Cuando planeamos nuestra próxima serie de predicación exegética, rara vez pensamos en los libros más cortos: los profetas menores o «las epístolas postales» (también conocidas como 2 Juan, 3 Juan y Judas). Pero yo quiero desafiarte a que consideres un libro relativamente poco popular en el Nuevo Testamento. Aquí hay tres razones por las que deberías predicar Filemón.
1. Filemón modela el perdón cristiano
El tema principal de Filemón es el perdón. Mientras Pablo estaba prisionero en Roma, un consternado pastor colosense llamado Epafras lo visitó. Las iglesias del valle Lycos estaban siendo atacadas por quienes querían distorsionar el Evangelio y destronar al Señor Jesucristo. En respuesta a esa situación, Pablo escribió una carta magistral haciendo trizas la falsa religión y exaltando al Rey de reyes. Pablo envió una carta a Colosas por intermedio de dos hombres, Tíquico y Onésimo. Pero el problema era que Onésimo, ahora convertido, era un esclavo fugitivo de uno de los miembros de Colosas, Filemón, a quien Pablo conocía personalmente. Así fue como mientras escribía a las iglesias, Pablo, se sintió impulsado a escribirle a su amigo Filemón pidiéndole que perdonara a Onésimo. Con esta carta, Pablo tenía la intención de preparar el camino para la reconciliación por medio del perdón.
Luego del saludo usual, Pablo alaba a Filemón por su fidelidad al Señor. Queda claro que Filemón es un hombre piadoso pues Pablo destaca su «fe que tiene[…] hacia el Señor Jesús y [su amor] hacia todos los santos» (v. 5). El amor y el aprecio que Pablo le tiene a Filemón es evidente. Luego de recordarle la estrecha relación que ambos tienen, Pablo apela a Filemón en nombre de Onésimo «quien en otro tiempo te era inútil, pero ahora nos es útil a ti y a mí» (v. 11). Le suplica a su amigo contándole de la reciente conversión de Onésimo. Al mandarlo de vuelta a Filemón, Pablo le dice que le envía su «propio corazón» (v. 12). Le pide que reciba a Onésimo «ya no como esclavo, sino […] como un hermano amado» (v. 16). Pablo está tan resuelto a conseguir una reconciliación entre ambos que incluso le ofrece a Filemón cubrir cualquier pérdida que Onésimo le haya causado (v. 18), pero también le recuerda la deuda espiritual que tiene con él (v. 19). Confiado en que Filemón hará lo correcto y aceptará a Onésimo de vuelta (v. 21), Pablo concluye la carta con un cariñoso saludo a sus amigos mutuos (vv. 22-25).
Aunque la palabra «perdón» no aparece en la carta misma, los principios del perdón cristiano fluyen de cada versículo. A medida que vamos exponiendo y aplicando el libro de Filemón, se van trasluciendo los principios de recepción, reconciliación, restauración y restitución. Después de haber predicado solo tres sermones sobre este texto, el Espíritu dio abundante fruto en la vida de nuestra iglesia. Oí hablar de importantes conversaciones que tuvieron lugar, de gente examinándose a sí misma e incluso de relaciones quebradas ahora restablecidas. Esta pequeña carta que aparentemente no tiene mayor importancia, ¡produjo una cosecha de mucha bendición!
2. Filemón conecta la narrativa bíblica
Después de haber enseñado Colosenses por casi un año, había contemplado la idea de continuar inmediatamente con Filemón. En mi ingenuidad no había captado cuán relacionadas están estas dos cartas. Casi todos los comentarios disponibles contienen exposiciones de ambas cartas juntas, pero al trabajar con las dos en forma consecutiva rápidamente comencé a ver lo valiosas y complementarias que son.
Filemón provee el contexto necesario para entender el trasfondo de Colosenses. De hecho, es cuando vemos el nombre de Onésimo en Colosenses 4:9 que recordamos que él es una persona de carne y hueso con su propia historia. Su inclusión en la carta de Pablo es aún más trascendental cuando consideramos el tremendo costo personal que le significó a Onésimo el solo aparecer en Colosas.
¡Qué importante es enseñar estos textos poco llamativos! Aunque la Biblia es fundamentalmente la historia de la salvación del pueblo de Dios para su gloria, esta historia consta de muchas piezas pequeñas. Al igual que un rompecabezas de 10 000 piezas, debemos tratar de armar el cuadro completo, línea por línea, doctrina por doctrina.
3. Filemón sirve de experiencia para los expositores más nuevos
Todo expositor nuevo sueña con predicar Romanos por una década entera, pero la experiencia demuestra que las series largas no son para los débiles de carácter. Toma tiempo trabajar un solo libro semana tras semana, mes tras mes, año tras año. Sin embargo, predicar libros más cortos logra varios fines.
En primer lugar, un predicador puede perfeccionar sus habilidades abordando un libro corto. Dereck Thomas me hace reír y llorar cada vez que lo escucho contar la historia de cómo él comenzó su ministerio de predicación con su nueva congregación, ¡enseñando Jeremías! Aunque el resultado de predicar una larga serie expositiva del profeta llorón puede haber traído mucho bien, sin dudas es un milagro que el joven Thomas haya sobrevivido para seguir predicando. Para el resto de nosotros que no somos tan talentosos como el Dr. Thomas, comenzar exponiendo libros más cortos nos ayuda a desarrollar habilidades exegéticas y a adquirir confianza para luego abordar un libro más largo.
En segundo lugar, cuando predicamos libros cortos, una congregación crea el gusto por la predicación expositiva. Para aquellos que no están acostumbrados a las predicaciones expositivas versículo por versículo, esto les puede resultar demasiado largo. Pero si les demuestras el beneficio y la belleza de la predicación expositiva en una serie corta, la iglesia sin dudas estará preparada para esa serie maratónica de Romanos con la que tanto sueñas.
CONCLUSIÓN
De acuerdo con la tradición, el plan de Pablo fue un éxito. Filemón aceptó a Onésimo como un hermano e incluso ¡Onésimo llegó a ser un pastor con un ministerio muy largo! En su carta, Pablo demuestra tacto y precisión para infundir perdón y restauración. Si bien no podemos reducir el procedimiento de Pablo a una serie de «pasos», es ciertamente sabio apelar a aquellos creyentes que están en desacuerdo con humildad y amor. Al fin y al cabo, podemos amar y perdonar a otros porque el Señor Jesús nos ha amado y perdonado a nosotros primero (Ef 4:32). Este es el corazón y el alma del Evangelio representado en el libro de Filemón.