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Emily Van Dixhoorn (MAR, Westminster Theological Seminary) es una madre dueña de casa que guía y ama estudios bíblicos y retiros de mujeres. Su primera publicación fue una guía de estudio al libro Confessing the Faith [Confesando la fe], un comentario sobre la confesión de fe de Westminster Confession of Faith. Chad y Emily tienen 5 hijos.
Las parejas casadas no deben obedecer a sus padres
Las parejas casadas no deben obedecer a sus padres
Dejar a los padres
No hay duda de que las parejas a veces se sienten abarrotadas, en primer lugar, por sus familias de origen. Puede que recuerdes que Efesios 5 termina con un epílogo que mira hacia el futuro: Pablo nos recuerda que las personas casadas están formando una familia. Algo nuevo es creado porque un esposo y una esposa ahora están unidos. Esto es emocionante para la pareja, pero muchas veces es desafiante para las familias, por lo que los predicadores le dicen a los padres en la boda que nadie está perdiendo nada; un lado está ganando un yerno y el otro una nuera. Sin embargo, hay un sentido muy real en el que los hijos se están separando de padre, madre y hermanos. El honor, el amor y la amistad continúan, pero una nueva alineación de afectos y respeto es creada y confirmada. Al decir este tipo de cosas, Efesios 5 está claramente haciendo eco de Génesis 2, porque cuando la Biblia resume por primera vez lo que significa que un hombre y una mujer estén juntos, menciona que «dejará a su padre y a su madre», menciona convertirse en una sola carne. En la antigua versión de la Biblia King James, estas dos actividades se resumen como «dejar y aferrarse». Esto no es verdad para todo el mundo, pero muchas parejas encuentran fácil la parte de unirse el uno al otro, pero más complicada la parte de dejar a los padres y familia. Cómo se verá ese «unirse», por supuesto, dependerá de la cultura de cada uno. En algunas culturas, donde la familia extendida vive en el mismo lugar, «dejar» significa mudarse a un cuarto propio. Nos atrevemos a decir que este nivel de «dejar» no es óptimo en el matrimonio, incluso si a veces es necesario. Pero sea como sea la forma que tome «dejar», las personas experimentan la dificultad de «dejar» a nivel personal. Si estás acostumbrado a pasar mucho tiempo visitando a tus padres o si tal vez estabas viviendo con ellos, entonces no verlos regularmente puede crear un vacío en tu vida. Esto es especialmente cierto cuando un cónyuge ha estado particularmente cerca de uno de los padres. Sin embargo, si un esposo debe ser hombre de una sola mujer, es difícil ver cómo podría pasar habitualmente una hora al día al teléfono con su madre. Un punto paralelo puede hacerse para una esposa y sus padres. A veces los padres visitan a sus hijos casados para ir juntos de vacaciones, tal vez ofreciéndose a ayudar con la planificación o los costos. A menudo nos hemos ido de vacaciones con nuestros padres, pero hacemos una pausa para preguntar si estamos facilitando el «dejar y unirse». Si tú eres un padre cristiano de hijos casados, querrás pensar bien lo que puedes hacer para facilitar tu deber de dejarlo para unirse a otro y no presionarlos a pasar tiempo contigo cuando puede ser mejor para ellos dedicar ese tiempo para estar solos. Esto es gracia en acción para nuestros padres. Para algunos hijos es difícil dejar. Es, por lo menos, igual de difícil para los padres y, a menudo, durante un periodo de tiempo más largo. A las parejas cristianas casadas les debe importar esto, porque queremos hacer que el deber de nuestros padres de dejarnos sea lo más fácil posible. Por supuesto, les explicaremos que es posible que sea necesario modificar el tiempo de viaje y el tiempo al teléfono. Pero probablemente querremos decir más. Podemos reconocer que este nuevo matrimonio puede dejar espacios vacíos en otras vidas. Podemos reconocer un sentido de pérdida o soledad. Y hasta podemos hablar de Agustín de Hipona o Jonathan Edwards. Si hay algo que Agustín le ha enseñado a la iglesia es que cada pérdida y cada experiencia de soledad contiene su propia lección: las relaciones humanas en esta vida no pueden satisfacer el anhelo de relación que tenemos dentro de cada uno de nosotros. Hay cosas en esta tierra que quedan quebradas para hacernos anhelar lo que no es. Necesitamos predicarnos esto los unos a los otros. Edwards nos ayuda en esto también. Cerca del final de su libro, Charity and its fruits [La caridad y sus frutos], tiene un capítulo titulado: «El cielo, un mundo de amor». Edwards señala que hay un solo lugar en el que el amor no se enfrenta a ninguna limitación. Cuando vayamos a estar con el Señor, el amor no va a ser obstaculizado por la distancia, por la falta de tiempo juntos, por la desigual retribución del amor dado a otros, por la diferencia de posesiones, por las circunstancias que diluyen el amor ni por las relaciones discrepantes. Hay un gozo que no se experimenta en los matrimonios en el estado de gracia y que sí se será experimentado por las personas en el estado de gloria. Hasta ahora solo hemos mencionado el desafío de los hijos adultos que dejan a sus padres. Existe también una dificultad que surge cuando los padres nos dejan. Incluso si tú y tu cónyuge piensan que han encontrado la fórmula correcta para relacionarse con los padres, es posible que la fórmula deba ser ajustada cuando pierdan a uno de los padres, y el padre sobreviviente se sienta de pronto un poco dependiente o en realidad se convierta en alguien a su cargo. Una vez más, en medio de la compasión y el amor, los esposos y las esposas deben recordar que no pueden llenar el vacío dejado por el cónyuge ausente de sus padres.Honrar a los padres
