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Photo of El manejo de las finanzas de la iglesia con transparencia e integridad
El manejo de las finanzas de la iglesia con transparencia e integridad
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El manejo de las finanzas de la iglesia con transparencia e integridad

Cómo gastamos el dinero revela lo que valoramos. Jesús nos dice:
No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; sino acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban; porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón (Mateo 6:19-21 [énfasis del autor]).
La manera en que las iglesias gastan el dinero que se les ha confiado debería ser de mucha importancia para los creyentes. Sin embargo, nos encontramos viviendo en un mundo en el que es difícil hablar de dinero. Nos ponemos incómodos cuando surge el tema del dinero. ¿Debería ser de la misma manera en la iglesia? Jesús no rehuyó hablar de dinero. De hecho, vemos en los evangelios que de sus treinta y nueve parábolas, once de ellas hablan de dinero. ¿Cómo debería moldear esto la forma en que pensamos y hablamos acerca de cómo la iglesia gasta el dinero del Señor? Hace varios años, me encontré manejando las finanzas y la administración de una iglesia en rápido crecimiento con múltiples campus. Durante ese tiempo, vi que los pastores adoptaron una postura privada al manejar las finanzas de la iglesia. No había transparencia, lo que significaba que no había rendición de cuentas. Incluso entre el personal y los ancianos laicos había una tremenda falta de transparencia con respecto a cómo se manejaban las finanzas de la iglesia y cómo se gastaba el dinero. Desafortunadamente, esto condujo a un aumento de los gastos operativos que regularmente superaban las ofrendas de la iglesia. Estábamos operando constantemente en números rojos. Para empeorar las cosas, había áreas obvias en las que podríamos y deberíamos haber reducido el gasto. Una vez más, cómo gastamos el dinero revela lo que valoramos. Los pastores suelen advertir a los miembros de su iglesia sobre los peligros del dinero. Pero los propios pastores no son inmunes. Cuando Jesús nos advierte sobre nuestros corazones y nuestros tesoros, no está condenando al dinero en sí mismo, sino la codicia que tan fácilmente se apodera de nuestros corazones y nos convence de que el dinero es todo lo que necesitamos. Los miembros de la iglesia diezman su dinero ganado con esfuerzo; dan con sacrificio, confiando en los que están a cargo de que sus dones serán administrados para servir al Reino de Dios. Cuando damos, no solo estamos invirtiendo nuestro dinero; estamos invirtiendo nuestra lealtad. Y confiamos en que los ancianos a cargo de administrar las finanzas de la iglesia lo están haciendo con la mayor integridad. Jesús es el ejemplo perfecto de un hombre íntegro. Él es intachable, sincero, justo y sin mancha. Estamos llamados a ser imitadores de Cristo en todo lo que hacemos (Ef 5:1). Eso incluye modelar su integridad en nuestro manejo del dinero. Con ese fin, aquí hay tres principios básicos que estoy convencida conducen a una cultura financiera saludable, especialmente en una iglesia local.

1. Inclínate hacia la transparencia

Las iglesias deben inclinarse hacia la transparencia sobre cómo se asigna y gasta el dinero. Una iglesia debe ser transparente no solo sobre sus intenciones, sino también sobre sus acciones. En otras palabras, sí, el presupuesto debe ser visible para los miembros de la iglesia. Pero también debe tener un informe actualizado regularmente que ofrezca una imagen actualizada de los gastos y donaciones recientes. Estas prácticas crean responsabilidad. A veces, puede haber una buena razón para no compartir un detalle específico; pero en términos generales, hay que poner a disposición la mayor cantidad de información posible. La transparencia es un componente central de la confianza; comunica que los líderes están comprometidos a administrar fielmente los recursos de la iglesia y que no se limitan a decir simplemente que tienen la intención de hacerlo. Este tipo de transparencia invita a todos a observar cómo Dios está haciendo avanzar su Reino a través de las ofrendas fieles de los miembros de la iglesia. Nos recuerda que dar debe llevarnos a la adoración. Así como enseñamos a nuestros miembros a orar orando juntos los domingos por la mañana, también les enseñamos cómo administrar su dinero al gastar fielmente los recursos confiados a la iglesia. Cuando el dinero se maneja adecuadamente, quienes manejan las finanzas deben considerar como un gozo y un privilegio compartir los detalles de lo que la iglesia está haciendo con el gasto de su dinero. Es una oportunidad increíble para pintar un cuadro para toda la congregación de cómo Dios está usando su ofrenda sacrificial en formas grandes y pequeñas.
Una prueba de fuego de transparencia
Para los pastores que están comprometidos con la construcción de una cultura financiera saludable, administre una rápida prueba de fuego preguntando cuánto cree su personal actual que puede compartir sobre cómo se gasta el dinero de la iglesia. ¿Sienten que hay cosas que deben ocultar para proteger la imagen de uno o más pastores? Si es así, eso es peligrosamente problemático. La confianza comienza con la transparencia. La transparencia permite la rendición de cuentas.

