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Photo of Ocho cosas que debemos recordar cuando les enseñamos teología a los niños
Ocho cosas que debemos recordar cuando les enseñamos teología a los niños
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Ocho cosas que debemos recordar cuando les enseñamos teología a los niños

1. Enseñarles teología a los niños es enseñarles la Escritura

La responsabilidad de criar a los niños en el conocimiento y el amor de Dios se expresa claramente en la Biblia (Dt 6:6-7; Sal 78:1-8), y enseñar teología es una de las maneras de llevar a cabo esa responsabilidad. La preocupación más apremiante para quienes les ha sido confiado el discipulado de los niños debe ser la comunicación fructífera y la aplicación de la Palabra de Dios. La disciplina de la teología es simplemente la correlación sistemática de las verdades bíblicas sobre Dios y todas las otras cosas en relación a Él. Si los niños están aprendiendo estas verdades desde la infancia, puede hacerlos sabios para la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús (2Ti 3:15). Por tanto, enseñarles teología a los niños siempre significa enseñarles la Biblia.

2. Enseñarles teología a los niños les ayuda a leer mejor la Biblia

Cuando los niños leen la Biblia, traen sus sistemas de pensamiento, supuestos, presuposiciones e inclinaciones al texto; leen la Escritura por medio de los lentes de la teología de la que se han empapado. Al enseñarles teología a los niños, hacemos explícitas esas cosas, las sometemos a examen y nos aseguramos de que el sistema que traen a cualquier pasaje bíblico esté formado bíblicamente. Saber teología ayuda a los niños a leer mejor sus Biblias.}

3. Enseñarles teología a los niños es un regalo que orientará sus vidas

Desde el momento en que los niños nacen, ellos están buscando darle sentido al mundo que los rodea. A medida que se desarrollan, comienzan a crear una estructura de significado relacionado a la vida, que finalmente forma un marco por medio del cual interactúan con cada experiencia y la evalúan. Al enseñarles a los niños teología desde una edad temprana, alimentamos la formación de una cosmovisión bíblica y los guiamos a vivir una vida orientada a Dios y motivada por su misión salvífica en el mundo. 

4. Enseñarles bien teología a los niños requiere trabajo duro y determinación

No hay duda de que puede ser difícil enseñarles bien teología a los niños. La mayor resistencia a enseñar teología a los niños nace porque los niños se quejan de que la encuentran monótona y aburrida. Esta queja se relaciona completamente a la metodología usada para enseñarles a los niños en lugar de al contenido (nunca debemos guiar a los niños a que crean que «las gloriosas obras del Señor» son aburridas debido a una mala enseñanza). Debemos esforzarnos significativamente para enseñar teología de una manera que la haga accesible e interesante a todos los niños. Requiere trabajo duro y determinación comunicar verdades bíblicas abstractas de una manera concreta, pero se puede hacer. Requiere consideración y creatividad para ilustrar puntos teológicos de una manera que los niños puedan entender, pero se puede hacer. La teología que enseñamos nace del drama de la narrativa bíblica, que significa que nuestra teología no son sólo formulaciones abstractas, sino que, al contrario, son inseparables de la historia concreta de los caminos de Dios en el mundo. 

5. Enseñarles teología a los niños significa que la aplicación es importante

Los niños siempre están haciendo la pregunta: «¿y qué?», ¿qué significa para mí, mi vida o mi familia? El factor «y qué» es importante de recordar cuando les enseñamos teología a los niños. Ellos anhelan saber qué diferencia hace en sus vidas todo lo que han aprendido y, por lo tanto, toda la teología debe aplicarse bien a fin de que los niños asimilen la verdad bíblica en su cosmovisión.  Queremos que los niños tengan una teología robusta y funcional, en lugar de una teología académica y elevada. Esto requiere cierta comprensión de las vidas de los niños que han sido confiados al cuidado de la familia y de la iglesia. Toma tiempo para descubrir sus penas y alegrías; sus pares y sus padres; sus juegos y sus descansos. Descubre qué están escuchando y qué está formando su entendimiento, y cómo la teología desafía o interactúa con esas voces. Debemos poder responder la pregunta del «¿y qué?» cada vez que les enseñemos teología a los niños.

6. Enseñarles teología a los niños los ayuda a permanecer firmes en la vida

Los niños de hoy están rodeados de un sinnúmero de sistemas de creencias, y a medida que se encuentran y se involucran con estos sistemas, tristemente, a menudo, incorporan creencias no bíblicas a su cosmovisión. Una de las maneras de capacitar a los niños para que estén firmes es fundamentarlos en una comprensión teológica rica de la fe cristiana. Pablo anhela prevenir a las personas de ser zarandeados «por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error» (Ef 4:14). Al criar niños para que sean teológicamente robustos, estamos asegurando su estabilidad futura y estamos protegiéndolos de ser zarandeados por falsas doctrinas. Asimismo, estamos inculcando en ellos una gran confianza en la fe cristiana, que les permitirá permanecer firmes en medio de un mundo complejo y confuso. 

7. Enseñarles teología a los niños es formativo para su carácter y fundacional para sus acciones

Enseñarles teología a los niños desde la edad más temprana forma su carácter y voluntad a medida que van descubriendo la naturaleza de Dios y buscando desarrollar características piadosas. Al comprender los propósitos de Dios para su mundo, su método y su misión, la voluntad es orientada a servir a Dios y a vivir para su gloria. Además de influir en el desarrollo del carácter de los niños, la teología también forma sobre  cómo vivir en el mundo. Cómo viven los niños debe correlacionarse directamente a lo que creen y entonces la teología llega a ser fundacional para sus acciones también.

8. Enseñarles teología a los niños se trata del corazón así como también de la mente

Existe un peligro en enseñarles teología a los niños y es que puede llevar a una abundancia de conocimiento mental relacionado a las cosas cristianas, pero resulta en poco cambio del corazón. Por supuesto, siempre es correcto instruir a los niños en las cosas de Dios, porque al no hacerlo, les permitimos ser formados por algo más que no es la Escritura. No obstante, debemos luchar para permitir que la teología entibie y emocione los corazones de los niños además de formar sus mentes. La teología, bien hecha, debe resultar inevitablemente en doxología, y no debemos estar satisfechos con menos sólo porque les estamos enseñando a niños. A medida que crecen en comprensión teológica, debemos orar para que los niños a nuestro alrededor sean un ejemplo de lo que significa agradecer, adorar y alabar al Dios vivo. 
Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de Crossway.