Este artículo es parte de la serie Diez cosas que debes saber publicada originalmente en Crossway.
1. La infertilidad es una experiencia común
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, aproximadamente entre un 7 y 10 % de las parejas experimenta algún tipo de infertilidad, una cifra muy considerable. Para hacer la cifra un poco más concreta, si a tu iglesia asisten unas 200 familias un domingo por la mañana, es muy probable que unas 20 de ellas hayan vivido la infertilidad.
A pesar de que muchos sienten lo contrario, las parejas infértiles no están solas. Muchos han vivido esto, y para algunos es una realidad continua y permanente. Es importante que las parejas estén conscientes de que no están solas en esto y que las iglesias también reconozcan cuántas parejas han estado, o están, luchando con la infertilidad.
2. Dios tiene una misión para las parejas sin hijos
Dios tiene una misión especial para las parejas que no pueden concebir. Él les ha dado una manera diferente de ser familia. Esto no es en lo absoluto una forma inferior de ser familia. No creas esa mentira. No tener hijos puede ser fastidioso y doloroso, pero es parte del propósito de Dios para ustedes como pareja, ya sea de manera temporal o prolongada. Él quiere que ustedes sean testigos de las buenas noticias en Jesucristo.
3. Las razones de Dios para no darles hijos a las parejas siguen siendo un misterio
La Escritura nos dice que los caminos de Dios son indescifrables. Sus caminos no son los nuestros. El motivo por el que no da hijos le concierne a Él. Oramos, buscamos el favor de Dios, su vitalidad y nos ponemos a su merced. Incluso la ciencia médica no puede explicar completamente por qué algunas parejas no pueden concebir. La instrumentación y screenings más sofisticados en la historia de la humanidad están limitados en lo que pueden decirnos sobre todos los porqué y los porqué no de la concepción.
4. Las narrativas de infertilidad en la Escritura no son promesas implícitas de hijos, sino evidencias del compromiso de Dios con su pacto y con el cuidado de sus hijos
Es importante no leer las narrativas de infertilidad en la Escritura como promesas divinas de hijos. Las narrativas son profundamente edificantes e instructivas, pero no pueden citarse ni reclamarse. Aprendemos sobre la preocupación de Dios por la especie humana y por el legado de las generaciones. Aprendemos de la incesante fidelidad de Dios a su pacto, a su pueblo escogido. Sin embargo, no encontramos promesas individuales. Y en cualquier caso, como miembros del nuevo pacto, incluso los propósitos de procreación son reinterpretados. El pacto ya no depende de tener hijos.
5. La crianza —incluso el deseo de ser padre— está sujeto a Jesucristo y a su misión
Los discípulos de Jesucristo primero son eso: discípulos, y luego asumen una gama de otras identidades asociadas. De hecho, un discípulo es la manera en que debemos asumir esos roles. Esto aplica a parejas con o sin hijos. El deseo de ser padre —y la acción de criar— está sujeto a Jesús y a su misión. Debemos arrepentirnos de las condiciones o estipulaciones que ponemos sobre cómo o cuándo somos discípulos de Cristo.
6. Como miembros del cuerpo de Cristo somos parte de la familia de Dios
Ningún cristiano está sin familia. Una de las formas principales en las que el apóstol Pablo describe a la iglesia es como una familia. Los seguidores de Jesucristo no están solos. Ellos viven con otros. Incluso aquellos sin familia biológica o hijos son una parte integral de la familia de Dios.
7. La infertilidad nos recuerda que no tenemos el control
Las personas modernas como nosotros tendemos a pensar que podemos controlar o cancelar las contingencias de vida. Mucho de la naturaleza ha sido domesticada, por lo que muchos desafíos existenciales han sido vencidos y, sin embargo, hay tanto en nuestra vida común y corriente que está verdaderamente fuera de nuestro control. La infertilidad es un recordatorio de que no estamos en control. Tomamos las medidas que nos dan y esperamos resultados positivos. Ninguna cantidad de esfuerzo puro o poder de voluntad puede hacer que exista un hijo. Esperamos, confiamos y oramos, mirando a Dios para que dé vida.
8. Los mitos de la concepción son sólo eso: mitos
Las parejas infértiles reciben todo tipo de consejos para concebir y no todos son sabios. El consejo popular varía desde «deja de intentarlo tanto» a «adopta y seguro concebirás». Muchos de estos consejeros tienen buenas intenciones, pero el consejo es en general engañoso. No hay fórmula mágica para concebir.
9. Sólo porque las tecnologías reproductivas asistidas (TRA) estén disponibles no quiere decir que deban utilizarse
A veces nos inclinamos a pensar que porque una forma de tratamiento está disponible debemos recurrir a ella. Eso no es necesariamente cierto. Las formas de tecnología reproductiva asistida recomendadas a muchas parejas infértiles no son una forma de tratamiento como la quimioterapia lo es para el cáncer o la cirugía ortóptica para una rodilla rota. Las tecnologías reproductivas asistidas como la FIV son formas opcionales de tratamiento. La infertilidad no es una enfermedad ni un trauma. Algunos tratamientos servirán como remedio, pero otros no. No obstante, su simple disponibilidad no basta para justificar su uso.
10. La fecundación in vitro (FIV) conlleva profundas complicaciones morales
La FIV no es moralmente neutra. Tiene un trasfondo de investigación y desarrollo. Tiene un proceso que merece una evaluación moral seria y cuidadosa. El uso de la FIV implica la aceptación de riesgos morales definidos. La crianza puede venir de otras formas, como la adopción, que no involucra peligros morales.