Ninguna madre podría negar que recibir un dibujo de sus hijos en el Día de la Mamá es un precioso obsequio. Hace poco recibí la primera pintura de mi hijo y sentí una tierna emoción al notar en su cara la expectación con que esperaba mi reacción. Ya espero el siguiente dibujo para disfrutarlo junto a él.
En este Día de la Mamá me gustaría mostrarte el mejor dibujo que podrías recibir; el dibujo que muestra tu glorioso destino final:
(9) Después de esto miré, y apareció una multitud tomada de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas; era tan grande que nadie podía contarla. Estaban de pie delante del trono y del Cordero, vestidos de túnicas blancas y con ramas de palma en la mano. (10) Gritaban a gran voz:
¡La salvación viene de nuestro Dios,
que está sentado en el trono,
y del Cordero!(11) Todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes. Se postraron rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios (12) diciendo:
¡Amén! La alabanza, la gloria,
la sabiduría, la acción de gracias,
la honra, el poder y la fortaleza
son de nuestro Dios por los siglos de los siglos.
¡Amén!(13) Entonces uno de los ancianos me preguntó: —Esos que están vestidos de blanco, ¿quiénes son, y de dónde vienen? (14) —Eso usted lo sabe, mi señor —respondí. Él me dijo: —Aquéllos son los que están saliendo de la gran tribulación; han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero. (15) Por eso, están delante del trono de Dios, y día y noche le sirven en su templo; y el que está sentado en el trono les dará refugio en su santuario. (16) Ya no sufrirán hambre ni sed. No los abatirá el sol ni ningún calor abrasador. (17) Porque el Cordero que está en el trono los pastoreará y los guiará a fuentes de agua viva; y Dios les enjugará toda lágrima de sus ojos. (Apocalipsis 7:9-17)
Es un dibujo asombroso, el dibujo que vislumbra de la manera más completa el esplendoroso futuro que nos espera. Sin embargo, si soy sincera, podría decirte que este no es el dibujo habitual que se viene a mi cabeza cuando pienso en mi futura vida. En medio de mi ajetreo diario como mamá, generalmente me veo soñando con lo que podría ser: si tan sólo tuviera más tiempo, si sólo mi hijo obedeciera más rápido, si tuviera un poco más de dinero, si pudiera descansar un poco más, si en mi casa tuviera esto o aquello, etc., etc., etc. Si eres sincera conmigo, podrías decirme que, al igual que yo, no hay un día en que no desees que las cosas sean diferentes.
Una maternidad con el dibujo equivocado
Cuando hacemos esto, trazamos en nuestra mente un dibujo de nuestras vidas, un dibujo que anhelamos y por el cual diariamente luchamos intentando hacerlo realidad. Si hoy día evaluaras tu maternidad, ¿qué dibujo soñado has trazado con ella? Ahora déjame preguntarte de otra manera: ¿Cuál es la esperanza que tienes y que te ayuda a vivir cada día como mamá? ¿Cuál es tu objetivo cómo mamá?
Es probable que muchos de los deseos, objetivos y esperanzas que se reflejan en tu dibujo sean anhelos muy buenos pero no acordes a tu destino final, al dibujo que el Creador de todas las cosas ya ha diseñado para darnos una verdadera y certera esperanza.
Es por esto que nuestro aparente dibujo perfecto con el cual soñamos nunca llega a hacerse realidad, y vivimos en desesperación, amargura, queja y autocompasión. ¿Por qué? Porque es el dibujo equivocado. Queremos que el “aquí y ahora” se vea como nuestro destino final cuando, en realidad, el “aquí y ahora” es una preparación para ese gran dibujo final que trascenderá todas nuestras luchas, sueños, deseos, sentimientos y necesidades pasajeras.
Una maternidad con el dibujo correcto
Cuando escuchamos el célebre canto de la multitud en Apocalipsis 7, ¿cuál es el motivo de su gran celebración? Ellos no celebran que Dios les dio hijos obedientes, amorosos y saludables, una familia perfecta y sin conflictos, estabilidad económica, la casa de sus sueños o grandes vacaciones: ellos contemplan su pasado en la tierra y celebran que Dios los ha transformado de manera completa. Celebran que gracias al Cordero han sido completamente restaurados, que ya no hay más tristeza, condenación, dolor ni relaciones rotas, que el calor abrasador del antiguo mundo caído ya no los abate, y que ahora están en perfecta comunión con su amoroso Dios y Pastor.
¿Te ves cantando y celebrando en medio de esa multitud? Si has confiado tu vida a Cristo, puedo decirte que allí estarás.
Si tu maternidad está llena de pesimismo, desesperanza, temor e insatisfacción, este precioso dibujo de tu destino final debiera impactar profundamente tu vida hoy. Dios está usando todas tus circunstancias para llevarte en su gracia a este precioso destino final. No importa qué estés enfrentando hoy como mamá: aun cuando no entiendas, puedes estar segura de que Dios cumplirá su promesa de transformarte a la imagen de Cristo, y usará todo —incluyendo todo lo que involucra tu maternidad— para llevarlo a cabo.
¿Cómo se verá tu maternidad HOY si la integras al dibujo correcto?
—Ya no vivirás centrada en ti ni en tus deseos momentáneos de mamá: tus ojos volverán a Aquel para el cual fuiste creada, Cristo, quien satisfará profundamente tu alma.
—Tendrás una visión esperanzadora y sin culpa de tu imagen como mamá, viviendo desafiada a una vida de constante cambio bajo la promesa de que un día serás completamente transformada a la imagen de Cristo.
—Ya no vivirás esclavizada a exigir de tus hijos y esposo el paraíso que no pueden ofrecerte hoy. Podrás descansar en que la perfecta y satisfactoria vida relacional la experimentarás en el hermoso dibujo final.
—Podrás echar fuera el temor y tu obsesión controladora al saber que tu vida como mamá no está fuera de control, sino que Dios está guiando tu maternidad —incluyendo todo lo difícil, sucio, aburrido y repetitivo de cada día— hacia tu glorioso destino final.
—Podrás confiar en la bondad de Dios ya que recordarás que sus amorosas promesas llegarán un día a su total cumplimiento.
—Buscarás oportunidades de ayudar a otras mamás y a sus hijos a vivir con la perspectiva de su glorioso destino final.
Oremos que en este día de celebración podamos unirnos a la mayor celebración de todas, y al canto en que millares de personas —¡millares de mamás!— adorarán y aclamarán a quien las incluyó en el más esplendoroso dibujo de todos, su glorioso y eterno destino final.