Hace un par de años, mi esposa se topó con una publicación de una mamá que les había estado leyendo la Biblia a sus hijos, un capítulo por día. No era una Biblia para niños; era la Biblia. Ella comenzó cuando eran pequeños y, finalmente, poco a poco leyó los 66 libros. Me inspiró.
Esa misma semana, senté a mis hijas de tres y cuatro años y abrí Génesis 1. La Biblia tiene 1 189 capítulos (929 en el Antiguo Testamento y 260 en el Nuevo). Si leemos un capítulo al día, nos tomará un poco más de tres años completarla. Mientras escribo este artículo, vamos en el capítulo 12 de 1 Reyes. Ha sido una de las disciplinas espirituales más sorpresivamente fructíferas que hemos ejercitado como familia.
Digo «sorpresivamente» porque leer la Biblia, en especial el Antiguo Testamento, puede ser abrumador incluso para los adultos, mucho más para los niños (especialmente para quienes no tienen la edad suficiente para ir a la escuela). Muchos de nosotros comenzamos firmemente en esas conocidas historias de Génesis solo para llegar a la construcción del tabernáculo en Éxodo 25 o con las listas de censos en Números. Por esta razón, puede parecer poco realista y demasiado ambicioso llevar a nuestros pequeños a esos textos difíciles y aparentemente irrelevantes. ¿Qué podría aprender un niño de cuatro años de las dimensiones del altar del incienso?
¡Más de lo que pensamos!
La Biblia es un regalo de Dios para tus hijos que Él entrega por medio de ti. Toda la Biblia: el registro de la creación y las; el arca de Noé y el arca del pacto; Juan 3:16 y Nahúm 3:16. Dios inspiró toda la Escritura y su propósito es que cada palabra nos beneficie (2Ti 3:16). Por lo tanto, hay una razón para que compartamos con nuestros pequeños el consejo completo de la Palabra de Dios. Cuando leemos la Biblia entera con nuestros hijos, multiplicamos un regalo precioso: las señales.
El regalo de las señales
Los pactos; el maná en el desierto; el agua que brotó de la roca; el tabernáculo; el Día de la Expiación; los sacrificios; el chivo expiatorio. Todos son señales. Todas apuntan a Jesús. Todas se pasan fácilmente por alto si solo les entregamos a nuestros hijos las partes más fáciles de entender y las más «emocionantes» de la Biblia.
Por ejemplo, anoche durante la cena, leímos sobre el pecado, el declive y la muerte de Salomón en 1 Reyes 11. Mi hija, que ahora tiene siete años, dijo que parecía que todos los reyes de Israel terminaban mal (un momento oportuno como padre para cosechar frutos). Discutimos cuán triste podría haber sido para Israel no poder encontrar un rey verdaderamente bueno para que los gobernara. Esto pavimentó un claro camino hacia Jesús: el Rey prometido y definitivo de Dios, quien haría el bien a su pueblo y siempre honraría a Dios. Y, a diferencia de estos hombres, su gobierno nunca tendría fin.
Mis hijas se entusiasmaron con esta noticia, y con razón. De pronto, brilló para ellas un lado nuevo del diamante del Evangelio, a partir de un capítulo en las profundidades del Antiguo Testamento que a menudo no se lee y se pasa por alto.
Cuatro maneras de involucrar a los niños
Quizás puedes ver por qué toda la Biblia es importante para los niños, pero aún te intimida cómo leerla con ellos. ¿Cómo podemos captar la atención de nuestros pequeños oyentes con las complejas leyes levíticas de purificación y las genealogías aparentemente interminables?
Anímate. No tienes que ser un erudito bíblico ni leer antiguos idiomas semitas para llevar a tu hijo a la Escritura. Solo tienes que estar entusiasmado con que ellos vean la belleza, la gloria y la maravilla de Dios en cada página. Eso y un poco de creatividad de tu parte ayudarán a que la Palabra de Dios cobre vida incluso para los lectores más jóvenes.
A continuación, te dejo un puñado de ideas sobre cómo mantener a tus hijos a flote mientras nadan en las profundas aguas de la Biblia.
1. Conviértelos en miembros del reparto
En caso de que no te hayas dado cuenta, Abraham tuvo muchos hijos; muchos hijos tuvo Abraham. Rápidamente, a medida que nuestra familia avanzaba en el libro de Génesis, se hizo evidente que iba a ser un problema seguirle la pista a todos los personajes. Cuando llegamos a Jacob y sus doce hijos, supe que tenía que ser creativo para ayudarles a entender quién era quién.
