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Cómo destruir tu matrimonio antes de que comience
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Cómo destruir tu matrimonio antes de que comience

Tim y Jess llevaban sólo ocho meses de casados, pero era casi seguro que la luna de miel se había acabado. Las tiernas conversaciones que alguna vez caracterizaron su relación habían dado paso a constantes riñas. Las risas se habían apagado, y la distancia que les separaba había crecido. Ya casi no tenían intimidad sexual. ¿Qué había salido mal? ¿Cómo se había colado Satanás en este joven matrimonio? A medida que fui descubriendo la historia de la pareja, me di cuenta de que él no los había saboteado en su luna de miel o los meses en que descubrían la vida conyugal. El Diablo había empezado a trabajar antes de que siquiera llegaran al altar. Aunque Tim y Jess eran cristianos, tanto sus primeras citas como su noviazgo habían estado marcados por la impureza sexual. Aunque los primeros días de su relación habían sido buenos, con el paso del tiempo transaron constantemente hasta que desarrollaron un patrón más profundo de pecado sexual. Cada vez que pecaban, se lo confesaban mutuamente y juraban que jamás permitirían que volviese a ocurrir. Pero ocurría. Por causa de la vergüenza, nunca dejaron que nadie se enterara de lo que estaba sucediendo. En retrospectiva, Tim y Jess admiten que su noviazgo ocultaba un gran engaño. Tristemente, la historia de Tim y Jess es demasiado común. Muchas parejas cristianas no casadas luchan contra el pecado sexual. Esto no debería sorprendernos, puesto que tenemos un enemigo en contra nuestra y en contra de nuestro inminente matrimonio (1 Pedro 5:8). Él aborrece a Dios, y aborrece el matrimonio porque éste retrata el evangelio (Efesios 5:32). Una de las estrategias más eficaces de Satanás para corromper esta unión matrimonial es atacar a las parejas mediante el pecado sexual antes de que digan «acepto». A continuación veremos cuatro de las estratagemas que más usa para atacar a las matrimonios antes de que comiencen.
1. Satanás quiere que nuestro patrón de conducta sea obedecer nuestros deseos y no la dirección de Dios.
Los caminos de Dios son buenos, pero Satanás quiere que creamos que no lo son. Este ha sido su plan desde la primera vez que nos llamó a transar en el Edén (Génesis 3:1-6). Su objetivo final es que, cuando lleguemos al matrimonio, desarrollemos un patrón constante de resistencia al Espíritu y obediencia a nuestros deseos pecaminosos. Quiere que nos neguemos a servir y que vayamos en pos del egoísmo. Si adquirimos el hábito de hacer lo que queramos y cuando queramos antes de llegar al matrimonio, llevaremos ese patrón con nosotros en los días y años que sigan. Esto, sin embargo, es mortal porque el servicio y el sacrificio pertenecen a la esencia de un matrimonio saludable que honra a Cristo. En el matrimonio, el amor se manifiesta en mil decisiones diarias de hacer lo que no quieres hacer —como lavar los platos, o cambiar un pañal, o ver una película en vez de un juego de baloncesto—. Si antes del matrimonio tienen una relación caracterizada por ceder a los impulsos de los deseos urgentes, lo más probable es que tendrán luchas cuando se encuentren en el corazón de la vida conyugal.
2. Satanás quiere que subestimemos nuestra susceptibilidad a la tentación.
Satanás quiere que pensemos que no llevaremos nuestro pecado a su siguiente nivel. Quiere que creamos que somos más fuertes de lo que realmente somos. Quiere que pensemos que nunca llegaremos tan lejos. Este es un engaño poderoso porque se aprovecha simultáneamente tanto de nuestro orgullo como de nuestro bienintencionado deseo de honrar a Dios. Ustedes son más débiles de lo que creen. Pueden ir donde creen que no irán. El pecado es como una corriente submarina en el océano —si juegan con él, serán dominados y arrastrados hacia la destrucción—. Una de las formas en que Satanás trabaja este ángulo consiste en tentarnos a pensar que la pureza es una línea que no se debe cruzar y no una actitud del corazón. Quiere que piensen que, delante de Dios, la pureza consiste en no besar o no quitarse la ropa o no practicar el sexo oral o no «llegar hasta el final». Quiere que piensen que, si no cruzan una determinada línea, seguirán siendo puros. El problema con esta clase de pensamiento, sin embargo, es que Jesús dice que, si tan sólo codiciamos en nuestro corazón, hemos pecado y estamos condenados delante de Dios (Mateo 5:27-30). La pureza está mucho más relacionada con la postura de nuestros corazones que con la posición de nuestros cuerpos. La antigua pregunta «¿Cuán lejos es demasiado lejos?» puede revelar un deseo de acercarse al pecado lo más posible en vez de un deseo de huir como nuestro Señor nos llama a hacerlo (1 Corintios 6:18).
3. Satanás quiere que la confianza mutua de las parejas se debilite.
Cuando transamos en el ámbito sexual, mostramos a la otra persona que estamos dispuestos a usarla y abusar de ella con el fin de alcanzar lo que nos hace felices. Cada vez que empujamos los límites con nuestra novia o la hacemos pecar, estamos comunicando, lo queramos o no, «no puedes confiar en mí porque estoy dispuesto a usarte y no prestarte atención con el fin de obtener lo que quiero». Esta es, indudablemente, una de las estrategias más letales de Satanás, y es la que, supongo, más daño causó a Tim y Jess. No confiaban el uno en el otro. Nunca lo hicieron realmente. Sus encuentros estaban tan inmersos en un ciclo de pecado, vergüenza, y reinicio, que nunca desarrollaron una confianza mutua madura y fogueada. Es importante señalar, sin embargo, que cuando resistimos el pecado sexual, Dios bendice la relación con un efecto exactamente opuesto. Cada vez que decimos «no» al pecado sexual y nos volvemos a la oración diciéndole al otro que valoramos demasiado su persona y su andar con el Señor como para ir un paso más allá, Él usa esa fidelidad para fortalecer la confianza. Mi esposa suele decirles a las nuevas parejas que una de las razones por las que confía en mí es que yo literalmente rehuía las ocasiones de ceder antes de que nos casáramos. No éramos perfectos como novios, pero el Señor usó esa época para edificar nuestra confianza mutua.
4. Satanás quiere engañarte con el fruto prohibido de la lujuria.
Hay un mundo de diferencia entre el sexo prematrimonial y el que ocurre dentro del matrimonio. Una razón es que el fruto prohibido de la lujuria retrata el sexo prematrimonial como algo que no siempre se da en el matrimonio. Normalmente, la actividad sexual prematrimonial es como el gas ardiendo. La pasión es elevada, los sentimientos son intensos, y la motivación de ir más lejos se hace más fuerte por el hecho de saber que no deberías (Romanos 7:8). El sexo en el matrimonio es diferente. Aún hay pasión, y todavía hay sentimientos y emociones intensas, pero el sexo matrimonial arde principalmente en las brasas de la confianza, la devoción, y el sacrificio (1 Corintios 7:1-5). Las parejas que construyen sus expectativas sexuales sobre la pasión del fruto prohibido suelen decepcionarse y confundirse cuando el sexo es diferente en el matrimonio. Esto nos dio risa a mi esposa y a mí cuando nuestro consejero prematrimonial nos lo dijo. Estábamos seguros de que seríamos la excepción a la regla, pero casi seis años y tres hijos más tarde, él tuvo la razón. Las parejas como nosotros pueden tener una vida sexual fuerte, pero ésta se alimenta de factores más profundos que la pasión fugaz. Satanás quiere que las parejas se acostumbren a funcionar con la cafeína y el azúcar de la lujuria en lugar del maduro amor del servicio y el sacrificio.

