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La vida personal del pastor: una fuente de poder en el púlpito
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La vida personal del pastor: una fuente de poder en el púlpito

«¿Qué derecho tiene él de pararse ahí a predicar sobre cómo debemos vivir cuando él mismo ha mostrado una y otra vez que no vive así?». El indignado miembro de la iglesia que me dijo estas palabras estaba hablando sobre un pastor cuya vida moral se había convertido en un escándalo, por decirlo menos. Muchos creyentes se sienten de la misma manera cuando descubren que su pastor no es piadoso después de todo. Cuando eso sucede, el efecto que una vez tuvo el pastor en sus conciencias desaparece. En sus corazones, le dicen al predicador: «doctor, vaya y sánese a usted mismo primero y después, tal vez, vendremos y lo escucharemos. Quizás». Tómalo como una regla general: el día que pierdas tu piedad será el día en que pierdas tu poder en tu predicación pastoral. Ambas están inextricablemente conectadas: pierdes una y pierdes la otra. No existe otra manera. Por consiguiente, es vital para ti como pastor estar completamente convencido de que debes proteger tu caminar con Dios y crecer en piedad. En la hora de la tentación, cuando Satanás te presente un trozo de pan chorreando miel, recuerda que una mordida podría escribir el fin de tu ministerio de la predicación. No lo escuches cuando te diga que nadie se va a enterar. Él les dijo eso a muchos otros que ahora están apartados. No te permitas caer en esta trampa.

Ama a Dios con tu corazón

La verdadera piedad es un fruto de amar a Dios con tu corazón. Si aspiras directamente a una piedad externa, terminarás siendo un fariseo hipócrita. La moralidad externa puede verse como pegar manzanas en un manzano muerto usando un cordel o cinta adhesiva. A menos que amemos a Dios y queramos ser como Él, no podremos sostener meras formas de piedad por mucho tiempo. Lo digo de nuevo, la verdadera piedad es fruto de amar a Dios con tu corazón. Puesto que la piedad es un fruto de amar a Dios, quienes no se han convertido no pueden ser predicadores poderosos. Sus corazones aún están muertos en pecado. Aman al pecado en lugar de la rectitud. Podrían predicar un par de «poderosos» sermones antes de que sus congregaciones realmente lleguen a conocerlos. Pero, al final, su verdadera actitud será revelada. Un mal olor comenzará a filtrarse a través de las grietas, y el hedor será insoportable. El poder se perdió y mientras antes dejen el púlpito, mejor. De lo contrario, sus iglesias se marchitarán y morirán. Por lo tanto, el primer asunto que hay que resolver es si eres convertido o no. No puedes ser piadoso sin primero tener un corazón regenerado.

Primero que todo eres un cristiano

Es vital recordar que, como pastor, eres ante todo un cristiano. Eres una oveja antes de ser un pastor. Por tanto, todas las peticiones hechas en la Escritura para que un cristiano viva una vida piadosa se aplican a ti también. No eres un ángel que bajó del cielo a la tierra para entregar sermones pastorales y luego desaparece para regresar al cielo nuevamente hasta la próxima semana. Vives en un mundo caído y luchas con los restos de tu propia naturaleza caída y, por lo tanto, debes buscar la santidad de la misma manera en que cada cristiano es exhortado a hacerlo. La Biblia te habla a ti así como también a todos los otros cristianos cuando dice: «Como hijos obedientes, no se conformen a los deseos que antes tenían en su ignorancia, sino que así como aquél que los llamó es Santo, así también sean ustedes santos en toda su manera de vivir. Porque escrito está: “Sean santos, porque Yo soy santo”» (1P 1:14-16).

