Estar ocupado es algo extraño. Tenemos una relación de amor y odio con esta situación, por lo que cuando no estamos alardeando sobre estar súper ocupados, estamos pidiendo disculpas por encontrarnos así; y cuando no estamos abrumados, queremos más. Odiamos lo que nos hace estar tan ocupados, cómo nos aleja de nuestros amigos y familiares y cómo tuerce nuestras prioridades. Por otro lado, nos encanta que nos valide, como si el hecho de estar ocupados provocará que alguien pruebe nuestra importancia.
Estar ocupado puede arruinar nuestro gozo, puede robarnos el corazón y puede cubrir lo podrido de nuestra alma.
El libro de Kevin DeYoung, Súper ocupados: un libro (misericordiosamente) pequeño sobre un problema (sumamente) grande intenta diagnosticar nuestra actividad excesiva y ayudarnos a encontrar una forma mejor, más satisfactoria y más sustentable para vivir la vida. Él comienza advirtiendo tres graves peligros que la actividad excesiva puede provocar: puede arruinar nuestro gozo, puede robarnos el corazón y puede cubrir lo podrido de nuestra alma.
El centro de este libro tiene siete cortos capítulos que ofrecen siete diagnósticos de nuestra actividad extrema. DeYoung nos muestra cómo el orgullo puede hacernos ocupados y mantenernos ocupados y cómo el orgullo puede manifestarse en complacer a la gente y en un deseo exorbitante por las posesiones. Él sugiere que muchas personas no ordenan apropiadamente sus prioridades y, por lo tanto, pasan sus vidas ocupados haciendo cosas que no deberían estar haciendo. Él muestra que muchos padres frenéticamente hacen que sus hijos corran de una actividad a otra, creyendo que, a menos que satisfagan cada demanda de sus hijos, los perderán. Él va a la Escritura para mostrar la importancia del descanso y del ritmo de vida, señalando que fuimos creados débiles, que debemos aceptar nuestra debilidad y, hecho eso, debemos hacer una prioridad apartar tiempos de descanso en nuestras vidas.
Yo aprecié en especial el penúltimo capítulo donde DeYoung señala que la vida no tiene el propósito de ser fácil. Tenemos muchas cosas que hacer y una cantidad de tiempo limitado para hacerlo. El pecado nos obstaculiza el camino y vemos sus efectos en cada lado, lo que significa que gran parte de la vida, y quizás incluso en la mayoría de la vida, estaremos más ocupados de lo que nos gustaría estar. Es una razón más para esperar el cielo. Mientras más esperamos o exigimos una vida de facilidades aquí y ahora, más difícil será nuestra actividad excesiva. Dicho de una manera simple, «la razón por la que estamos ocupados se debe a que hemos de estar preocupados».
Cuando el diagnóstico está completo, solo queda un capítulo más, y este es exactamente donde muchos lectores, sospecho, se verán desilusionados. Cuando le hablo a un autor sobre un nuevo libro, a menudo me gusta preguntarle, «¿este es un libro que has vivido?». En este caso, De Young da su respuesta en las páginas introductorias en donde admite que él podría ser la mejor persona para escribir este libro o la peor. «Algunos libros se escriben porque el autor sabe algo que las personas necesitan saber. Otros, porque el autor ha visto algo que las personas deberían ver. Yo estoy escribiendo este libro para descubrir cosas que no sé y para trabajar en un cambio que aún no he visto».
El tema de «únete a mí en el viaje» prevalece y termina siendo una fortaleza y una debilidad. A medida que DeYoung ve su propia vida, él hace un buen y útil trabajo al diagnosticar el corazón de la actividad excesiva puesta que él está viviendo en medio de ella, al igual que tú y yo. Él hace un claro llamado a ver la actividad excesiva como una decisión o una acumulación de decisiones y a verlo como una decisión está llena de importancia espiritual. En el último capítulo, él llama a los cristianos a mantener su relación con Cristo (a sentarse a los pies de Jesús) primordialmente por medio de tiempos de devoción personal. Él considera esto como la única disciplina de absoluta importancia en medio de una vida ocupada.
Y luego llega el fin del libro. Mientras que Súper ocupados es muy útil en cuanto a diagnósticos, es muy ligero en cuanto a la aplicación práctica, presuntamente porque él mismo aún no ha vivido lo suficiente tales aplicaciones como para hablar con autoridad. Ahora, creo que existen momentos en los que es bueno permitirle al lector hacer su propia aplicación, después de todo, muchos lectores, yo mismo entre ellos, tendemos a ser perezosos y queremos saltarnos todo el trabajo del corazón e irnos directo a la parte en la se nos dice cómo facilitar nuestras vidas. Aunque aquí mi temor es que es normalmente el autor (¡de todas las personas!) el que puede decir con autoridad, «esta teoría lleva a cambios significativos porque he visto esto en mi vida y en mi hogar». En este caso, DeYoung no dice ni puede decir eso. No recibimos ninguna declaración de que toda su investigación y escritos hayan cambiado su propia vida. Y si no ha ayudado al autor, ¿cómo podrá ayudarnos a nosotros? Al final, pareciera que él está tan ocupado como cuando comenzó, y esta es una conclusión más bien desalentadora.
De todos modos, Súper ocupados es un buen libro en sí mismo. DeYoung es un escritor talentoso y sus libros siempre son un deleite. En este, él pone en palabras lo que ya sabemos: que estamos más ocupados de lo que debemos estar y de lo que queremos estar. Él nos da herramientas para el diagnóstico de problemas del corazón específicos que nos han llevado hasta ahí. Y nos alienta para comenzar a hacer cambios necesarios con el fin de vivir una vida centrada en las mejores y mayores prioridades.