Algunos pensamientos para concluir

1. Esperen con fe. La actitud cristiana siempre se caracteriza por la espera. Esperamos el regreso de Cristo. Esperamos pasar una eternidad con Él. Y los creyentes no casados esperan las bendiciones del matrimonio. Confiando en Dios, digan «no» a las promesas del pecado. Renueven su mente con la Palabra de Dios y sigan esperando con fe. 2. Hombres, su deber es liderar. Aunque en la relación ambas personas son responsables delante de Dios, el hombre debe establecer un ritmo que favorezca la pureza. Con demasiada frecuencia, la obligación de trazar límites y decir «no» recae sobre las mujeres. Eso es cobarde y erróneo. Es responsabilidad del hombre cuidar de su futura esposa conduciéndola a Jesús y alejándola del pecado, la oscuridad, y el dolor causado por el mal. Si él establece el patrón incorrecto en esto, cavará durante largos años sin jamás llegar nuevamente al terreno que perdió por alejarse de la gracia de Dios. 3. Involucren a otros a lo largo de todo el camino. No permitan que su relación escape al examen de otros cristianos piadosos. Ambos deberían tener una pareja piadosa o un grupo de amigos fieles a los cuales rendir cuentas. Soliciten preguntas difíciles y respondan con honestidad. Dios usa la transparencia para fortalecer. 4. Si pecan, acudan al evangelio. El apóstol Juan escribió: «Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no pequen. Y si alguien peca, tenemos Abogado para con el Padre, a Jesucristo el Justo» (1 Juan 2:1-2). Si pecan, acudan a la cruz. Corran hacia la tumba vacía. Contemplen a su Abogado, confiesen profundamente su pecado, y arrepiéntanse. A Dios le gusta bendecir esta clase de actitud (Proverbios 28:13). El pecado sexual no tiene por qué ser una daga en el corazón de tu incipiente relación, tu noviazgo, o tu matrimonio. Dios es un Dios misericordioso que se deleita en restaurar lo que el pecado desea destruir (Joel 2:25-27). Sin embargo, Él no bendecirá a quienes continúen desobedeciendo y presuman de su gracia. Si han caído en un pecado sexual, hoy es cuando deben implorar misericordia y volverse a Cristo en fe. Que Dios nos conceda misericordia para ir en pos de la pureza para su gloria y nuestro bien.
Publicado originalmente publicado por The Gospel Coalition en esta dirección. | Traducción: Cristian J. Morán
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¿Cómo evitar el agotamiento pastoral durante el tiempo de COVID-19?
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¿Cómo evitar el agotamiento pastoral durante el tiempo de COVID-19?