Tu vida personal y doméstica

Las dos áreas que las personas observan para ver si realmente quisiste decir lo que predicaste son tu vida personal y doméstica. Es por eso que Pablo enfatizó estas dos áreas cuando escribió sobre los requisitos para el trabajo pastoral: «un obispo debe ser, pues, irreprochable, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, de conducta decorosa, hospitalario, apto para enseñar, no dado a la bebida, no pendenciero, sino amable, no contencioso, no avaricioso. Que gobierne bien su casa, teniendo a sus hijos sujetos con toda dignidad; (pues si un hombre no sabe cómo gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?)» (1Ti 3:2-5). Un pastor nunca puede decir: «hagan lo que digo, pero no hagan lo que hago». Debemos decir como Pablo, «sean imitadores míos» (1Co 4:16; 11:1). Por lo tanto, es vital para tu predicación pastoral asegurar que exista verdadera piedad en tu vida personal y doméstica; esto rebosará a tu vida social. Las personas de tu comunidad o de tu pueblo deben decirse unos a otros, «él es un pastor real. Nos hemos relacionado con él y con su familia. Queremos ser como él». Eso es lo que los atraerá a tu predicación y eso es lo que los mantendrá yendo a escucharte. Robert Murray M’Cheyne hizo una declaración que ahora se ha hecho famosa en todo el mundo angloparlante: «no son los grandes talentos lo que Dios bendice tanto como un gran carácter parecido a Cristo. Un ministro santo es un arma potente en las manos de Dios».

Una vida piadosa refuerza tus aplicaciones

¿Qué hace que las vidas piadosas de los pastores sean una potente fuerza a la hora de predicar? Primero que todo, la piedad realza la aplicación del sermón. Hombres y mujeres darán excusas para justificar su pecado porque quieren escapar con el nivel más bajo de espiritualidad y aún así ir al cielo. Disfrutarán los sermones de un pastor mientras no se espere un cambio de su parte. Sin embargo, la verdadera predicación pastoral debe exigir un cambio por el poder del Espíritu. Cuando la congregación no ve ningún ejemplo del tipo de vida que el pastor dice que Dios quiere que ellos vivan, ellos continuarán convenciéndose de que esa vida es imposible. Sin embargo, cuando ven en el pastor la encarnación de lo que la Biblia demanda de ellos, sus excusas son silenciadas inmediatamente. Saben que no tienen excusa. Concluiré con una excelente cita de Thomas Murphy, sobre el efecto de la piedad del pastor en su predicación. Él dice:
Dará tal peso a las palabras del ministro que ninguna de ellas se perderá. Las recibirán, influirán y recordarán, pues vienen, evidentemente, de un corazón honesto y ferviente. Verán que tiene una comunión con Dios, lo que provocará que los hombres lo escuchen, como no lo harían de otra manera. El respeto que inspira su evidente piedad los forzará a honrar su mensaje. Y luego su predicación será inevitablemente revestida con el doble de poder.

Esta es una adaptación del capítulo 18 del nuevo libro de Mbewe, Pastoral Preaching: Building a People for God [Predicación pastoral: construyendo el pueblo de Dios] (ver reseña aquí [disponible solo en inglés]).

Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks.
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¿Cómo la COVID-19 expone la mentira del evangelio de la prosperidad?
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¿Cómo la COVID-19 expone la mentira del evangelio de la prosperidad?

