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Alan Patrick actualmente sirve como residente pastoral en Park Baptist Church en Rock Hill, SC.
Cuatro cosas que debes recordar cuando hables de tu iglesia
Cuatro cosas que debes recordar cuando hables de tu iglesia
Las ovejas muerden.
Esa es una desafortunada lección que aprendí como subpastor. Cuando los pastores desean guiar a su congregación a pastos más verdes, a veces las ovejas se defienden.
Las ovejas también se descarrían.
Cuando los pastores desean ver a su congregación crecer en santidad, a veces las ovejas aparentemente se desvían en una dirección contraria.
Estas tendencias desaniman, si es que no hieren, a muchos pastores y son tema de mucha conversación. Nunca falta que cuando estoy en un evento para pastores, durante las conversaciones paralelas o en las sesiones de grupos pequeños, los hermanos comienzan a hablar de ovejas que muerden o se descarrían.
A veces, la conversación se mantiene inocente, pero en otras ocasiones, se torna en una queja sarcástica.
Estas cosas no deberían ser así (Stg 3:1-12).
La Escritura enumera a los chismosos y a los calumniadores como el tipo de persona que Dios ha entregado a una mente depravada (Ro 1:28-30), aquellos que están «hablando cosas que no son dignas» (1Ti 5:13). Todas las ovejas de Cristo deben quitarse esta parte de su vieja naturaleza; en especial, los pastores que están en el cargo para ser imitados (Heb 13:7; 1P 5:3).
Pero refrenar la lengua es difícil cuando las ovejas te desaniman. ¿Cómo pueden los pastores luchar para desechar el chisme y revestirse de Cristo, aun cuando las ovejas de Cristo provocan que se pregunten: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con ustedes y he de soportarlos?» (Lc 9:41).