Esta pandemia ha expuesto a pastores a nuevos e inesperados puntos de presión en sus ministerios. A menudo, me he sentido solo y agotado. No existe un camino fácil para salir del foso de la desesperación, pero aquí hay algunos consejos que espero que sean útiles.

Discierne tu alma

La fidelidad no siempre se abre paso entre la niebla. A veces, necesitamos detenernos y reorientarnos. ¿Qué es lo que te pone ansioso? ¿De dónde viene la presión? ¿A quién temes desilusionar? ¿A qué corres para buscar consuelo? Expresa lo que está dando vueltas dentro de ti. Ora para que Dios saque lo que está pasando en las profundidades de tu alma. Procesa con hermanos de confianza sabiendo que «Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre, y el hombre de entendimiento lo sacará» (Pr 20:5). Pídele a Dios que use a tus amigos para exponer tus temores, tus ansiedades, tus expectativas o tu pecado que podrían estar aplastándote. Lleva esas cosas a Jesús y pon tus ansiedades sobre Él sabiendo que cuida de ti (1P 5:7).

Acepta tus limitaciones

«Y para estas cosas, ¿quién está capacitado?». Este debe ser el lema de cada pastor (2Co 2:16). Sin embargo, a menudo, siento la tentación de intentar tener todo bajo control en maneras que solo Dios puede hacerlo. He necesitado aceptar nuevamente mis deficiencias[1]. No puedo ser un pastor omnipresente, que intenta estar en todos lados para todos. Al contrario, Dios me ha llamado para ser fiel con lo que está frente a mí. No puedo llamar a todos el mismo día. No puedo leer cada publicación de un blog, ver cada actualización de las noticias ni unirme a cada llamada a la que me invitan. Soy limitado, pero mi Dios no lo es, así que está bien. Tampoco puedo ser un pastor omnipotente, que intenta arreglar todo para todos. Al contrario, debo descansar, sabiendo que existen cosas que no puedo controlar ni arreglar. No puedo hacer que esta pandemia termine ni tampoco puedo visitar a cada miembro solitario. No puedo ser el perfecto esposo, padre, pastor y amigo. Sin embargo, Dios tiene una fuerza que obra en mi debilidad, así que está bien (2Co 12:9). No puedo ser un pastor omnisciente, que tiene todas las respuestas. Dios no me ha llamado a ser un epidemiólogo bien informado que navega creativamente las oportunidades sin precedentes de la tecnología en una pandemia global. Mi conocimiento tiene límites, pero Dios tiene un conocimiento sin medida, así que está bien (Sal 147:5).

Cambia tu ritmo

Un amigo me desafió a ver este tiempo de ministerio de manera similar a la que un triatleta ve su carrera (cf. 2Ti 2:5). A medida que el atleta se encuentra con diferentes terrenos, ajusta cómo abordará la carrera de acuerdo a ellos. De igual manera, necesito ajustar mi ritmo mientras entro a este nuevo terreno pandémico. Me di cuenta de que no salir de la casa hizo que yo siempre estuviera «funcionando» de una manera que antes no estaba. Se borraron mis ritmos y repentinamente, estaba administrando, criando y pastoreando todo al mismo tiempo y en el mismo lugar. Puesto que la vida y el ministerio no son lo mismo que eran hace un par de meses, fue necesario hacer algunos cambios. Necesitaba humillarme a mí mismo bajo la mano poderosa de Dios y permitirle mostrarme mis limitaciones (1P 5:5-6). Las interrupciones serían parte del nuevo orden (y esto no tomó a Dios por sorpresa). Fue necesario humillarme a mí mismo, hacer todos los ajustes que pude y reevaluar mis expectativas para cómo iba a ser el trabajo.