Los predicadores del evangelio de la prosperidad a lo largo del mundo declaran que el cristianismo, cuando es bien entendido y aplicado, tiene el propósito de darte una larga vida de salud y mucha riqueza. A menudo les cuento a mis amigos de Occidente que el evangelio de la prosperidad en África tiene una textura y un énfasis levemente diferente a lo que inicialmente se importó desde allá. Quienes enseñan la prosperidad en Occidente a menudo enseñan pasajes de la Biblia cuidadosamente seleccionados de maneras que no están alineadas con la intención original del autor. En África, quienes enseñan la prosperidad enfatizan al «hombre ungido de Dios» que tiene poder para liberarte de tu pobreza por medio de sus oraciones. Este es un problema muy grave en África. Se ha propagado como un violento incendio forestal. No estoy seguro de cómo es en los estados islámicos en el norte de África, pero al sur del Desierto del Sahara se ha convertido en la forma más evidente del cristianismo. Esto se debe a que los predicadores del evangelio de la prosperidad tienden a acaparar tiempo en la televisión y en la radio. También construyeron para la iglesia los edificios más magnificentes y espaciosos, y llevan estilos de vidas muy costosos. El mensaje que viene de ellos es que si crees lo que ellos creen, pronto tú también vivirás como ellos. Esto atrae a muchos seguidores. La versión africana del evangelio de la prosperidad tiende a prometer una solución para cada «falta» concebible en la experiencia humana. No solo promete catapultarte fuera de la pobreza para llevarte a un estado de riqueza, también promete resolver tus problemas respecto a la falta de un matrimonio o a la falta de hijos en el matrimonio. Por supuesto, asimismo existe el negocio de la supuesta sanidad milagrosa. Ellos declaran tener poderes especiales dados a ellos por Dios para sanar instantáneamente cualquier forma de enfermedad. La frase «evangelio de riqueza y sanidad» captura los dos lados de este fenómeno. Es esta última promesa la que ha sido expuesta durante la pandemia de la COVID-19. La COVID-19 es una enfermedad. Es una enfermedad muy peligrosa. Ha provocado la muerte de no menos de 200 000[1] personas alrededor de todo el mundo. Sin duda, es de sentido común que lo que los predicadores del evangelio de la prosperidad debieran estar haciendo es ir a los epicentros de esta enfermedad y sanar milagrosamente a aquellos que están gravemente enfermos y conectados a ventiladores. Al contrario, lo que ha ocurrido es que han cancelado sus reuniones de sanidad previamente agendadas y ha habido un silencio sepulcral. Unos pocos le están gritando a la COVID-19 para que se vaya desde la comodidad del edificio de sus iglesias, pero ninguno de ellos, hasta donde puedo ver, está yendo a los lugares donde los doctores y las enfermeras batallan contra todo pronóstico para sanar a los enfermos. Decir que ellos están orando por los enfermos desde cualquier lugar en el que están no es lo que han dicho desde el principio. Previamente, sus vallas publicitarias nos invitaban a sus reuniones porque declaraban tener el poder para sanar toda enfermedad. Sin embargo, cada cristiano ora por quienes están enfermos. El cambio de las reglas es evidente para todos. Los expone y debería avergonzarlos. Lo que los predicadores del evangelio de la prosperidad deben hacer a la luz de la COVID-19 es enfrentar los hechos honestamente. A diferencia de la malaria y el cáncer, esta es una enfermedad tan contagiosa que los ha forzado a esconderse como si se les fuera la vida en ello, como el resto de nosotros. La COVID-19 nos muestra nuestra necesidad del glorioso Evangelio bíblico, que nos satisface cualquiera sean las circunstancias en las que estemos. Este Evangelio nos capacita para confiar en un Dios soberano que tiene el derecho de hacer con nuestras vidas como a Él le plazca. También nos da una paz que desafía todo pronóstico porque sabemos que somos justificados por la obra consumada de Cristo Jesús, el Hijo de Dios. Por consiguiente, en medio de la COVID-19, debemos estar preocupados por cómo podemos compartir el amor de Dios con un mundo que está sufriendo. Finalmente, si la COVID-19 es el vehículo predestinado que nos llevará a la tumba, sabemos que tenemos una eternidad gloriosa que nos espera en el cielo.
Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks.

[1] Esta cifra corresponde al número de fallecidos hasta la fecha de la publicación original del artículo en inglés (05 de abril, 2020). Actualmente, la cifra supera las 300 000 muertes.
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Cinco razones por las que debes predicar Malaquías
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Cinco razones por las que debes predicar Malaquías

