La primera mentira
Desde que la serpiente abrió su boca por primera vez en el jardín, ha estado tratando de convencernos de que Dios no es suficiente para nosotras: «se lo están perdiendo; Dios los está reteniendo» (Gn 3:1-6). Y desde entonces, la tentación de buscar satisfacción en la creación de Dios en lugar de en Dios mismo es una lucha común y diaria, que se manifiesta en un sinnúmero de maneras. Dios habla de esto cuando se dirige a los israelitas en Jeremías 2:12-13:
«Espántense, oh cielos, por esto, y tiemblen, queden en extremo desolados», declara el Señor. «Porque dos males ha hecho mi pueblo: me han abandonado a mí, fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas que no retienen el agua».
Cualquier cosa que busquemos para satisfacernos que no sea Dios es un ídolo. Una cisterna agujereada y rota. Para Dios, es terrible y doloroso que lo abandonemos por algo menor.
Las formas más sutiles de idolatría ocurren cuando ponemos cosas por sobre Dios. El matrimonio es algo bueno, pero cuando lo necesitamos más que a Dios, es un ídolo. Los hijos son algo bueno, pero cuando los necesitamos más que a Dios, son ídolos. Las amigas son algo bueno, pero cuando las necesitamos más que a Dios, son ídolos.
Todo lo que necesitamos es a Dios
Por favor, escúchenme, Dios nos creó para estar en comunidad. Necesitamos desesperadamente amigas saludables, íntimas y piadosas. Sin duda no es bueno que el hombre esté solo (Gn 2:18). Sin embargo, cuando cualquier cosa buena, aun si es necesaria, es elevada por sobre Dios o incluso al mismo nivel que Él, es idolatría:
Él te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el maná que tú no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no solo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca del Señor (Deuteronomio 8:3).
Por supuesto, necesitamos comida, pero no más de lo que necesitamos a Dios. Dios nos creó para necesitar comida y agua a fin de apuntarnos a Él, el Pan de vida y la Fuente de aguas vivas (Jn 6:35; Jer 2:13).
Ustedes examinan las Escrituras porque piensan tener en ellas la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio de mí! Pero ustedes no quieren venir a mí para que tengan esa vida (Juan 5:39-40).
Necesitamos desesperadamente la Palabra de Dios; es la primera forma en que Dios se revela a sí mismo. Sin embargo, no necesitamos la Biblia más de lo que necesitamos a Dios mismo. Dios nos dio su Palabra escrita, la Biblia, para apuntarnos a Él: el verbo hecho carne (Jn 1:14).
Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre (Salmo 118:8).
No confíen ustedes en príncipes, ni en hijo de hombre en quien no hay salvación […] Bienaventurado aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en el Señor su Dios (Salmo 146:3, 5).
¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Fuera de ti, nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón pueden desfallecer, pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre (Salmo 73:25-26).
Sí, necesitamos estar en comunidad con otras personas, pero nunca más que con Dios mismo. Dios nos creó para estar en comunidad a fin de apuntarnos a Él: la comunitaria Trinidad tres en uno.
La idolatría es permitir que cualquier cosa, incluso cosas buenas y necesarias, se vuelvan más importantes para nosotros que Dios mismo. Por tanto, cuando las personas, incluso las buenas amigas cristianas, llegan a ser más importantes para nosotras que Dios, ahí comienza la pendiente resbaladiza hacia la idolatría y sus consecuencias.
A medida que hablamos de los peligros y los factores que contribuyen a la idolatría en las amistades, espero que le pidas honestamente a Dios en oración que te revele a cualquier amiga en quien hayas puesto más esperanza que en Dios mismo.
Adoración en el lugar equivocado
La idolatría es una adoración fuera de lugar y no es nada nuevo. De hecho, Pablo, en Romanos 1, remonta todo pecado a una adoración puesta en el lugar equivocado. Estas son algunas afirmaciones sobre la pecaminosidad del ser humano en el primer capítulo de Romanos:
Pues aunque conocían a Dios, no lo honraron como a Dios ni le dieron gracias […] (1:21).
Cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible […] (1:23).
Porque ellos cambiaron la verdad de Dios por la mentira y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador […] (1:25).
La raíz de todo pecado es sacar a Dios de su legítimo lugar, reemplazando su gloria por la de una cosa creada y adorando a esa criatura. Gloria literalmente significa peso. Glorificar algo es darle peso e importancia a eso. Por tanto, reemplazar la gloria de Dios por la gloria de algo creado significa dar más peso e importancia a esa cosa que a Dios. Cuando le damos a las personas (cosas creadas) más peso e importancia que a Dios, estamos adorando a la criatura. Los resultados de adorar a la criatura en Romanos 1 no son bonitos:
[…] Se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido (1:21).Profesando ser sabios, se volvieron necios (1:22).
Por lo cual Dios los entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus cuerpos (1:24).
Por esta razón Dios los entregó a pasiones degradantes; porque sus mujeres cambiaron la función natural por la que es contra la naturaleza. De la misma manera también los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lujuria unos con otros […] (1:26-27).
Cuando le damos más gloria a una persona que a Dios mismo, invitamos a nuestra vida a las «pasiones degradantes»; a «la lujuria de sus corazones»; a «la impureza»; a la necedad y a «una mente depravada». En otras palabras, la adoración a la creación invita a nuestras vidas a la perversión. La perversión es simplemente la distorsión de algo de su propósito original. Miremos cómo esto se lleva a cabo en una amistad.
La adoración a lo creado entra en una amistad cuando le damos más peso y valor a una amiga que a Dios. Con el tiempo, esto puede producir mucha necesidad: necesidad de estar con tu amiga para estar bien; necesidad de conversar con ella para sentir paz; necesidad de su presencia más que la de Dios.
Adorar a una amiga a largo plazo puede llevar a dependencias adictivas; a apegos profundamente enraizados en amigos; a la desesperación debilitante cuando algo interfiere en la amistad (amigas que se mudan o comienzan un noviazgo); y a demasiado afecto físico. Todas estas son perversiones del propósito original de Dios para la amistad y la comunidad.
No hay zonas seguras
La mayoría de los cristianos asume que la amistad nunca puede ser pecaminosa, en especial, las amistades entre personas del mismo sexo. Esta es la razón por la que algunos caminan ciegamente hacia la idolatría: tienen una falsa sensación de seguridad.
Piensa en este ejemplo: dos soldados están a punto de cruzar un campo minado. A uno se le dice: «¡ten cuidado! Hay minas terrestres alrededor, ¡así que mira bien donde pisas!». Al otro se le dice: «esta es una zona segura, ¡no hay peligro aquí!». ¿Qué soldado está en mayor peligro? Por supuesto que el segundo. Al crear una falsa sensación de seguridad donde hay un peligro potencial, este soldado podría caminar a ciegas hacia una mina.
En esta tierra, estamos en guerra con Satanás, el pecado y nuestra carne, y el pecado puede infiltrarse cautelosamente en cualquier área de nuestras vidas. Por lo tanto, cuando las amistades se tratan como «zonas seguras», en realidad son más peligrosas. Por esta razón, algunas de mis amigas cayeron en la esclavitud del pecado antes de que fuera incluso reconocible para ellas.
Aun si vemos el potencial de idolatrar a un amigo, es fácil concluir que las amigas son verdaderas zonas seguras o inmunes al pecado. Sin embargo, la idolatría no hace distinción de género. Cualquier cosa que tome el lugar de Dios en tu corazón es un ídolo, incluso tu amiga más cercana. Una mejor amiga puede convertirse en un dios, un salvador funcional que te rescata de todas las dificultades de la vida y muy pocas lo llamarán pecado. Es por esto que la idolatría en las amistades es peligrosamente engañosa: necesitar a tu amiga más que a Dios se ha convertido en algo culturalmente aceptable.
Solo existe una zona segura: Dios mismo es nuestro único refugio.
En la tercera parte, discutiremos cómo se ve la idolatría en una amistad, qué síntomas produce y qué cosas nos hacen susceptibles a ella.