Felipe Chamy está casado con Berni y tienen 5 hijos. Es pastor y profesor del Centro de Estudios Pastorales de la Iglesia Anglicana en Santiago de Chile. Posee una Maestría en Nuevo Testamento del Trinity Evangelical Divinity School. Actualmente está ejerciendo un doctorado en Nuevo Testamento en Wheaton College. Le encantan los libros y pasar tiempo viendo películas con su familia.
RESEÑA: CAMINANDO CON DIOS A TRAVÉS DE EL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO
Caminando con Dios a través de el dolor y el sufrimiento. Timothy Keller. Poiema Publicaciones, 384 páginas.
Reseña: El catecismo de la nueva ciudad - Devocional
El Catecismo de la Nueva Ciudad, Devocional: la verdad de Dios para nuestras mentes y nuestros corazones. Poiema Publicaciones, 256 páginas.
RESEÑA: LA GRAN IDEA DE DIOS
Actualmente estamos viendo un resurgimiento de libros para niños que buscan poner la cruz en el centro. Todos quieren recordar el Evangelio con una idea o tema central. En primera instancia, La gran idea de Dios, no es la excepción. Trillia Newbell presenta la historia de la salvación de una forma clara y sencilla que tanto niños como adultos van a disfrutar. Sin embargo, La gran idea de Dios va un poco más allá y muestra una implicancia del Evangelio que otros no han hecho: Cómo el mensaje de Cristo nos anima a amarnos unos a otros a pesar de nuestras diferencias.
Me encanta ver y recordar que el Evangelio hace más que solo convertirnos. La cruz afecta toda nuestra vida, incluso cómo nos relacionamos con los demás. En los últimos años, mi país, Chile, ha cambiado mucho, es normal ahora ver y conocer personas con diferentes acentos y color de piel. Trillia es afroamericana y sin duda ha sido personalmente bendecida por la aceptación de Dios en Cristo, y a juzgar por sus otras publicaciones, tanto su identidad y sus temores han sido transformados por el Evangelio. Este libro es sin duda una puerta abierta a conversaciones más profundas con nuestros hijos acerca de cómo los que «nos gusta andar en bicicleta, cómo los de piel más oscura y los de piel más clara, personas con el pelo crespo y personas con el pelo liso, necesitamos de Jesús para que nos enseñe a amarnos unos a otros». Por último, un aspecto precioso de La gran idea de Dios es la visión gloriosa del fin. «Jesús va a volver y hará que su mundo sea perfecto otra vez». No importa el idioma o color de piel, todos los que disfrutamos del perdón de Dios viviremos juntos para disfrutar amarnos unos a otros. Esa realidad futura se impregna en nuestro día a día, tanto en la iglesia como en el mundo. Además, cabe destacar que las ilustraciones representan muy bien esta gran idea de Dios. Catalina Echeverri ya se ha establecido como una excelente ilustradora en muchos de los libros para niños que mencioné al principio. Por supuesto, este libro no contesta todas las preguntas ni resuelve todas las implicancias, pero tu familia disfrutará de La gran idea de Dios una y otra vez al leerlo y disfrutarlo con tus propios y variados hijos.La gran idea de Dios. Trillia Newbell. Poiema Publicaciones, 32 páginas.
RESEÑA: EL MAYOR REFUGIO
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Familias que florecen en tiempos de dificultad
Tres convicciones
- La Palabra de Dios es poderosa. No por nada el Salmo 119 es el más extenso y primordial acerca de la Palabra de Dios. Aquí el salmista ora, «vivifícame conforme a tu palabra» (v. 25) y «fortaléceme conforme a tu palabra» (v. 28). La Palabra de Dios vivifica. Fíjate también en 1 Tesalonicenses 2:13: «Por esto también nosotros sin cesar damos gracias a Dios de que cuando recibieron la palabra de Dios que oyeron de nosotros, la aceptaron no como la palabra de hombres, sino como lo que realmente es, la palabra de Dios, la cual también hace su obra en ustedes los que creen». Pablo es claro en decir que la Palabra de Dios obra en los que creen porque viene en poder y en el Espíritu Santo (1Tes 1:5). Estos son solo un par de ejemplos. Sea lo que sea, no dejes de fertilizar a tu familia con la palabra de Dios porque esta tiene el poder para levantar, fortalecer, y obrar en ella y en ti.