Amo cada libro de la Biblia. Es maravilloso ver cómo cada uno contribuye a la impresionante visión panorámica del plan y propósito salvador de Dios a lo largo de la historia. El libro de Malaquías no es la excepción. Leer este libro es como pararse sobre el Monte Nebo, desde donde puedes ver la Tierra Prometida del Nuevo Testamento. Desde esas alturas incluso puedes oler las fragancias a lo largo del Antiguo y Nuevo Testamento. El pueblo de Dios necesita oler esas fragancias nuevamente por medio de una serie de sermones sobre este libro. Malaquías fue la última voz de Dios para el pueblo de Israel antes de que los cielos se silenciaran por cerca de 400 años. Esa voz debe ser significativa, aunque sea solo por esa razón. Dios ha hablado por medio de Hageo y Zacarías. Las personas han dado algunas respuestas, pero ahora nos estamos enfriando. El templo estaba operativo, pero los sacerdotes estaban bajando los estándares debido a su servicio poco entusiasta al Señor. La piedad entre el pueblo de Dios estaba decayendo peligrosamente. ¿Cuál era la respuesta de Dios a todo esto? ¡Velo en este libro! En 1998, preparé una serie de estudios bíblicos sobre el libro de Malaquías. Habían momentos en los que sentí las emociones de este siervo de Dios cuando usaba palabras que cortaban y quemaban al buscar despertar las conciencias del pueblo de Dios. Muchos años después, aún las escucho resonar en mi propio corazón, instándome a una vida auténtica ante Dios. Estas son cinco razones por las que tu congregación debe escuchar los mensajes de Malaquías:
1. Descubrirán el amor en la elección de Dios
La profecía de Malaquías comienza con una afirmación que incomoda a muchos creyentes. Dios dice: «Yo amé a Jacob, y aborrecí a Esaú» (1:2-3). Esta es una buena oportunidad para enseñarle al pueblo de Dios sobre la profundidad de su amor por ellos que comenzó en la Divinidad en la eternidad pasada y se ha demostrado a lo largo de la historia en su obra redentora y en sus actos de providencia. El contraste con aquellos que Dios ha evitado con su gracia debe dejar a los creyentes con una sensación fresca de gratitud por el soberano amor en la elección de Dios.
2. Aprenderán a mantener la espiritualidad de la adoración y del liderazgo
El libro de Malaquías es un llamado a despertar a los líderes de la iglesia que deben mantener los niveles más altos de dignidad en la adoración a Dios. Los sacerdotes en Israel eran apáticos ante la conducta del pueblo de Dios en la adoración. La principal preocupación simplemente era que la adoración tomara lugar. Con respecto al tipo de ofrendas que se llevaban al templo, Malaquías preguntó: «¿Por qué no lo ofreces a tu gobernador? ¿Se agradaría de ti o te recibiría con benignidad?» (1:8). ¡Ay! Cuando los líderes de la iglesia se tornan indiferentes al corazón de la verdadera adoración y están principalmente preocupados con modos externos, entonces la declinación ha comenzado y pronto atraerá el juicio de Dios. Una visión pobre de la adoración a menudo se debe a que los líderes de la iglesia fallan en saber que son guardadores del pacto. Deben asegurar que el pueblo de Dios conozca la única relación que tienen con Dios por medio de la enseñanza constante que es fiel a la Escritura. Es por esta razón que Malaquías reprendió a los sacerdotes de Israel en Malaquías 2; por eso él les recordó el pacto de Dios con Leví. Necesitamos aplicar esto a los líderes de la iglesia hoy. Quizás los estándares de espiritualidad podrían ser restaurados a niveles bíblicos.
3. Serán advertidos sobre la infidelidad entre ellos
La infidelidad a Dios lleva invariablemente a la infidelidad entre nosotros. Malaquías resaltó la manera en que el pueblo de Judá se traicionó mutuamente al casarse con gentiles y también al mostrar cómo maltrataron y se divorciaron de sus esposas (2:10-16). Los cristianos fácilmente olvidan que las dos tablas de la ley de Dios no pueden separarse. Debemos buscar no solo amar a Dios con todo nuestro corazón, mente, alma y fuerza, sino que también debemos buscar con la misma resolución amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Nuestra piedad debe ser evidente en nuestra relación interpersonal horizontal, no solo en nuestra adoración dominical.
4. Aprenderán sobre la venida del Señor Jesucristo
Como afirmé en la introducción, a veces, leer el libro de Malaquías se siente como si observáramos la Tierra Prometida desde las alturas del Monte Nebo. Malaquías habla con claridad profética sobre el ministerio de Juan el Bautista (3:1) y luego continúa para hablar sobre la eficacia de la obra salvadora de Cristo y su obra final de juicio (3:2-5). De hecho, en esta misma nota Malaquías cierra su libro (4:1-6). Él advierte a aquellos que obstinadamente continúan en pecado que el día del juicio resultará en su destrucción total y alienta a aquellos que son fieles con que experimentarán bendiciones eternas cuando «el sol de justicia» se levante con sanidad en sus alas. Esto seguirá a un periodo en el que Elías vendrá y llevará a cabo su obra de reconciliación. ¡Maravilloso! Cuando te das cuenta de que esto sucedió al menos 400 años antes del nacimiento de Cristo, no puedes sino renovar tu fe en la divina inspiración de la Escritura.
5. Serán empujados hacia una generosidad cristiana fiel
Aunque los cristianos a lo largo de la historia no han estado totalmente de acuerdo con la perpetuidad del diezmo, sí han estado de acuerdo con que se supone que la obra de la iglesia debe ser financiada por la donación generosa y fiel del pueblo de Dios. El pueblo de Dios necesita recordatorios de vez en cuando para que así la obra del ministerio cristiano pueda avanzar. Una exposición fiel del nuevo pacto de Malaquías 3:6-18 provocará que los cristianos se pregunten a sí mismos sobre su propio compromiso práctico con la obra de la iglesia y con el cumplimiento de la Gran Comisión. Estas palabras de Malaquías aún se hacen sentir: «¿Robará el hombre a Dios? Pues ustedes me están robando» (3:8).