Una de las niñas hizo el papel de Lea y la otra de Raquel, y agarraron un peluche por cada hijo nacido de Jacob. Cada vez que le ponían el nombre a un nuevo hijo, la «mamá» de ese hijo tenía que correr por el pasillo, agarrar un peluche y agregarlo al montón. Finalmente, teníamos una montaña de unicornios, muñecas de felpa y gatos de Hello Kitty amontonados frente a nuestro sofá. Un recuerdo útil y vívido (y suave) de los patriarcas de Génesis.
A medida que leas las narrativas bíblicas, deja que tu living se convierta en un teatro para que tus hijos actúen la Palabra de Dios (incluso las partes que parecen menos teatrales).
2. Una imagen vale más que mil palabras
Una vez que llegamos a los pasajes sobre la construcción del templo en Éxodo, sabía que perdería la atención de mis hijas a menos que hiciera algo para mostrarles cómo se veía el templo. Así que, cada vez que se mencionaba un nuevo artículo de la vestimenta sacerdotal o una nueva pieza para el tabernáculo, simplemente los buscaba en Google y les mostraba una interpretación artística de cómo se veía el objeto.
Estaban fascinadas. Se maravillaron juntas por cuán brillante debió haber sido el arca del pacto hecha completamente de oro. Hicieron preguntas sobre los ángeles construidos sobre el propiciatorio. Se asombraron con las interesantes decoraciones de las vestimentas de los sacerdotes. El pasaje de pronto tuvo profundidad, color y textura.
Buscar imágenes, ya sea en línea o en tu Biblia de estudio (o dibujarlas tú mismo), realmente puede ayudar a despertar y a alimentar la imaginación de tus hijos mientras lees.
3. Haz de las genealogías un juego de números
Uno de los libros que me ponía particularmente nervioso era Números. El solo título del libro es suficiente para ahuyentar a la mayoría de los adultos. ¿Cómo iba a mantener la atención de preescolares? Entonces, se me vino a la mente esto: a esta edad, mis hijas lidian con los «números» todos los días. ¿Y si convirtiéramos este libro en el juego de cálculo más santo del mundo?
Les di a ambas niñas su propio vaso. Aparte, llenamos un jarro con cuentas. Les di la instrucción de que sacaran una cuenta del jarro y la depositaran en su propio vaso cada vez que leía el nombre de una persona. Capítulo tras capítulo sus vasos se llenaron más y más. Al final del libro, contamos las cuentas que habían sacado. Estábamos fácilmente en los cien y, después de todas las genealogías, no habían perdido el foco.
Lo que habría sido una lista increíblemente aburrida de ancestros se convirtió en una actividad atractiva. Escuchaban y escuchaban el siguiente nombre.
4. Haz que dibujen la historia
Las historias son grandes oportunidades para que los niños usen su imaginación. A mis hijas les gusta dibujar, por lo que cada vez que estamos en un libro que se basa en gran parte en una historia, les doy una hoja de papel y un lápiz. Les encargo que simplemente dibujen lo que escuchan.
A mitad de 1 Reyes, las hojas de mis hijas ya están llenas de interpretaciones preescolares de un anciano rey David (agrégale una barba blanca y un bastón), de su hijo Adonías (imagina una cara enojada por su deseo de usurpar el trono de Salomón), de Joab, de Betsabé, de Abisag y más. Esa hoja se convierte en nuestra guía de referencia a medida que continuamos leyendo, para que puedan recordar a las personas y sus historias.
Permite que tu hijo ilustre su propia Biblia. Te ayudará a hacer conexiones para ellos mientras lees, y a crear más oportunidades para relacionar el Evangelio con las cosas que ven y están dibujando.
Suficientemente jóvenes para entender
A medida que pensamos en estas cosas, siempre recordemos: solo Jesús es el Salvador de nuestros hijos. La salvación le pertenece al Señor, no a nuestros métodos y disciplinas. No obstante, eso no descarta el increíble valor de establecer fiel y regularmente la verdad de Cristo ante nuestros pequeños con la esperanza de que Dios usará nuestros esfuerzos para acercarlos a Él. El Libro es cómo ellos verán a Jesús.
El apóstol Pablo dice: «¿Cómo, pues, invocarán a Aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en Aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? […] Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo» (Ro 10:14, 17).
Considera esto como una invitación a sorprenderse con el poder de la Palabra de Dios en la vida de tus hijos y con la capacidad que ellos tienen de aprender más de lo que esperas. Después de todo, los que son como ellos comprenden El Reino de Dios.
Jimmy Needham © 2018 Desiring God. Publicado originalmente en esta dirección. Usado con permiso.


Jimmy Needham
Jimmy Needham es cantante y compositor. Sirve como miembro del equipo de la iglesia Stonegate en Midlothian, Texas. Él y su esposa tienen dos hijas y un hijo. Para más información jimmyneedham.com.