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Siete consejos para planificar una serie de sermones
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Siete consejos para planificar una serie de sermones


Este artículo es parte de la serie Siete consejos publicada en Crossway.
¿Por dónde comenzar? En la mayoría de las traducciones contemporáneas, la Biblia tiene cerca de mil páginas con un tamaño de texto relativamente pequeño: toda la revelación especial de Dios a su mundo y a su pueblo. Por lo tanto, los pastores del pueblo de Dios enfrentan una tarea un tanto amedrentadora, si es que no abrumadora. ¿Cómo abordar la enseñanza de toda la Palabra de Dios al pueblo de Dios? Vivimos en un mundo donde tenemos más acceso a la Palabra de Dios en la Escritura que cualquier otra generación previa a la nuestra; y sin embargo, el analfabetismo bíblico es excesivo. Por otra parte, muchas congregaciones a menudo solo han recibido la exposición de las cartas de Pablo, porciones selectas de los evangelios y una pizca relativamente pequeña del resto de la Escritura. Dios le dio la Escritura a su iglesia para que pudiera conocer su propósito en su Hijo —como se revela en todos esos escritos— y también para que fuera enseñada, reprendida, corregida y equipada para toda buena obra (2Ti 3:14-17). ¿Por dónde comenzamos los predicadores cuando nos enfrentamos a la tarea de exponer la Palabra completa de Dios al pueblo de Dios? ¿Cómo exponerlos a la mayor cantidad de Biblia que nos sea prácticamente posible? ¿Cómo avanzarán los pastores en el mundo de hoy a la luz de lo que es la dieta básica de muchas congregaciones? Sin duda, debemos reconocer que las dietas escasas no pueden evitar producir creyentes poco discipulados, debido a que estos no han escuchado todo el consejo de Dios. Los pastores que tengan la visión de guiar al pueblo que Dios les ha dado a la plenitud de Cristo, sin duda se enfocarán en cómo pueden exponerlos a la plenitud de la Escritura que testifica de Él (Jn 5:39-40). Reconocemos que estas declaraciones directas y fuertes podrían fácilmente abrumar al pastor bien intencionado. Sin embargo, creemos que este no es un objetivo imposible ni inalcanzable cuando consideramos la vida del ministerio expositivo. Incluso si ya llevas un largo recorrido en la vida del ministerio, la tarea sigue siendo noble y vale la pena perseguirla en el tiempo restante que el Señor te ha dado. Por tanto, sugerimos siete consejos que ayudarán a los pastores para poner en marcha este objetivo.
1. Planifica tu predicación
El primer paso es planificar proactivamente tu programa de predicación con meses, si es que no años, de anticipación. Esta es realmente la única manera en que puedes abordar la Biblia completa con equilibrio y trazar un programa que incluya incluso los libros más largos y menos conocidos. Del Antiguo Testamento, querrás incluir sermones sobre libros del Pentateuco, historias del Antiguo Testamento, los profetas mayores y menores, la literatura sapiencial y la gama completa de literatura del Antiguo Testamento. En el Nuevo Testamento, podrías planificar series de sermones de los evangelios, de los Hechos de los apóstoles, de las epístolas (¡no solo las cartas de Pablo!) y de Apocalipsis. Evita volver a predicar pasajes favoritos de la Escritura muchas veces a costa de nunca planificar predicar pasajes menos conocidos. Dios estimó apropiado dar la Biblia completa para el bien de su pueblo. ¿Quiénes somos nosotros para decidir que solo necesitamos enfocarnos en ciertas partes de ella y desatender otras? Dicho esto, es inevitable que las realidades complejas de la vida semanal de la iglesia puedan significar que tengas que cambiar tu plan de vez en cuando. Esto está bien y es realista. No obstante, es muchísimo mejor realizar un cambio tardío a un plan bien pensado que no tener plan en lo absoluto y solo tropezar sin pensarlo previamente.
2. ¡Planifica tu planificación!
Debido a que este nivel de planificación va a requerir mucho tiempo y atención enfocada, realmente vale la pena planificar el tiempo para planificar. Más aún, este nivel de planificación no es algo que tú puedas hacer apresuradamente en una hora extra cuando fortuitamente se cancela una reunión. Al contrario, aparta días significativos y enfocados cada año para preparar los calendarios de la iglesia, los apuntes de predicaciones y cosas por el estilo. Luego, concentra tu atención en agendar sermones y series de sermones. Quizás, incluso, toma un breve tiempo de la rutina regular y trátalo como un ejercicio de planificación macro en el que trazas el curso completo de la vida de la iglesia para la próxima temporada. Si compartes el peso de la predicación con más personas, tal vez puedes invitarlos a apartarse contigo. La buena planificación toma un buen tiempo y un buen tiempo necesita una buena planificación.