Conclusión

Si has sido pastor por un par de años y aún no has predicado el libro de Malaquías o siquiera lo has enseñado en un estudio bíblico, deberías considerar seriamente predicar este libro. Es un libro corto (solo cuatro capítulos) pero tiene algunas de las lecciones más relevantes y punzantes que puedas encontrar en los Profetas Menores.  

Encuentra aquí la serie completa "Predicando toda la Biblia".

Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks.
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Cinco razones por las que debes predicar 1 Juan
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Cinco razones por las que debes predicar 1 Juan

Después del apóstol Pablo, el apóstol Juan ocupa solo el segundo lugar en el número de cartas que legó a la iglesia por las edades. Su Evangelio y su libro del Apocalipsis son más largos que cualquiera de las epístolas de Pablo, mientras que su segunda y tercera epístola compiten muy favorablemente con las cartas más cortas de Pablo. Entre estos dos extremos encontramos 1 Juan. Al igual que la mayoría de las epístolas en el Nuevo Testamento, 1 Juan ofrece una buena extensión para predicar una serie relativamente corta de sermones expositivos. No es demasiado larga ni tampoco demasiado corta. Pero esa no es la razón principal por la que te la recomiendo. Al hacer algunos intervalos para exponer otros sermones, yo prediqué 1 Juan a nuestra congregación entre el 2014 y el 2018. Mientras más la estudiaba parte por parte, más crecía mi aprecio por ella. En retrospectiva, hay al menos cinco razones por las que le recomendaría a mis colegas pastores predicar esta epístola a sus congregaciones.
1. Nos muestra la divinidad y la humanidad de Cristo con frescura
El comienzo de la primera carta de Juan (1:1-4), nos recuerda el comienzo del Evangelio de Juan. Desde el principio Juan nos introduce a verdades profundas y eternas. Pero gracias a su hábil pluma, Juan nos permite comprenderlas. Como resultado, hace accesibles la divinidad y la humanidad de Cristo aun a los más jóvenes de la congregación. A través de 1 Juan, vemos con claridad que Jesucristo, completamente divino y completamente humano, está al centro de la Biblia y de nuestra salvación. Un rico banquete espiritual con «el pan del cielo» espera a tu congregación.
2. Nos ayuda a examinar nuestros corazones para ver si realmente estamos en la fe
Pareciera que al escribir esta epístola, Juan tiene un doble propósito principal: asegurarles a los verdaderos creyentes que tienen vida eterna (p. ej. 5:13) y buscar que aquellos que tienen una falsa seguridad se den cuenta de que no son verdaderos creyentes en Cristo (p. ej. 3:10). En ese sentido, 1 Juan es una carta muy perspicaz. Es necesario desafiar a aquellos que regularmente asisten a la iglesia en cuanto a su profesión de fe, especialmente a los creyentes profesantes de segunda generación que a menudo simplemente dan por sentado que deben ser salvos. Siempre y cuando este desafío sea hecho dentro de los límites de la Escritura, es muy provechoso para todos.
3. Nos ayuda a enfrentar el efecto destructivo de la mundanalidad
Quizás la apelación más fuerte de toda la carta se encuentra en el 2:15, donde el apóstol Juan escribe:  «No amen al mundo ni las cosas que están en el mundo». En tan solo algunos versículos, señala tanto el costo de oportunidad como la fuente de la mundanalidad. Finalmente, él afirma que el mundo es un barco que se está hundiendo. Solo aquellos que hacen la voluntad de Dios permanecerán para siempre. Pero Juan va más allá del mero comportamiento externo. Su descripción de mundanalidad, «la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida», nos ayuda a ver que la mundanalidad no dice tanto sobre lo que hacemos, sino sobre lo que nuestro corazón desea.
