volver
Francis Chan es pastor en San Francisco, California, conferencista internacional y está plantando de manera activa nuevas iglesias en The Bay Area.
Lo mejor que puedes hacer hoy: estar a solas con Dios
Lo mejor que puedes hacer hoy: estar a solas con Dios
Imagina que subes a la montaña solo, pero no a cualquier montaña. La tierra bajo tus pies tiembla y toda la montaña está cubierta de humo. En la cima, hay una nube espesa, truenos y rayos. Dios desciende en la montaña en forma de fuego, y cada vez que hablas con él, responde como un trueno. Esto es lo que experimentó Moisés en Éxodo 19.
Ahora compara esa experiencia con la última vez que oraste.
Distraído, obligado, común (dudo que tales palabras hayan pasado por la mente de Moisés mientras subía la montaña). No obstante, unos tres mil años más tarde, rara vez nos maravillamos de que Dios permita que humanos imperfectos estén en su presencia.
¿Cómo es que lo impactante se transformó en algo tan común para nosotros? ¿Acaso es posible que nuestras experiencias con Dios sean así de fascinantes?
Sube a la montaña
Uno de mis mentores vive en India. El año pasado, me llamó llorando, afligido por el estado en que se encuentra la iglesia en Estados Unidos. «Pareciera que las personas en Estados Unidos estarían satisfechas solo con tomarse una selfie junto a Moisés. ¿Acaso no saben que pueden subir la montaña ellos mismos? ¿Por qué no quieren subirla?». ¿Cuándo fue la última vez que disfrutaste de un tiempo significativo a solas con Dios? Un tiempo tan bueno que no querías irte. Eras solo tú, leyendo las palabras de Dios en su santa presencia. Tenía quince años cuando mi pastor de jóvenes me enseñó a orar y a leer la Biblia solo. Ahora, más de treinta años después, aún no puedo encontrar una mejor forma de comenzar mis días. No puedo imaginarme cómo sería mi vida si no pudiera volver a enfocarme diariamente al subir a la montaña. Es solo al estar con él que puedo vaciar mi ser del orgullo, de las mentiras y del estrés.- Orgullo: pararse frente una persona revestida de luz inaccesible te humilla (1Ti 6:16).
- Mentiras: hablar con un juez que lo sabe todo te induce a la honestidad (Heb 4:13).
- Estrés: arrodillarse ante el Dios que hace que los hombres fracasen o triunfen reemplaza nuestra ansiedad con paz (Sal 127:1).
Profesionales en reunir
A menudo pasamos demasiado tiempo y nos esforzamos mucho en reunir a los creyentes. Nos transformamos en expertos en juntar cristianos en torno a grandes bandas, oradores y eventos. Sin embargo, hemos fallado en enseñarles a los creyentes a cómo estar solos con Dios. ¿Cuándo fue la última vez que escuchaste a alguien entusiasmado por su tiempo a solas con Jesús en su Palabra? Reunir a creyentes que no pasan tiempo a solas con Dios puede ser algo peligroso.
Dietrich Bonhoeffer escribió en Vida en comunidad:
El que no sepa estar solo, que tenga cuidado con la vida en comunidad. No podrá sino hacerl[e] daño y hacerse daño a sí mismo. Solo estabas frente a Dios cuando él te llamó y solo respondiste a su llamado; solo tuviste que cargar con tu cruz, luchar y orar, y solo morirás y darás cuenta a Dios de tu vida. No puedes huir de ti mismo, porque es Dios mismo quien te ha [apartado]. [Si no quieres] estar solo, rechazas el llamado que Cristo te hace personalmente y no podrás tomar parte en la comunidad de los llamados.En la actualidad, la palabra comunidad se usa bastante a la ligera en los círculos cristianos. Sin embargo, nuestras reuniones pueden ser tóxicas si no pasamos tiempo a solas con Dios. He estado en muchos grupos en donde las personas comparten sus percepciones. El problema no es solo que nuestras percepciones no son tan profundas como pensamos que son, sino que estamos ansiosos por compartir nuestros pensamientos que nacen en nuestras propias mentes, cuando tenemos un Dios que dice,
«Porque mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, ni mis caminos son sus caminos», declara el Señor. «Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que sus caminos y mis pensamientos más que sus pensamientos» (Is 55:8–9).Quiero conocer los pensamientos de Dios. Quiero reunirme con personas que han estado leyendo las palabras de Dios, personas que han estado orando e interactuando con él. Quiero hacer comunidad con aquellos que tienen comunión con Dios. No me puede importar menos si tienen un doctorado en teología o sesenta años de experiencia en la vida. Prefiero conversar con un joven de quince años que ha estado en la presencia de Dios.