- La Palabra de Dios es acerca de Jesús. No debemos perder de vista que el centro y el propósito de la Escritura es revelar a Jesús. Jesús mismo, en un encuentro con los fariseos nos recuerda exactamente eso: «Ustedes examinan las Escrituras porque piensan tener en ellas la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio de mí! Pero ustedes no quieren venir a mí para que tengan esa vida» (Jn 5:39-40). Como un amigo una vez me mostró, cuando venimos a la Palabra de Dios venimos a encontrarnos con una Persona. Es la persona de Jesús la que nos da vida. No vamos a florecer a menos que reconozcamos el Evangelio en cada pasaje de la Escritura.
- La Palabra de Dios se medita en oración. Los Salmos son oración por excelencia. Una y otra vez los Salmos muestran expresiones de dependencia, lamento, alabanza, y acción de gracias a Dios. Después del Salmo 1-2, la primera expresión del Salmo 3 es «Oh Señor» (v. 1). En una relación muy personal, David llama al Señor: «Dios mío, Dios mío» (Sal 22:1). Estas meditaciones y deleites en la instrucción del Señor están impregnadas de oración. De nuevo, Jesús nos enseña a orar diciendo «Padre nuestro» (Mt 6:9). Además, en términos de crecimiento, Pablo una y otra vez ora por sabiduría, conocimiento, revelación, «que nuestro amor abunde más y más en conocimiento verdadero» para escoger lo mejor, ser puros, y andar como es digno del Señor (Fil 1:9; cf. Ef 1:18-19; Col 1:9-10). Si es Dios quien nos hace crecer y florecer por medio de su Espíritu en su Palabra, entonces debemos depender de Él en oración, y deleitarnos en Él cuando nos deleitemos en su Palabra.
Tres sugerencias
- Alimenta con gracia. No hay nada que arruine más el crecimiento espiritual que el legalismo y la sobre exigencia. Recuerda que el Salmo dice «bendecido el que se deleita en la instrucción del Señor» (vv. 1-2). Debemos buscar maneras de disfrutar y meditar. Más aún, tú necesitas florecer tanto como aquellos a quienes amas. Tú necesitas el Evangelio. Aunque mi memoria falla, como bien decía John Newton, es el Evangelio el que «me recuerda cada día que soy un gran pecador, y que Cristo es un gran Salvador». Al despedirse de los ancianos de Éfeso, Pablo declaró: «en ninguna manera estimo mi vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio solemnemente del evangelio de la gracia de Dios» (Hch 20:24) y los encomendó «a Dios y a la palabra de su gracia, que es poderosa para edificarlos». Pablo estaba tan convencido de que el Evangelio y la gracia son poderosos para fortalecer nuestra fe, que estaba dispuesto a dar su vida. Día tras día, no solo lean las Escrituras, sino que mediten en ella, buscando contemplar el rostro de Jesús en cada pasaje. Entonces, ahí encontrarás deleite.
- Alimenta con rutinas. Bienaventurado es el que medita en la instrucción del Señor «de día y de noche». Una vez que descubras y decidas las maneras en las que vas a meditar en la instrucción del Señor, hazlo siempre, continua y frecuentemente. Nota que no importa tanto la hora como el momento. No se trata de poner una alarma y dejar de hacer todo o interrumpir lo que tu familia está haciendo para obligarlos a sentarse a leer. Para eso debes conocer muy bien a tu esposa e hijos. ¿Cuál es el mejor momento? ¿De mañana o de noche? ¿Antes, durante, o después de la comida? La verdad es que no hay fórmulas o modelos específicos. Alguna vez escuché que saber qué tipo de cosas despiertan tus afectos por Jesús pueden ayudarte mucho. Tal vez es música cristiana, tal vez son las madrugadas, o el anochecer. Para mi es un buen café y un lugar tranquilo y solitario, en un sillón y luz natural. También, sin un papel y un lápiz estoy condenado a desconcentrarme. ¿Qué cosas te ayudan a deleitarte en la Palabra de Dios? ¿Qué cosas le ayudarían a tu familia?
- Alimenta con ejemplos. Hace poco les regalamos unos libros devocionales a nuestros hijos. La primera pregunta que me hicieron fue: «papá, ¿tú tienes un libro como este?». Fue un gusto mostrarles mi diario de oración junto a mi Biblia. Nada muy elaborado, solo un cuaderno y un lápiz para hacer pequeñas anotaciones acerca de lo que he meditado y para hacer una lista de oración. Esto se hace más importante cuando los hijos son adolescentes. Sobre todo cuando estés cansado y no tengas ganas, cuando haya otras preocupaciones y distracciones, ahí es cuando es más importante marcar el paso.
