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Cuatro principios teológicos para el activismo político cristiano
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Cuatro principios teológicos para el activismo político cristiano

Involucrarse en el activismo político como cristiano es complejo. Como muchos otros temas, el contexto importa. Por lo tanto, permíteme explicarme. Soy un pastor australiano de una iglesia en Melbourne, que es bastante diferente a Manhattan, Memphis o Miami. Así que podría ser necesario recalibrar algunos de mis comentarios para tu contexto. Si estuviera pastoreando en otro lugar, asumo que tendría diferentes énfasis. Sin embargo, ya sea que estés en Great Southland o en algún otro lugar del mundo, una cosa es cierta: las conversaciones sobre religión y política son tensas. Aunque reconozco los peligros potenciales, sí creo que existe un lugar para el activismo cristiano en la esfera política.  Quiero ofrecer cuatro sugerencias teológicas y pastorales de por qué y cómo los cristianos pueden ser activistas políticos.

1. Ten claro a quién estás sirviendo: Jesús es Señor de todo

Y en su nombre las naciones pondrán su esperanza (Mateo 12:21).
Jesús es Señor sobre la creación y la iglesia: «todo ha sido creado por medio de Él y para Él». No existe dominio sobre el cual Él no gobierne. En cada hogar y en cada salón de poder, Cristo tiene la suprema jurisdicción:
Y le fue dado dominio, Gloria y reino, Para que todos los pueblos, naciones y lenguas Le sirvieran. Su dominio es un dominio eterno Que nunca pasará, Y Su reino uno Que no será destruido (Daniel 7:14).
El secularismo autoritario está en aumento en Australia, especialmente en el estado donde yo vivo, Victoria. Tradicionalmente, los australianos han tenido una relación de no intervencionismo con las iglesias, respetando su rol y voz en la esfera pública, aunque a menudo escogían ignorarla. No obstante, en la última década, esta cordial relación ha sido desmantelada con efectividad. Alguna vez las iglesias fueron reconocidas con cortesía en la sociedad, pero ahora el cristianismo es considerado por muchos como un peligro que necesita ser silenciado o, como mínimo, controlado. Lamentablemente, Australia tiene pocas protecciones constitucionales y legales para las instituciones religiosas. La religión ha sido empujada fuera de la esfera pública y en su camino de salida ha habido una agenda cada vez mayor para aumentar el control gubernamental sobre las libertades religiosas. Esto incluye restringir lo que las organizaciones religiosas podrían enseñar o no sobre temas controversiales, en particular sobre el matrimonio y la sexualidad humana. Por lo tanto, ¿deberían los cristianos abandonar la esfera pública y salir del mundo de la política? Entiendo por qué muchos cristianos sienten que deben retirarse y existen argumentos justos para hacerlo. Sin embargo, quisiera afirmar que si Jesús es Señor sobre todo y si Dios pone en cada lugar a los gobiernos para el bienestar de la sociedad, entonces, al menos, algunos cristianos deben permanecer activos en política y en el compromiso social.