4. Nos permite ver la importancia de la sana doctrina
Parece bastante evidente que el propósito de esta carta era proteger a la iglesia de las herejías gnósticas. Juan escribió de un anticristo que negaba al Padre y al Hijo (2:18). Habló de la necesidad de probar los espíritus porque muchos falsos profetas habían salido al mundo (4:1-6). En cada caso, el error y la herejía eran identificados por lo que los maestros decían sobre la persona y la obra de Cristo. Dicho de forma sencilla, sí importa lo que crees de Jesucristo (ver la razón n° 1 mencionada anteriormente). Lo que más conforta a los hijos de Dios es aprender de Juan que todos los que abandonan la verdad y optan por seguir a los falsos maestros nunca estuvieron convertidos en primer lugar.  Los verdaderos hijos de Dios están protegidos por la presencia y obra del Espíritu, lo que Juan llama «la unción» (2:20, 27).
5. Enfatiza la necesidad de la santidad y el amor en la vida cristiana
La sección más extensa de la epístola cubre estos dos temas (3:4-24; 4:7-21). Juan no deja nada sin decir para mostrar que la santidad y el amor son indispensables. Con el énfasis moderno en la justificación por fe en los círculos evangélicos, este es un valioso recordatorio. En la salvación, Dios no solo limpia nuestro expediente en el cielo por la sangre de Cristo, sino que también limpia nuestros corazones en la tierra por el poder de su Espíritu. Es vital que estas verdades sean enfatizadas conjuntamente. ¡Una exposición fiel de 1 Juan no pasará por alto este punto!  

Encuentra aquí la serie completa “Predicando toda la Biblia”.

Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks. Traducción: Marcela Basualto
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Diez maneras en que puedes fracturar a tu iglesia
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Diez maneras en que puedes fracturar a tu iglesia

La oración de Jesús por la iglesia

Hacia el final de la vida de Jesús en la tierra, Él oró para que su pueblo permaneciera unido. Su oración fue profunda. Él dijo: 
Pero no ruego sólo por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno. Como Tú, oh Padre, estás en mí y Yo en ti, que también ellos estén en Nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste. La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como Nosotros somos uno: Yo en ellos, y Tú en mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que Tú me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a mí.
¿Pueden existir palabras más sublimes? No obstante, sólo tienes que ser cristiano por poco tiempo antes de darte cuenta de que las iglesias sufren desunión y separaciones después de temporadas de paz así como los valles siguen a las colinas ondulantes. A menudo, puedes ver en la distancia cómo se acerca el espiral descendente. En este artículo, señalo diez maneras en las cuales puedes fracturar a la iglesia a la que perteneces. La mayoría de estas pueden ser provocadas por quien sea. Las últimas normalmente las provocan los líderes de la iglesia. Si cualquiera de ellas describe tus acciones o tu actitud, que Dios te dé la gracia de enmendar tus caminos por Cristo que desea que su pueblo esté verdaderamente unido.

