Durante todo este mes, compartiremos contigo una serie de devocionales llamada Treintaiún días de pureza. Treintaiún días de reflexión sobre la pureza sexual y de oración en esta área. Cada día, compartiremos un pequeño pasaje de la Escritura, una reflexión sobre ella y una breve oración. Este es el día veintiocho:
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas (2 Corintios 5:17).
Dios nos dice que la victoria sobre el pecado es segura (incluso aquellos pecados a los que nos hemos aferrado por tanto tiempo). Esto puede ser difícil de creer cuando miramos al pasado y vemos solo fracaso tras fracaso. Puede ser difícil de creer cuando el poder del pecado es tan fuerte y cuando ceder al pecado promete tal satisfacción. Sin embargo, debemos creer que en Cristo somos nuevas criaturas (lo viejo ha pasado y lo nuevo ha llegado). En Cristo nos estamos convirtiendo en lo que somos, aferrándonos cada vez más a lo que somos en él. Donde una vez nos deleitamos haciendo el mal, podemos tener confianza de que un día nos deleitaremos en evitar el mal. Donde una vez odiamos hacer lo que es correcto, podemos tener confianza de que un día nos deleitaremos en hacer lo que es bueno.
Realmente podemos esperar y creer que ese cambio radical sucederá. Sin embargo, podría tomar mucho tiempo y podría haber muchas luchas entre los dos extremos. Rara vez sucede de un día para otro. En ese periodo en el que batallas con esfuerzo contra el pecado, en el que estás desarrollando nuevos patrones para hacer lo que es correcto en vez de hacer lo que Dios prohíbe, asegúrate de celebrar las pequeñas victorias. Cada una de ellas es una evidencia de la gracia de Dios en tu vida. Cuando decidas hacer lo correcto en vez de lo pecaminoso, da gracias a Dios. Cuando hayas pasado más tiempo de lo que jamás habías pasado antes sin sucumbir a la tentación, celebra con un amigo y da gracias al Señor. Celebra su gracia adorando su nombre.
Padre, te doy gracias porque en Cristo soy una nueva creación. Creo en lo que dices: lo viejo ha pasado y las cosas han sido hechas nuevas. Déjame ser quien soy en Cristo. Déjame aferrarme a todo lo que Cristo ofrece. Te doy gracias por darme gracia (gracia para ver mi pecado, gracia para odiar mi pecado y gracia para superar mi pecado). Todo esto es una evidencia de tu obra en mi vida y te agradezco por eso. Ayúdame a celebrar día a día lo que estás haciendo en mí y por medio de mí.