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Seis razones por las que debes predicar Hechos
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Seis razones por las que debes predicar Hechos

El libro de Hechos es la narración de cómo el Señor Jesús resucitado ha comenzado a cumplir las promesas de los últimos tiempos a través de la predicación apostólica del Evangelio, empoderada por el Espíritu, a todo pueblo y a través del establecimiento de iglesias locales. He tenido la bendición de predicar el libro de Hechos en nuestros servicios regulares de la iglesia no solo una sino dos veces en los últimos cuatro años (explicaré esto más adelante). Te animo encarecidamente, hermano predicador, a llevar a tu congregación por este único libro. A continuación, comparto seis razones por las que debes hacerlo: 1. Hechos reforzará su confianza en la soberanía de Dios Hechos asume el gobierno de Dios sobre la historia, los eventos y las personas. De forma más llamativa, los apóstoles repetidamente enmarcan el Evangelio y su ministerio como el cumplimiento de las promesas de Dios en el Antiguo Testamento. Todo desde la muerte a la resurrección de Jesús, hasta el derramamiento del Espíritu Santo y la misión a los gentiles sucede porque Dios dijo que pasaría. Este cumplimiento del Antiguo Testamento ocurre de maneras muy concretas y a menudo dramáticas. Dios dirige soberanamente los movimientos de los apóstoles por medio del Espíritu, abre los corazones de aquellos predestinados para la salvación, abre las puertas y las cadenas de la prisión, juzga a los gobernantes e hipócritas y salva a los náufragos. A pesar de todo modo de persecución, la Palabra de Dios avanza. Nada puede detener al Evangelio. Hechos sacará a los miembros y a los pastores de la iglesia del oscuro valle de las pruebas personales, de los problemas de la iglesia y del caos global, y les otorgará una visión desde la cumbre del Reino absoluto de Dios sobre el mundo. 2. Hechos clarificará el Evangelio de Jesús a tu congregación Aunque parezca extraño, los cristianos evangélicos a menudo tienen una comprensión débil de las buenas noticias. Cuando les piden que resuman el mensaje del Evangelio, los creyentes a veces dicen cosas como: «Dios te ama», o «pídele a Dios que entre en tu corazón como tu Salvador personal», o «Jesús puede cambiar tu vida». Aunque todas estas afirmaciones podrían ser ciertas en diversas maneras, no son el Evangelio. Hechos clarifica el Evangelio al dar muchos ejemplos de evangelismo, desde resúmenes narrativos cortos hasta extensos extractos de sermones. Hechos nos deja escuchar una y otra vez lo que los evangelistas dijeron cuando compartieron las buenas noticias. Por lo tanto, ¿qué son las buenas noticias? Son el mensaje de que Jesús es el Mesías prometido del Reino de Dios que murió por los pecados, resucitó y juzgará al mundo, y que cualquiera que se arrepienta y crea en Él será perdonado y entrará al Reino de Dios. Al predicar Hechos, tendrás oportunidades de sobra para repetir los componentes esenciales del Evangelio a tu congregación. Pero vayamos un paso más allá: Hechos no solo presenta un mensaje sobre Jesús; también revela al mismo Jesús resucitado. Jesús dirige e interviene a lo largo de los Hechos. El Cristo resucitado salva a los pecadores a medida que se arrepienten y creen el mensaje sobre Él. Los miembros de la iglesia proclamarán el Evangelio con más valentía cuando conozcan claramente el mensaje y cuando crean que el Señor Jesús, quien vive, obra sobrenaturalmente por medio de ese mensaje. 3. Hechos profundizará la eclesiología de tu congregación He encontrado que Hechos es increíblemente útil para enseñarle a la iglesia sobre la Iglesia. Y eso es importante porque los evangélicos a veces piensan pragmática o culturalmente sobre la eclesiología en lugar de pensar bíblica y teológicamente. Al predicar Hechos, puedes abordar temas de gobierno eclesiástico como el bautismo, la membresía de la iglesia e incluso la disciplina de la iglesia. Hechos muestra tanto el patrón de la pluralidad de ancianos en las iglesias locales como la explicación de sus tareas. Da destellos de los ritmos de la vida de la iglesia, de la oración, de la comunidad y de la misericordia. Hechos nos ayuda a aplicar el Evangelio a las tensiones de etnicidad y multiculturalismo en la iglesia y enmarca las interconexiones relacionales que existen entre las congregaciones. Hechos también ayuda a responder la pregunta: «¿cuál es la misión de la iglesia?». Una y otra vez en Hechos, vemos a los apóstoles y a otros llevar a cabo el mismo patrón misional:
