Llegamos al capítulo 5 que habla sobre la disciplina de la iglesia en mi serie expositiva de 1 Corintios. Es un pasaje duro para una iglesia joven en Irak; una iglesia con cero historia de práctica de la disciplina de la iglesia a pesar de las numerosas oportunidades apropiadas.
Sentí aprensión por cómo la congregación recepcionaría el sermón.
Luego, como para complicar más las cosas, un par de minutos después de haber comenzado el sermón, se cortó la electricidad (un hecho frecuente en Irak). Alcé mi voz para sobreponer la pérdida del micrófono y un anciano me facilitó la linterna de su teléfono móvil para que pudiera ver mis notas; sin embargo, estaba hablándole a una oscuridad abismal.
«El generador de apoyo comenzará a funcionar pronto», pensé.
Sin yo saberlo, el vigilante se había ido de viaje a Turquía esa semana y se llevó la llave de la jaula de seguridad que evitaba que robaran el generador. Lamentablemente, esto también evitó que nuestros desesperados diáconos pudieran prenderlo.
Continué predicando por 50 minutos, en la oscuridad, sin tener idea si la congregación estaba despierta.
En ocasiones, dirigía la linterna a mi rostro y decía: «iglesia, quiero que escuchen esto», (teniendo el efecto, esperaba yo, de lo que había visto al momento de contar historias espeluznantes alrededor de la fogata en los Boy Scouts).
Cuando iba llegando a la conclusión, se prendieron las luces. Todos estaban pestañeando y con los ojos bien abiertos; capturados por el texto, de hecho. También estaban profundamente comprometidos con la necesidad de disciplina en la iglesia.
Y, en ese momento, una vez más, Dios me impresionó con la importancia de predicar sistemáticamente los libros de la Biblia.
¿Por qué predicar cualquier libro?
Lamentablemente, la mayoría de las predicaciones en el mundo actual es temática. Los predicadores toman un tema y juntan versos acerca de ese tema. En nuestra iglesia, hacemos sermones temáticos de vez en cuando. Sin embargo, una dieta regular así es una papilla casi líquida.
Existen muchos problemas con la predicación estrictamente temática. Primero que todo, deja libres a los predicadores. No tienen que luchar con textos difíciles, por lo que se saltan las partes complicadas y hablan sobre el «amor» en 1 Corintios 13, pero no sirven bien a sus congregaciones si no están equipadas para entender todas las partes de la Biblia, incluyendo esas partes. Por lo tanto, disciplínate para predicar los libros de la Biblia en su totalidad, y así enseñarle a tu congregación a usar correctamente la Palabra de verdad.
Esto no solo será bueno para tu iglesia, será bueno para tu alma también. No puedo predicar todo lo que aprendí en la preparación de mi sermón, es demasiado, pero es un tesoro oculto en mi corazón por el cual estoy agradecido.
Este es otro problema con la predicación estrictamente temática: a lo largo de los años, he notado que las partes difíciles de la Escritura (predicadas y entendidas correctamente) conducen a los sermones más interesantes y fascinantes. Luchar con el tema del divorcio, descubrir el tema de la soltería cristiana y preguntarme lo que Pablo quiso decir cuando dijo «los que se bautizan por los muertos», los sermones sobre estos textos permanecen en las congregaciones.
Finalmente, aunque podrías no resolver algunos de estos asuntos oscuros, la manera con la que lidias con el texto se transforma en un modelo de cómo cada cristiano debe tratar textos difíciles de la Escritura.
Sin embargo, ¿por qué 1 Corintios?
Permíteme darte cuatro razones por las que vale la pena predicar 1 Corintios.
Trata asuntos importantes
Sospecho que admitirías que toda la Escritura es «relevante». No obstante, algunos hablan de partes de 1 Corintios como si fueran irrelevantes, considerando mejor dejarlas para otra era. Deja ese pensamiento de lado. El libro es complejo, pero no es irrelevante. Es complejo porque 1 Corintios no se presta a un tema. Hay muchos temas y se abren camino a lo largo del libro.
Leer 1 Corintios es como escuchar un lado de una llamada telefónica: gran parte del libro de Pablo está respondiendo preguntas de los corintios. Sin embargo, hay un problema: no podemos escuchar sus preguntas. Para complicarlo aún más, Pablo lidia con problemas culturales del momento que al principio parecen extrañas o irrelevantes. Después de todo, ya no hay mucha carne sacrificada a los ídolos en el mundo occidental moderno. También lidia con asuntos de género que, en una lectura superficial, le duele a los lectores modernos.
No obstante, cuando escarbamos la superficie, lo que encontramos debajo es oro de principios fundamentados bíblicamente. Solo dificulta un poco nuestra preparación, eso es todo. Con el debido respeto a G.K. Chesterton, no es que 1 Corintios haya sido juzgado y declarado deficiente, sino que ha sido declarado difícil y se deja sin juzgar.
Después de terminar nuestra serie de 1 Corintios, miré hacia atrás con asombro a la relevancia que tiene para la iglesia moderna. Algunos de estos temas relevantes que esperaba eran: las divisiones en la iglesia, la pureza sexual, la necesidad de la resurrección para nuestra fe. Pero otros temas relevantes aparecieron inesperadamente: identidad de género, por ejemplo (ese es el punto central de cubrirse la cabeza en el capítulo 11). En nuestro contexto, tenemos mujeres que vienen a la iglesia y se cubren solo para escuchar lo que yo diría.