1. Egocentrismo

Si te unes a una iglesia principalmente por lo que puedes obtener de otros, pronto estarás lleno de quejas por la «falta de amor» en la iglesia. Tus gruñidos se deben al fracaso de obtener de la iglesia lo que tú quieres. Como lo plantea Santiago: «¿de dónde vienen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No vienen de las pasiones que combaten en sus miembros? Ustedes codician y no tienen, por eso cometen homicidio. Son envidiosos y no pueden obtener, por eso combaten y hacen guerra [...]» (Stg 4:1-2). La iglesia es un lugar para amar a otros y ser amados, para dar y para recibir.

2. Impaciencia con otros 

Los cristianos vienen en diferentes formas y tamaños, por lo que la iglesia es muy parecida a la familia humana. Algunos son muy trabajadores, mientras que otros son perezosos. Algunos aprenden rápido, mientras que otros parecen no comprender nunca los conceptos más básicos de la vida. El proceso de santificación toma tiempo. Si fallas en darte cuenta de esto, comenzarás a impacientarte y a malhumorarte. Te quejarás por las personas con quienes se supone que debes mostrar paciencia. Es por eso que el apóstol Pablo dijo:  Yo, pues, prisionero del Señor, les ruego que ustedes vivan de una manera digna de la vocación con que han sido llamados. Que vivan con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose unos a otros en amor, esforzándose por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz (Ef 4:1-3).

3. Importación de peleas externas

A veces tu propia iglesia puede ser pacífica, pero las iglesias que están al otro lado de la ciudad o de otro país podrían estar enfrascadas en una disputa sobre un tema ajeno a ti. No obstante, porque estás conectado con lo que está pasando allí por medio de amigos o familiares, comienzas a promover una postura en tu iglesia que otros no ven necesaria. Esto se ha convertido en algo común, especialmente desde que llegó Internet. En el proceso, haces una tormenta en un vaso de agua y eres visto como un alborotador que grita: «¡el lobo! ¡El lobo!», cuando no hay lobo.

4. Asuntos no resueltos

Otra manera en que se producen peleas es cuando vives con temas no resueltos. Piensas que al cambiarte de iglesia o al excluir algunas personas de tu iglesia has cerrado ese capítulo de tu vida, pero no es así. Ese rencor se transforma en una raíz de amargura que provoca que seas tóxico. Montículos de tierra se transforman en montañas por tu opinión. Las personas a tu alrededor fallan en comprender tus reacciones exageradas a temas de la iglesia. La Biblia advierte: «busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Cuídense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de amargura, brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminados» (Heb 12:14-15). Esta raíz de amargura normalmente se debe a problemas no resueltos. Aprende a resolver los problemas en lugar de enterrarlos y dejarlos podrirse. Pueden ser perjudiciales si es que no son mortales.

5. Chisme y difamación 

Ten cuidado cuando cualquiera se te acerque y te diga: «¿escuchaste?». Nada hiere más a una iglesia que esto porque a menudo la persona que es sujeto de chisme o difamación es la última en enterarse de lo que se está diciendo. Para cuando se entere, el daño podría ser irreparable. Aquellos que se sienten heridos por eso puede que ya no confíen más en sus hermanos de la iglesia y tiendan a irse si los líderes de la iglesia no actúan para vindicarlos de los chismosos. Esto era lo que Pablo temía encontrar en Corinto cuando escribió: «porque temo que quizá cuando yo vaya, halle que no son lo que deseo, y yo sea hallado por ustedes que no soy lo que desean. Que quizá haya pleitos, celos, enojos, rivalidades, difamaciones, chismes, arrogancia, desórdenes» (2Co 12:20). ¡Evita el chisme como a las plagas!

6. Descontento con los líderes

El problema con el descontento hacia nuestros líderes es que tendemos a ser irrespetuosos con ellos. Esto se propaga fácilmente como la gangrena en la iglesia y podría llevar a la división porque esta actitud influencia a otros en la manera en que les responden a los líderes de la iglesia. ¿Recuerdas cómo en Números 12 Miriam y Aarón llegaron a estar descontentos con Moisés y comenzaron a despreciar su matrimonio? No pasó mucho tiempo antes de que cuestionaran su liderazgo y su rol profético. ¡Dios intervino para dominar la rebelión y casi le cuesta la vida a Miriam!