  • evangelización tanto a los judíos como a los gentiles,
  • bautismo a quienes creen,
  • congregación de ellos en una iglesia local,
  • edificación de esa iglesia por medio de la enseñanza.
Aclara y repite, hasta los confines de la tierra. Hechos es la versión de acción en vivo de la Gran Comisión. 4. Hechos empujará tu forma de pensar del Espíritu Santo Espera un minuto. ¿Acaso esta no es una razón para evitar predicar Hechos? ¿No nos llevará a todos esos temas controversiales como milagros y lenguas proféticas? Sí, lo hará. Y necesitamos ir ahí, porque nuestra congregación ya tiene preguntas sobre el Espíritu Santo y los dones espirituales, y porque nosotros los pastores a menudo desatendemos esos temas. Hechos nos empujará a pensar más. Provocará que los pentecostales y los carismáticos se hagan preguntas útiles como:
  • ¿Era hablar en lenguas realmente una experiencia secundaria y normativa para los creyentes?
  • ¿Qué eran las lenguas en el Nuevo Testamento de todas maneras?
  • ¿Eran las lenguas un «idioma de oración privada» o en realidad era un idioma humano?
  • En Hechos, ¿por qué los milagros (casi) siempre se especifican como algo que realizaban los apóstoles?
  • ¿Eran las profecías en Hechos lo mismo que a menudo se tiene por «profecía» en la actualidad?
De igual manera, los cesacionistas (tanto la variedad basada en fuertes principios como la basada en aspectos funcionales) tienen que de algún modo considerar lo que parece ser una obra dinámica, amplia y sobrenatural del Espíritu Santo. ¿Hemos interpretado Hechos de tal manera que reducimos al Espíritu a una categoría teológica, en lugar de verlo como una Persona viva y activa de la Deidad? ¿Hemos racionalizado tanto nuestra fe que ya no clamamos para que el Espíritu obre poderosamente hoy? Independientemente de cómo respondas a estas preguntas, Hechos nos muestra que el propósito de la obra del Espíritu finalmente no se trata de impartir experiencias espirituales, sino que de empoderar el testimonio público sobre Jesús a todas las naciones. El Espíritu transforma ovejas tímidas en leones valientes del Evangelio dispuestos a rondar y a rugir por Jesús hasta los confines de la tierra. 5. Hechos preparará a tu congregación para la persecución Hechos es la historia de cómo la Palabra de Dios avanza a pesar de la persecución e incluso por medio de ella. En cualquier momento que encontremos que el Evangelio es predicado en Hechos, siempre vemos dos respuestas: fe y persecusión. Leemos de cristianos que enfrentan arrestos, juicios públicos, golpizas, lapidaciones, encarcelamientos, disturbios, difamaciones, ridiculizaciones, hostigamiento e incluso martirio. Como Pablo le dijo a las iglesias: a través de muchas tribulaciones entremos en el Reino de Dios (Hch 14:22). El pueblo de Dios necesita este mensaje. Los cristianos en el Occidente postcristiano, que actualmente están siendo sacudidos en su estupor de comodidad podrida por un secularismo militante cada vez mayor, necesitan preparación para saber cómo sufrir como minorías religiosas. Además, los cristianos en el sur y en el oriente del mundo (y occidente, en realidad), que están hechizados por las falsas enseñanzas del evangelio de la prosperidad, necesitan saber que seguir a Jesús significa cargar una cruz. 6. Hechos inspirará a la iglesia a ir Si Dios quiere, Hechos conmoverá los corazones de tu congregación para moverse por el Evangelio. En Hechos, el pueblo de Dios está constantemente en marcha; llevan el Evangelio donde sea que vayan. Hechos desafiará a iglesias inmóviles, adormecidas y resistentes al cambio para ir, enviar y plantar. Predicar este libro animará a las iglesias a permanecer teológicamente conservadoras, pero radicalmente liberales al llevar el Evangelio a todas las naciones. Eso es lo que Hechos hizo por mí. Había estado pastoreando en la área de Boston por casi dos décadas en la misma iglesia. En marzo del 2015, mientras terminaba mi primera vez predicando Hechos, fui a un corto viaje ministerial a Dubai en los Emiratos Árabes Unidos. Mientras estaba ahí, supe de un púlpito disponible justo en un vecindario de Abu Dhabi, la capital de los Emiratos Árabes Unidos. Me sentí movido a postular, y por la gracia de Dios, ahora estoy pastoreando esa iglesia. Dios usó el libro de Hechos para prepararme para pasar de un pastorado feliz y cómodo en Nueva Inglaterra a una iglesia internacional en el Medio Oriente. Y quizás es por eso que no esperé 20 años para predicar Hechos de nuevo, sino que le prediqué el libro este año al nuevo rebaño de Abu Dhabi. Espero que no esperes predicarlo tampoco.