Revisa tus disciplinas

La pandemia pavimentó el camino para la pereza en mi vida. Se me hizo fácil crear excusas para la vida vaga. El trayecto fue aterrador. Afortunadamente, el Señor me recordó las palabras de Pablo a Timoteo: «Disciplínate a ti mismo para la piedad. Porque el ejercicio físico aprovecha poco, pero la piedad es provechosa para todo, pues tiene promesa para la vida presente y también para la futura» (1Ti 4:7-8). Este desafío me ayudó a reevaluar cómo me estaba disciplinando a mí mismo en áreas que eran «menos importantes», pero impactaron directamente mi vida espiritual. A continuación menciono un par:
  • Comer: ten cuidado con convertirte en una persona indisciplinada para comer. Comer por estrés, por aburrimiento o comer comida chatarra afecta tu humor, tu enfoque y tus niveles de energía. Una copa extra de vino o de gaseosa puede justificarse fácilmente en tiempos como estos. Disciplina tu manera de comer para la piedad.
  • Ejercitarse: realizar breves caminatas a lo largo del día puede dar vida y clarificar la mente. Desarrollar una rutina de ejercicios alcanzable y provocar la responsabilidad es una enorme ayuda para muchos.
  • Entretenerse: los escapes de la realidad fácilmente accesibles siempre son tentadores. Ver programas en exceso y tener tiempo desmedido en redes sociales tiene efectos peligrosos en tu caminar con Dios. Somos libres para disfrutar de cierto entretenimiento, pero ten cuidado de permitirle que te domine (1Co 6:12).
  • Conectarse: si tienes familia, asegúrate de que estar «funcionando» todo el tiempo no signifique tener una versión irritada de ti. Protege el tiempo con ellos. Tómate tu día libre. Cierra el computador. Deja el celular. Sal. Juega con ellos. Háblales. Ora con ellos. Conéctate con tu esposa, tus hijos o compañeros de casa.
Solo serás útil mientras estés bien. Esto es cierto espiritualmente, pero no está desconectado de lo que haces físicamente.

No te compares con otros pastores

Inicialmente mis inseguridades eran exacerbadas cuando veía a otros pastores proclamando sus creativos planes para la pandemia. Me ponía ansioso, envidioso y me desanimaba. Sentía que si no se me ocurría alguna maravillosa idea que llevara a multitudes a Jesús, estaría fallando. Sin embargo, el Señor usó a un amigo para recordarme que Pablo le dijo a Timoteo: «cumple tu ministerio», no te inquietes por el ministerio de otros (2Ti 4:5). Si vives y mueres sobre las expectativas de otros, terminarás agotado, tentado a transar y olvidando a Jesús. Compárate solo con Jesús. Dedícate solo a su aprobación. Apaga las redes sociales si es que invoca la envidia. Pasa tiempo con el Señor en su Palabra y siéntete libre de no seguir lo que todo el resto está haciendo. Cumple tu ministerio para el placer de Dios.

Ven a Jesús

«Vengan a mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar» (Mt 10:28). Jesús nos asegura que si estamos cansados, Él cuidará de nosotros. Guarda tiempo en su Palabra. Confía en que su Palabra está obrando incluso si no se siente que lo está haciendo. Marca un tiempo intencional e ininterrumpido para la oración. Ábrete paso entre la niebla por fe. Si ministraremos la Palabra a otros, debemos ser ministrados por Jesús a través de su Palabra. Confiesa los pecados a los que te has estado rindiendo. Busquemos ánimo y rendición de cuentas. No te desanimes. Jesús promete cuidarte y darte descanso. Escucha esta promesa de nuevo de la Palabra de Dios: «Pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas. Se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán» (Is 40:31). Fortalécenos Señor, te necesitamos.
Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks.

[1] Estas lecciones fueron tomadas de los capítulos 5 al 7 de uno de mis libros favoritos sobre ministerio: Imperfect Pastor [El pastor imperfecto], escrito por Zach Eswine.
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Siete razones por las que debes predicar 2 Pedro
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Siete razones por las que debes predicar 2 Pedro

