En su libro Losing Our Virtue [Perdiendo nuestra virtud] publicado en 1998, David Wells comenta que las teologías sistemáticas son escritas más comúnmente para la academia que para la iglesia. Para hacer lo último, él dice: «requerirá que la teología entienda la vida de la iglesia así como la manera en que funciona la vida en el mundo postmoderno y no simplemente que se oriente a sí misma a las preocupaciones del gremio académico»[1] (10).
La misma observación se puede hacer en referencia a las teologías bíblicas. Con solo un par de excepciones (Strom, Roberts, Lawrence), mucha de la teología bíblica reciente ha sido impulsada por preguntas de eruditos que tienen que ver secundariamente, si acaso, con la vida de la iglesia. Aunque D. A. Carson no dice explícitamente que él escribió El Dios que está presente para ayudar a cubrir esta laguna, felizmente el libro lo hace.
Una visión general canónica de los principales temas de la Biblia
En lo que fue originalmente una serie de prédicas dadas por dos fines de semana en Minneapolis/St. Paul (disponible en www.thegospelcoalition.org, [solo en inglés]), Carson cubre catorce temas teológico-bíblicos en un orden más o menos canónico.
Los primeros cuatro capítulos se enfocan en temas importantes que se levantan del Pentateuco, necesarios para leer el resto de la narrativa bíblica. El capítulo cinco cubre el material Davídico desde 2 Samuel 7 y el capítulo seis da una visión general del corpus poético.
Después de un breve panorama de la literatura profética, los ocho capítulos restantes abordan importantes doctrinas del Nuevo Testamento como la encarnación, la muerte y resurrección de Cristo, la justificación, la regeneración y el escatón.
Al final del capítulo 7, se encuentra una acertada ilustración de lo que Carson está intentando lograr con su trabajo. Él describe a un amigo musulmán que llegó a un entendimiento incisivo de Juan la primera vez que leyó el Nuevo Testamento porque él ya tenía una base de ideas que el escritor del Evangelio presupone. Carson escribe: «él era musulmán. Él entendió a un Dios que tiene leyes, que tiene estándares, que trae terror, que se sienta en juicio sobre una persona, un Dios que es soberano, santo y poderoso. Él entendió todo eso»[2]. Dado que él ya creía en estas cosas, el Evangelio tuvo sentido para él. La mayoría de Occidente, sin embargo, no tiene este entendimiento previo. Por lo tanto, Carson expone metódicamente estos temas (y otros) que son necesarios para comprender el Evangelio.
Aunque el tratamiento de Carson del Antiguo Testamento es desproporcionadamente breve, se entiende por qué. No todo puede entrar en un libro de 200 páginas; se tuvieron que tomar decisiones de limitación de contenido. Alguien podría desear ver más sobre el diluvio (donde vemos que Dios sí eliminó a los rebeldes, contrario al título del capítulo dos), el evento del éxodo y de la Pascua (Carson va directamente de la zarza ardiente a los Diez Mandamiento), la teología del templo (el capítulo sobre 2 Samuel 7 habría sido un buen lugar para discutir al menos el rol del hijo de David en su construcción) o la predicación de los profetas (a los que Carson solo dedica 6 páginas y media).
Sin embargo, dado que el libro está escrito para una audiencia que no está completamente familiarizada con el contenido de la Biblia, uno puede ver por qué Carson quiere llegar rápidamente a Jesucristo, de cuya persona y obra testifica todo el Antiguo Testamento. De hecho, Carson demuestra bien esta inclinación teleológica del Antiguo Testamento, y muestra cómo ver el Evangelio en él. Cuando lidia directamente con la persona y obra del Señor, Carson hace un uso rico del fundamento hermenéutico que el Antiguo Testamento provee para leer el Nuevo Testamento (incluso si no se discute cada característica del Antiguo Testamento).
Bueno para pastores
Mientras que el libro fue diseñado claramente para servir como una introducción a la narrativa de la Biblia, no es demasiado correctivo para servir a pastores experimentados.
En primer lugar, las ilustraciones de Carson son conmovedoras y relevantes, reflejando una consciencia de tendencias culturales antiguas y no meramente de la última historia fútbolera. Además, examinar con detenimiento el comienzo y el final de cada capítulo, así como las notas al final del libro, entregará a los pastores referencias útiles para conectar la enseñanza bíblica con las ideas a las que sus congregaciones están comúnmente expuestas. Específicamente, yo apuntaría a los pastores a los capítulos sobre la creación («El Dios que lo hizo todo») y sobre la iglesia («El Dios que reúne y transforma a su pueblo»). Aparte de una aversión postmoderna a las declaraciones de la verdad y un miedo al compromiso, creo que las objeciones más comunes al Evangelio entre las personas hoy son «¿Acaso la ciencia no ha probado la inexistencia de Dios?» y «¡la religión es violenta!», Carson aborda hábilmente tales ocurrencias.
Nos ayuda a ver el bosque, no solo los árboles
En segundo lugar, el libro es muy apropiado para que los pastores lo difundan a (i) creyentes que quizás pierdan el bosque por los árboles en su lectura bíblica, a (ii) quienes no conocen en absoluto el contenido de la Biblia, a (iii) creyentes inmaduros y a (iv) incluso no creyentes. Carson evita todo tipo de terminología técnica y en su lugar usa definiciones y descripciones para las nuevas ideas. Además, muestra cómo todos los temas bíblicos convergen en la persona y obra de Cristo.
Carson no opta por trucos o paradigmas forzados en los que puede encajar al Evangelio. Al contrario, él expone directamente la historia de la Biblia sin ninguna parafernalia. Con cada página, los lectores saben que están recibiendo una exposición del contenido de la Biblia, no un mito terapéutico adecuado reelaborado para el último espíritu de la era. En lugar de ello, Carson se enfrenta a muchos de los últimos espíritus de la era.
No puedo imaginar a un pastor cristiano que no quiera que su congregación se familiarice con la historia completa de la Biblia que Carson hace accesible aquí. Por lo tanto, recomiendo con confianza este libro a cualquier pastor, especialmente con el propósito de compartirlo con los miembros de la iglesia. También está disponible una guía de estudios para grupos.
Esta es una teología bíblica que «entiende la vida de la iglesia así como también la manera en que funciona la vida en el mundo postmoderno». Pocos pueden conectar ambas cosas así.
El Dios que está presente: encuentra tu lugar en la historia de Dios. D.A. Carson. Poiema Publicaciones, 160 páginas.
Esta reseña fue publicada originalmente en 9Marks.
[1] Traducción propia.
[2] Traducción propia.