Algunas estrategias útiles
Todos podemos recordar el momento en que aprendimos por primera vez sobre la semillita que el papá pone en la pancita de mamá. Ya sabes de lo que estamos hablando: cómo aprendimos lo que es el sexo.
Algunos de los que leen esto podrían recordar una experiencia útil donde sus padres hicieron esto bien. O quizás algunos recuerdan un momento particularmente horroroso y vergonzoso que ahora es difícil de olvidar décadas después. Otros podrían recordar haber aprendido esto de un programa de televisión o de una conversación de mal gusto en la escuela.
A pesar de todo, todos recordamos el momento cuando aprendimos las formas únicas en que el cuerpo de un hombre y de una mujer pueden trabajar juntos para hacer un bebé.
Mientras pensamos cómo criar en este momento cultural, pocos asuntos son más urgentes y tensos para hablar con niños que la sexualidad y el sexo. Esto es urgente porque si no hablas tú sobre esto primero, la cultura ciertamente lo hará; es problemático porque como nuestra cultura cambia en cómo entiende la sexualidad, la ha elevado de manera poco útil a un estatus que, según la Biblia, la sexualidad nunca debió tener.
La Biblia nos ofrece una manera integral de pensar sobre el sexo y la sexualidad, sin reducir su importancia ni hacerla parecer más importante de lo que son. No podemos escapar de nuestra sexualidad, pero tampoco la sexualidad es algo en lo que podamos envolver una identidad entera.
Para ese fin, a continuación te compartimos un par de estrategias útiles que sugerimos para cuando hables de sexo con tus hijos.
Qué hacer
Sé intencional. Al hablar sobre sexo con tu hijo, lo más importante es ser intencional cuando lo hagas. El retraso y la evasión perpetua no es a lo que el Señor nos llamó cuando puso a los hijos a nuestro cuidado. Asegúrate de que si no estás planificando cómo y cuándo poner este tema sobre la mesa, tus hijos lo aprenderán en otra parte.
Sé positivo. Es común en algunos sectores cristianos del mundo tratar a la sexualidad como algo asqueroso y sucio. Así no es cómo la Escritura ve el propósito de Dios para la sexualidad. La sexualidad es un regalo de Dios que tiene el propósito de glorificarlo dentro del contexto del matrimonio. Cuando hables con tu hijo sobre sexo, asegúrate de hablar positivamente sobre por qué la sexualidad es un regalo del Señor y no algo de qué avergonzarse.
Sé bíblico. El punto más importante al discutir sobre la sexualidad con tu hijo es poner la Escritura primero. Vuelve a Génesis 1 al 2 y mira el plan de Dios para la sexualidad. Ahí vemos que Dios diseñó la sexualidad. Él creó el matrimonio entre un esposo y una esposa. Es el medio fijado por Dios para unir a un esposo y a una esposa, y para dar a luz hijos. A diferencia de todas las otras relaciones, tiene el propósito de encarnar la profundidad de su relación.
Sé integral. Por «integral» queremos decir que es importante poner a la sexualidad dentro del contexto de la narración bíblica. El sexo fue concebido por Dios como algo bueno. Como el pecado siempre hace, interrumpe, pervierte y destruye. Este efecto pervertidor impacta todas las cosas buenas, incluso al sexo. Pero Jesús afirma la intención original de Dios para la sexualidad, y mientras vivimos nuestras vidas para Él, tenemos el poder del Espíritu Santo para ayudarnos a glorificar a Dios con nuestra sexualidad. El sexo es vitalmente importante en el diseño de Dios para el orden creado, pero la sexualidad no es el lugar al cual debemos ir buscando entender la integridad de nuestras identidades como lo hace nuestra cultura.
Sé convincente. En nuestro tiempo, es fácil querer espantarse con lo que la Biblia enseña sobre la sexualidad. Debemos resistir la tentación de querer bajarle el perfil a lo que la Biblia enseña sobre la sexualidad porque nos pone en un lado opuesto a la cultura. Sin embargo, el diseño de Dios para nuestra sexualidad está atada al diseño de Dios para el orden mismo de la creación. Esto significa que obedecer el diseño de Dios para la sexualidad es alinearnos con el plan de Dios sobre la manera en que toda su creación debe florecer.
Sé adecuado para la edad. Tendrás que determinar lo que tu hijo puede enfrentar y no existe estrategia única para todos. Algunos niños son más maduros que otros, incluso con la misma edad. Esto significa que debes ser lo más honesto posible según lo que sabes sobre el niño.
Sé claro, no gráfico. De nuevo, considerando la necesidad de ser adecuados para la edad, los padres deben ser claros en lo que comunican sobre el sexo y la sexualidad. Aun así, no deben sentir la necesidad de revelar todos los detalles minúsculos que describen el acto sexual inmediatamente. Mantén las cosas más abstractas para edades más pequeñas y sé más específico a medida que tus hijos crecen. Se les debe enseñar a los niños a honrar sus cuerpos y no a despreciarlos. Asimismo deben enseñarles que sus cuerpos son suyos y que la privacidad es esencial para su seguridad.
Qué no hacer
Ser ingenuo. Lo peor que un padre puede hacer ahora es creer que su hijo puede ser protegido de estas conversaciones siempre que sus padres quieran protegerlo. No pueden. Nuestra cultura está inundada de imágenes sexuales y confusión respecto a ello. Se podría decir que ninguna característica define más a los Estados Unidos que su obsesión por el sexo. Debes ser lúcido y realista sobre la cultura en la que tu familia y tú viven.
Ser evasivo. Si no tienes esta conversación, quienes te rodean en la cultura formarán la cosmovisión de tu hijo por ti. Los niños tienen preguntas y los padres deben tener respuestas. Si surgen preguntas sobre las partes del cuerpo, no las ignores. De nuevo, sé adecuado para su edad y lo más específico que puedas mientras tu hijo pueda lidiar con ello. Es una simple cuestión de crianza bíblica que tú tienes la sola responsabilidad de ayudar a tu hijo a encontrarse con el mundo.
Ser negativo. Si bien somos reacios para criticar «la cultura de la pureza», puesto que ese concepto ya se ha convertido en un chivo expiatorio conveniente en gran parte de la cultura, debemos ser cautelosos en no enmarcar la sexualidad como algo asqueroso y escandaloso. Si la sexualidad es enmarcada como algo totalmente negativo, contaminará la mente del niño en relación a lo que es la sexualidad. Si es algo que se trata como una estufa caliente que debe evitarse, les estamos dando a nuestros hijos una visión truncada de lo que es la sexualidad. Es por eso que es tan importante hablar positivamente sobre la sexualidad como un regalo de Dios que debe administrarse. Si la sexualidad es algo hermoso y dado por Dios, no es meramente algo a lo que decir «no»; es algo que debe esperarse como un regalo benévolo de Dios. Esto podría sonar un poco controversial, pero el propósito de hablar con tu hijo sobre sexo no es sólo para inculcar una mentalidad de «abstinencia». Por supuesto, hay que abstenerse del acto sexual hasta el matrimonio, pero si todo lo que hacemos es poner barandas alrededor, simplemente aumentamos la tentación en la mente de nuestros hijos de que la sexualidad es peligrosa, no un regalo hermoso del Señor dentro del matrimonio.
Andrew T. Walker y Christian Walker son autores de What Do I Say When . . . ?: A Parent’s Guide to Navigating Cultural Chaos for Children and Teens [¿Qué decimos cuando…? Una guía para padres a fin de navegar el caos cultural para los niños y los adolescentes].
Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de Crossway.