Encuentra aquí la serie completa "Predicando toda la Biblia".

Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks.
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Cinco maneras comunes en las que los miembros de una iglesia se descarrían
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Cinco maneras comunes en las que los miembros de una iglesia se descarrían

Mantente alerta

A medida que te involucras relacionalmente con tu comunidad local y escuchas que un miembro se encuentra en una de estas situaciones, toma nota: ese hermano o hermana ya podría estar descarriado. Estas son cinco maneras comunes en la que los miembros de una iglesia se descarrían.

Ovejas pecadoras

Comencemos con una situación fácil, no necesariamente fácil de abordar, sino que fácil de reconocer. Si descubres que uno de los miembros de tu iglesia está involucrado en algún pecado abiertamente, entonces tienes una oveja descarriada y pecadora en necesidad de intervención. Cada miembro de la iglesia lucha con el pecado, como lo hace todo anciano. Juan escribe: «si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros» (1Jn 1:8). Sin embargo, algunos pecados son más públicos y obvios que otros, y a veces los miembros parecen dejar de luchar y abrazan la desobediencia. Entonces, cuando un pecado evidente y sin arrepentimiento llama la atención de un anciano, él necesita armarse de coraje, confiar en el Señor y confrontar humildemente al miembro tal como Jesús nos enseñó a hacerlo (Mt 18:15-17). A veces la intervención funciona. Me alegro al recordar las veces que desafié a un miembro enredado en pecado y, a pesar de mi temor, el Señor misericordiosamente llevó a esa persona al arrepentimiento. No obstante, no siempre funciona de esa manera. Conozco a un anciano que estaba tan decidido a contactar a un miembro esquivo y errante que se estacionó afuera de su negocio durante la hora de almorzar con la esperanza de finalmente confrontarlo. Lamentablemente, ese miembro lo evitó y nunca se arrepintió ni regresó.

Ovejas errantes

Las ovejas errantes lentamente se alejan de la iglesia, atraídas por otras actividades o intereses. El alejamiento puede deberse a una apretada agenda de viajes, a una decisión no sabia respecto a los deportes que practican sus hijos que aleja a la familia de la adoración dominical o a la compra de una casa barata que necesita reparación y que consume los fines de semana. En ocasiones, un miembro más joven que va a la universidad, reincide y no regresa a la iglesia ni al Señor. En otros momentos, las personas se quejan de sentirse fuera de lugar en la iglesia, por lo que dejan de ir. Independientemente de las circunstancias, estos miembros han fallado en hacer caso a la exhortación en Hebreos: «consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre [...]» (Heb 10:24-25). Han olvidado que la membresía a la iglesia significa una conexión regular con otros miembros a fin de promover «el amor y las buenas obras». Algunos podrían argumentar que esas ovejas errantes, que se descarrían de nuestras reuniones de adoración, no están tan mal. No obstante, de hecho, tales ovejas están pecando al desobedecer este mandamiento de la Escritura. Ancianos, presten atención a los miembros con vidas demasiado llenas y recuérdenles amorosamente que no descuiden la comunión y la adoración congregacional.