Carta abierta en gratitud al Dr. J.I. Packer
Conociendo a Dios
Mis agradecimientos tienen una sencilla progresión: quiero darle gracias por fundamentos y convicciones que sostienen nuestra fe, luego por principios y consejos que sostienen nuestro caminar, y por último, verdades que animan nuestra esperanza. En primer lugar, por un importante fundamento: gracias por enseñarnos que no es suficiente conocer cosas acerca de Dios; debemos tomar ese conocimiento acerca de Dios y llevarlo a un conocimiento de Dios. ¿Cómo? «Consiste en que transformemos todo lo que aprendamos acerca de Dios en tema de meditación delante de Dios, seguido de oración y alabanza a Dios»[2]. Así parte el que sería uno de los libros que más ha fortalecido mis convicciones como creyente. El conocimiento del Dios Santo, fue uno de los primeros (si no el primero) de los libros cristianos que leí y no dudaría ni un segundo en recomendarlo, incluso a nuevos creyentes. La idea de que debemos tomar las grandes verdades de Dios y transformarlas en oportunidades para adorar a Dios es algo que fomenta mis estudios y nutre mi comunión con Dios. Más aún, esto es lo primero que viene a mi mente cuando mis propios estudiantes corren el riesgo de, como algunos dicen, «secarse» en las muchas palabras. Los animo a que, de cuando en cuando, tomen nota de lo que están leyendo y se pregunten de qué manera esto nos enseña quién es Dios y cómo debemos adorarle. Además, me atrevo a decir, que esta es una convicción que no han descubierto aquellos críticos de los estudios «meramente» teológicos; no han disfrutado lo suficiente del estudio acerca de Dios como para llevarlos al conocimiento de Dios y a una comunión con Él. Sin duda, tienen comunión con un dios, pero corren el peligro de servir a un dios insuficiente e incapaz y por ende producir una alabanza insuficiente. A menos que todos nos volvamos serios en conocer acerca de Dios (i.e. teología), no podremos responder apropiadamente en alabanza, adoración, y comunión con el Dios verdadero. Otros principios o fundamentos que rescato de su libro son cosas como que Dios no es un Dios caprichoso y su ira es una expresión justa de su santidad; que la sabiduría de Dios está íntimamente ligada a su poder y por lo tanto sus propósitos nunca se frustran; ¡y más!El legado puritano
En segundo lugar, pasando de los fundamentos y convicciones a los principios para un caminar diario, hay dos cosas que quisiera agradecer y recalcar. Primero, lo valioso que es el pasado para fortalecer nuestro presente. Sobre todo, es valioso apreciar la madurez y la santidad de los grandes puritanos cuya altura brilla como un faro para mostrarnos, entre otras cosas, como vivir piadosamente[3]. Gracias por abrir nuestros ojos a la imperante necesidad de imitar la piedad de los puritanos en nuestra adoración, vida familiar y ministerio, especialmente en un mundo acelerado y sumamente superficial. La iglesia fácilmente nubla su vista con novedades y distracciones de manera que perdemos de vista aspectos preciosos de la religión del corazón. De los puritanos aprendemos que toda teología es espiritual, que «si nuestra teología no despierta nuestra conciencia y ablanda el corazón, entonces los endurece [...] si no promueve humildad, entonces envanece»[4]. De los puritanos como Owen y Baxter heredamos la convicción de que nuestro pecado sigue presente y que por lo tanto somos llamados a mortificarlo disciplinadamente (cf. Col 3:1–5); o que debemos tener una visión integral del ministerio cristiano y la obra de Dios que ellos llamaban reforma o renuevo. Segundo, es valioso recordar el anhelo de los puritanos, principalmente en las enseñanzas de Jonathan Edwards como «puritano nacido fuera de tiempo»[5], por ver un avivamiento en nuestras congregaciones y ciudades. En un contexto en el que el concepto de avivamiento es continuamente cuestionado, fue muy importante para mí la reivindicación de la visión puritana de la «religión experiencial en contra del moralismo frío»[6]. Pero más que eso, si bien reconocemos con Edwards y los puritanos la soberanía de Dios y las marcas bíblicas de