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Jenny Terry actualmente trabaja como Directora de operaciones comerciales para Buffer y sirve en múltiples juntas en el espacio de tecnología financiera y software como servicio. Actualmente vive en Louisville, Kentucky, con su esposo y su hija, donde es miembro de Third Avenue Baptist Church.
El manejo de las finanzas de la iglesia con transparencia e integridad
El manejo de las finanzas de la iglesia con transparencia e integridad
Cómo gastamos el dinero revela lo que valoramos. Jesús nos dice:
No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; sino acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban; porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón (Mateo 6:19-21 [énfasis del autor]).La manera en que las iglesias gastan el dinero que se les ha confiado debería ser de mucha importancia para los creyentes. Sin embargo, nos encontramos viviendo en un mundo en el que es difícil hablar de dinero. Nos ponemos incómodos cuando surge el tema del dinero. ¿Debería ser de la misma manera en la iglesia? Jesús no rehuyó hablar de dinero. De hecho, vemos en los evangelios que de sus treinta y nueve parábolas, once de ellas hablan de dinero. ¿Cómo debería moldear esto la forma en que pensamos y hablamos acerca de cómo la iglesia gasta el dinero del Señor? Hace varios años, me encontré manejando las finanzas y la administración de una iglesia en rápido crecimiento con múltiples campus. Durante ese tiempo, vi que los pastores adoptaron una postura privada al manejar las finanzas de la iglesia. No había transparencia, lo que significaba que no había rendición de cuentas. Incluso entre el personal y los ancianos laicos había una tremenda falta de transparencia con respecto a cómo se manejaban las finanzas de la iglesia y cómo se gastaba el dinero. Desafortunadamente, esto condujo a un aumento de los gastos operativos que regularmente superaban las ofrendas de la iglesia. Estábamos operando constantemente en números rojos. Para empeorar las cosas, había áreas obvias en las que podríamos y deberíamos haber reducido el gasto. Una vez más, cómo gastamos el dinero revela lo que valoramos. Los pastores suelen advertir a los miembros de su iglesia sobre los peligros del dinero. Pero los propios pastores no son inmunes. Cuando Jesús nos advierte sobre nuestros corazones y nuestros tesoros, no está condenando al dinero en sí mismo, sino la codicia que tan fácilmente se apodera de nuestros corazones y nos convence de que el dinero es todo lo que necesitamos. Los miembros de la iglesia diezman su dinero ganado con esfuerzo; dan con sacrificio, confiando en los que están a cargo de que sus dones serán administrados para servir al Reino de Dios. Cuando damos, no solo estamos invirtiendo nuestro dinero; estamos invirtiendo nuestra lealtad. Y confiamos en que los ancianos a cargo de administrar las finanzas de la iglesia lo están haciendo con la mayor integridad. Jesús es el ejemplo perfecto de un hombre íntegro. Él es intachable, sincero, justo y sin mancha. Estamos llamados a ser imitadores de Cristo en todo lo que hacemos (Ef 5:1). Eso incluye modelar su integridad en nuestro manejo del dinero. Con ese fin, aquí hay tres principios básicos que estoy convencida conducen a una cultura financiera saludable, especialmente en una iglesia local.