Crecer en gracia. De eso se trata esencialmente la segunda carta de Pedro. Nuestra serie de 10 sesiones en este corto libro fue sorprendentemente poderosa. Sus tres capítulos están llenos de oro pastoral para ser aprendido y compartido. Lo que sigue a continuación son siete razones por las que también deberías considerar predicar 2 Pedro.
1. Las últimas palabras pronunciadas son especialmente poderosas
Seguir a Jesús llevó a Pedro a una prisión oscura e infernal donde esperaba una ejecución que lo enviaría al cielo. Jesús predijo el final de Pedro (Jn 21:18), y Pedro sabía que sus días estaban contados (2P 1:13-14). Posiblemente, Deuteronomio, 2 Timoteo y 2 Pedro sean los únicos libros de la Biblia escritos por hombres preparándose para morir. El profundo trasfondo de la carta impregnó nuestros sermones con la urgencia y el enfoque que brinda la muerte inminente. Las palabras finales de Pedro desafiaron a nuestra iglesia a crecer en gracia para poder unirnos a él en gloria.
2. Se deleitarán en la gracia
La gracia llena la carta de Pedro de principio a fin. Comienza con una oración pidiendo gracia (1:2) y concluye con una exhortación a crecer en gracia (3:18). Por supuesto que Pedro conocía la gracia muy bien. Había sido llamado por gracia (Jn 15:16), había creído por gracia (Mt 16:15-18) y había sido restaurado por gracia después de su triple negación (Lc 22:54-62; Jn 21:15-19). A medida que recibíamos las palabras de Pedro, sabíamos que él había pecado mucho, pero también que mucho se le había perdonado. Ser ministrados por un vaso de gracia nos causó gran deleite en la gracia de Dios por nosotros. Se nos recordó que si Dios pudo perdonar, hacer madurar y usar a Pedro después de su negación, entonces puede que haga lo mismo por nosotros.
3. Serán instados a buscar diligencia espiritual
Pedro llama a sus lectores a crecer en madurez espiritual. Los exhorta a esforzarse «obrando con toda diligencia» (1:5) para crecer en fe y confianza en Cristo (1:10, 3:14). Este énfasis ayudó especialmente a nuestra iglesia porque nuestra tradición tiende a evitar las exhortaciones a esforzarse. A menudo asociamos «diligencia» con salvación basada en obras. Pero ese no es el enfoque de 2 Pedro. El esfuerzo alimentado por gracia es evidencia de seguir a Jesús por fe (Fil 2:12-13). Pedro nos recuerda la necesidad de «añadir a [nuestra] fe» para que nuestros ministerios sean eficaces, para que llevemos vidas productivas y para que estemos confiados en nuestra posición en Cristo (1:3-11). Si estás buscando un libro que estimule a tu congregación a buscar diligencia espiritual, puede que 2 Pedro sea lo que necesites.
4. Se dedicarán más a la Escritura
Pedro quiere que la iglesia confíe en la Escritura. Nos asegura que no necesitamos una experiencia como la que él tuvo en el monte de la transfiguración para conocer la revelación de Dios (1:16-19). Más bien podemos tener la certeza de que la Escritura es inspirada, fiel y verdadera (1:20-21; 3:15-16). Si estás buscando una oportunidad para aumentar la confianza de tu iglesia en la Biblia, 2 Pedro te servirá mucho. Pero asegúrate de seguir el ejemplo de Pedro de mostrar por qué es esencial confiar en la Biblia. Las «preciosas y maravillosas promesas» de Dios en la Escritura son el medio por el cual participamos de Él y escapamos del pecado (1:3-4). Pedro nos ayudó a tener esperanza en el Dios que hace promesas, cumple promesas y preserva promesas. Podemos apoyarnos en Él a medida que crecemos en gracia.
5. Desarrollarán discernimiento sobre los falsos maestros
No todas las iglesias son confiables. No todos los predicadores son honestos. No todos los sermones son ciertos. Jesús nos advirtió contra los lobos (Mt 7:15) y un tercio de la epístola de Pedro hace lo mismo. Los falsos maestros amenazan a la iglesia en todas las épocas, incluida la nuestra. Nosotros dedicamos dos sermones para desarrollar discernimiento sobre el carácter y destino de los falsos maestros (2:1-22). Yo preferí seguir el modelo bíblico de nombrar a los falsos maestros en estos sermones[1]. En el Antiguo Testamento. Janes y Jambres (Ex 7:11; 2 Ti 3:7) y Balaam son expuestos como engañadores (Nm 22-23, 31:16; 2P 2:15; Jud 11; Ap 2:14). En el Nuevo Testamento, Jesús reprendió públicamente a los fariseos, saduceos y a los falsos maestros que amenazaban a las siete iglesias de Apocalipsis (Mt 5:20, 16:6; Ap 2-3). Pablo nombró públicamente a Himeneo (1Ti 1:20; 2Ti 2:17), a Alejandro (1Ti 1:20), a Fileto (2Ti 2:17) y al antes fiel Demas (Col 4:14; Flm 24; 2Ti 4:10). El apóstol Juan también menciona a Diótrefes (3Jn 9). Puesto que hay un modelo bíblico de revelar a los falsos maestros, yo decidí seguirlo. Probablemente, algunos de ustedes tengan muchas ganas de denunciar a algunas personas. Yo también soy susceptible a caer en esa tentación. Antes de dar nombres, discutí las siguientes preguntas con algunos de mis colegas pastores:
  • ¿Ayudaría a nuestra iglesia si expongo a tal persona?
  • ¿Estoy seguro de que sea un falso maestro?
  • ¿Qué espero ganar con esto?
  • ¿Puedo hablar personalmente con ellos primero?
  • ¿Están de acuerdo mis colegas pastores con que haga esto?
Mi motivación para nombrar a los falsos maestros fue mi amor por nuestra iglesia. Satanás seduce a la novia de Jesús por medio de falsos maestros, y yo quiero que nuestro rebaño esté alerta (2Co 11:1-3). Hacer esto también nos dio un modelo para ver qué tan comprometida está conscientemente la congregación con lo que ven, oyen y leen. Mi método de mencionar nombres fue el de proveer un modelo de claridad y bondad.
  1. Di ejemplos de claridad. Cuando digo que la enseñanza de una persona es falsa, rara vez lo hago sin citar directamente un ejemplo de su error. Esto prueba que no estoy haciendo afirmaciones falsas, sino que, aún más importante, nos ayuda a evaluar sus declaraciones de acuerdo con la Escritura como una ilustración personificada de la práctica del discernimiento.
  2. Traté de dar un modelo de bondad. Cuando expongo públicamente el error de una persona, lo hago de una manera que supone que la persona o un ser querido está presente en la habitación. Esto me ayuda a compartir mi argumento con mucho cuidado y compasión. No quiero que la gente me deje de escuchar por atacar a la persona a la cual estoy contradiciendo. Te recomiendo que no te rías ni uses a la gente como ejemplo para hacer hincapié en un punto. Nuestro objetivo es explicar el Evangelio, no hacer que nosotros nos veamos bien a expensas de otros[2].
Ante todo, asegúrate de que cuando derribes los falsos evangelios, resaltes el verdadero Evangelio. Ayúdale a la gente a ver la hermosura del Evangelio mostrándoles el vacío del error[3].
6. Recordarán que la liberación y la destrucción se acercan rápidamente
Pedro no deja a nadie dudando sobre el futuro (2:3-3:10). Para los no creyentes, la destrucción es segura; para los creyentes, ya viene la liberación. Dios ha demostrado innumerables veces en el pasado que Él no pasa por alto el pecado, Pedro nos promete que Dios no lo pasará por alto en el futuro. Predicar 2 Pedro nos da oportunidades poderosas para ayudar a los no creyentes a entender debidamente lo paciente que es Dios con ellos. Como lo dice Pedro, Dios es lento para juzgar porque es paciente con ellos, y esa paciencia debería producir arrepentimiento (2P 3:9; cf. Ro 2:4; Ez 18). ¡Usa este punto para implorarles a los no creyentes que crean el Evangelio antes de que sea demasiado tarde! Así como Dios es fiel en traer destrucción sobre los rebeldes, así también Él traerá liberación a los justos. Los creyentes enfrentarán un sinnúmero de pruebas que los tentarán a no seguir a Jesús. Este libro les asegura que «El Señor [...] sabe rescatar de tentación a los piadosos» (2:9). Con la pronta venida de Jesús en esta carta, puedes asegurarle a tu rebaño que «el Señor sabe» todas las pruebas que enfrenta. Él conoce nuestras aparentemente insoportables enfermedades, persecuciones, dolores y desilusiones. Y, sin embargo, tal como Dios le envió un ángel a Lot para librarlo del juicio sobre Sodoma, y protegió a Noé durante el diluvio, también nos rescatará a nosotros. El pueblo de Dios necesita escuchar y tener esta certeza, y Pedro la proporciona en abundancia.
7. También recordarán que su distinción del mundo debe de ser clara
Pocas cosas son tan importantes como la dulce y solemne advertencia de que Jesús viene pronto. La segunda epístola de Pedro nos recalca el peso de la gloria venidera de una manera que nos obliga a responder. Debemos ser diligentes y vivir alejados de las costumbres pecaminosas del mundo  (3:11-18). Predicar este libro te da la oportunidad de enseñar que cada día debe ser vivido a la luz del Día Final. La certeza del día prometido debería producir pureza en nuestro presente. Todo importa. Todo lo que pensamos, hacemos y decimos hoy debe de ser hecho con los ojos puestos en el Día Final. Debemos estar «esperando» y «apresurando» la venida del Señor Jesús. Pastor, no hay mejor manera de servir a las almas bajo tu cuidado que ayudándoles a esperar con expectativa la llegada de nuestro amado Salvador. Esta perspectiva llena de significado eterno cada momento presente. Nos incita a vivir en pureza y a alejarnos de la perversión. En 2 Pedro, el retorno de Jesús nos impulsa a la gracia. Profundiza nuestro deleite en la verdad de Dios y nos ayuda a discernir el peligro de tantos impostores. Nos asegura que los rebeldes no siempre prosperan, pero que los justos serán recompensados con la presencia de Cristo. Así que predica el libro y pon el corazón de tu iglesia en la gracia que pronto será revelada.