3. Predica series expositivas
Estamos convencidos de que si no planificas nada más, debes comprometerte con la predicación expositiva que aborda libros completos de la Biblia. ¿Por qué? Primero y ante todo, porque esto honra la forma en la cual Dios entregó la Biblia a su pueblo. No es un accidente que la Escritura estuviera compuesta de elementos como largas narrativas, obras proféticas, poesía, proverbios y cartas, en lugar de doctrinas sistemáticamente formuladas o temas de interés. Es así porque así es como Dios quería que la tuviéramos, y haríamos bien en honrar y reflejar eso a medida que la transmitimos al pueblo de Dios. En segundo lugar, no podemos preservar todo el contenido de la Biblia si hacemos caso omiso a su forma. Por ejemplo, realmente no comprenderíamos ni entregaríamos todo lo que Dios tiene para nosotros en Mateo 22:23-33 si sacamos ese texto de su lugar dentro del flujo y la estructura del Evangelio de Mateo. Pensar que podemos hacer esto es semejante a pensar que podemos explicar la importancia de un jonrón en la parte baja de la novena entrada sin el conocimiento del marcador al comienzo de las entradas o de la importancia de este juego en particular para toda la temporada o de la liga en la que el equipo está jugando. Siempre entendemos que un jonrón es bueno, pero la plenitud de su significado se pierde cuando se saca de su contexto. La tercera razón es mucho más práctica. Encontraremos que es muchísimo más fácil predicar una serie que elaborar un nuevo sermón independiente cada semana. Cuando predicamos series expositivas, economizamos bastante de nuestro tiempo de preparación porque el estudio de un libro de la Biblia puede servirnos para muchas, muchas semanas de predicación. También descubriremos que ya no es necesario meter a la fuerza en cada sermón el contexto o trasfondo del pasaje. En una serie, esto se puede esparcir en muchos sermones o podríamos comenzar una serie entregando esta información directamente en un sermón introductorio. Lo más beneficioso de todo es que no necesitamos inventar temas o asuntos que nosotros pensamos que atraerán a nuestras congregaciones. Al contrario, simplemente podemos confiar que los textos que Dios nos ha dado tienen lo suficiente en sí mismos para hablarles profundamente a nuestras mentes, corazones y voluntades.
4. Piensa bien tus series
La planificación a largo plazo de series tiene algunos beneficios enormes. Si estás planificando a largo plazo, entonces date suficiente tiempo para pensar bien los siguientes sermones y series de sermones. Esto significa que puedes reunir mucha información, ideas e ilustraciones en el tiempo en lugar de hacerlo en un apuro desenfrenado. No solo esto, sino que también puedes darle vueltas a los sermones en tu mente muchas veces antes de que los prediques. Esa planificación le dará a tu subconsciente mucho tiempo para meditar y reflexionar en los aspectos más sustanciosos o problemáticos del texto. Los beneficios cumulativos pueden ser bastantes significativos. Como una buena comida cocinada a fuego lento, los sabores del libro tendrán mucho más tiempo para infundirse, combinarse y mezclarse para el predicador en maneras ricas y gratificantes. Esto te emocionará y, sucesivamente, entusiasmará y emocionará a quienes escuchen.
5. Prepárate tanto para aprender como para enseñar
Si escogemos predicar partes de la Biblia que no hemos predicado en el pasado y que no conocemos tan bien como otras partes de la misma, debemos estar listos para que Dios nos hable de nuevas formas (y no solo a nuestras congregaciones). Por supuesto, esta debe ser una perspectiva increíblemente emocionante: escuchar nuevas cosas de Dios es recibir más de su maravillosa gracia. Sin embargo, también puede ser algo abrumador. Esto se debe a que, por mucho que nos esforcemos por ser abiertos, honestos y humildes ante el Señor, si no nos hemos estado empapando habitualmente de toda la Biblia, podríamos inadvertidamente habérnosla arreglado para abrirnos camino a un lugar cómodo ante Él (quizás un poco demasiado cómodo). Por lo tanto, así como esperamos y oramos para que Dios use la predicación de su Palabra para alcanzar y desafiar a nuestras congregaciones en su fidelidad, nosotros también necesitamos estar listos y abiertos para ser alcanzados y desafiados nuevamente.
6. Pastorea a tu congregación con tu predicación
A medida que predicas más y más la Biblia, necesitas estar preparado para llevar diferentes mensajes de Dios directo a las vidas y a las voluntades de tu congregación. No solo te estás embarcando en un programa de enseñanza y educación a largo plazo (aunque esa es solo una parte clave de lo que estás haciendo). También estás sirviendo como un canal para que el Señor atraiga los corazones de su pueblo de maneras nuevas y más completas. Esto requerirá que tú estés sano espiritual, emocional y mentalmente, y que también estés preparado para aplicar el texto proactivamente a tu congregación y para cuidar reactivamente a aquellos que están procesando los diferentes mensajes que les traes. Esto podría significar que vas a necesitar mantener tus buenos patrones de trabajo y descanso, y que tomes tiempo para ser refrescado y afinado regularmente en tus capacidades pastorales.
7. ¡Ora!
Probablemente, hay muchas cosas que son obvias, pero que deben decirse: la oración es una de ellas. Ora a medida que planificas. Ora mientras preparas. Ora a medida que te preparas para predicar y pastorear desde el púlpito a las personas que Dios te ha dado para que las cuides. Ora para que Dios te use como un canal efectivo para llevar más de su Palabra que da vida a su pueblo para su gloria.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de Crossway.

Tim Patrick y Andrew Reid son los autores de The Whole Counsel of God: Why and How to Preach the Entire Bible [El consejo completo de Dios: por qué y cómo predicar la Biblia completa].