La última vez que visité mi ciudad natal, recibí una clase de historia de parte de una vieja amiga de la familia durante la cena. Ella nos contó cómo dos iglesias en nuestra ciudad se habían multiplicado en seis en los últimos cincuenta años. Podría sonar como una estrategia de plantación de iglesia bastante impresionante para una ciudad de 2000 personas, al menos hasta que llegas a descubrir que todo ese «crecimiento» fue producto de varias divisiones de la iglesia. Las divisiones eran el resultado de enemistades amargas entre familias, un obstinado rechazo a perdonar y peleas que estallaban más allá de las paredes de la iglesia.
Mientras escuchaba a esta sabia y piadosa mujer repetir una triste historia, estaba claro que el dolor de esas experiencias era profundo. Ella no estaba enojada ni amargada, sino que perpleja por cómo personas que afirman llevar el nombre de Cristo pueden ser tan crueles entre ellas.
Si pudiera volver en el tiempo para preguntarle a los líderes de la iglesia y a otros involucrados en estas divisiones de iglesia, «¿naciste de nuevo?», supongo que responderían, «¡por supuesto!». Sin embargo, ¿es esta la manera en que personas que «nacieron de nuevo» se tratan entre sí?
¿No dijo Jesús acaso que la manera en que el mundo sabría que somos sus discípulos sería al ver cómo nos amamos los unos a otros (Jn 13:34-35)? Entonces, ¿qué significa nacer de nuevo? ¿Qué diferencia marca en un cristiano? ¿En la iglesia?
En su libro de 208 páginas, ¡Más vivo que nunca!, John Piper se propone responder esas preguntas como un cuidadoso teólogo y un experimentado pastor. En muchos aspectos, el libro es uno que recomendaría a cualquiera que asegura seguir a Cristo. Sin embargo, lo que me gustaría hacer aquí es pensar específicamente en cómo este puede ser un libro útil para pastores y líderes de la iglesia.
Por qué los líderes de la iglesia deben leer este libro
Podría no ser capaz de volver al pasado para conversar con esos líderes de la iglesia de mi ciudad natal, pero si pudiera, les enviaría la siguiente carta con una copia de ¡Más vivo que nunca!:
Querido líder de iglesia:
Lamento escuchar sobre los desafíos que estás enfrentando en este momento. Cuidar de la iglesia de Dios no es algo para cobardes, pero, sin duda, ¡es un maravilloso privilegio! Envío un libro junto a esta carta que espero te tomes el tiempo de leer cuidadosamente a la luz de las dificultades que tu iglesia está enfrentando.
Si eres como yo cuando enfrento un problema, es fácil centrarse primero en las circunstancias en lugar de en la teología. Notarás que el libro que te envío no es una guía práctica de «cómo hacer algo», sino más bien un libro que se centra en la idea teológica de nacer de nuevo. ¿Por qué este libro podría ser un recurso útil para ti y para tu iglesia en este momento?
Explica lo que es el nuevo nacimiento y por qué es necesario
Piper explica: «La mayoría de las personas no sabe lo que anda mal en ellos. Una manera de ayudarlos a hacer un diagnóstico verdadero y terrible es mostrándoles la clase de remedio que Dios ha proporcionado, es decir, el nuevo nacimiento» (20). Jesús no dijo que necesitábamos un poco de orden moral. Él dijo: «[…] El que no nace de nuevo no puede ver el Reino de Dios» [énfasis del autor]. Él entrega un remedio radical para un problema radical.
Enseñarle a nuestras iglesias la verdad bíblica del nuevo nacimiento nos motiva a dejar ir las diferencias insignificantes porque vemos el problema real con más claridad. También nos humilla porque se nos recuerda que, lejos de la misericordia de Dios, su ira permanecerá sobre nosotros (Jn 3:36). Oro para que al considerar estas verdades tú y tu congregación sean llevados a la humildad, al perdón y a la unidad.
Ayuda a clarificar qué es un cristiano
Jesús no es fanático de la hipocresía. Es por eso que Él llamó a los líderes religiosos «serpientes» y «generación de víboras» cuando le mentían a Dios con su hipocresía. ¿Qué caracteriza a un verdadero cristiano en oposición a un hipócrita? En los capítulos 10 al 13, Piper mira la primera epístola de Juan para mostrar que un cristiano ama a otros, obedece a Dios y cree la verdad de Jesús. No haremos ninguna de estas cosas perfectamente a este lado del cielo, pero todas ellas son características necesarias de alguien que ha nacido de nuevo. Un cristiano ama a Jesús más que a su pecado. Cuando un cristiano es confrontado por un pecado, él o ella no se aferra a él tercamente, sino que se arrepiente.
Una comprensión bíblica del nuevo nacimiento exige que primero nos examinemos a nosotros mismos como líderes, luego animemos a nuestra congregación a hacer lo mismo. Piper sigue el ejemplo de la Biblia al llamar a aquellos que llevan el nombre de Cristo a seguirlo fielmente o a dejar de fingir y manchar su nombre.
Eso puede parecer duro y poco amoroso, pero es todo lo contrario. Si vemos a un amigo en peligro, les advertimos porque los amamos. «Mejor es la reprensión franca que el amor encubierto» (Pr 27:5).
Modela cómo liderar con amor y verdad
El nuevo nacimiento puede ser inquietante. Nos confronta con nuestra nefasta condición y nuestra incapacidad de arreglar las cosas por nosotros mismos. Sin embargo, si lees el libro (espero que lo hagas) serás guiado por un sabio pastor que da un buen ejemplo para que lo sigamos. Él escribe: «No quiero causar una perturbación innecesaria en las almas sensibles. Ni tampoco quiero dar una falsa esperanza a aquellos que han confundido la moralidad o la religión con la vida espiritual» (29).
Deja que te guíe con su ejemplo de advertencia y ánimo. Pero también, sigue su ejemplo de dependencia de Dios. Cuando vemos la verdad sobre el nuevo nacimiento, eso moldea la manera en que predicamos, oramos, aconsejamos y lideramos a otros porque nos damos cuenta de que dependemos de Él para hacer la obra.
Oro para que Dios use la verdad del nuevo nacimiento para darle a tu congregación la humildad, el amor y la unidad que trae honor a su nombre. Oro para que Él dé nuevo nacimiento a cualquiera en tu congregación que aún está muerto en pecado. Y oro para que a medida que leas este libro, seas animado, fortalecido y asombrado por el Dios que da nueva vida y hace crecer iglesias en unidad y amor.
Tu amigo,
Zach