Encuentra aquí la serie completa “Predicando toda la Biblia”.

Este recurso fue publicado originalmente en 9Marks.

[1] No todos los presentes agradecieron que hiciera esto. Algunos sintieron que categorizar públicamente a la gente como falsos maestros no demostraba amor. Esto me dio la oportunidad de discipular aún más a quienes quisieron escuchar.

[2] No siempre he sido un buen ejemplo de esto. Me he burlado e imitado a algunos haciendo que mis oyentes simpatizaran con los falsos maestros y desviaran su atención de lo que yo decía. No pierdas a tus oyentes innecesariamente. Deja que sea la verdad la que cause ofensa.

[3] Para un mayor estudio de cómo desarrollar discernimiento sobre la falsa enseñanza, revisa este artículo de Colin Smith.

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Sabáticos para pastores
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Sabáticos para pastores

​El tiempo de descanso no es tiempo perdido. Es economía reunir nuevas fuerzas [...]. Es prudente tomar un permiso ocasional (Charles Spurgeon, «The Minister’s Fainting Fits» [Los desmayos del ministro]).
Todo trabajo es duro, pero el ministerio pastoral fiel tiene un costo único para el trabajador. Los pastores tienen el honor agotador de llevar la presión diaria de la ansiedad por la iglesia (2Co 11:28). Las horas de oficina no son suficientes para la tensión incesante de matrimonios rotos, pecadores descarriados, santos que sufren y guerra espiritual. Por eso es sabio que las iglesias establezcan un período de descanso para sus pastores. No estoy hablando de un día libre (que los pastores deben guardar) o de unas vacaciones (que los pastores deben tomar), sino de una temporada de descanso obligatorio conocida como un tiempo sabático.

Propósito

Las iglesias son mejor servidas por pastores vigorosos. Cuando un pastor descansa y se renueva en Cristo, su supervisión estará llena de sabiduría, tolerancia y compasión. Sin embargo, los pastores exhaustos y quemados tienen poco que dar. Su paciencia se agota y el cinismo aumenta. Este tipo de ministerio no es bueno para nadie (Heb 13:7). Los sabáticos bien programados pueden prevenir el agotamiento al brindar la oportunidad de alejarse de las rutinas habituales. Estos años sabáticos no son vacaciones glorificadas. Pueden incluir elementos similares a las vacaciones, pero su objetivo es únicamente el descanso y el rejuvenecimiento del alma. Los sabáticos permiten a los pastores cesar de sus deberes normales, dejar atrás las cargas agotadoras y reformar los ritmos existentes para profundizar en la gracia de Dios. De esta manera, los sabáticos sirven tanto a las ovejas como al pastor.

Política

Una política sabática establece expectativas para todos. Como ministro que ama su llamado, me ayuda tener parámetros que me exigen descansar. He bromeado diciendo que mis ancianos me dan un «año sabático» de vez en cuando porque saben cuándo necesito retirarme y renovarme en el Señor. Algunas iglesias toman los sabáticos pastorales como el descanso del séptimo día del Antiguo Testamento para. Esto significa que cada siete años, un pastor toma una licencia sabática. Esto puede servir bien a algunos pastores, pero yo he encontrado que los planes sabáticos más frecuentes son más sabios. La política debe tener como objetivo evitar el agotamiento en lugar de responder a él. Por ejemplo, los pastores de nuestro personal acumulan tres semanas de licencia sabática por cada año de empleo completado. Esto nos permite tomar nueve semanas de descanso cada tres años o doce semanas de descanso cada cuatro años. Implementar una política como esta requiere enseñar a la congregación. Algunas iglesias comprenderán de inmediato la sabiduría de un año sabático, pero otras pueden sospechar. Enseñar a través de las epístolas pastorales y los pasajes relacionados ayuda al rebaño a comprender la colosal responsabilidad que tienen los pastores (Heb 13:17, 1P 5:1-11). También puede ser útil para el pastor y su esposa (si está casado) compartan con la congregación cómo experimentan el ministerio. Sin refunfuñar, pueden explicar que a menudo se requiere que los pastores estén «a la orden» fuera de las horas de oficina, que soporten el peso del pecado y el sufrimiento de otros, y que enfrenten las críticas de esas mismas ovejas. Como dijo Jared C. Wilson: «Los buenos pastores no pueden quitarse el sombrero de pastor al final del día o dejar sus corazones por sus rebaños en la oficina cuando se van. No es algo que simplemente puedas apagar».