un verdadero avivamiento, debemos reconocer también que «cuando Dios quiere hacer algo extraordinario por su iglesia, es su voluntad que esto sea precedido por las oraciones extraordinarias de su pueblo (cf. Ez 36:37)»[7]. Por lo tanto, «Dios nos llama, y la sabiduría nos dirige, a buscar y orar por un mayor avivamiento de nuestra religión, por la gracia de Dios y para la gloria de Dios»[8]. En fin, los grandes puritanos del pasado nos animan a vivir piadosamente y a orar constantemente por vidas reavivadas, apasionadas por Jesús y su Palabra. Sin dejar de lado una nota de advertencia: «aún cuando los grandes cristianos de ayer no deben ser idolatrados, sí deben ser recordados, y su legado debe verse con aprecio; Dios les dio fortaleza y sabiduría para enriquecer no solo a su propia generación sino también a la venidera»[9].Verdadera esperanza
Por ultimo, quisiera agradecerle por las verdades que animan a nuestra esperanza. Una de las más ricas conversaciones con uno de mis tantos buenos mentores fue acerca de la vejez y la muerte. Paralelamente, me encontraba leyendo Weakness is the Way [La debilidad es el camino]. Gracias por mostrarnos que el cristianismo ofrece algo que la cultura secular no tiene: esperanza. El mundo busca esperanza en su propia astucia y talentos, los cuales no pueden asegurar la salvación o dar verdadera esperanza. En cambio, los creyentes trazamos nuestro camino y encontramos poder en verdadera debilidad (cf. 2Co 12). «El gran y emocionante futuro de los fieles discípulos de Cristo que Pablo tanto anhelaba, sin duda sostuvo su fuerza apostólica a través de las experiencias más adversas»[10]. Aun sin haber entendido o experimentado lo que significa dejar este mundo, nuestra esperanza está en saber que en algún momento en el proceso de transición de este mundo al venidero «Cristo mismo vendrá a nuestro encuentro, de manera que su rostro será lo primero que reconoceremos en la nueva creación»[11]. Esto es solo un puñado de verdades y convicciones que han empujado mi vida para conocer más a Dios y me han sostenido en el difícil caminar con Cristo. Tanto más podría rescatarse de tantos otros escritos. Espero que estos y otros principios nos animen a permanecer fieles a Dios y a su autoridad en la Escritura, y al mismo tiempo a seguir clamando por verdadero avivamiento o renovación en nuestra adoración. Finalmente, gracias por recordarnos que Cristo ilumina nuestro camino, por mas débil y difícil que este sea, y nos ayuda a perseverar en la esperanza segura a la que Dios nos ha llamado en Cristo (cf. 1P 1:3–9). Gracias Dr. Packer por ser otro puritano nacido fuera de tiempo, e indirectamente sembrar en nosotros el deseo de servir a Cristo como otros reformadores y puritanos también lo hicieron. Ahora que sí ha experimentado y entiende lo que significa dejar este mundo, nos alegramos en que un día disfrutaremos juntos la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo (cf. 2Co 13:14). ¡Feliz cumpleaños!Atte. Felipe A. Chamy Wheaton, IL 22 de julio, 2020
[1] J. I. Packer, Life in the Spirit: A 30-Day Devotional (Wheaton: Crossway, 1996), Preface. Traducción propia.
[2] J. I. Packer, El conocimiento del Dios santo (Miami, Florida: Editorial Vida, 2006), 28.
[3] J. I. Packer, A Quest for Godliness: The Puritan Vision of the Christian Life (Wheaton: Crossway, 1990), 11–12.
[4] Packer, A Quest for Godliness, 15. Traducción propia
[5] J. I. Packer, “Jonathan Edwards and the Theology of Revival,” in Puritan Papers: 1960-1962 (Phillipsburg, NJ: P & R Publishing, 2001). Traducción propia
[6] Packer, “Jonathan Edwards and the Theology of Revival”. Traducción propia
[7] Jonathan Edwards, “Works,” 1:426. Traducción propia
[8] J. I. Packer, “The Glory of God and the Reviving of Religion: A Study in the Mind of Jonathan Edwards,” in A God-Entranced Vision of All Things (Wheaton: Crossway, 2004), 108. Traducción propia
[9] Packer, “The Glory of God,” 81. Traducción propia
[10] J. I. Packer, Weakness Is the Way: Life with Christ Our Strength (Wheaton: Crossway, 2013), 93. Traducción propia
[11] Packer, Weakness, 116. Traduccion propia