2. Invita a la rendición de cuentas

Los líderes de la iglesia deberían compartir detalles sobre el presupuesto de la iglesia y luego crear oportunidades para que los miembros hagan preguntas. Esto contribuye en gran medida a construir una cultura financiera saludable. ¿Por qué? En primer lugar, porque obliga a los líderes de la iglesia a permanecer humildes. Un miembro de la iglesia podría hacer una pregunta que revele áreas en el presupuesto que podrían necesitar una reconsideración en oración. Cuando los líderes de la iglesia están abiertos a ajustar algo tan importante como la forma en que la iglesia gasta el dinero, proporciona un poderoso ejemplo del cuerpo de Cristo trabajando en conjunto. Cuando los gastos no se tratan con integridad, los líderes de la iglesia se verán tentados a ponerse a la defensiva cuando los miembros comiencen a hacer preguntas. He visto esto de primera mano. Cuando las preguntas de los miembros comenzaron a revelar demasiado sobre los gastos desviados de la iglesia, se les acusó ​​de falta de confianza y fe en sus líderes. Qué vergüenza. Los ancianos deberían recibir con gusto las preguntas sobre el presupuesto como una capa adicional de responsabilidad que protege sus propios corazones de las trampas de la codicia. Por último, invitar a la rendición de cuentas prepara el escenario para desarrollar mecanismos internos de revisión y balance. Establecer las salvaguardias adecuadas da la tranquilidad de saber que quienes manejan las finanzas de la iglesia se guían por la integridad.

3. Comprométete a la moderación

En el verano de 2012, la iglesia donde yo manejaba las finanzas y la administración había emprendido un proyecto de construcción y renovación de dos millones de dólares. Estábamos muy endeudados, y semana tras semana salía más y más dinero para pagar los gastos esperados e inesperados asociados al proyecto. En un momento dado, el pastor principal me dijo que no me preocupara por nuestros crecientes gastos, que debía descansar como un calvinista, sabiendo que Dios tiene el control. Muy bien, Dios tiene el control. Y, sin embargo, no somos espectadores pasivos de la obra que Dios está haciendo en nosotros y alrededor de nosotros. No es mera coincidencia que Jesús pasara tanto tiempo hablando de dinero. Sabía que el dinero es un gobernante atractivo que trata de convencernos de que es más valioso que el regalo más grande que hemos recibido: la vida eterna a través de Jesucristo. En los años transcurridos desde ese intercambio, he reflexionado mucho sobre por qué fue tan inquietante. Al final, me he dado cuenta de que incluso las mejores intenciones pueden empañarse cuando permitimos que nuestro amor por el dinero, el poder y la imagen eclipsen nuestro amor por Dios. Cuando el dinero se apodera de nuestro corazón, estamos tentados a deshacernos de la fortaleza que tiene sobre nosotros y nos convencemos de que nuestros deseos mundanos son de alguna manera justos. Después de todo, los hábitos de gasto excesivo que vi de primera mano se promocionaban como si fueran para el avance del Reino. Cuánto más poderoso habría sido si el pastor principal se hubiera comprometido a reducir los gastos, trabajando junto con mi equipo y la junta de ancianos para reducir los costos, en lugar de dejar de lado otra serie de sermones sobre el dinero y las ofrendas. Tal vez en realidad no necesitábamos gastar un cuarto de millón de dólares en un sistema de altavoces de última generación. Quizás el sistema de 75,000 dólares hubiera funcionado bien. Tal vez no necesitábamos gastar 50,000 dólares al año en café y equipos para café para demostrar que éramos una iglesia «hospitalaria». Quizás solo necesitábamos definir la hospitalidad bíblicamente. Por supuesto, este ejemplo no pretende sugerir que debemos cuestionar todas las decisiones tomadas por los ancianos que han demostrado ser dignos de confianza. Aquellos de nosotros que trabajamos en una capacidad diaconal necesitamos equilibrar en oración el hacer preguntas con nuestro llamado a someternos a un fiel liderazgo de ancianos. El punto aquí es que los ancianos y los diáconos pueden comprometerse a la moderación, y ambos tienen un papel que desempeñar en el compromiso de los recursos de la iglesia. Como principio general, animo a las iglesias a comprometerse con la moderación cuando se trata de cómo gastamos el dinero. Sencillamente, no podemos valorar adecuadamente el Reino de Dios y, al mismo tiempo, dejarnos llevar por el gasto egocéntrico y orientado a las cosas.

Conclusión

Cómo gastamos el dinero revela lo que valoramos. Y oro para que los gastos de tu iglesia revelen que su mayor tesoro es Cristo mismo y su don de gracia transformadora y perdonadora.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de 9Marks.