En Eclesiastés, el Predicador señaló en su conclusión que «[…] el hacer muchos libros es algo interminable[…]» (Ec 12:12, NVI). Aunque esto es cierto en relación a los libros en general, es especialmente notable que «el Predicador» haya dicho esto, puesto que los libros sobre predicación definitivamente no escasean.
Desde libros sobre exégesis, hermenéutica y homilética a libros sobre estilo, preparación y presentación, cada año trae consigo una planilla de nuevos libros sobre la tarea de la predicación. Junto con los clásicos dignos de una lectura reiterada, podría ser extremadamente difícil sostener todo el nuevo material publicado sobre el arte y el acto de la exposición.
Entonces, ¿por qué recomendaría otro libro de un poco más de 600 páginas sobre predicación como uno que vale la pena tu tiempo?
Estas son tres razones.
Una definición exhaustiva de la predicación experiencial
En primer lugar, aunque muchos libros ofrecen definiciones útiles y concisas de la predicación, La predicación reformada entrega una evaluación robusta del centro de la predicación bíblica: alcanzar el corazón de las personas con la Palabra de Dios por medio del corazón del predicador. Indudablemente, Beeke establece su objetivo directamente en el vertiginoso e indiferente intelectualismo que, con bastante frecuencia, puede vivir en muchos púlpitos reformados. Recalca que el predicador solo puede considerar «bien hecha» su tarea cuando la Palabra de Dios se ha enraizado experiencialmente en su corazón y, por medio de su corazón, ha capturado los corazones de sus oyentes.
Este énfasis merece una amplia audiencia en los círculos reformados. Como una hermana de mi iglesia fielmente me recuerda: «los únicos sermones que quiero escuchar de mis pastores son aquellos que han atravesado sus propios corazones primero». Hermano pastor, la predicación fiel es un trabajo del alma. No es un ejercicio académico desapegado. Requiere un corazón como el de Esdras: «porque Esdras había dedicado su corazón a estudiar la ley del Señor, y a practicarla, y a enseñar sus estatutos y ordenanzas en Israel» (Esd 7:10, [énfasis del autor]). Enseñamos después de haber estudiado el corazón y de haberlo aplicado a nuestras propias vidas.
Un bosquejo biográfico de predicadores experienciales
En segundo lugar, lo que hace único este libro no es solo la manera en que define la tarea de la predicación, sino que también incluye una dosis saludable de teología y biografía histórica. Como los predicadores saben, se sirve mejor a las personas con un equilibrio entre explicación e ilustración. ¡Este libro tiene ilustraciones en abundancia! De hecho, el corazón de la sección central del libro es una serie de bosquejos biográficos de predicadores de la Reforma y posteriores a la Reforma que encarnan el «corazón» de la predicación experiencial. Beeke explora la predicación de Zwinglio, Calvino, Beza, Sibbes, Goodwin, Bunyan, Edwards, Ryle, Lloyd-Jones, entre otros. Estas no son biografías secas, sino que están centradas en el análisis de cómo la predicación experiencial caracterizó sus vidas y ministerios.
Bíblicamente, la biografía tiene el propósito de protegernos (1Co 10:6), instruirnos (Ro 15:4) e inspirarnos (Heb 12:1). Como predicadores necesitamos las biografías con el fin de revitalizarnos para la tarea y Beeke ha servido bien nuestras almas y ministerios con estas ilustraciones. Un capítulo (o parte de uno) fácilmente podría leerse la tarde de un sábado o domingo antes de predicar para servir tu alma, calmar tu mente y encender tu corazón por la predicación.
Una guía práctica para la predicación experiencial
En tercer y último lugar, como cualquier buen predicador, Beeke concluye con una amplia cantidad de aplicaciones. Después de explicar e ilustrar su tema, él nos da herramientas para implementar esta visión de predicación experiencial. El último tercio del libro se enfoca en temas como el equilibrio en nuestra predicación, cómo hacer aplicaciones a nuestros corazones y cómo predicar varias doctrinas de manera eficaz a los corazones de los demás.
Hermano pastor, este libro será una excelente adición a tu biblioteca. No te intimides por su tamaño. Este libro debe leerse lentamente y digerirse en el tiempo. Leer la primera sección cada año será una «afinación» ideal. Leer las ilustraciones cada semana te inspirará a superarte aún más. Seguir las directrices aumentará la eficacia tanto de tu preparación como de la entrega del sermón.
Aunque el Predicador de Eclesiastés nos advirtió que «[…] el mucho leer causa fatiga» (Ec 12:12, NVI), creo que una lectura cuidadosa de este libro hará lo opuesto.