Planificación

Para administrar mejor un año sabático, los pastores deben desarrollar un plan. Debe trabajar con su familia y los ancianos para establecer objetivos y un programa de viaje. Las metas pueden incluir un plan devocional, tiempo en familia, descanso físico, ejercicio, dieta, consejería, estudio y escritura. El plan no debe ser demasiado ambicioso para que el pastor realmente descanse. La congregación también debe considerar cómo bendecir a sus pastores durante su ausencia. Esto puede implicar escribir cartas de aliento, establecer un calendario de oración para interceder por él, proporcionar un subsidio para aliviar los gastos u ofrecer millas aéreas o casas de vacaciones para facilitar el viaje. Antes de irse, el pastor debe asegurarse de que todos sus casos de consejería y responsabilidades de enseñanza sean encomendadas a otros. Este es el momento de apoyarse en sus compañeros pastores, aspirantes a pastores o pastores en su red más amplia para obtener ayuda. Y debería considerar hacer planes para el reingreso, como reunirse con el personal y los ancianos para obtener actualizaciones sobre cualquier cosa que necesite ponerse al día.

Principios

Desarrollar un año sabático requiere sabiduría. Al hacer tus planes, considera el consejo que otros pastores han compartido conmigo.
  1. No confíes en los años sabáticos para mantener el celo. Los pastores son las primeras ovejas. Si olvidamos esto, el agotamiento espiritual es inevitable. Siempre procura ministrar desde el desbordamiento de tu comunión con Jesús (Juan 15:1–11).
  2. Descansa, pero no te oxides. Puedes desconectarte de los ritmos regulares del ministerio de una manera que no termine siendo edificante. Disfrutar adecuadamente de películas, juegos, deportes y entretenimiento es posible, pero también lo es abusar de ellos. Recuerda: acabarás amando aquello que utilizas para descansar. Mantén el entretenimiento en su lugar apropiado, y siempre procura disfrutar a Jesús, quien promete un descanso duradero para tu alma cansada (Mt 11:28).
  3. Si es posible, deja la ciudad al menos una parte del año sabático. Puede que no llegues al sur de Francia como Spurgeon, pero un lugar donde el ministerio no esté constantemente acosándote será útil. Al mismo tiempo, no viajes demasiado, ya que eso en sí mismo puede ser agotador.
  4. Puedes visitar otras iglesias que predican el Evangelio en lugar de la tuya. Para algunos pastores, desconectarse puede ser difícil en su propia iglesia. Asistir a otras iglesias locales de ideas afines puede refrescar, alentar e inspirar ideas creativas para tu propia iglesia.
  5. Los sabáticos son tanto para la esposa del pastor como para el pastor. Ella también necesita un descanso. Miembro, encuentra formas creativas de bendecir a toda la familia del pastor. Pastor, considera la consejería personal y matrimonial. Incluso si las cosas van bien, tener un profesional que te ayude a procesar las presiones personales y pastorales puede ser vivificante.
  6. Retírate de todo para concentrarte en algunas cosas. Dedica un tiempo prolongado a la oración y a la Escritura. Tu gran objetivo es acercarte más a Jesús. Fíjate metas modestas para escribir, estudiar o planificar con ese fin. Pero ten cuidado de no comenzar proyectos que te estresarán más tarde. Regresar de un año sabático con proyectos a medio terminar te prepara para futuros problemas.
  7. Lee material que te dé vida. Aparte de la Escritura, desarrolla una lista de otros libros y artículos que esperas consumir. No midas el éxito por cuánto lees, sino por la profundidad de tu comunión con el Señor a través de lo que lees.
  8. No «hables de trabajo» con otros ancianos durante tu tiempo libre. Yo era famoso por tratar de hacer preguntas capciosas a mis ancianos para obtener información sobre lo que estaba sucediendo, pero ellos se mantenían alegremente herméticos para protegerme de cualquier noticia. Fue una amabilidad por la que sigo agradecido.

Conclusión

Los sabáticos no reemplazan los patrones regulares de descanso y refrigerio en Cristo, pero pueden servir al alma de un pastor para un ministerio largo y fiel. Si tú no ha pensado mucho en la necesidad de que un pastor descanse, tal vez quiera leer el artículo de Charles Spurgeon «The Minister’s Fainting Fits» [Los desmayos del ministro] y el libro de Christopher Ash, «Zeal Without Burnout» [Celo sin burnout].
Este artículo fue publicado originalmente en inglés y traducido con el permiso de 9Marks.