Un texto en la Escritura que informa nuestras relaciones con la familia es el mandato de Génesis 2 de «dejar y unirse». Hay un segundo deber bíblico que nos ayuda a navegar e incluso a equilibrar estas relaciones de padres e hijos. Es el mandamiento de honrar a nuestros padres (Dt 5:16; Ef 6:1). Por más extraño que parezca, las parejas casadas no deben obedecer a sus padres (Éx 20:12). Eso sería no dejar padre y madre. Para una pareja casada, simplemente obedecer a sus padres sería pasar por alto el hecho de que se hace algo nuevo en el matrimonio, incluyendo una nueva cabeza de familia. Dicho esto, el respeto debe continuar. Honrar a los padres no es solo para los niños; es para los adultos también. Entonces, ¿recuerdas el respeto que mostraste cuando salías o estabas cortejando a alguien? ¿Esas conversaciones en las que querías caerle bien a tus posibles suegros? ¿Todo ese buen comportamiento que mostrabas debido a que querías que tu posible cónyuge pensara que también respetabas a sus padres? Eso no debe apagarse porque es demasiado inconveniente mantenerlo o porque el acuerdo de matrimonio ya está sellado. Cualquiera que sea la combinación de motivaciones para ese estallido de buen comportamiento que a menudo caracteriza las relaciones familiares durante un compromiso, todo tiende en la dirección correcta, incluso si es necesario recalibrar las motivaciones de la acción. Por supuesto, una pareja casada puede hacer las cosas de manera diferente en su matrimonio a como lo hicieron sus padres en el suyo. Sí, no podemos escapar del hecho de que, en algunos aspectos, estamos hechos a la imagen de nuestros padres. Sin embargo, aunque consciente o inconscientemente seguimos a nuestros padres en algunas áreas, habrá lugares en los que elijamos otro camino. Tus padres nunca hablaron sobre finanzas; tú sí lo haces. Tus padres siempre compraron cosas costosas asumiendo que durarían; tú no lo haces. Tus padres metieron demasiados niños en un auto demasiado pequeño para un viaje demasiado largo y lo llamaron vacaciones; tú planeas quedarte en casa y leer un libro. Podemos hacer las cosas de manera diferente, pero aún debemos honrar a nuestros padres en la manera en que nos relacionamos con ellos. Incluso los temas significativos deben ser discutidos con respeto, incluso si —especialmente si— sabemos que no estaremos de acuerdo. Una vez más, la manera en que se verá ese honor variará en los detalles, pero las generalidades se mantendrán iguales. Levantaremos sus nombres en público, protegiendo su reputación lo mejor que podamos. Dejaremos nuestros trapos sucios en casa. Mientras que sea correcto y seguro, lo que sucede en la familia se queda en la familia. Consideraremos seriamente sus consejos, incluso si decidimos no seguirlos. Perseveraremos en la comunicación con ellos y trataremos de asumir lo mejor de sus motivaciones, incluso en las relaciones difíciles, porque Dios en su providencia nos puso en la vida el uno del otro. Nuevamente, la medida en la que esto puede ser posible dependerá en cierta medida de la historia familiar. Si un padre fue abusivo, tú harás más para proteger que para comunicar. Si hay quiebras en serie o adicciones al juego en la familia, es posible que tú no desees consultar a un determinado padre para que te dé asesoramiento financiero. Es porque es nuestro deseo honrar a los padres que intentamos orar de una manera enfocada en los días previos a su visita. Es porque los honramos que tratamos temas directamente en lugar de usar a un cónyuge de mensajero. Y esperamos lo mismo de nuestros padres. La manera en que tratamos a nuestros padres a lo largo de nuestro matrimonio, desde las preguntas complicadas en nuestros primeros días hasta nuestro cuidado hacia el final de sus días, es una parte clave de nuestro testimonio cristiano. Ayudarnos mutuamente para amar y para honrar a nuestros padres, ayudarnos mutuamente a través de un reflexivo «dejar y unirse», en lugar de desahogarse o quejarse, es parte de lo que implica un matrimonio piadoso. Y si esto no ha sido parte de nuestro modelo, si no hemos ayudado a nuestro cónyuge o hijos a honrar a nuestros padres, podemos arrepentirnos y comenzar de nuevo o podemos confesar nuestros pecados y honrar su memoria de mejor manera. ¿Necesitamos agregar que gran parte de esto se aplica igualmente a las familias mixtas? Puede que necesitemos ayudar a nuestro esposo o esposa a superar los desafíos de ser un padrastro o una madrastra. Puede que necesitemos ayudar a un cónyuge para que ayude a los niños a honrar a un padre biológico que ahora es el ex-cónyuge de tu cónyuge. Estas son dinámicas complejas, aún más complicadas por ex-suegros, etc. Sin embargo, si por la gracia de Dios nos respetamos y amamos mutuamente, podremos ayudar a nuestro cónyuge en su esfuerzo de respetar y amar a su familia.Este artículo es una adaptación de Gospel-Shaped Marriage: Grace for Sinners to Love Like Saints [Matrimonio modelado por el Evangelio: Gracia para pecadores que aman como santos] por Chad Van Dixhoorn and Emily Van Dixhoorn.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de Crossway.
De qué manera un marido muestra honor a su esposa como «vaso más frágil»
De qué manera un marido muestra honor a su esposa como «vaso más frágil»
Ustedes, maridos, igualmente, convivan de manera comprensiva con sus mujeres, como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor por ser heredera como ustedes de la gracia de la vida, para que sus oraciones no sean estorbadas (1 Pedro 3:7).