Algunos temas demostraron ser relevantes para nuestra situación específica. Nuestra iglesia se encuentra en Kurdistán (entre Irán, Siria y Turquía). Por lo que te podrás imaginar lo que pensaron cuando les conté los antecedentes de Pablo: que el autor de este libro fue un exterrorista. Golpeó las cabezas de las personas y pusieron atención.Otras partes serán específicas para tu situación, lo prometo. Después de todo, Pablo está lidiando con humanos y no hemos cambiado tanto. Por ejemplo, renunciar a nuestros derechos al ser llamados a vivir vidas del Evangelio parece ser un tema que cruza tiempos y culturas.
En resumidas cuentas: ¿crees que vivimos en un mundo política y económicamente polarizado? ¡No has visto nada como Corinto! ¿Crees que hay problemas sexuales y de género hoy? Los hay, pero cava un poco y ve lo que la iglesia local del primer siglo enfrentó.
Está lleno de instrucciones de Dios para deshacernos de las divisiones mundanas entre los creyentes en la iglesia
Los temas de 1 Corintios darán forma a tu iglesia para ser la iglesia que quieres que sean. Soy pastor, así que sé el tipo de iglesia que quieres. Quieres una comunidad de miembros centrada en el Evangelio, enfocada en la cruz y empapada de la Biblia, que sean creyentes bautizados genuinos, que se sometan alegremente al liderazgo de los ancianos, dando testimonio ante un mundo que observa la resurrección de Jesús, todo para la gloria de Dios.
Yo también quiero eso.
Si predicas 1 Corintios, va a ocurrir, ¿cierto? Bueno, no.
Sin embargo, establecerás las bases para ello. ¿Por qué? Porque 1 Corintios es un ataque frontal a las cosas que dividen a las iglesias. Está lleno de instrucciones de Dios para deshacernos de las divisiones mundanas entre los creyentes en la iglesia. Se trata de mortificar los pecados carnales que plagan a los creyentes en una cultura que es más atractiva. Se trata de vivir juntos de una manera que honre a Jesús.
Sienta las bases para una iglesia saludable, tanto en doctrina bíblica como en afecto pastoral
La base para una iglesia saludable es dada en 1 Corintios. En el capítulo 1, podemos apreciar la clara comprensión de Pablo de la conversión bíblica. En el capítulo 5, vemos los principios de la disciplina de la iglesia. En el capítulo 14, vemos cómo toda la iglesia habla de Jesús. A lo largo del libro, vemos la necesidad y la práctica de ser miembro de la iglesia.
Sin embargo, sobretodo, vemos el amor de Pablo por esta comunidad difícil, pecadora y gruñona. Es un modelo de discipulado bíblico.
Me encanta cómo Pablo amó a estos santos en lucha. Al principio, él agradece a Dios por ellos y por la gracia dada a ellos por Jesús. Él les dice que Jesús los mantendrá sin culpa hasta el final. ¿Sin culpa? Sí, Pablo les asegura a estos pecadores la santificación ante Cristo (1:2). Así es cómo comienza la carta. ¡Cielos!
La mitad de la carta está llena de sus muchos pecados: eran presumidos y divisivos, se demandaban judicialmente entre ellos y no podían dejar su adicción a las prostitutas. Eran flexibles en su doctrina y flexibles en su comportamiento moral. Se centraban en puntos menores de la teología mientras perdían el amor. Aceptaban felices el divorcio y se emborrachaban en la Santa Cena. Estaban plagados de camarillas y peleas. Incluso rechazaron al mismo Pablo.
Dado eso y mucho más, al final del libro, en la última oración, esperarías que Pablo dijera: «y ahora me sacudiré los pies».
Pero no es así, él dice: «Mi amor sea con todos ustedes en Cristo Jesús» (16:24). Pablo amó a esos santos en lucha con el amor del Evangelio.
La iglesia local en Corinto era una iglesia real con problemas reales, al igual que tu iglesia. Por tanto, ¿qué puede ser más importante para que la iglesia escuche? Bueno, ellos necesitan escuchar la verdad sobre esas doctrinas. Pero también ellos necesitan escuchar que tú los amas con ese tipo de amor discipulador.
Ofrece una visión a largo plazo
Por último, ¿alguna vez has tenido este pensamiento: «podríamos tener una gran iglesia aquí si solo pudiéramos librarnos de las personas»?
Pablo no pensaba de esa manera. Primera de Corintios se trata de ver a las personas de la manera en que Dios las ve; se trata de ver al mundo con lentes bíblicos, y de ver el potencial de una iglesia a pesar de cuán desordenada sea.
Pablo tomó una visión a largo plazo para la iglesia. Olvida el sinsentido de la reproducción rápida. Pablo entendió que la iglesia es el instrumento escogido de Cristo para el avance del Reino. Esto requiere paciencia y bondad, gracia y tolerancia. Por lo que se apegó a ellos. Él sabía que Dios obraría en sus vidas para llevar a los santos en Corinto a término (Fil 1:6). Él confió en la obra de Dios en sus vidas a medida que construían la iglesia.
De esa manera, Pablo nos modela lo que necesitamos para nuestra mejor iglesia ahora.