Ovejas cojas

Jesús nunca nos prometió inmunidad contra el dolor o el sufrimiento. A los cristianos los despiden de sus trabajos, los dejan en sus relaciones, les diagnostican diabetes tipo 2, los chocan por detrás en la autopista y los demandan judicialmente; creyentes que una vez fueron activos ahora quedan confinados en sus hogares. Estos miembros sufrientes son ovejas cojas que están en peligro de quedar atrás porque no pueden ir al ritmo del rebaño. Necesitan que alguien baje la velocidad y camine con ellos. Las dificultades profundas pueden abrumar incluso a los santos más sólidos con desesperanza y debilitar su capacidad de mantener conexiones normales con la iglesia. Si Job, el hombre de la paciencia y de la fe incomparable, tuvo sus límites, también los tiene tu congregación. Cuando sabes que un miembro está atravesando una gran tormenta en la vida, es tiempo de prestar atención. ¿Ese hermano o hermana es apoyado por otros miembros, ya sea amigos o miembros del estudio bíblico? ¿Hay necesidades prácticas que los diáconos puedan abordar? ¿Las noticias de las tribulaciones de este miembro han llegado al flujo sanguíneo de la congregación? Como ancianos, a menudo podemos servir mejor a un miembro que lucha alertando y movilizando al cuerpo, incluso mientras nosotros mismos nos acercamos para ofrecer oración y consejo. Es maravilloso cuántas ovejas cojas saborean incluso los gestos más pequeños de preocupación. Un abrazo rápido y una oración en el vestíbulo de la iglesia después del servicio, una nota de ánimo o una corta visita puede levantar a un miembro herido para seguir adelante por otro mes. Justo la semana pasada, le pregunté a una mujer de nuestra congregación sobre su esposo. Él ha tenido problemas de salud importantes que a veces evitan que pueda asistir a la adoración. Esta hermana me actualizó sobre su estado, entonces continuó para elogiar a uno de nuestros ancianos que se había dado el tiempo de visitarlos. Esa simple consulta a domicilio había levantado su fe y les había dado fortaleza para perseverar.  Cada pequeño gesto cuenta. A medida que el Señor lleva tu atención a los miembros heridos, búscalos.

Ovejas peleadoras 

Probablemente, encuentres esto difícil de creer, pero he descubierto que existen iglesias donde los miembros se enredan en conflictos los unos con los otros. Por supuesto, esto nunca ha ocurrido en mi iglesia y estoy seguro de que los miembros nunca pelean en tu iglesia. Si tu iglesia es como la mía, todos los miembros comparten visiones idénticas sobre política y música de adoración, todos los comités abordan la resolución de problemas y las finanzas de la misma manera, y nadie peca contra nadie. ¿Te identificas? Yo tampoco. De hecho, dada la diversidad de personalidades y trasfondos entre nuestros miembros, junto con nuestra propensión continua a pecar, me sorprende que tengamos tanta armonía en la iglesia como la que tenemos. Tiene que ser la obra del Espíritu Santo. Cuando los miembros de la iglesia se enredan en una pelea con alguien, lo cual es inevitable, existe mayor peligro de descarriarse. Las personas comienzan a desaparecer rápido. «La iglesia no debería ser así», dicen. «Ya no puedo adorar más por toda la tensión que siento. Me voy de aquí». Los miembros en tensión necesitan ser desafiados a hacer las paces para la gloria de Dios y el bien del Evangelio, pero probablemente necesiten ayuda para hacerlo. Incluso los discípulos más maduros podrían requerir un árbitro. Pablo intervino en una pelea entre dos de sus colaboradoras: «ruego a Evodia y a Síntique, que vivan en armonía en el Señor» (Fil 4:2). Luego, le rogó a la iglesia que ayudara: «en verdad, fiel compañero, también te ruego que ayudes a estas mujeres que han compartido mis luchas en la causa del evangelio [...]» (Fil 4:3).  Ancianos, no ignoren los conflictos entre los miembros con la esperanza de que se resuelvan solos. Eso rara vez ocurre. Podrías verte tentado a evitar e ignorar, porque eres una persona normal a la que no le gusta intervenir en las peleas. Pero recuerda las palabras de Jesús: «bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios» (Mt 5:9). Aférrate a esa bendición. Invita a los miembros que están en enemistad a conversar contigo y a ver qué podría hacer Dios. Recuerda, la meta de un anciano es la madurez de las ovejas. Los conflictos presentan oportunidades increíbles para que las personas crezcan en Cristo.

