Siempre me sorprende cuán rápido una idea puede ir de presentación a expectativa, de una mera pregunta a un estándar aceptado. Y, una vez que una idea se vuelve dominante en esa forma, es difícil volver a verla y evaluarla.
Una de estas es la idea de que las iglesias deberían transmitir en vivo sus servicios de adoración. Lo que era extraño en los días previos a la pandemia se transformó en algo casi universal durante ella, puesto que las circunstancias demostraron ser un tipo de acelerante tecnológico. No obstante, con esos días ya muy lejos de nosotros, la transmisión continúa. No conozco los porcentajes, pero diría que es más probable que una iglesia use la transmisión a que no la use. Se ha convertido en algo casi intuitivo para las iglesias tener que transmitir sus servicios dominicales. El ministerio audiovisual ha tomado su lugar aparte del ministerio de niños, de mujeres, de hombres y de todos los otros ministerios que una iglesia espera tener.
Estoy seguro de que tuvo sentido que las iglesias cambiaran rápidamente a la transmisión en vivo en esos primeros días de incertidumbre. Tuvo sentido para las iglesias seguir transmitiendo durante el tiempo que reunirse era difícil o estaba prohibido y quizás también durante los días cuando las personas se sentían asustadas de estar en grandes multitudes o de estar en público con un simple resfriado. Estoy seguro de que las iglesias fueron sabias en adaptarse.
Pero pocas iglesias consideraron el plan de salida y si es que la transmisión debía ser temporal o permanente. Pocas consideraron cuándo y si es que lo daban de baja. Han pasado varios años y en la mayoría de los casos, se quedó. ¿Por qué? La justificación más común es que resultó valioso para personas recluidas y para aquellos que legítimamente no podían asistir el domingo en la mañana. Una vez que los confinados en casa se habían acostumbrado a tener acceso a la transmisión, parecía cruel cortarla. Asimismo fue útil para ayudar a los posibles asistentes a tener una idea de cómo la iglesia funciona y adora: un sentido que era superior a simplemente leer las palabras en una página web. Y entonces, por supuesto, fue reconfortante ver a personas desconocidas y anónimas conectándose desde los alrededores de la ciudad y más allá. Por estas razones y otras la transmisión se quedó.
No obstante, lo que la mayoría de las iglesias fallaron en hacer fue sopesar cuidadosamente los pros y contras, algo que siempre es un ejercicio sabio cuando agregamos nueva tecnología a cualquier parte de la vida personal, de la vida familiar o de la vida eclesial. Como siempre, los beneficios tienden a ser más rápidos y más fáciles de identificar que los inconvenientes. Los beneficios son exactamente los que expuse antes. Pero ¿qué pasa con los inconvenientes?
Lo más obvio, este tipo de ministerios consume recursos que a menudo son escasos: hay costos en tiempo, dinero, mantenimiento y mano de obra.
De mayor preocupación está la manera en que la transmisión podría cambiar la naturaleza misma de la reunión comunitaria, el significado mismo de lo que es estar «juntos», al extenderlo a aquellos que no están físicamente presentes. Es una batalla continua en un mundo digital y por mucho tiempo hemos afirmado que las iglesias están derribando esta tendencia al seguir siendo un lugar donde las personas aún se juntan físicamente. No obstante, una transmisión cambia y complica esta dinámica al mismo tiempo.
Y luego está la manera en que la predicación podría cambiar cuando una transmisión está presente. Cuando el predicador sabe que sus palabras no saldrán más allá del salón, él dirige sus palabras a su congregación, a su rebaño. Esto le da la libertad de abordar sus preocupaciones y sus necesidades. Pero cuando le predica a un grupo anónimo fuera del salón, ahora le predica a extraños. En cualquier grado que le predique a su audiencia en pantalla, será tentado a actuar en lugar de predicar.
Por último, existe la preocupación de que la transmisión podría posibilitar la desobediencia. Muchas iglesias transmiten sus servicios como un medio de servir a personas que no tienen otra iglesia a la cual asistir. Esto suena noble. No obstante, ¿acaso no crees que sea probable que la transmisión también (o quizás incluso principalmente) esté facilitando que las personas que sí pueden asistir a una iglesia cerca de su casa prefieran la predicación o la adoración de una iglesia que ven por la pantalla? Se siente satisfactorio cuando reunimos las estadísticas de personas que están mirando de localidades lejanas, pero ¿cómo saber si esas personas no están usando nuestra transmisión para fomentar su propia desobediencia? En la mayoría de las circunstancias, ¿no sería ideal que hubiera cero personas mirando nuestras transmisiones en vivo porque están todos en sus propias iglesias?
(Dicho esto, a menudo me ha parecido irónico que algunos de los pastores que son más firmes respecto a que ver los servicios en línea nunca deben desplazar o reemplazar asistir a los servicios locales son los mismos que transmiten sus servicios cada domingo por la mañana. Y a menudo tienen los presupuestos y el personal para crear transmisiones que son de la más alta calidad. El mensaje me parece un poco confuso. Quizás estos hombres influyentes podrían modelar algo positivo a todos al cortar sus transmisiones en vivo y al exhortar a las personas a encontrar una iglesia en su propio contexto).
Por lo tanto, esta es mi sugerencia: el liderazgo de cada iglesia debe ser sabio en tomar tiempo para considerar cuidadosamente el pasado, el presente y el futuro de su transmisión en vivo. Pueden considerar lo que sea verdaderamente servicial para su propia iglesia local y si es que está sirviendo verdaderamente a la iglesia más amplia. Para ese fin, comparto algunas preguntas que podrían querer hacerse:
- ¿Cuándo y por qué comenzaron a transmitir en vivo? ¿Cuál fue la razón por la que comenzaron hacerlo y cómo evalúan actualmente su éxito?
- ¿Cuál es su justificación bíblica para una transmisión en vivo? ¿Cuáles son los principios bíblicos que la apoyan o la contradicen?
- ¿Cómo la transmisión en vivo está impactando a su iglesia local y cómo está impactando a la iglesia más amplia? ¿Cuán seguros están de que la transmisión no esté facilitando la desobediencia en cristianos que deben estar asistiendo a su iglesia local?
- Si el escenario ideal es que cero personas vean la transmisión en vivo (porque están todos en tu iglesia o en otra buena iglesia), ¿cómo pueden ayudar a que eso ocurra?
Como ancianos de Grace Fellowship Church, evaluamos nuestra transmisión en vivo regularmente. Por el momento, continuamos ofreciéndola como una ayuda para aquellos que legítimamente no pueden asistir a la iglesia debido a la enfermedad. Sin embargo, para asegurar que se usa sólo con ese propósito, le ponemos contraseña. Cualquiera que quiera verlo simplemente necesita enviarle un correo a nuestro equipo de sonido para poder recibir la contraseña. Probablemente, no es una gran solución, pero es una que hemos establecido por el momento.
Mi esperanza es que cada iglesia evalúe su propia transmisión en vivo a fin de considerar cómo promueve la misión de esa iglesia local y la misión de la iglesia más amplia de Dios. Que todos pensemos cuidadosamente, oremos fervientemente y seamos fieles a lo que Dios nos ha llamado a hacer.