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Peter Orr (PhD, University of Durham) es profesor de Nuevo Testamento en Moore Theological College en Sídney, Australia. Es autor de Exalted Above the Heavens: The Risen and Ascended Christ [Exaltado sobre los cielos: el Cristo resucitado y ascendido] y colaborador en Theology Is for Preaching [La teología es para predicarla] y Romans and the Legacy of St Paul [Romanos y el legado de San Pablo]. Orr y su esposa, Emma, tienen cuatro hijos y son miembros de All Saints Petersham.
Cómo aplastar a tu pastor
Cómo aplastar a tu pastor
Cómo nuestro comportamiento puede afectar negativamente a nuestros pastores
Quiero exponer los pasos que debes dar si quieres aplastar a tu pastor y acelerar su renuncia. Al tener en cuenta la manera en que funciona Internet hoy, ¡necesito intervenir y decir que este es un ejemplo descarado de ciberanzuelo! Por supuesto, no quiero que aplastes a tu pastor. No obstante, quiero llevar a cabo un experimento mental al considerar cómo algunos de nuestros comportamientos pueden afectar negativamente a nuestros pastores. Aunque lo describiré deliberadamente en términos extremos, tristemente, podrías reconocer (como yo lo hago en mí mismo) que algunas de nuestras actitudes y comportamientos hacia nuestros pastores no están demasiado lejos de estos ejemplos extremos.1. Critícalo
Creo que una de las causas número uno del estrés pastoral es la crítica injusta. Un pastor a quien conozco pasó la mayoría del servicio en el estacionamiento de la iglesia aconsejando a una consternada esposa cuyo esposo la había abandonado a ella y a sus tres hijos. Entró a la iglesia para predicar, pero luego inmediatamente salió para continuar aconsejando a esta pobre señora. Después del servicio, alguien más se acercó a este pastor, extremadamente preocupado respecto a un asunto muy pequeño. Esta persona terminó gritándole al pastor y ¡acusándolo de no tener un corazón pastoral! Este pastor estaba a un paso de darse por vencido completamente. Intenta y haz cosas como esta tanto como puedas. Todo pastor tiene fallas. No dejes que tu pastor ignore las suyas. Muéstraselas constante y claramente tanto como puedas. Lo estás sirviendo espiritualmente al mantenerlo humilde. Si quieres asegurar que tu crítica se entienda, dísela a su esposa. Asegúrate de que la familia del pastor esté consciente de tu decepción con él.2. Jamás le agradezcas
Si quieres aplastar a tu pastor, jamás le des las gracias. O sólo haz lo suficiente para mantener una apariencia educada: debería ser suficiente con murmurar un rápido «gracias» al salir de la iglesia y un apretón de manos. Sin embargo, asegúrate de no agradecerle por nada en específico. No le agradezcas por la manera en que te ha apoyado a ti y a tu familia en medio de esa enfermedad; no le agradezcas por la manera en que lideró la iglesia (aunque de manera imperfecta) durante la pandemia; no le agradezcas por la manera en que renunció a su día libre para apoyar a la viuda que se estaba cambiando de casa; no le agradezcas por renunciar constantemente a sus noches del viernes para conversar con los jóvenes. Ignora todo eso y concéntrate en lo que hace mal (ver el punto anterior).3. No seas razonable
Sobre todo, no intentes entender las cosas desde la perspectiva de tu pastor. Sé exigente e insiste en que él haga las cosas sólo como tú crees que deben hacerse. No dejes que tenga una opinión o prioridades diferentes. Tú sabes mejor. Además, recuerda que la iglesia se trata de ti. No importa si tu pastor está sirviendo a otras personas, preocupándose de los enfermos, visitando personas en el hospital, discipulando jóvenes. Si él no te prioriza a ti, él tiene un problema y tú tienes que hacérselo saber.4. Trata todo como un asunto del Evangelio
Recuerda que cada punto donde tu pastor no está de acuerdo con tu manera de pensar es un asunto del Evangelio y debes darle toda la importancia necesaria, ya sea la forma en que interpreta Apocalipsis, la extensión del sermón o el color de la alfombra del edificio. Asegúrate de no ceder en nada. Si piensas que la nueva alfombra de la iglesia debe ser azul, bajo ninguna circunstancia cedas ante su sugerencia de que debe ser roja. Si es reacio a predicar especialmente sobre a quién debe elegir la congregación, persíguelo hasta que cambie su opinión o se vaya. ¡El Evangelio está en riesgo y tú lo sabes mejor que nadie!5. Compara sus sermones con los de los grandes predicadores de Internet
Esta es una forma muy poderosa que garantiza bajar el ánimo de tu pastor. Él dedicará mucho tiempo a la preparación de su sermón. Es importante que tú nunca le agradezcas por sus sermones; nunca le digas algo específico que te animó de su sermón. Al contrario, dile constantemente cuánto disfrutas a tu pastor favorito de Internet. Aún mejor, sugiérele cómo puede mejorar su predicación si lo hace más como las de tus predicadores favoritos.6. Espera que haga todo
Él es el pastor; tú no. Él debe hacer todo el trabajo espiritual de tu iglesia. De hecho, su trabajo principal es asegurarse de que tú pases el mejor momento posible el domingo por la mañana. Su sermón debe ser entretenido, interesante, sentido e inspirador. Luego debes irte de inmediato y seguir con tu vida como quieras hasta el próximo domingo. Bajo ninguna circunstancia contribuyas con algo en la vida de la iglesia más allá de esencialmente lo mínimo. No ayudes a ordenar las sillas. No ayudes con la limpieza. No ofrezcas enseñar en la Escuela Dominical. No te unas al equipo de visita. No des la bienvenida. Se trata completamente de ti y de tus necesidades espirituales.7. Págale lo menos que puedas
Si estás involucrado en establecer el sueldo de tu pastor, asegúrate de ser implacable. Participa de una reunión para evaluar el salario con una oferta baja y apégate lo más que puedas a esa cifra. Él es un pastor, no un director ejecutivo. En realidad, le estás ayudando a ser humilde y a descansar en el Señor. Una vez escuché de una reunión de evaluación donde después de la reunión uno de los diáconos le dijo al pastor que si él hubiera insistido más, le hubieran pagado más. ¡Ese es el tipo de actitud implacable a la que debes aspirar!Conclusión
En un artículo que acompaña a este, analizamos cómo apoyar a tu pastor. Es importante que leas ese también para que accidentalmente no hagas algo que podría facilitar las cosas para tu pastor. Sigue los pasos que he expuesto en este artículo, evita los pasos del otro y ¡tu pastor no va a durar mucho! ¡Buena suerte! ¡Vales la pena! P. D.: ¡De nuevo, para estar claros, esta es (¡probablemente, una no muy buena!) sátira!Peter Orr es autor de Fight for Your Pastor [Pelea por tu pastor].
Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de Crossway.
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