2. Sé claro sobre el ámbito del cual estás hablando: la distinción entre la iglesia y el Estado

Nunca debemos confundir el Estado con la iglesia o con el Reino de Dios. Demasiado a menudo, los cristianos funden al cristianismo con el nacionalismo o al mensaje cristiano con una marca particular de política; el resultado puede ser catastrófico. Al mismo tiempo, Dios nos dice cómo la iglesia debe relacionarse con el Estado. Se les ordena a las iglesias a orar por el gobierno (1Ti 2:1-2). Este imperativo no está condicionado por nuestras preferencias políticas o por las decisiones que toma el gobierno a nuestro favor. Después de todo, Pablo escribió en una época en la que no había sociedades democráticas y el gobierno era tremendamente intolerante con los cristianos. Asimismo la Escritura nos llama a someternos y a obedecer a las autoridades de gobierno, no porque estemos de acuerdo con sus políticas, sino porque Dios los ha puesto ahí (Ro 13:1-6). Claramente, la iglesia y el Estado, aunque son ámbitos separados, deben relacionarse, aun cuando la iglesia reconozca el señorío supremo de Cristo sobre la autoridad de gobierno. Por esta razón, la iglesia no debe pertenecer, representar ni hacer campaña de ningún partido político. La iglesia pertenece sólo al Señor Jesucristo, no al Partido Liberal o al Partido Laborista (los dos principales partidos políticos de Australia). Un cristiano podría escoger unirse a un partido político, pero una iglesia no debe hacerlo. Aunque, de vez en cuando, un pastor podría decir: «no, un cristiano no puede ir por ese camino», normalmente el púlpito no debe usarse con el fin de atar conciencias para votar según las líneas de algún partido. Cuando una iglesia hace esto, confundimos tanto a los cristianos como a los no cristianos por igual sobre nuestro mensaje y lo que significa ser un discípulo de Jesucristo. En lugar de dar una alternativa a nuestro mundo cada vez más polarizado —en vez de ser un lugar donde se puede encontrar y expresar una verdadera unidad—, las iglesias pueden terminar reforzando los conceptos erróneos sobre el cristianismo. Intentar encajar a Jesús bajo cualquier paraguas sociopolítico es incorrecto; ¡quizás Él preferiría quedarse fuera bajo la lluvia! Por ejemplo, en mi propia iglesia, nunca entregamos material político y rara vez promovemos petitorios o marchas. Al mismo tiempo, entendemos que los cristianos individualmente podrían escoger estar involucrados en política o promover políticas sociales. Mientras cada miembro de la iglesia apoya y se une a la misión de la iglesia, los creyentes tienen oportunidades dadas por Dios para servir a Cristo de otras maneras fuera de la iglesia: entre ellas está su involucramiento político.

3. ¿Cuál es tu mensaje? Comprende la distinción entre el Evangelio y la gracia común

Como ciudadano australiano, comparto el mismo conjunto de derechos y responsabilidades que otros australianos. Tengo la oportunidad de verbalizar preocupaciones sobre política social y temas morales. No obstante, no todo es el Evangelio y no todo caso político está relacionado directamente con la misión de la iglesia. Los cristianos que están interesados en involucrarse en el ámbito público necesitan entender qué es y qué no es el Evangelio. Necesitan distinguir la gracia común de Dios de su gracia salvífica. Definir teológicamente el activismo social nos entrega el marco necesario para comprender las preocupaciones políticas y sopesar su importancia. Mientras que podrían haber circunstancias donde una iglesia emita juicio sobre un asunto político, en la mayoría de las situaciones, esos juicios son un asunto de discernimiento para los creyentes, puesto que aplican sabiamente los principios bíblicos a cuestiones políticas.

4. Debes saber la razón para involucrarte en el activismo político: se trata de amar a tu prójimo

Para los cristianos, el activismo político se trata de amar a tu prójimo. Así como un doctor trata al enfermo y la maestra escolar educa a los niños, la política debe tratarse de servir al bien común. De todas las personas, los cristianos tienen motivos para hablar en nombre de los vulnerables, para defender a los débiles y para abordar las injusticias que nuestra sociedad enfrenta. Dios ha revelado su justicia y su gracia a nosotros en el Señor Jesús. Así como Él nos ha amado, nosotros también debemos amar a los demás. Debemos entusiasmarnos por ver a otros florecer. No sólo debemos preocuparnos de su salvación eterna, sino también por sus necesidades diarias. ¿Cómo sé si mi defensa política no es sabia e incluso no es piadosa? Estas son cinco señales de alerta:
  • Paso más tiempo firmando petitorios de lo que paso orando.
  • Sólo critico un lado del espectro político.
  • Las personas tienen la impresión de que pertenecer a mi iglesia significa alinearse con un cierto partido político.
  • Soy más apasionado por la política de lo que lo soy por mi iglesia local y su misión.
  • Pongo mi esperanza para la sociedad en las elecciones políticas, en líderes o plataformas en lugar de ponerla en el Evangelio de Cristo.
«Así que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, y especialmente a los de la familia de la fe» (Gá 6:10).
Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks.