cristianos se han revertido, por lo que ahora los judíos incrédulos juegan el rol de gentiles en el Antiguo Testamento; se inclinarán ante los cristianos para reconocerlos como los amados, los elegidos del Señor (Ap 3:9; cf. Deuteronomio 7:7-8; Isaías 41:8). Cuarto, se levanta un problema práctico si la referencia es a los 12 000 de cada tribu de Israel. Prácticamente, ningún judío hoy sabe de qué tribu desciende y tampoco es claro que la mayoría conociera su linaje genealógico en los días de Juan. Si alguien dijera que Dios conoce a las tribus y que asigna exactamente a 12 000 de cada tribu, es difícil ver cómo tal afirmación sería significativa, puesto que nadie en la tierra podría saber que los 12 000 proceden de cada una de las doce tribus especificadas. Quinto, en Apocalipsis 14:3, los 144 000 son descritos como aquellos «rescatados de la tierra» y en Apocalipsis 14:4 como «rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero». Lo más natural es interpretar que los redimidos se refieren a todos los redimidos, tanto judíos como gentiles. Sexto, Juan dice que ellos son «castos» que «no se han contaminado con mujeres» (Ap 14:4). Pero sin duda este lenguaje es simbólico, puesto que ser virgen no es más agradable a Dios que el matrimonio, y son los falsos maestros los que dicen que las relaciones sexuales dentro del matrimonio son contaminantes (1Ti 4:1-3). Juan (cf. comentario sobre Apocalipsis 14:4) se remonta al Antiguo Testamento, que a menudo advierte a Israel contra la prostitución espiritual. Ser devoto a Dios es ser una «virgen pura» dedicada a Cristo (2Co 11:2). Entonces, por todas estas razones, tenemos buenos fundamentos para pensar que el número 144 000 está cargado de imágenes y simbolismo, refiriéndose al pueblo completo de Dios.Perdonados por su misericordia
¿Quién escapará a la ira de Dios en el juicio final? Sólo aquellos que les pertenecen a Dios, aquellos que son sellados por Él, los que son enumerados por Él. Si somos sellados por Dios, estamos protegidos y somos autentificados por Él. Al mismo tiempo, aquellos de nosotros que somos sellados por Dios somos el verdadero y nuevo Israel, el pueblo escogido y amado por el Señor. Asimismo, merecemos la ira de Dios, pero hemos sido perdonados por su gracia y misericordia, lo que debe llevarnos al agradecimiento y a la alabanza sincera. Cuán maravilloso es ser contado entre su rebaño, ser el ejército del Señor: ¡un ejército que predica la paz y el amor a través del Cordero sacrificado y resucitado!Este artículo es una adaptación del ESV Expository Commentary: Hebrews–Revelation: Volume 12 [Comentario expositivo de la ESV: Hebreos a Apocalipsis: Vol. 12] editado por Iain M. Duguid, James M. Hamilton Jr. y Jay Sklar.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de Crossway.
¿Pueden las mujeres servir como pastoras?
¿Pueden las mujeres servir como pastoras?
De vez en cuando, alguien me pregunta si una mujer podría servir en el ministerio. Mi respuesta siempre es: «¡sí, por supuesto! Todos los creyentes son llamados a servirse y ministrarse mutuamente».
No obstante, respondería de manera diferente si la pregunta se hiciera con más precisión: «¿existe algún rol ministerial en el que las mujeres no podrían servir?». Yo diría que el Nuevo Testamento enseña claramente que las mujeres no deberían servir como pastoras (que el Nuevo Testamento también denomina como obispos o ancianos). Es claro en el Nuevo Testamento que los términos pastor, obispos y anciano se refiere al mismo cargo (cf. Hechos 20:17, 28; Tito 1:5, 7; 1 Pedro 5:1-2). Para el resto del ensayo usaré los términos «anciano» y «pastor» indistintamente para designar este cargo.