7. Pérdida de la centralidad del Evangelio 

A menudo este es un problema de liderazgo. Es bastante fácil para el pastor de una iglesia continuar andando en su caballito de batalla doctrinal hasta que la iglesia pierda su centralidad en el Evangelio. Mientras que podría haber un lugar para esto cuando las doctrinas cardinales están bajo ataque, a menudo esto involucra doctrinas que cautivan al pastor porque su personalidad es atraída a esas doctrinas. Una vez que el Evangelio sea sacado de su lugar central, otras cosas entran. Encontrarás a la iglesia fragmentada por estilos de adoración, diferencias étnicas y culturales e incluso asuntos generacionales. Asegúrate, como pastor de la iglesia, de que tu iglesia esté centrada en el Evangelio.

8. Fracaso en diferenciar la verdad principal de la secundaria

Esto está estrechamente relacionado con lo anterior. En este caso, es cuando los líderes fallan en ver que hay algunas verdades que son esenciales (verdades del Evangelio), mientras que hay otras que son verdades denominacionales (definiciones de cómo delineamos los límites de la iglesia), y otras que son creencias personales porque la Biblia no es clara respecto a ellas. Ven a cualquiera que se desvíe de sus creencias como un hereje y no quieren relacionarse en lo absoluto con esa persona. Esto es especialmente doloroso cuando la persona que está siendo marginada es miembro de la iglesia. Otro miembro de la iglesia está en desacuerdo con las medidas disciplinarias y tiende a dejar la iglesia con la persona que ha sido excomulgada.

9. Una iglesia doctrinalmente indefinida

A menudo, ser los más indefinidos doctrinalmente suena como la mejor manera de hacer crecer una iglesia. La suposición es que de esa manera llegarás a ser una iglesia para la comunidad. Crecerás más rápido porque cualquier cristiano se sentirá en casa. Esto sigue hasta que alguien que es firme respecto a la visión doctrinal con la que el liderazgo de la iglesia no está de acuerdo se une a la iglesia. ¿Cómo podrá ser corregida esa persona cuando la iglesia no tiene definida su postura respecto a las verdades más importantes de la Biblia? Para cuando esta persona sea expulsada de la iglesia, probablemente, se llevará a los ingenuos con él.

10. Falta de disciplina en la iglesia

El razonamiento detrás de la iglesia indefinida a menudo es el mismo que subyace a la falta de disciplina en la iglesia. El pensamiento es que si lidias con el pecado terco en la iglesia, enredarás las cosas y ahuyentarás a las personas. De este modo, algunos líderes de la iglesia intentan esconder la basura bajo la alfombra. No obstante, el pecado terco sólo crece y, en el proceso, atrae al juicio de Dios. De hecho, como el apóstol Pablo dijo: «porque es necesario que entre ustedes haya bandos, a fin de que se manifiesten entre ustedes los que son aprobados» (1Co 11:19). ¡A veces la disciplina puede resultar en una resta bendecida! Aun cuando te he dado diez maneras de fracturar una iglesia, hay muchas más. Esto es sólo una muestra. A menudo encontrarás que es una combinación de estas causas lo que finalmente conduce a la fragmentación. Para detener una posible división, necesitas hablar sobre la amenaza antes de que crezca la raíz de amargura. Lidia con ella rápidamente. Como el cáncer, debe tratarse apenas es descubierto porque cualquier demora sólo permite que el cáncer crezca. Como el apóstol Pablo le dijo a Tito: «al hombre que cause divisiones, después de la primera y segunda amonestación, recházalo, sabiendo que el tal es perverso y está pecando, habiéndose condenado a sí mismo» (Tit 3:10-11). Las divisiones son dolorosas. Son como un divorcio. Dejan trauma a su paso. Ocasionalmente, será una causa justa, pero a menudo la fragmentación es fruto del pecado que en su misma naturaleza es alborotadora. No seas la causa de semejante fractura.

Conrad Mbewe es autor de Unity: Striving Side by Side for the Gospel [Unidad: luchando lado a lado por el Evangelio].

Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de Crossway.