Ovejas mordedoras

Pero ¿qué ocurre si la queja del miembro es contigo, el pastor-anciano? ¿Qué pasa si la oveja te muerde cuando intentas acercarte? ¿Cómo se supone que debes vigilar a alguien que te ve como la razón por la que quiere huir? La respuesta a esa pregunta puede variar dramáticamente dependiendo de las circunstancias y de las personas específicas involucradas. No obstante, independientemente de las cosas específicas, estas son tres cosas que un anciano siempre debe hacer cuando está bajo el escrutinio de otros:
  • Pídele a un par de ancianos que te ayuden a trabajar con el miembro frustrado. Esta es una de las razones por las que Dios decretó que debe haber más de un anciano en cada iglesia, una práctica que me gusta llamarle «pluralidad de ancianos». Los ancianos se vigilan mutuamente, porque los pastores siguen siendo ovejas. Humíllate al someterte a la auditoría amorosa de otros ancianos. Si el miembro está fuera de línea, permite que los otros miembros vindiquen tu posición.
  • Cuida tu corazón de estar a la defensiva, del enojo y del desdén. Cuando te acercas a otros ancianos, no uses eso como pretexto para cerrar las filas del liderazgo. Trabaja para sustentar el amor y la compasión hacia tus detractores.
  • Cuando te juntes con tu hermana o hermano disgustado, escucha con atención. He descubierto a lo largo de los años que incluso las críticas más enojadas y despiadadas hacia mí tienen un punto. Podría ser un punto exagerado, expresado de manera inmadura y pecaminosa. No obstante, normalmente aún están respondiendo a algo que necesito enfrentar.

Sigue vigilando: un llamado del Evangelio

Buscar a los miembros descarriados en estas situaciones probablemente es una de las partes más difíciles y menos glamorosas de ser un anciano. Recibes elogios y respeto de la iglesia cuando enseñas. Experimentas profunda satisfacción al orar por miembros y alegría cuando eres parte de un equipo de ancianos que toma una decisión histórica de liderazgo. Pero ¿cuáles son los beneficios personales de confrontar a un adúltero o de meter tu nariz en una antigua pelea? ¿Y quién quiere sentarse y escuchar a una pareja enojada detallar todas las maneras en las que creen que tú y la iglesia han sido injustos con ellos? ¿Acaso ya no todos tenemos suficiente drama en nuestras vidas? ¿Por qué saltar al lodo de alguien más? Aquí hay una razón: los ancianos encarnan profundamente el Evangelio cuando buscan a los miembros errantes. Seguir vigilando y buscando a los descarriados es una actividad que fue modelada por Jesús. El Buen Pastor vino a este mundo para buscar y salvar a los perdidos. El Cordero de Dios vino a morir por las ovejas pecadoras no arrepentidas como nosotros. El Gran Doctor vino a vendar a las ovejas cojas, enfermas y rotas por el pecado. El Príncipe de Paz arremete contra nuestro mundo devastado por la guerra, destrozado por las incontables rivalidades y divisiones. Y cuando lo insultamos, lo golpeamos y atravesamos, Él no abrió su boca. Jesús no tenía que venir, pero lo hizo. Y cuando los ancianos toman la iniciativa de involucrarse, aun cuando les cueste, ejemplifican el mismo Evangelio que predican.

Este artículo es un extracto del libro Los ancianos de la iglesia: Cómo pastorear al pueblo de Dios como Jesús, escrito por Jeramie Rinne.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de Crossway.